El hecho diferencial

El hecho diferencial

De un extremista a un liberal, de un energúmeno a un moderado, Joan podría dirigirse a Florentino en versos de Neruda: "Me gustas cuando callas porque estás como ausente". Pérez, aliado de Laporta, su único socio, en la Superliga europea, calla y otorga en la Supercopa española. Hay silencios atronadores.

Alguna que otra vez, al franquismo le convino que el Athletic de Bilbao (el Bilbao, se decía entonces, como se decía el Gijón, el Santander, el

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Muere Hugo Sotil, compañero de Cruyff en el Barça de los 70

Actualizado Lunes, 30 diciembre 2024 - 18:55

Antes de Diego Pablo Simeone hubo un "Cholo" en el fútbol español: Hugo Alejandro Sotil recordado en el FC Barcelona por razones deportivas e incluso, en la interpretación azulgrana de la Historia, políticas. Sotil, que ha fallecido después de asistir a los actos del 125º aniversario de la fundación del Barça, llegó de rebote al club cuando Rinus Mitchell y Josep María Minguella viajaron a Perú para fichar a Teófilo Cubillas, la gran figura nacional. Vieron en el Municipal, un club limeño, a un futbolista aindiado, bajo, fornido tirando a regordete, hábil, astuto. Y se lo trajeron al Camp Nou.

Formó con Johan Cruyff una pareja disimilar, pero complementaria en el físico y el estilo: lo blanco y lo mestizo, la elegancia y la ratonería, lo vaporoso y lo pegado al terreno. Los dos representaron la máxima expresión de aquel 0-5 en el Bernabéu (Sotil marcó el quinto gol), el 17 de febrero de 1974, que contribuyó de modo estruendoso en la forma y el fondo a interrumpir un ciclo madridista y devolvió la Liga al Barça después de 14 años de travesía del desierto. La llamada de Sotil a su madre, "¡Mamita, campeonamos!", tras el encuentro en El Molinón que confirmaba el Campeonato, forma parte del extenso capítulo de frases legendarias del fútbol y, en especial, del mejor archivo sonoro "blaugrana".

No pocos sectores del barcelonismo y el catalanismo relacionaron el acontecimiento -fue, en la mitología interna y externa del club y la sociedad, mucho más que un partido de fútbol- con la agonía del franquismo. Y le atribuyeron una trascendencia simbólica, en la mejor tradición del victimismo y el revanchismo locales.

En tiempos de sólo dos extranjeros en las plantillas, el fichaje de Johan Neeskens, una fuerza de la naturaleza en el centro del campo, unida a una técnica nada desdeñable, marginó a Sotil, que esperó en vano, y el club con él, una rápida nacionalización para conformar un trío imponente. Todavía en la historia o la mitología de los agravios del centralismo, hay quienes siguen pensando que Madrid retrasó adrede la naturalización del peruano para evitar que el Barça conformase un equipo, en el que también estaban Rexach, Marcial Pina, Asensi, etc., poco menos que imbatible. Hoy ni Cruyff, ni Neeskens ni él siguen entre nosotros, en un recordatorio, en fechas especiales, de la invencible maldición del paso del tiempo. "El Cholo" ha fallecido a los 75 años.

Cuando a Sotil le llegó la nacionalización, en la temporada 75-76, el momento mágico había pasado. Abandonó el Barcelona en 1977 y regresó a Perú para, tras militar en algunos otros equipos, terminar su carrera en 1983 en el mismo Municipal de entonces. No estuvo en el Barça mucho tiempo, pero dejó un recuerdo imborrable, asociado para siempre a hitos inolvidables.

Lo mismo que en la Selección de su país. Contribuyó decisivamente al único título de Perú de la Copa América, en 1975. Fue 62 veces internacional, anotó 18 goles y jugó los Mundiales de 1970 y 1978. Con Teófilo Cubillas y Héctor Chumpitaz abanderó la gran generación peruana en los años 70.

Carolina Marín, la rodilla de España, o cuando no es necesario triunfar para ser grande

Carolina Marín, la rodilla de España, o cuando no es necesario triunfar para ser grande

Heredera de una tradición de pioneros que ella renueva actualizándola, Carolina Marín es la figura deportiva española del año. Una de ellas. La que menos ha ganado y la que más ha sufrido. No es necesario triunfar para ser grande, para ser de los más grandes. No, al menos, siempre y por completo. Sólo los mejores de entre los mejores pueden sobreponerse a la derrota hasta el punto de negarla, e incluso de transmutarla en victoria no sólo moral.

Carolina Marín es una pionera contemporánea. Una contradicción sólo aparente. A diferencia de sus predecesores en la categoría, y como el patinador Javi Fernández, otro de esos deportistas insólitos en un ecosistema casi yermo, nació en una España ya plenamente moderna, avanzada, receptiva, abierta a unas posibilidades de las que carecieron sus antecesores, que, por otra parte, no habían estado del todo aislados. Bahamontes, Santana, Nieto, Ballesteros, los Fernández Ochoa (Paquito y Blanca) y compañía seguían una estela no exenta en absoluto, en muchos casos, de innegable valía. Antes de Bahamontes existían el ciclismo y los ciclistas. Antes de Nieto, las motos y los motoristas. Antes de Ballesteros, el golf y los golfistas. Antes de los Fernández Ochoa, el esquí y los esquiadores... Lo que estos hombres y algunas mujeres, todavía pocas, hicieron fue elevar, por primera vez, su deporte, y el español de todos nosotros, al máximo nivel mundial. Fueron más pioneros en el triunfo que en la irrupción. Supusieron una revelación más que una primicia.

Pero Carolina Marín partía poco menos que de cero. O de menos cero. Practicaba el bádminton, una modalidad ajena a nuestros gustos, tradiciones, perspectivas y apetencias. Cuando ganó en 2014 el primero de sus tres Mundiales, había 6.800 licencias en España. Ahí al lado, ahí arriba, Francia ya contaba con 60.000 nada menos que tres lustros antes. En Asia eran incontables. Sólo en China existían 100 millones. Sin embargo, Carolina, española y andaluza, se convirtió también en campeona olímpica. Un hecho insólito, impensable, anómalo. Era, para entendernos, como si un japonés saliese a hombros de La Maestranza, o como si, desplazándonos hasta Murcia, un chino ganara en La Unión el Primer Premio del Cante de las Minas.

Carolina es, además de una estrella, un misterio casi teológico. Una gozosa excentricidad que ha ampliado los horizontes del deporte español. El público, gratamente sorprendido, se ha prendado de ella, atraído por la sorpresa inaugural, en lugar de rechazar la novedad incomprensible. La originalidad ha contribuido a orientar hacia su persona las preferencias paternales, fraternales de la gente. Esa originalidad autoriza de modo suplementario su elección como estrella del deporte español en 2024, con la misma legitimidad que, en año olímpico, los españoles medallistas en París.

Las lágrimas de todos

Cuando el 4 de agosto, en los Juegos parisinos, disputaba las semifinales ante la china Hi Bing Jiao, una de las mejores jugadoras del mundo, su rodilla derecha, la misma que en 2019 le cerró el camino a los Juegos de Tokio '2020 para revalidar el oro de Río2016, se rebeló bruscamente. Se quebró con un crujido de rama seca, de raíz astillada, que sólo escuchó Carolina, pero cuyo eco se extendió, gimiente, por el país. Carolina iba derecha, por la vía rápida, a la final. Viajaba sin escalas destinada a una medalla que se le ofrecía sin disimulo. Había ganado el primer set por 21-14. Y mandaba en el segundo por 10-5.

Su rodilla fue la rodilla de España. Su grito, el grito de España. Sus lágrimas, las lágrimas de España. Y España le otorgó la máxima distinción que concede a un deportista no sólo español: el Premio Princesa de Asturias, que no es un galardón ligado exclusivamente a la actualidad. El concedido a Carolina es el del reconocimiento a toda una carrera, el de gratitud a todo un ejemplo, el de desagravio a unas rodillas rotas tres veces: en 2019 (la derecha), en 2021 (la izquierda), en 2024 (de nuevo la derecha). De las cenizas de las dos primeras resurgió como un Ave Fénix de Huelva. Tras los daños de la tercera, a los 31 años, Carol es de nuevo una primeriza.

Se ha pasado Carolina la vida reinventándose, reconstruyéndose. Es una novia y una viuda de sí misma. Vestida de blanco y de luto, quiere volver a empuñar la raqueta en 2025 para tratar de ser plenamente competitiva en 2026, en el Campeonato de Europa, que se disputará en España y donde se retiraría. Quizás en Huelva, que se ha postulado para acoger el evento. Largo nos lo fía. Alto nos lo confía. Entretanto, 2024 nos la ha regalado doliente y optimista, suya y nuestra, envuelta en aromas de afecto popular y simbólicas galas principescas.

Lindsey Voon regresa, seis años después y tras una interminable lesión de rodilla, con un 14º puesto en el supergigante St. Moritz

Lindsey Voon regresa, seis años después y tras una interminable lesión de rodilla, con un 14º puesto en el supergigante St. Moritz

St.Moritz, 21 de diciembre de 2024. Todo el interés, todo el entusiasmo, toda la expectación y toda la excitación que el esquí es capaz de suscitar se concentraron en la estación suiza para contemplar, celebrar y disfrutar el regreso de Lindsey Vonn en el primero de los dos eslalons supergigantes del fin de semana. Un retorno después de una ausencia de casi seis años, a los 40 de edad y con una rodilla reconstruida, sustituido el hueso por el titanio.

La reina histórica de la velocidad sobre las tablas salió en el puesto 31 de 57 actrices. A comienzos del mes participó, en un entrenamiento FIS (Federación Internacional), en dos descensos y dos supergigantes (en adelante Super-G) a fin de obtener los puntos suficientes para presentarse, a los ojos del mundo, en el gran escenario.

Y ya es hora de decir que en este St.Moritz de emotivo reencuentro acabó en el puesto número 14 en una prueba ganada por la austriaca Cornelia Huetter. Magnífico resultado, dadas las circunstancias. Esquió muy bien técnicamente, controlando los movimientos, sin forzar, sin arriesgar. Más allá del lugar a obtener, era muy importante llegar a la meta. No salirse del trazado y, sobre todo, no caerse. No ya por el temor a una nueva lesión, sino por adquirir seguridad en ella misma y mostrar una convincente imagen de firmeza en ese retorno ilusionante, pero también incierto y amenazador.

Premio Princesa de Asturias 2019, Lindsey, a cuya excelencia deportiva une un enorme atractivo físico que ha contribuido a su fama, le ha vuelto a dar cuerda a su historia personal y a la del esquí. En 2018, en los Juegos Olímpicos de Pyeongchang, y 2019, en el Mundial de Are, era una esquiadora, una mujer "remendada" después de operaciones como consecuencia de fracturas en ambas rodillas, de tibia, de tobillo, de brazo. Incluso así, y ya bien superada la treintena, obtuvo el bronce en ambas competiciones, en el descenso. Una demostración de su inmensa clase. Pero su cuerpo dijo basta. "Está roto y sin posibilidad de reparación", se lamentó, resignada, Lindsey en su adiós.

Pero, por lo visto, el cuerpo era reparable gracias, a finales del pasado mes de abril, a la medicina y a las manos milagrosas de un par de mágicos doctores: Roche & Robot. Y Lindsey, en una reciente charla sobre la longevidad en el deporte, tiró de risueña metáfora cítrica para asegurarle a Roger Federer: "Aún tengo dentro de mí limón para exprimir".

Vonn ha exprimido el esquí y la vida. En el deporte, su historial es deslumbrante: 82 victorias y 137 podios en la Copa del Mundo, tres medallas en Juegos Olímpicos (una de oro), ocho en Campeonatos del Mundo (dos de oro), cuatro generales absolutas de la Copa del Mundo. En la vida, y nacida Lindsey Kildow, apellido con el que compitió durante tres años, adoptó en 2007 el de su marido, Thomas Vonn, esquiador del equipo USA, noveno en el Super-G olímpico de Salt Lake City 2002 y entrenador de su esposa en 2010.

El matrimonio duró hasta 2013. Pero Lindsey conservó el apellido. Desde 2013 hasta 2015 fue la pareja de Tiger Woods. Dos celebridades unidas sentimentalmente en una mutua fama acrecida. Los novios de América. Lindsey se emparejó después, en otra relación interracial, con P.K. Subban, jugador canadiense de hockey sobre hielo. Terminaron en 2021. Su novio actual es un español polifacético (empresario, actor y modelo) de estirpe rimbombante: Diego Osorio, hijo del conde de la Corzana y marqués de los Balbases, que saltó al papel "couché" por su relación con Jordan Joy Hewson, hija de Bono (el de U-2).

Famoseos, cotilleos y devaneos aparte, Lindsey se ha reencontrado con su pasión, el esquí, después de, por otra parte, superar la muerte, en agosto de 2022, a consecuencia de la ELA, de su madre, Linda Krohn, noruega, a la que estaba especialmente unida. Quizás Lindsey experimentaba un cierto sentimiento de culpa porque durante el parto que la trajo al mundo, su madre sufrió un derrame cerebral que le trajo secuelas permanentes en la pierna izquierda.

Sea como fuere, Lindsey "is back". El futuro dirá en qué condiciones y con qué resultados. Entretanto, bienvenida y enhorabuena.

Ajedrez geopolítico

Actualizado Domingo, 15 diciembre 2024 - 18:30

Rusia dispone de unas 6.000 cabezas nucleares. No puede utilizar ninguna por excesiva e injustificable en un conflicto convencional. También posee ingentes recursos naturales y energéticos que le sirven de sobra para financiarse, pero no para prosperar. Un maniatado, contradictorio, inabarcable coloso en decadencia en manos de un autócrata-dictador "pálido, frío y viscoso" (Madeleine Albright "dixit"). Por los medios clásicos no ha podido aplasta

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McIntosh pulveriza en Budapest el último récord de Mireia Belmonte

Actualizado Sábado, 14 diciembre 2024 - 20:08

Adiós, pero hasta siempre, al último récord que le quedaba a Mireia Belmonte. Otra vez Summer McIntosh, otra vez esa adolescente canadiense de 18 años, apuñaló a la española. Sin matarla, porque, aunque superadas, las hazañas de Mireia permanecen en la memoria y tienen su lugar en la historia. McIntosh, tres oros y tres récords, nadó la final de los 400 estilos en 4:15.48, un recorte salvaje a los números de Belmonte (4:18.94). No hay más que hablar, entre otras razones porque se acaban las palabras. Gracias, Summer. Gracias, Mireia.

En la quinta jornada del Mundial de Natación en Piscina Corta, bajo los ojos asombrados, pero ya habituados de un Budapest orgulloso, con sistemática, casi monótona rutina, siguieron cayendo los récords del mundo. En las series matinales de los 50 libre, Jordan Crooks, de las Islas Caimán, rebajó la plusmarca hasta 20.08. Dejó atrás los 20.16 de Caeleb Dressel. En las semifinales de la tarde, le dio otro tajo a la marca y la dejó en... ¡19.90! Bajar de 20 segundos en 50 metros es, en principio, una imposibilidad biológica. Pero lo imposible se reveló real.

Dressel, volviendo a él, tuvo, allí donde estuviera, un mal día. En la final de los 100 mariposa, Noè Ponti lo despojó del último récord que le pertenecía. Nadó en 47.71, por debajo de los 47.78 del bueno de Caeleb. Su tercer oro está convirtiendo al suizo en Mr. Budapest.

Miss Budapest, equivalente a Miss Mundo, es Gretchen Walsh. Dominó los 100 mariposa en 52.71. Es la tercera vez que bate el tope de la prueba. Lo ha hecho cada vez que se lanzó al agua: en las series, en las semifinales y en la final. Pero es que, pocos minutos después, en las semifinales, dejó el récord de los 50 libre en 22.87. Ranomi Kromowidjojo, la anterior titular (22.93) le dio in situ el relevo con una sonrisa radiante. Deportividad pura. Walsh batía su noveno récord, octavo individual, y conquistaba su sexto oro. Se está haciendo de eso, de oro, a 25.000 dólares por récord.

Las aguas, exhaustas, se remansaron cuando el ruso Ilia Borodin, atleta neutral, ganó los 400 estilos con una buena marca, faltaría más, de 3:56.83. Pero sin amenazar realmente los 3:54.81 de Daiya Seto. Tampoco se encrespó la espuma con los 800 (libre), adjudicados a Zalan Sarkany (7:30.56), un héroe local. Tercera medalla para Hungría y primera de oro.

La jornada se cerró con los relevos mixtos de 4x100 estilos y el triunfo de NAB (o sea, de los rusos). España, con Carmen Weiler, Carles Coll, Mario Mollá y María Daza había establecido por la mañana un nuevo récord nacional (3:36.78). En la final, séptima, lo volvió a rebajar (3:35.52). Era el 14º récord de España de Coll en poco más de un mes: cinco en nuestro Campeonato y nueve en Budapest.

En cuanto a récords del mundo, van 24. ¿Cuántos se sumarán en la última jornada?

Maremoto español en Budapest: Carles Coll, oro en los 200 braza

Actualizado Viernes, 13 diciembre 2024 - 18:23

Maremoto español en aguas húngaras. Carles Coll, un tarraconense de 23 años, estudiante en la Virginia Tech University y entrenado por Sergi López, medallista olímpico en 1988, se proclamó campeón del mundo en los 200 metros braza.

Lideró la prueba de principio a fin (sólo a mitad de ella viró en segunda posición) y proporcionó a la natación española un éxito internacional de primera magnitud. Terminó en 2:01.55, récord nacional, por descontado, y octava mejor marca de todos los tiempos. Dejó atrás con 2:01.88, al plusmarquista mundial desde 2018, el ruso Kirill Pigoda, y mucho más lejos aún al japonés Yamato Fukusawa (2:02.01).

La temporada de Coll es gloriosa. En un mes ha batido 12 récords de España, cinco en el Campeonato nacional y, ya, siete, en este Mundial.

McIntosh rompe, 10 años después, el récord mundial de Mireia Belmonte en los 200 mariposa

Actualizado Jueves, 12 diciembre 2024 - 19:36

El paso del tiempo y el peso de la clase contribuyeron a que Mireia Belmonte perdiera el récord del mundo de los 200 mariposa. El paso del tiempo reside en que hacía 10 años que Mireia, los nadó en 1:59.61. El peso de la clase lo expresa Summer McIntosh, que lo ha hecho en 1:59.32. Que en natación haya durado tanto un récord habla elocuentemente de la excelsa categoría de Mireia. Y otro tanto que haya tenido que existir alguien como McIntosh para que la española sea ahora una ex plusmarquista.

Mireia se ha inclinado ante una "niña milagro", una chiquilla canadiense de 18 años, que desde los 15 viene estableciendo hitos y rompiendo moldes. El récord de McIntosh estaba cantado. Ninguna sorpresa, pues. Ninguna incertidumbre. Y sirva esta plusmarca de homenaje doble: a la joven canadiense, en la plenitud creciente de sus dones, y a la veterana española, todavía oficialmente en activo, pero fuera ya de los focos, incluso en las piscinas nacionales.

Mireia ha sido plusmarquista mundial de 400, 800 y 1.500 libre. Y de 200 mariposa y 400 estilos. Fue perdiendo algunos de esos récords. El de 400, en los que también reina ahora McIntosh, a manos de Jianjahe Wang. El de 800, nada menos que por el empuje de Katie Ledecky. El de 1.500 se lo arrebató Sarah Köhler-Wellbrock, antes de que a ésta se lo arrebatara Katie Ledecky.

Mantenía los de 200 mariposa y 400 estilos. Ya sólo conserva este último. Toda esta relación de récords expresa la importancia de Mireia en la natación mundial y su trascendencia sin parangón en la española. Casi somos ahora más conscientes de semejante título que cuando Mireia reinaba en el agua. El paso del tiempo inmortaliza a veces las hazañas en lugar de tender a borrarlas. Y en cuanto a peso de la clase, Mireia lo poseía a toneladas.

En la tercera jornada del Campeonato, Gretchen Walsh también rompió un récord del mundo. Dejó el de los 100 estilos, en las semifinales, en 55.71. En la misma prueba masculina, Carles Coll pasó a la final con el cuarto tiempo de los participantes y un nuevo récord de España: 51.30. El sexto en estos Campeonatos. En ausencia de Hugo González, era el líder del equipo español, y está haciendo honor a la púrpura.

El prodigioso Ponti vuelve a pulir su récord en los 50 mariposa

Actualizado Miércoles, 11 diciembre 2024 - 20:25

No hubo atracón de récords en la segunda jornada del Campeonato del Mundo de Natación en Piscina Corta, como ocurrió en la primera. Pero las plusmarcas universales no faltaron a la cita, unidas a una legión de topes de área, nacionales y del Campeonato. El prodigio suizo Nöe Ponti dejó establecido el de 50 mariposa en 21.32. Es la cuarta vez que el suizo bate este año el récord del mundo. Las dos primeras en las escalas de la Copa del Mundo de Shanghai y Singapur. Las otras dos en el mismo Budapest.

Se quedó al mismísimo borde del récord Tang Qianting en las semifinales de los 100 braza. Sus 1:02.37 rozaron los 1:02.36 de Alia Atkinson. El récord está maduro para la china. También en unas semifinales, las de 100 libre, Gretchen Walsh realizó la segunda mejor marca de la historia: 50.49, no muy lejos de los 50.25 de Cate Campbell. Unos minutos después, ganaba los 50 mariposa con 24.01. Se acercó a su propio tope (23.94), establecido en la primera jornada.

Regan Smith abrió la sesión imponiéndose en los 100 espalda con 54.55, sin amenazar su primado mundial (54.27). Carmen Weiler, esta vez sin récord de España, fue séptima (56.39). Sí lo batió Carles Coll (56.67) en las semifinales de los 100 braza (y el de los 50, en su paso hacia los 100). Ya lo había roto (57.07) en las series matinales. Pero esos 56.67 no le dieron para entrar en la final. Está, sin embargo, en gran forma y aún le quedan balas en la recámara.

También por la mañana había contribuido, en unión de Weiler, María Daza y Mario Mollá a plasmar un nuevo récord español (1:39.11) en los relevos mixtos 4x50 estilos, que se llevaría Rusia en la final de la tarde.

Sin uniforme, bandera e himno

Fue un buen día, sí, para Rusia, que, sancionada, no es tal, sino el equipo de Atletas Neutrales B (el A son los bielorrusos). Deportistas autorizados a competir porque han probado no estar a favor de la guerra en Ucrania y no pertenecen a ninguno de los numerosos clubes dependientes del Ejército. Al triunfo en los relevos se unió el de Miron Lifintsev, el fenómeno que viene, 18 años de pura clase. Se impuso en los 100 espalda con 48.76, la cuarta mejor marca de todos los tiempos y récord mundial júnior, arrebatado a su compatriota Kliment Kolesnikov.

Los rusos indultados no tienen derecho a uniforme, bandera e himno propios. Tampoco pueden ser entrevistados ni hacer declaraciones. Discurren por la piscina poco menos que como sombras. Sus medallas son tangibles e imperecederas, pero parecen de humo.

Temporal en el Mundial de Piscina corta: siete récords universales en una jornada

Actualizado Martes, 10 diciembre 2024 - 20:46

Temporal en agua dulce en el Campeonato del Mundo de Natación en Piscina Corta que se disputa en Budapest. La natación sigue causando admiración y extrañeza por la misma razón: la frecuencia rutinaria con la que se baten los récords del mundo. Todos los análisis se revelan insuficientes. El cronista y el aficionado ya no saben qué decir ni qué pensar.

Siete récords del mundo. Uno por la mañana y seis por la tarde. Madrugó Gretchen Walsh (USA) con el de 50 mariposa (24.02). Por la tarde, en las semifinales, lo rebajó hasta 23.94. Summer McIntosh, los canadienses 18 años más impactantes de la natación abrió esa sesión vespertina con 3:50.25 en los 400 libre.

Cada récord era el aperitivo de otro. En las semifinales de los 50 mariposa masculinos, el suizo Noël Ponti, con 21.43, se merendó sus propios 21.50 de este mismo año. Y, a continuación, Kate Douglass, otra de las estrellas USA, nadó los 200 estilos en 2:01.63. Adiós al tope de Katinka Hosszú de hace 10 años (2:01.86). Emma Carrasco fue séptima con 2:07.62.

Los récords y el propio Campeonato se tomaron un respiro en los 200 estilos masculinos. Pero las marcas fueron imponentes. Si no existiera Léon Marchand con su primado de 1:48.88 de este mismo año, Shaine Casas, mulato estadounidense de inequívocos ascendientes hispanos, sería el plusmarquista con 1:49.51. Pero hizo el segundo mejor registro de la historia y se convirtió, con Marchand y Ryan Lochte en el tercer hombre en bajar de 1:50.00.

Tras el paréntesis de los 200 estilos masculinos, el cuarteto femenino estadounidense de los relevos 4x100 libre volvió a meter al Campeonato en la senda del récord. Con Kate Douglass en el primer tramo y Gretchen Walsh en el último, así cualquiera, realizó 3:25.01. Sus compatriotas masculinos no se quedaron atrás y redondearon la jornada con 3:01.66.

España tuvo también su cuota de récords en la apoteosis general. Carmen Weiler batió dos veces el de 100 espalda. En las series hizo 56.48. Y en las semifinales, 56.09. Entró en la final con el séptimo mejor tiempo. El equipo masculino de relevos 4x100 nadó las semifinales en 3:07.09. Y la final, en la que fue sexto, en 3:05.57. De paso, Sergio de Celís, en el primer tramo, dejó el récord individual en 46.48.