El Real Madrid inexplicable tiene explicación: quince razones para quince Champions

El Real Madrid inexplicable tiene explicación: quince razones para quince Champions

Cuando quienes han padecido al Madrid en Europa, como Pep Guardiola o Thomas Tuchel, intentan explicar qué ha sucedido, suelen contestar: «That's Real Madrid». Es el Madrid. Lo inexplicable, en su opinión y la de muchos otros, tiene explicación. Vamos a intentarlo en 15 razones que explican 15 Champions.

1. La visión de Bernabéu

El presidente que llegó al Madrid en plena posguerra, en 1943, tomó decisiones destinadas a hacer de un club golpeado du

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Florentino, con siete Champions, avanza a Bernabéu: similitudes y diferencias de los pilares del Madrid universal

Florentino, con siete Champions, avanza a Bernabéu: similitudes y diferencias de los pilares del Madrid universal

Florentino Pérez conquista su particular 'Séptima', palabra que tiene un significado refundacional para el Madrid, pues fue la séptima Copa de Europa, ya conocida como Champions, la que abrió, en 1998, la era moderna del campeonísimo europeo, consolidada posteriormente por el crecimiento deportivo, económico y patrimonial liderado por su presidente. Hasta la 'Séptima', el legado del Madrid era el legado de Santiago Bernabéu y Alfredo Di Stéfano, presidente y jugador que cambiaron la historia del equipo de Chamartín y también la historia del fútbol. Con la levantada en Wembley, Florentino supera en un título a Bernabéu, un personaje con el que tiene similitudes, en especial por la visión universalista del Madrid y el propio fútbol, pero también diferencias, sobre todo en su condición personal y profesional. Bernabéu atrajo al Madrid a los mejores futbolistas del momento, pero jamás permitió que cuestionaran el principio de autoridad del club. Florentino siguió esa senda en su segunda etapa, después de huir de los galácticos a los que había consentido. Con ellos sumó una Champions, la 'Novena', la del gol de Zidane. Cuando regresó y actuó con Raúl, Casillas, Cristiano o Sergio Ramos como Bernabéu había hecho con el propio Di Stéfano, ganó otras seis.

Euforia en Cibeles por la victoria del Real Madrid: "He venido a España para ver la final de la Champions"

Bernabéu fue presidente entre 1947 y 1978, 35 años en los que rescató a un club muy golpeado durante la Guerra Civil y lo llevó a la cima mundial, al ser uno de los precursores de la creación de la Copa de Europa, cuya primera edición de disputó en 1956. Florentino ha lanzado el desafío de la Superliga, aunque enfrentado al 'establishment' del fútbol. Bernabéu lo impuso desde dentro, con la mediación del periódico 'L'Equipe'. La oposición, de hecho, estaba en su propia casa, ya que el Régimen franquista era contrario a la creación de la competición, al entender que era una forma de tender puentes con las democracias que habían condenado a la dictadura española. Cuando Bernabéu y Raimundo Saporta viajaron a París para poner en marcha el proyecto, no llamaron al Pardo para comunicarlo hasta que estuvieron en el aeropuerto de Barajas.

Para saber más

LA RELACIÓN CON EL RÉGIMEN

Bernabéu, pese a haber combatido en el bando nacional, no era franquista, sino monárquico, partidario de Don Juan, el padre del Rey Emérito. Una visita a la familia real en el exilio, en Lausana, levantó suspicacias en la época. Saporta, el diplomático al lado del «líder moral», como recuerda a Bernabéu Vicente del Bosque, consiguió que las relaciones del Madrid fueran más allá de las cotas que imponía el Régimen, como demostró con un encuentro en Caracas con Josep Tarradellas, al que presentó en una cena a la plantilla como el ex presidente de la Generalitat en el exilio. Los favores del franquismo al Madrid forman parte del relato de sus adversarios, particularmente el Barcelona, más que de la realidad.

Una prueba de ello es la negativa a la petición del presidente del Madrid de recalificar los terrenos del Bernabéu para construir un nuevo estadio, beneficio que sí obtuvieron el Barcelona y el Atlético, entre otros, con los antiguos estadios de Les Corts o el Metropolitano.

EL CRECIMIENTO PATRIMONIAL

El crecimiento patrimonial del Madrid es otra de las similitudes entre Bernabéu y Florentino. Nada más llegar a la presidencia, el primero fue consciente de que era necesario construir un nuevo estadio y abandonar el viejo campo de Chamartín, convencido de que el fútbol sería el nuevo fenómeno de masas de nuestro tiempo. En 1947 era ya una realidad. La llegada de Di Stéfano, en la temporada 1953/54 y la creación de la Copa de Europa, un año más tarde, dieron la razón a su instinto. Las Copas de Europa llegaron sin interrupción, al ganar las cinco primeras ediciones, tiempo en el que Bernabéu seguía una de las máximas de Florentino en su primera etapa: «Hay que cebar la bomba». Tras Di Stéfano, llegaron Kopa, Santamaría y Puskas, de forma sucesiva, del mismo modo que Florentino incorporaría a Figo, Zidane, Ronaldo o Beckham. Los galácticos, sin embargo, sólo ganaron una Champions. Florentino no era, entonces, el hombre de mano dura que sería después.

LAS CIUDADES DEPORTIVAS

Con las cinco primeras Copas de Europa en las vitrinas, Bernabéu decidió poner en marcha otros proyecto: la construcción de la Ciudad Deportiva. Pensaba el presidente en la formación de futbolistas pero también en el valor que esos terrenos, entonces al norte de Madrid, tendrían en el futuro. Acertó. Levantada en 1960, dos años después el Régimen prohibía el fichaje de extranjeros, hecho que suponía un torpedo al modelo universalista de Bernabéu, pero el Madrid ya había empezado a producir jugadores en la 'Fábrica'. La sexta Copa de Europa, en 1966, es uno de sus frutos, ya que el once que ganó al Partizán estaba formado únicamente por españoles. Era el Madrid 'yé-yé', con un puñado de futbolistas formados en su cantera, como Serena, Grosso, De Felipe o Velázquez.

La venta de esos terrenos fue clave en la reconstrucción que inició Florentino a su llegada, en 2000, al tiempo que ponía en marcha una nueva en Valdebebas, una de las mejores instalaciones de Europa. De alguna forma, conseguía en democracia lo que a Bernabéu le negaron bajo la dictadura en el caso del estadio. La condición de prohombre de la economía, como presidente de ACS, una de las constructoras más grandes del mundo, le permitía una valiosa influencia. Es difícil que a su antecesor, Lorenzo Sanz, le hubieran concedido la recalificación.

El Bernabéu festeja la decimoquinta

Florentino también manejó la idea de trasladar el estadio a Valdebebas en su etapa iniciática, pero finalmente ha acabado por llevar al futuro el recinto que construyó el presidente que le da nombre, y el futuro es mucho más que fútbol para tormento de los vecinos.

En la condición profesional y personal radica una de las grandes diferencias entre Bernabéu, que siempre vivió en la austeridad, y Florentino, entre los más ricos de España, aunque no haga ostentación de ello. También en el pasado como futbolista del primero. El presidencialismo tiene muchos estilos, más o menos próximo a la afición, pero la realidad es que el socio del Madrid se siente a gusto con la fórmula, sobre todo si la Champions es su consecuencia.

El Real Madrid más puro extiende su imperio en Wembley: 15 Champions para querer como se quiere a los 15 años

El Real Madrid más puro extiende su imperio en Wembley: 15 Champions para querer como se quiere a los 15 años

Quince años tiene mi amor, cantaba el Dúo Dinámico en 1960, año en el que el Madrid ganaba su quinta Copa de Europa, la última levantada por Alfredo di Stéfano, el jugador fundacional de esta pasión eterna. Quince Champions tiene mi amor, podrían cantar los aficionados que se dejan sentir desde Trafalgar a Cibeles, plazas que evocan a imperios del pasado tomadas, hoy, por el imperio de las emociones. Esos hinchas se preguntan por qué quieren al Madrid de esta manera irracional, como irracional fue su forma de sobreponerse en Wembley a las ocasiones de un Borussia Dortmund mejor durante una hora en un frenético final, en el clímax más deseado. No hay respuesta para ello, porque es como querer a los 15 años, como querer después de 15 Champions. Es puro Madrid. [0-2: Narración y estadísticas]

Para saber más

Para saber más

La relación que tiene el Madrid con esta competición es como la que se tiene con un amor juvenil al que jamás se ha dejado de querer, y en el que cada encuentro despierta las sensaciones que dan sentido a una vida. Es imperfecto, como lo fue su juego en Wembley, pero merece la pena, vaya si lo merece. Todo lo demás importa, claro, la Liga, la Copa o las mil Supercopas que se alargan como los culebrones, pero nada despierta la misma erótica, lo hace sentirse poderoso e invoca la grandeza.

Se apreciaba en la mirada de sus jugadores cuando saltaron a calentar en Wembley, no sólo en la de los más veteranos, también en la de Bellingham, como si hubiera interiorizado una condición distinta. Cuando eso sucede en un equipo o en un ejército, el adversario o el enemigo saben que están ante algo diferente. Lo sabía el Dortmund, emergente y optimista, hiriente en el ataque, con las ocasiones de su parte en el primer tiempo, pero no lo suficiente cuando se viene encima un muro emocional en el que los pequeños se hacen gigantes, como Carvajal, con su pierna de hierro y su barba de templario. El salto del primer gol fue el salto del renacer que los demás no comprenden, pero temen. Edin Terzic había visto a los suyos tan cerca del gol que empezaba a mirar al césped porque los veía ya tan lejos del título.

Los tuvo en sus botas inicialmente el equipo alemán, porque conocía mejor su plan de partido: no dejar correr al Madrid y correr todo lo posible en las transiciones. El conjunto de Ancelotti no podía sentirse sorprendido. Le ha ocurrido muchas veces. Mitad suficiencia, mitad sorpresa, apareció en el césped como si ya hubiera ganado la 15 y únicamente esperara el pasar del tiempo para levantar la 'Orejona'. Mal asunto. La superioridad existe, pero su vida es de un minuto, el tiempo que tardas en perderla.

Estático, sin velocidad de balón, el Madrid buscó a Vinicius en el espacio y poco más, un Vinicius motivado, pero empeñado en habitar en el desfiladero del riesgo. Una entrada al portero Kobel le costó la primera amarilla, y las palabras de más una mirada del colegiado Vincic que pudo acabar en catástrofe. Los buenos árbitros cuentan hasta diez. A Vini le iría bien hacerlo. Se lo debieron repetir en el vestuario, porque regresó determinado, arabesco y goleador, finalmente. Está en el camino que desea, ahora que llega Mbappé, después de otro gol en una final de Champions. Es un camino de oro.

Courtois, ante Adeyemi, en una de las primeras oportunidades de la final.

Courtois, ante Adeyemi, en una de las primeras oportunidades de la final.INA FASSBENDERAFP

La presión alta era tan tibia y las pérdidas de balón tan constantes por parte de los de Ancelotti que los alemanes decidieron dar un paso adelante que no habían imaginado tan fácil. El mando y las anticipaciones del veterano Hummels habían sido suficiente al principio frente a los intentos del brasileño. El otro, Rodrygo, no existía. Tampoco Bellingham, al trote.

Adeyemi, un diablo por la izquierda, aprovechó uno de los pocos errores de Carvajal para buscar un uno a uno que le hizo dudar, y eso permitió corregir al defensa a tiempo. Füllkrug recibió en el área y giró sobre sí mismo para enviar la pelota al palo bajo la mirada batida de Courtois. El belga tuvo que poner poco después sus mejores manos ante Adeyemi y Sabitzer. En el Madrid se miraban y se preguntaban qué pasaba. De esa forma se fueron al vestuario, con un único consuelo: estaban vivos. La respuesta era sencilla: alguien había preparado muy bien la final.

Carvajal celebra su gol al Borussia Dortmund.

Carvajal celebra su gol al Borussia Dortmund.Kiko HuescaEFE

Las correcciones del descanso devolvieron el equilibrio al juego y contrariaron al Dortmund, al adelantar Ancelotti la posición de Bellingham, en un 4-3-3. Kroos provocó con una falta la primera parada de su portero y el ímpetu de Carvajal puso algo que el Madrid necesitaba, pero de nuevo fue el Dortmund quien más cerca estuvo del gol gracias a Füllkrug. Courtois seguía de guardia.

Era necesario aumentar la intensidad, aunque pocos parecían capaces, con algunos superados por la altura de la temporada, caso del propio Bellingham, pese a que estuvo cerca del gol. Vinicius buscó la profundidad y dejó una maniobra de tapete de billar sobre la línea, pero fue Carvajal quien atacó el balón parado con decisión, al elevarse y anticiparse a las torres del Dortmund. El centro había sido de Kroos. Mucho mejor que cualquier carta de despedida. Salió del campo entre aplausos para ceder su lugar a Modric. Han sido la pareja de baile, el Fred Astaire y Ginger Rogers de un Madrid de época.

Carvajal remata ante Füllkrug, en la acción del gol del Madrid.

Carvajal remata ante Füllkrug, en la acción del gol del Madrid.INA FASSBENDERAFP

El Dortmund no fue ya capaz de sobreponerse al estallido que desató el gol de Carvajal, una implosión de los blancos, con llegadas del defensa, poseído, Camavinga y, finalmente, Vinicius hasta el gol. Era el 'momento Madrid', el momento de la 15, el momento de jugar como cuando se tienen 15 años, pero con toda una vida por detrás y toda una larga vida por delante. La 16 espera.

El Real Madrid se cita con la inmortalidad en el templo de Wembley

El Real Madrid se cita con la inmortalidad en el templo de Wembley

Se marcha Kroos, como antes lo hicieron Cristiano, Raúl, Casillas, Sergio Ramos, Benzema o tiempo atrás Di Stéfano, aunque ninguno con la paz interior del alemán, y ahí continúan otros, sonrientes mientras juguetean con la pelota en mitad de un templo, como niños bajo el retablo antes de misa, porque convierten cada final en un domingo cualquiera. Han conseguido dominar a la liturgia en lugar de sentirse apocados por su trascendencia. No hay voluntad de Dios, sino únicamente su propia voluntad, porque estamos ante esta religión sin Dios que es el fútbol. Ni el responso imaginario ni la música de la Champions les atenaza, ya que son la Champions en carne y hueso. También en espíritu. La carne es mortal; el espíritu, jamás.

La final de Wembley es la número 18 del Madrid, de las que ha ganado 14, a la espera del desenlace ante el Borussia Dortmund. Lo ha hecho de forma heterodoxa, en épocas diferentes y con modelos distintos, aunque pasara 32 años en blanco. Existe, sin embargo, un paralelismo en la concentración de las seis primeras, levantadas en el margen de 11 años, entre 1955 y 1966, y las cinco del último decenio, que pueden convertirse también en seis en Londres. Los presidencialistas Santiago Bernabéu y Florentino Pérez son los ideólogos de ambos periodos de éxito, pero mientras la primera época tuvo un liderazgo unívoco en el campo en la figura de Di Stéfano, la segunda ha sobrevivido a la marcha de los grandes jugadores para colocar al Madrid por encima de los nombres, como predicaba el argentino.

ANTES DE MBAPPÉ

Son los futbolistas los que se impregnan de su relato, no al revés, un intangible que los hace gigantes. Mbappé llegará en su busca. A su desplante, hace dos años, respondió el Madrid con el título en su ciudad, París. Tras su último fracaso, puede añadir el de Londres. El francés lo tiene todo, fama y dinero, a sus 25 años. Todo menos el Grial sin el que se sentirá incompleto. Por eso llegará a un Madrid sin Kroos, pero renovado y proyectado hacia el futuro, que volverá a citarse en una final.

Desde todos los ángulos, el equipo de Carlo Ancelotti parte como favorito, sea la historia; el recorrido en esta Champions, invicto; el balance goleador en el torneo (26 para los blancos por 17 de los alemanes); la jerarquía de sus jugadores o la experiencia de su técnico 'Mr. Champions' del banquillo, con cuatro títulos.

LA RECONSTRUCCIÓN DEL DORTMUND

El Dortmund es un equipo bien estructurado, motivado y liberado de presión, que ha sabido, asimismo, reconstruirse pese a las últimas salidas de Haaland y Bellingham. Ahora es más coral y ofrece un periodo de reinserción a Jadon Sancho. Hummels es el eslabón con el gran Dortmund de Klopp, puro pop, que mereció ganar la Champions, en 2015, y perdió ante el Bayern. El título que conquistaron en 1997 con una versión de menos brillo llevó a un defensa, Sammer, al Balón de Oro.

Desde el reconocimiento al trabajo de Edin Terzic, la realidad es que los peores adversarios del Madrid son la estadística y los que anidan dentro de sí mismo. A la estadística que habla de ocho Champions consecutivas, desde la 'Séptima', es mejor no mirarla, porque alienta, pero la ley de la probabilidad dice que cuánto más ganas, más amenazante es la llegada de la derrota.

Pese a encontrarnos ante el Madrid más estable y equilibrado tácticamente de los últimos tiempos, el equipo de Ancelotti ha ofrecido algunos tramos de desconexión también en esta Champions, como en los octavos contra el Leipzig, o ha tardado en activarse. En una final y frente a un equipo que saca mucho partido a esos lapsus, como hizo en en la vuelta ante el Atlético o en París, podría deparar dificultades inesperadas. Ancelotti necesita a un equipo sólido y dominador para no jugar el partido que quiera el Dortmund, pero también paciente, porque nadie disputa los desenlaces como el Madrid. Kroos para lo primero; Vinicius para lo segundo.

VINICIUS Y COURTOIS

Goleador en París, hace dos años, Vinicius está en su momento más decisivo, como ha demostrado en esta Champions, en especial frente al Bayern. Es el jugador al que invoca una final, además de sentirse invocado en el camino del Balón de Oro y frente a la llegada de Mbappé. No se llega donde quiere llegar sin ego. Ancelotti lo sabe y lo acepta, y el Madrid también, pero sin olvidar el peso de los 'antidivos' en el camino hacia Wembley, desde Lunin a Nacho o Joselu.

El ucraniano, afectado por una oportuna gripe, cedió ante la ley de la gravedad que es capaz de invertir Courtois. Una vez bajo los palos, no hay clemencia posible. Hace dos años, fue un héroe en París ante las baterías del Liverpool. Entonces dijo el belga que estaba en el lado bueno de la historia, después de haber sufrido al Madrid en Lisboa. No hay lados buenos y malos para quienes se entregan. Es el lado inmortal de la victoria el que ocupa el Madrid, porque gane o pierda en Wembley, volverá.

Wembley: la final de los 10 minutos que conviene al Real Madrid

Wembley: la final de los 10 minutos que conviene al Real Madrid

De las finales de Champions que ha disputado el Madrid contemporáneo, a la que más podría parecerse la de Wembley es a la que jugó frente al Bayer Leverkusen, en 2002. Un rival alemán de clase media, inferior desde cualquier ángulo a los blancos, que desde 1988 han ganado dos veces a la Juventus, dos al Liverpool, dos al Atlético, una al Valencia y otra al citado Leverkusen: ocho de las 14. Sin embargo, la Novena, resuelta con la volea de Zidane en el minuto 45, fue la que supuso un mayor padecimiento para el Madrid, junto con la disputada en París, con un desenlace heroico para Casillas. La radiografía de los finalistas en el trayecto hacia Wembley no augura, inicialmente, algo similar, ya que de todas las superioridades que pueden apreciarse en el Madrid frente a su rival, ninguna es tan evidente como su producción goleadora en los 10 últimos minutos de los partidos o su alargue. Las estadísticas de este curso dicen que en ese tramo es imbatible, y no precisamente por su portero. Si es capaz de llegar sin sorpresas, nadie como el equipo de Carlo Ancelotti juega mejor la final de los 10 minutos.

Entre el gol que marcó Vinicius al Bayern Múnich en el minuto 83, en la ida de las semifinales, y el de Bellingham al Unión Berlín, en el minuto 93, en el primer encuentro de la fase de grupos, el Madrid ha conseguido cinco más (ver gráfico). Es decir, siete a partir del minuto 80 de los 26 marcados en total en la competición, un 26,9%. El porcentaje de su producción goleadora ya es mayor en el segundo tiempo (61,5%), aunque con una gran concentración en esa franja final. En el mismo segmento, el Dortmund sólo ha marcado dos tantos, el que anotó en el Metropolitano por medio de Haller (minuto 81), en cuartos, y el logrado frente al PSV Eindhoven, en la ida de los cuartos, a cargo de Reus (minuto 94). Un 11,7% de su bagaje goleador en esta Champions.

Al contrario, los alemanes han conseguido dos tantos en los primeros 10 minutos por ninguno de los blancos, que lograron el primero por parte de Rodrygo frente al Nápoles en el Bernabéu, a los 11 minutos. Sugiere el dato que el Dortmund parte más activado en los partidos frente a un Madrid que ha tenido arranques perezosos, algo de lo que los propios protagonistas han hecho autocrítica repetidamente. Los anticuerpos que son necesarios para evitarlo es de suponer que son más fáciles de activar en una finalísima.

UN RIVAL MEJOR EN EL ECUADOR

Los goles alemanes se reparten prácticamente a partes iguales entre los dos tiempos, tan sólo uno más tras el descanso. Sorprende que, pese a la diferencia en la producción (17 frente a 26), el Dortmund ha marcado más en el ecuador de los encuentros, entre los minutos 30 y 50 (cinco frente a dos). Las dos salidas al terreno de juego y el final del primer periodo son, según el recorrido anterior de los equipos, fases en las que el Madrid ha de estar especialmente vigilante.

Con muchos menos goles, en el equipo de Edin Terzic, en cambio, han marcado más futbolistas que en el de Ancelotti (12 por 10). Vinicius, Rodrygo y Joselu han anotado cinco cada uno, por cuatro de Bellingham. Ningún jugador del rival en Wembley ha conseguido tantos. Füllkrug suma tres por dos de Brandt, Reus y Adeyemi. Se trata de un equipo muy coral tanto en lo defensivo como en lo ofensivo, donde el despliegue de Adeyemi, Jadon Sancho y Brandt multiplica las opciones. El balón parado le da, asimismo, buenos frutos, como demostró Hummels en París. Füllkrug es un 'delantero-tanque' poderoso físicamente.

"NUESTRA AUTOESTIMA CRECIÓ"

El Madrid ha marcado en todos los partidos mientras que el Dortmund no lo hizo en los dos primeros, ante PSG y Milan. Curiosamente, no pudo ganar a los de Luis Enrique en ninguno de los dos encuentros de la fase de grupos, pero les derrotó en ambos en semifinales. Ello dice mucho de un equipo que ha crecido en los momentos de presión, como era la vuelta de cuartos después de perder en el Metropolitano. «A partir de la tercera jornada, cuando jugamos contra el Newcastle y ganamos, notamos cómo empezábamos a creer que podíamos conseguir algo. Nuestra autoestima comenzó a crecer», dice Terzic. La realidad es ya no dejó de hacerlo. La final es su premio. «Si jugáramos 10 veces contra el Madrid, sería difícil ganar en el balance general, pero a 90 minutos o 120 más los penaltis, podemos vencer a cualquiera».

El Dortmund será el cuarto rival alemán del Madrid en esta Champions, que la empezó ante el Unión Berlín, con una victoria pírrica en el Bernabéu, y en el mismo lugar tuvo su momento crítico del torneo ante el Leipzig. Padecer ante el Bayern estaba en el guion. Las finales tienen el suyo propio. Mejor para el Madrid sise decide en los 10 últimos minutos.

Kroos se despide en un empate ante el Betis y convierte el Bernabéu en un 'te quiero'

Kroos se despide en un empate ante el Betis y convierte el Bernabéu en un ‘te quiero’

Los pasillos han dejado de ser lo que eran en un fútbol que ha perdido la cortesía. Como la política. Hace falta tener una condición inmaculada para convocarlos. Toni Kroos la posee, y es la razón por la que no le hicieron el pasillo únicamente sus compañeros. También sus rivales. Los jugadores del Betis se unieron a los del Madrid, como si lo hiciera todo el fútbol español. Ese pasillo conduce a la gloria, a la eternidad, con parada en el templo de Wembley. Las lágrimas de sus hijos son lágrimas del orgullo. Dios te salve, Kroos. [Narración y estadísticas, 0-0]

El respetable acudió en masa a despedir a una leyenda, como podía leerse en el tifo desplegado en la grada. Muchas son las que lo han hecho en este mismo estadio entre reproches, porque el fútbol español, tan cainita como el país, suele perder las formas cuando dice adiós. Le pasó a Di Stéfano, nada menos. Este adiós es distinto, porque lo ha dicho Kroos. El alemán se ha anticipado a nuestras miserias para dejar un Bernabéu convertido en un te quiero.

Le queda un acto de blanco, un acto supremo. La conquista de la Champions, ante el Borussia Dortmund dentro de una semana, igualaría a Kroos con Gento. También a Modric, aunque en el caso del alemán uno de los trofeos lo levantó como jugador del Bayern. Sería su título número 23 en 10 años pletóricos en el Madrid.

Kroos partió en el once ante el Betis no sólo por la despedida, sino porque Ancelotti decidió alinear al equipo que debería partir en Wembley. Con Courtois, con Nacho junto a Rüdiger y con Camavinga en el lugar del lesionado Tchouaméni. Era la hoja de ruta del italiano y la cumplió.

Nada se jugaba el Madrid, campeón hace semanas, y nada se jugaba el Betis, en el que Pellegrini optó por dar oportunidades a jugadores menos habituales. Johnny es uno de los que está llamado a tener un papel en el futuro de los verdiblancos. Su primer gol lo pudo marcar en el Bernabéu, pero el VAR lo invalidó porque Marc Roca partió en fuera de juego al intentar rematar en primera instancia. Courtois despejó por ello forzado y mal, y Johnny ganó la segunda jugada. En caso de subir al marcador, habría quedado esa pequeña manchita del belga, una vez decidido que sea el portero en la finalísima, en lugar de Lunin. Se resarció con dos paradas soberbias a tiros de Ayoze y Miranda. Ello no le librará de estar bajo la lupa en Wembley. Lo mismo le pasaría a Lunin y a quien ha de tomar la decisión, dadas las circunstancias.

El Madrid se ha tomado con mucha profesionalidad los partidos que siguieron a proclamarse campeón, especialmente por tratarse de una oportunidad para futbolistas que quieren competir internamente, como Brahim, Joselu o Güler. La cercanía de Wembley, sin embargo, ha atemperado el ímpetu, dado el temor a las lesiones, hecho que se acentúa si quienes juegan son los elegidos para el gran día. Era de esperar, pues, un partido abierto y algo hipotenso. Únicamente a Nacho se le fue demasiado un pie en una disputa, lo que le costó una inesperada amarilla. No es la primera vez que le ocurre. El Madrid lo necesita en su mejor versión, dado que Militao está muy lejos de la suya, como quedó de manifiesto frente al Villarreal.

La voluntad bética

El Betis lo quiso aprovechar en el inicio con un Bellerín profundo en el espacio del interior y un Ayoze siempre activado, pero a los verdiblancos les faltó la precisión en el remate. El Madrid lo tiene aunque vaya en tercera, con un Vinicius preciso, Rodrygo y hasta Bellingham, aunque haya llegado al tramo final del curso en reserva. Ante todos respondió Vietes, portero de mano dura, y se fajó Sokratis, un viejo rockero de las defensas.

El Madrid pasó de la búsqueda del gol a la búsqueda de la liturgia, con cambios medidos de Ancelotti en busca de los homenajes. Kepa tuvo sus minutos para despedirse y quién sabe si Nacho, al que el técnico también retiró del campo antes del final. Todos esperaban que el siguiente fuera Kroos, pero Ancelotti esperó. Quiso el técnico que compartiera los últimos minutos con Modric, eje clave de una era en el Madrid. Esa hoja de ruta también fue perfecta, un final medido por todos, el primero por Kroos, derrotado al final por las emociones, por las lágrimas de sus hijos, por este te quiero que se lleva a la eternidad.

Después de Xavi, Laporta será el siguiente

Después de Xavi, Laporta será el siguiente

Xavi Hernández no había podido estabilizar al Barça en el terreno de juego, y el propio entrenador lo sabía, superado, además, emocionalmente por el puesto. La dimisión en diferido fue una explosión en busca de una salida después de meses de implosión. El error fue reconsiderarla. Por parte del entrenador y, sobre todo, por parte del presidente. Joan Laporta lloró después de la 'paz del sushi', donde sellaron su continuidad, y días después estall

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Kroos elige el final de su cuento: gloria frente a dinero y miserias

Kroos elige el final de su cuento: gloria frente a dinero y miserias

Cuando Toni Kroos anunció que regresaba a la selección alemana, dijo que quería que su hijo le viera, al menos una vez, jugar con la camiseta de la 'Mannschaft'. Con independencia de su amor de padre, un tipo cerebral y profesional no toma decisiones de semejante calado por ese pequeño deseo. Para eso están los vídeos. El regreso con Alemania, que disputa la Eurocopa en su país, era el final de una hoja de ruta perfectamente diseñada, porque Kroo

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La Liga deja un duro dilema para Xavi y Simeone: ¿Qué hacer frente al Madrid que viene?

La Liga deja un duro dilema para Xavi y Simeone: ¿Qué hacer frente al Madrid que viene?

Desde que el Madrid se proclamó campeón de Liga, cinco jornadas antes del final, ha marcado 16 goles en cuatro partidos, con tres victorias y un empate, y únicamente cuatro tantos encajados. No se jugaba nada, por lo que Ancelotti ha alternado titulares y suplentes, ya en la vigilia de la finalísima de Wembley. Suplentes como Brahim, nueva estrella de Marruecos; Joselu, internacional con España, o Güler, con maniobras y goles que indican que nos encontramos ante algo tan misterioso como grande. A ellos hay que añadir al suplente Modric, que no necesita definición.

La nueva condición del croata es una prueba de la creciente competitividad interna del equipo. Tan cierto es que tiene 38 años como que su fútbol sigue vigente, hecho que le acerca a una renovación más en el Bernabéu, especialmente ante el vértigo de un «no» de Kroos. El peso que han tenido ambos futbolistas en el mando del gran Madrid europeo del último decenio es lo más difícil de sustituir en el futuro, porque no hay réplicas en el mercado. Son al Madrid lo que fueron Xavi e Iniesta al Barça. Con más o menos fútbol, sin embargo, el Madrid ha reforzado su centro del campo con un perfil más físico y jugadores jóvenes, como Valverde, Camavinga, Tochuaméni o Bellingham. Piezas muy polivalentes, como se ha demostrado ante la plaga de lesiones que afectó a la defensa, sin que el club decidiera buscar alternativas.

La portería soportó la baja de Courtois con la aparición de Lunin, mientras que futbolistas como Carvajal o Vinicius encontraron su mejor versión para liderar a un Madrid capaz de resistir como de atacar. Hace años que no se recuerda una versión del equipo con menos puntos débiles. Puede ser que más brillantes, pero no tan sólidas.

Vinicius y el Balón de Oro

A ese equipo es al que llegará Mbappé, considerado el mejor jugador del momento, pese a su mediocre Champions. Vinicius está, hoy, un paso por delante en la carrera por el Balón de Oro. Haberse convertido en un icono contra el racismo también ayuda, aunque la Copa América que va a disputar pesa menos que la Eurocopa.

La llegada del francés convertirá a este Madrid en un equipo de otra dimensión, si se compara con sus grandes rivales en la Liga, puesto que tiene capacidad económica para realizar más operaciones, quizá la llegada de Davis. Es como si Florentino Pérez diseñará ya un Madrid de Superliga, en paralelo al nuevo Bernabéu, con una plantilla larga en la que hay estrellas y hay equipo. Pocos como Ancelotti para manejar el ecosistema. Eso no lo pone a salvo de las crisis ni garantiza títulos, pero dispara sus capacidades frente al resto.

El Madrid siempre ha estado a mucha distancia de la clase media de la Liga, pero el próximo año lo estará todavía más de Barcelona y Atlético, oponentes con los que habitualmente se juega los títulos. Los azulgrana no están únicamente en una crisis económica, también deportiva y de credibilidad. Hay formas y formas de ser segundo, importan el cómo y el cuándo. Xavi tiene jugadores para haber ofrecido más. No ha logrado estabilizar un equipo fiable, un año después de ganar la Liga, y se ha mostrado débil emocionalmente. Laporta, por su parte, parece un presidente de cómic.

LA CANTERA, PRUEBA DE VIDA

La prueba de vida es su cantera, con Cubarsí, Lamine Yamal y Fort como últimas apariciones. Ese mérito sí es atribuible a Xavi y puede justifiar su continuidad, ya que la tesorería del club no está en condiciones de competir en el mercado. Desde el ascenso de la 'Quinta del Buitre', está demostrado que las crisis son la mejor oportunidad para las canteras. En el Madrid, hoy, no hay necesidad de mirar hacia abajo, y también algo de pereza y falta de sensibilidad.

Pero además de los canteranos, el Barça necesita un plan estratégico claro a medio plazo, firme y sin dudas, aunque para ello hace falta un liderazgo del que carece. Laporta y Xavi han acabado el curso metidos en el camarote de los hermanos Marx.

ACOMODADOS EN EL ATLÉTICO

El liderazgo del Atlético no está en cuestión, porque es mesiánico. Simeone no puede justificarlo todo con la clasificación para la Champions, sobre todo en un año en que su capacidad para comprimir la competitividad del equipo se ha visto en cuestión en varios partidos.

El Simeone de otros tiempos no se reiría tras un 1-4, como el encajado frente a Osasuna, aunque no haya nada en juego. En el Madrid es al revés, porque cada minuto de alternativa es una oportunidad. Alguien tiene que hacer sentir lo mismo a los futbolistas del Atlético, que han pasado del potro al sofá.

El Simeone del pasado tampoco se resignaría. Ni el Xavi de otros tiempos, cuyas palabras de que el Barça no estaba para competir con el Madrid irritaron a Laporta. El punto de partida es difícil, pero ambos deben exigir más y exigirse más a sí mismos. Míchel no dejó de hacerlo tras ser goleado en el Bernabéu y la clasificación del Girona para la Champions es su título.

Courtois cumple ante el Alavés en una noche de retos personales del Madrid

Courtois cumple ante el Alavés en una noche de retos personales del Madrid

Queda un reto que no es un reto cualquiera. Es el reto. Es la Champions. Es el Grial que da sentido a la historia del Madrid. Ancelotti toma decisiones para afrontarlo con las mayores energías y la menor desconexión, al alternar futbolistas y alineaciones, y los jugadores aprovechan estos partidos de vigilia para alcanzar algunos retos personales. [Narración y estadísticas, 5-0]

El mayor es el de Courtois, titular por tercera vez desde la consecución del título, y con la intención de demostrar que es el de antes, el que sujetó la Decimocuarta en París como un náufrago sujeta el último cabo.

Cumple el belga, con tres porterías a cero, aunque de momento ante la tropa de la Liga. Para hacerlo con más garantías necesitaría rivales más peligrosos. Sólo la ceja de Ancelotti sabe lo que piensa el italiano ante el gran dilema de Wembley: Lunin o Courtois.

También Vinicius quiere aprovechar cada gol, dos ante el Alavés, porque siente que está en la carrera del Balón de Oro, y eso tiene su cosa si llegara a ser Mbappé quien le aplaudiera con el trofeo en el Bernabéu. Hasta Bellingham vuelve al gol, quién sabe si a tiempo de un Pichichi extraño, y también Güler, el último del pelotón. La temporada puede tener premios para todos, no sólo colectivos, pero si les dan a escoger uno, todos pedirían el mismo.

Paradas ofreció Courtois y al gol llegaron Bellingham, casi sin quererlo, y Vinicius, queriéndolo más que ninguno, frente a un Alavés al que le faltaba la tensión de jugarse la vida. Los de Luis García Plaza han hecho bien su trabajo, salvados mucho antes del final.

También el Madrid, en su caso con la consecución del título, pero cuando la calidad se libera de la presión, las diferencias son todavía mayores. Como Cádiz o Granada, sea con suplentes o titulares, el Alavés fue goleado por el talento sin cadenas. No son cadenas que ponga el entrenador, lo hacen las circunstancias.

Lo poco que el Alavés pudo enseñar ofensivamente lo hizo nada más empezar y en el desenlace. Primero en una acción de Hagi sobre la línea. Samu recibió en el área pequeña y Courtois reaccionó abajo con una doble intervención. El Bernabéu le ha cogido cariño a Lunin porque valora el sentido de la justicia, pero en ese instante la duda se movió como una ola por la grada. Volvió en sendos remates de Hagi y Samu.

Este Hagi tiene buen pie aunque no sea el gran Hagi, conocido como el Maradona de los Cárpatos, de pasado madridista y azulgrana. No es el padre, pero habría firmado la maniobra de su hijo en el segundo tiempo que provocó, esta vez sí, una intervención, mano abajo, de las sobresalientes de Courtois.

El belga está, aunque no sabemos hasta dónde está. El dilema va a perseguir a Ancelotti hasta Wembley con mucho ruido alrededor, debates, tertulias y encuestas. Quedan dos partidos de Liga, en Villarreal y ante el Betis en el Bernabéu. De sus elecciones en la portería se desprenderán más pistas.

Pruebas para Wembley

Courtois fue titular en un once que, hoy, sería el titular en Wembley, salvo por Rüdiger, que se quedó en el banco para dar minutos a Militao. El brasileño podría acompañar al alemán en la finalísima, pero jamás dejarlo fuera, después de un año colosal. Camavinga, por su parte, apunta a esa titularidad ante el Borussia Dortmund, dada la lesión de Tchouaméni. Son distintos. Menos defensivo y menos posicional, Camavinga aporta, en cambio, un dinamismo muy valioso, especialmente en clave ofensiva. La acción en la que centró para que Vinicius marcara es una prueba de dónde le gusta llegar.

El francés fue el primero en abandonar el campo para dejar su sitio a Güler, alguien que va a tener que exprimir su calidad en el futuro. La tiene. También gol, como volió a demostrar al cerrar la goleada. Hace falta tiempo para saber si tiene todo lo demás para hacerlo, porque este Madrid se va a poner muy caro.

Vinicius insistió, siempre profundo y asistente, especialmente a Rodrygo, pero también aliado de nuevo con el gol. Bellingham le asistió para batir a Owono de tiro cruzado. Era el cuarto tanto del Madrid, no tan potente, sin embargo, como el disparo con el que Valverde logró el tercero. Si no fuera por el tiempo ausente por lesión de Vinicius, quizás Bellingham, que abrió el marcador con un centro-chut, no pugnaría por un Pichichi que estaría cerca del brasileño. Con Vini los debates son otros.