Las lágrimas de Navas en su despedida y la autocrítica de Mbappé: "En Bilbao toqué fondo"

Las lágrimas de Navas en su despedida y la autocrítica de Mbappé: “En Bilbao toqué fondo”

Clavó el balón en la escuadra de Álvaro Fernández, corrió hacia la banda, pegó un saltó y aterrizó con los dos pies a la vez para celebrar su golazo con una celebración que ya es marca de la casa: brazos cruzados y mirada a la grada. Después, soltó al aire un grito de rabia mientras todos sus compañeros llegaban a su lado para repartir abrazos y collejas por igual. Fue el gol número 14 de Kylian Mbappé como jugador del Real Madrid, el décimo en la Liga, el cuarto de manera consecutiva, el quinto en los últimos seis partidos y el sexto en los últimos ocho. El francés despega.

«Su tiempo de adaptación se ha terminado, lo está demostrando... Y se demuestra que de vez en cuando tengo razón», admitió con sinceridad, entre broma y broma, un orgulloso Carlo Ancelotti.

Los primeros cinco meses de Mbappé han sido complicados. Ha alternado buenas rachas goleadores con sensaciones lejanas al futbolista que había mostrado ser en otras temporadas, especialmente en las visitas a un Bernabéu que se había enamorado de él en Champions League. El penalti fallado en Anfield Road, en una noche clave para el Madrid en el torneo continental, le hundió. Pero fue el error en San Mamés, también desde los once metros, el que le hizo tocar «fondo». Así lo reconoció justo al terminar el año.

«En Bilbao toqué fondo. Fallé el penalti, pero creo que me hizo bien. Es el momento en el que me di cuenta de que tenía que dar el máximo por esta camiseta y que debía jugar con personalidad. Puedo hacer mucho más. Sé que tengo en las piernas mucho más», reflexionó el galo sobre el césped, donde anunció que «la adaptación se ha acabado». «Nos conocemos mejor, mi llegada cambió algunas cosas y ahora me siento bien, se puede ver en el campo, me entiendo mejor con mis compañeros y jugamos mejor», insistió.

En la sala de prensa, Ancelotti celebró el gol del galo, como el de todos, y se congratuló de «llegar vivos al año nuevo». «Y vosotros también», vaciló a los periodistas. El italiano puso como punto de inflexión del curso la derrota contra el Milán en el Bernabéu, momento en el que el cuerpo técnico y los jugadores tuvieron una reunión para «arreglar las cosas». «Tras esa derrota arreglamos las cosas en el vestuario, claramente. Vimos el problema», declaró el transalpino.

Carletto dejó claro que no ha sentido falta de confianza desde la directiva: «Nunca he notado el peligro. Sé que cuando las cosas no salen bien soy el responsable, pero el club nunca me ha mostrado preocupación, siempre calma y tranquilidad, que es lo que se necesita. Y confío en lo que me ha dicho el club».

Navas, emocionado

Pero más allá de los goles y el resultado, el partido fue especial por ser el último de Jesús Navas como profesional. El capitán del Sevilla se despidió del fútbol en el Bernabéu después de un emocionante homenaje antes y después del duelo. En la previa, ambos equipos le hicieron un pasillo, recibió la ovación de Chamartín y Modric le entregó una camiseta firmada por todo el vestuario del Madrid.

El público volvió a aplaudir cuando saltó al campo y le despidió con honores, abrazado por sus compañeros, por los rivales y por Ancelotti, que en la sala de prensa le definió como «leyenda» y «ejemplo».

En la zona mixta, rodeado de periodistas, Navas rompió a llorar. «No he visto nada igual en un campo rival. En la vida», reconoció, antes de parar durante un minuto para soltar lágrimas. «En los últimos minutos no veía nada, miraba al suelo recordando todos los momentos que he vivido. Me quedo con que la gente me dice que con todo lo que he conseguido he sido siempre el mismo». Y se fue, no para siempre, porque seguirá siendo faro del Sevilla y el sevillismo.

El Madrid se gusta ante el Sevilla y entra como un cohete en 2025

El Madrid se gusta ante el Sevilla y entra como un cohete en 2025

El Madrid fue un cohete hacia 2025 y se dio un regalo de Navidad contra el Sevilla. El tópico diría que después de 56 partidos de un año eterno, después de levantar la Liga, la Champions, la Supercopa de España y de Europa y la Intercontinental, cuando uno está a punto de quedarse de vacaciones su marcha disminuye.

Pero en su última visita al Santiago Bernabéu en este, los futbolistas del Real Madrid cuajaron una de sus mejores actuaciones de estos últimos meses. Mbappé y Valverde aceleraron el triunfo con dos misiles desde fuera del área y Rodrygo sentenció el duelo en la primera parte, antes de que Isaac Romero hiciera el gol del honor. Brahim, ya en la segunda parte, amplió la renta de un Madrid que empezará el 2025 por encima del Barça y a un punto del Atlético.

Sin Vinicius, sancionado por acumulación de amarillas, Ancelotti apostó por un ataque con Mbappé, Rodrygo y Brahim, con Bellingham manteniendo su posición de enganche que tan buenos resultados le ha dado al equipo en esta parte del curso y con Valverde y Ceballos en el centro del campo. Atrás, Camavinga y Tchouaméni asumieron posiciones que no son de su agrado en el lateral y en el centro de la defensa, pero que son necesarias para el cuerpo técnico.

El inicio fue arrollador ante un Sevilla capaz de contener el caudal ofensivo madridista, más activo y más acertado que otros comienzos de partidos. En el minuto 10, después de recuperar la concentración tras el emotivo homenaje a Jesús Navas, el Madrid empezó a aprovechar los huecos que los de Nervión dejaban entre líneas.

Arrancó Brahim por el carril central, cedió a Rodrygo en banda izquierda, éste trazó una diagonal y encontró a Mbappé en la frontal. El galo, que había preferido la pausa antes que atacar el remate, se inventó un derechazo desde lejos que sorprendió a Álvaro Fernández.

Ese continuo intercambio de posiciones entre los atacantes madridistas descolocó a la defensa de García Pimienta, que saltaba a la presión, caía en la trampa y dejaba su espalda libre para la aceleración de otro jugador del Madrid. Así llegaron varias buenas opciones para, que aprovechó el carril derecho constantemente. En el 16, el gallego corrió la banda para asistir a Mbappé, pero el francés remató alto. Y en el 18, apareció en el área para casi definir a gol y pase atrás de Bellingham.

Un minuto más tarde, Valverde aprovechó un córner sacado en corto para enviar un misil desde 30 metros que se coló en las redes de Álvaro. Dos cañonazos, el del uruguayo y el de Mbappé, que casi sentenciaron la tarde en el coliseo blanco.

La ventaja no calmó al Madrid, cómodo con balón, con espacios en ataque y disfrutando del último día del año en Chamartín. En el 32 volvió a encontrar premio. Lucas apareció en banda, recibió al espacio de Brahim, vio la llegada de Rodrygo en el área y el brasileño definió de primeras a gol.

Un 3-0 contundente que relajó un poco a Tchouaméni, que se olvidó de la marca de Isaac Romero en un centro lateral de Juanlu, no llegó al balón y el delantero del Sevilla superó a Courtois de cabeza mientras Ancelotti se enfadaba en el banquillo.

El gol del Sevilla sirvió como advertencia y el Madrid se volvió a activar. Lucas pudo marcar antes del descanso al aparecer de nuevo a la espalda de Kike Salas, y tras el descanso, a riesgo de pensar en la Navidad, los blancos mantuvieron la marcha.

En el 53, y de nuevo con la banda derecha como protagonista, Brahim puso el 4-1. Lucas inició la jugada en el pico del área, Brahim lanzó el desmarque al área, el gallego conectó con Mbappé en la frontal y éste, de primeras, asistió a Díaz, que batió a Álvaro para ampliar la renta.

El 4-1, ahora sí, provocó una importante desconexión en el ambiente. El Madrid comenzó a pensar en las vacaciones y el ritmo del duelo bajó varias velocidades. Isaac envió un balón al palo y Lukebakio recortó distancias en el 85 mientras Ancelotti rotaba, aunque no demasiado. Endrick no tuvo minutos. El Madrid entrará en 2025 a un punto del Atlético y con la moral por las nubes.

La fe de Lukebakio, el salvador del Sevilla: "Mi ídolo es Jesucristo"

La fe de Lukebakio, el salvador del Sevilla: “Mi ídolo es Jesucristo”

A Dodi Lukebakio (Asse, Bélgica, 1997) "le vino Dios a ver", nunca mejor dicho, cuando Víctor Orta, director deportivo del Sevilla, se fijó en él y marcó su teléfono móvil. Después de marcar 11 goles en la Bundesliga con el Hertha de Berlín, el delantero aterrizó en Sevilla la noche del 23 de agosto del año pasado. Fue su propia 'Madrugá'. Porque el belga es un hombre de profundas creencias religiosas y llegó al Sánchez-Pizjuán como salvador de un equipo que había perdido mordiente y liderazgo. El cuadro de Nervión se dejó en él ocho millones de euros y hoy, año y medio después, se ha convertido en estrella del equipo que esta tarde visita el Santiago Bernabéu.

La historia de Lukebakio no se entiende sin Jesucristo. "Mi único ídolo", repite desde sus primeras palabras al departamento de comunicación del Sevilla. En sus redes sociales se pueden encontrar continuas referencias a la Biblia y en la biografía de su perfil, además de los obvios 'Jugador del Sevilla y de la selección de Bélgica', añade "Jesucristo, mi Dios y Salvador".

La fe del futbolista belga no se queda sólo en las palabras y en internet, también llega a la ropa con la que sale cada fin de semana a jugar. Suele llevar una muñequera con el nombre de Jesucristo y en sus espinilleras, además de mensajes a su familia, no falta el mensaje anterior: "Jesucristo, mi Dios y Salvador".

Su comienzo en el Sevilla no fue fácil. Después de unas primeras semanas ilusionantes, en las que marcó dos goles, unos problemas en el embarazo de su mujer le obligaron a viajar en repetidas ocasiones a Bélgica. Comenzó a perder el ritmo y la titularidad y se lesionó la rodilla en el mes de diciembre. Tres meses de baja en los que se refugió en su hija recién nacida y en la Biblia. "Muchos creen en Jesús sólo cuando todo está bien, pero yo he elegido alabarle en este momento. Esta experiencia me hará más fuerte", escribió en sus redes.

Las oraciones surgieron efecto, porque volvió a tiempo para ayudar al Sevilla en la pelea por la salvación, conseguida en el tramo final de la temporada, y terminó entrando en la convocatoria de Bélgica para la Eurocopa. Lukebakio es un habitual en las listas de su selección, y eso que llegó a debutar con la absoluta de Congo.

En 2016 se fue cedido al Toulouse, pero no pudo jugar hasta el mercado invernal porque no tenía el certificado de nacimiento y así no podía conseguir el permiso de trabajo. La única manera que encontró la Ligue 1 para inscribirle fue que disputara un partido amistoso con la República Democrática del Congo, el país de sus padres, y así conseguir la nacionalidad. Lo hizo, disputó varios encuentros con el conjunto francés y rechazó volver a jugar con el país africano esperando la llamada de Bélgica, que finalmente llegó.

Un hat-trick al Bayern

Pasó por el Charleroi, el Watford y el Dusseldorf, con los que marcó un hat-trick al Bayern en 2018, llamando la atención de varios clubes de escalones superiores. Tuvo varias ofertas y eligió la del Hertha Berlín, que pagó 18 millones por él en 2019. Cuatro años después, llegó a Sevilla.

Con Ronaldinho y Cristiano Ronaldo como "referentes", dice, Lukebakio está cuajando el mejor inicio de temporada de su carrera. Lleva siete goles en las 17 primeras jornadas de Liga y es la absoluta estrella de un Sevilla que ha conseguido levantar el vuelo tras un arranque complicado. García Pimienta le ha entregado las llaves de su ataque, le ha dado libertad para moverse por todo el frente para conectar con Isaac Romero y el belga ha respondido.

Es el séptimo anotador del campeonato, empatado con Sorloth, Griezmann y Lo Celso y con Vinicius, Ayoze, Mbappé, Budimir, Raphinha y Lewandowski por delante. A sus 27 años y después de muchas temporadas esperando su explosión, está ante un curso que puede marcar definitivamente su carrera y ya suenan a su alrededor nombres de clubes importantes, como los de Inter o Juventus.

La doble reválida de Vinicius en Qatar: 48 horas de respuestas, advertencias y goles

La doble reválida de Vinicius en Qatar: 48 horas de respuestas, advertencias y goles

Han sido 48 horas de reválida para Vinicius en Qatar. De una pequeña revancha. Levantó el The Best el martes a las nueve de la noche, hora local, y repitió el miércoles con la Copa Intercontinental, el 'Balón de Oro' del torneo y el MVP de la final tras marcar y asistir contra el Pachuca. Dos días en los que el brasileño, su entorno familiar, el vestuario y el cuerpo técnico del Real Madrid, cada uno a su modo, gritaron todo lo que se habían guardado en aquella polémica tarde del 28 de octubre, cuando el conjunto blanco, enfadado con la UEFA y con France Football por la "falta de respeto a Vini", no envió a ningún representante a París para la gala del Balón de Oro.

Vinicius rompió su silencio casi dos meses después de su ausencia en el Teatro Chatelet. No había hablado sobre el tema en todas estas semanas, ausente por lesión en algunos partidos del Madrid y rechazando hablar en cualquier zona mixta o rueda de prensa. Sus últimas palabras sobre su segundo puesto en el Balón de Oro habían sido las de aquel mismo día en sus redes sociales: "Lo haré diez veces más si hace falta".

En la Academia Aspire de Doha, en una extraña gala preparada a toda prisa por la FIFA aprovechando la presencia del Madrid en el emirato, el brasileño se sintió, por fin, "el mejor jugador del mundo". Infantino, ante la imposibilidad de cuadrar una ceremonia acorde al premio por las exigencias de su propio calendario futbolístico, avisó al jugador de los resultados de la votación (algo que no hizo France Football) y le convenció para acudir al evento, a 15 minutos en coche del hotel del Madrid en Qatar.

El presidente de la FIFA, en batalla también con la UEFA en esta eterna guerra geopolítica del fútbol europeo, rompió con Ceferin hace tiempo y entrega desde entonces su propio premio, separado del Balón de Oro. Y después del fracaso del año pasado, cuando ninguno de los finalistas acudió a la gala de The Best en Londres, necesitaba sí o sí al ganador con su trofeo. Fuera donde fuera.

Ahí apareció Vinicius, que venció con contundencia en el voto de los aficionados y los capitanes, algo que ha reforzado su tesis, y su rabia, después de ver a Rodri ganar el Balón de Oro. El español le superó por poco en el voto de los entrenadores y de los periodistas, y el brasileño sigue convencido de que fueron temas no futbolísticos los que no le permitieron triunfar en la votación de los medios en el galardón parisino.

Por eso tenía guardados decenas de mensajes en su discurso, tanto en la propia gala como a través de sus redes sociales. "Era un niño que jugaba en la calle de Sao Gonçalo, cerca de la pobreza y el crimen y llegar aquí es importante para mí", declaró en el escenario. Ya en el hotel, usó sus perfiles públicos para ser todavía más contundente: "Llegó la hora de decir que soy el mejor del mundo. Intentaron invalidarme, hacerme de menos, pero no están preparados. Nadie me va a decir por quién tengo que luchar y cómo me debo comportar".

El vestuario, en silencio durante la noche del Balón de Oro, también cambió la marcha para apoyar a uno de sus grandes líderes. Todos pusieron algún mensaje y se hicieron una foto de familia en el hall del hotel de concentración. Más que una previa de la Intercontinental, fue una reafirmación madridista sobre todo lo sucedido en París.

24 horas después, Vinicius cambió las palabras por el fútbol y volvió a situarse como 'El señor de las finales' del Madrid. Marcó un gol y asistió a Mbappé en otro para ampliar a 14 goles/asistencias su balance en las 12 finales que ha disputado con el conjunto blanco. Ocho tantos y seis pases de gol. Por contextualizar, Cristiano Ronaldo terminó su etapa con 16, igual que Puskas y Benzema. "La gente no me votó para el Balón de Oro, pero eso no va a cambiar lo que pienso y lo que me dicen mis compañeros", dijo.

En Valdebebas, el mensaje es claro desde hace meses: "Es el mejor jugador del mundo". Los rumores sobre la llegada de Mbappé crearon un runrún alrededor del equipo en los primeros meses de este año, pero se disiparon con las actuaciones del brasileño en la fase final de la temporada pasada. El francés, al que le une una gran relación, supo cuando aterrizó al Bernabéu que debía compartir galaxia con una estrella gigante.

La “llamada trampa” de Ancelotti en 2021 y el lío Vinicius-Balón de Oro: “La gente no me votó, eso no cambia lo que pienso”

Actualizado Miércoles, 18 diciembre 2024 - 21:43

Hay récords en el Real Madrid que parecen, o parecían, inalcanzables. Ahí están los 741 partidos de Raúl González o los 450 goles de Cristiano Ronaldo. Cifras extraordinarias. Un techo imposible. A esa altura estaban también las seis Copas de Europa de Paco Gento o los 14 títulos de Miguel Muñoz como entrenador. Ambas son ya historia. A Gento le igualaron Modric, Kroos, Carvajal y Nacho tras la última final de Wembley. Y a Muñoz le superó ayer Carlo Ancelotti, convertido ahora tras la Intercontinental, con 15 trofeos, en el técnico más laureado en la historia del conjunto blanco.

Su cara en el césped después del pitido final, ceja levantada y tímida sonrisa hacia su hijo y primer asistente Davide, es la expresión de un hombre que vive tranquilo en el continuo e inesperado sobresaliente. Porque si Muñoz levantó todos sus títulos en una misma etapa, entre 1960 y 1974, Carletto vio el cielo abierto cuando en una llamada de teléfono con José Ángel Sánchez para pedirle a un jugador para su Everton descubrió que tenía opciones de regresar al Madrid.

«Los días previos a esa llamada nunca pensaba que podía volver. Hice la llamada para ver si podía fichar a algún jugador del Madrid para el Everton, lo tiré ahí... Y efectivamente cayeron en la trampa», bromeó ante la prensa.

La realidad es que el italiano estaba agazapado en el segundo equipo de Liverpool, donde cumplía dos temporadas en la zona media de la Premier. A sus 60 años y tras 20 en la elite, parecía que su carrera iba caminando hacia el ocaso.

Antes, en los dos cursos con el Madrid, entre 2013 y 2015, conquistó la Décima, una Copa del Rey, una Supercopa de Europa y un Mundial de Clubes. Parecía suficiente título de blanco como para agrandar su palmarés, pero hubo más.

En su regreso, Ancelotti le ha dado vida a un equipo y a una plantilla en plena reconstrucción. Ha encajado a la columna vertebral veterana con la nueva generación de jóvenes estrellas y ha sumado once títulos en apenas dos temporadas y media. Y aspira este curso a siete trofeos, incluido el nuevo Mundial de Clubes de final de temporada.

«Son muchos títulos, estoy muy feliz. Es un éxito», manifestó en el césped del Lusail. «Si tuviera que quedarme con uno... La Décima fue algo especial para mí y para el Madrid, la verdad. Y después de volver... La Champions de París también fue muy importante».

También fue una noche especial para Vinicius. El brasileño recibió el martes el The Best, galardón que cubre un poco la herida de la derrota en el pasado Balón de Oro, y fue el mejor jugador de la Intercontinental, llevándose a casa, curiosamente, el Balón de Oro, así lo llama la FIFA, del torneo. El delantero asistió a Mbappé en el 1-0 y anotó de penalti el tercer y definitivo gol. Se trata de la quinta final en la que marca tras los dos goles en las finales de Champions en París y Wembley, el Mundial de Clubes de 2022 y la Supercopa de España de 2024, donde anotó tres goles al Barcelona.

«Estoy muy contento con el partido y con el martes, que fue muy especial. Está siendo una semana muy bonita y muy importante para mí y para todos los futbolistas que han jugado conmigo desde niño», explicó Vinicius, que prometió hacer hueco en su casa para más trofeos: «Si no tengo huecos, debo reservar para más», bromeó.

El brasileño reflexionó sobre la polémica alrededor del último Balón de Oro y su ausencia en la gala de París: «Vivo tranquilo desde que puedo dar a mi familia más comida y agua cada día. La gente no quiso votar por mí y eso no va a cambiar lo que pienso y lo que mis compañeros me dicen cada día. Estoy aquí para jugar por ellos y para hacer todo lo mejor para la camiseta más grande del mundo», terminó, saliendo ovacionado de Lusail.

El Madrid arrasa al Pachuca, conquista la Intercontinental y suma otro anillo a su galaxia

Actualizado Miércoles, 18 diciembre 2024 - 19:52

Justo dos años después de que Messi y Argentina tocaran el cielo, el Real Madrid elevó en el icónico Lusail de Qatar la cuarta Copa Intercontinental de su historia, el noveno título de Campeón del Mundo si tenemos en cuenta los cinco Mundiales de Clubes que acumula en su palmarés. Es el segundo título de esta temporada, el segundo anillo de la nueva galaxia de Florentino Pérez. Marcaron Mbappé, Rodrygo y Vinicius para solventar el trámite ante un Pachuca inferior.

No dudó Carlo Ancelotti en su once. El día que superó a Miguel Muñoz como entrenador con más títulos del conjunto blanco, el italiano le entregó al público catarí su alineación más esperada. Esa que junta a Mbappé, Vinicius, Bellingham, Rodrygo, Valverde y Camavinga en un ataque de nombres extraordinarios. El francés, ausente en Vallecas tras su lesión contra el Atalanta, se recuperó a tiempo para ser titular. El juego fue de menos a más, de espeso a coral, de errático a excelente.

Enfrente, un Pachuca que sorprendió en las extrañas eliminatorias previas que obligaron a todos, salvo al campeón de la Champions europea, a superar varios partidos para llegar a la final. Los mexicanos vencieron al Botafogo, campeón de la Libertadores, y al Al-Ahly, el mejor africano, para plantarse en el duelo contra el Madrid. Pero a pesar de un inicio algo eléctrico, fueron incapaces de igualar el ritmo de un conjunto blanco que no necesitó demasiado para conquistar el título.

Rodríguez e Idrissi probaron a Courtois en los primeros 10 minutos mientras el resto del Madrid todavía tenía su mente lejos de Lusail. En este calendario de máxima exigencia, un duelo tan mundial como desequilibrado suele provocar desajustes mentales y futbolísticos del equipo superior. Eso le sucedió al Madrid durante la primera media hora de duelo.

Camavinga asumió el peso de la posesión y Bellingham y Rodrygo se situaron entre líneas para conectar con Mbappé y Vinicius, pero estuvieron erráticos en el último pase. Sin tensión, sin necesidad y sintiéndose demasiado superiores. Casi como un entrenamiento.

En la banda, Ancelotti se echaba las manos a la cabeza por una mala salida de balón de su equipo desde atrás y se lo recriminaba a Mbappé y a Vinicius, muy alejados del balón. La bronca pareció despertar a los suyos, porque a partir de ahí comenzaron a mostrarse más intensos en sus acciones. En el 27, Mbappé no acertó a definir una buena contra liderada por Vinicius y Rodrygo. En el 31, el galo tampoco atinó a entregar un pase atrás a Vini... Y en el 37 llegó el gol madridista.

El Madrid necesitó 10 minutos de cierta intensidad para alcanzar la red mexicana. Valverde y Camavinga aceleraron en el centro del campo con una pared, el uruguayo encontró a Bellingham en la frontal, el inglés se giró y vio el desmarque de Vinicius y el brasileño, estrenando el premio The Best, se inventó el tanto. Regateó a Moreno con una bicicleta y en lugar de buscar portería le regaló el gol a Mbappé, que sólo tuvo que empujar la pelota.

Tras el descanso, el Madrid siguió dominando con facilidad. El Pachuca permitió la aparición de Bellingham y Rodrygo entre líneas y en esa permisividad terminó su partido. Los blancos se presentaron en la frontal del área rival en cada jugada y estaba claro que el segundo gol no tardaría en llegar.

En el 53, Rodrygo recibió en la frontal, amagó a su par para lanzar con la zurda, volvió a amagar para perfilarse con la derecha y clavó la pelota en el lado izquierdo de Moreno. El VAR vio un posible fuera de juego de Bellingham por molestar al portero al estar en la línea del disparo, pero tras revisarlo en la pantalla, el venezolano Valenzuela confirmó el gol.

A partir de ahí, un paseo. A la hora de partido, Ancelotti retiró a Mbappé y a Camavinga y unos minutos más tarde a Rodrygo para mandar un mensaje de relajación. El Pachuca se acercó con algún intento esporádico, pero no hubo pelea. Sólo la de Vinicius para intentar celebrar el The Best con un gol. Lo consiguió en el minuto 84, al anotar un penalti cometido por Lucas para convertirse en el MVP del duelo.

El Madrid, que aspira a siete títulos este curso, ya tiene dos. Siguiente paso: Supercopa de España.

Borja Bastón: “En Europa no se le da importancia, pero en América la Intercontinental es la final del mundo”

Actualizado Martes, 17 diciembre 2024 - 22:41

Borja Bastón (Madrid, 1992) compartió generación con Carvajal, Isco, Morata o Deulofeu. Ganaron el Europeo sub'19 de 2011 y a partir de ahí el destino del fútbol les fue colocando en diferentes lugares. Ahora, en 2024, el balón enfrenta a Bastón, canterano del Atlético y delantero del Pachuca, con el Real Madrid en la final de la Copa Intercontinental tras 12 equipos y tres años intentando ascender a Primera con el Oviedo.

Después de tres temporadas en el Oviedo, ¿cómo le llega la oportunidad del Pachuca?
Pues el dueño del Pachuca es el mismo que el del Oviedo. Tras mi primer año en el Oviedo (marcó 22 goles), tenía varias ofertas, el Grupo Pachuca compró el club y me hicieron un contrato largo con base en Pachuca y con una cesión en el Oviedo para intentar ascender. Pasaron dos años, no se consiguió el ascenso y me fui a México.
¿Qué tal el cambio?
Bien, aunque al principio las condiciones fueron complicadas. Acabé la temporada con el Oviedo el 24 de junio y el 28 tenía que estar con Pachuca para la pretemporada. No tuve ni dos días de descanso después de un año que mentalmente había sido muy duro por el desgaste. La liga empezaba al momento, no conocía a los compañeros y me tuve que adaptar muy rápido. Es un fútbol diferente, unas costumbres diferentes y no ha sido fácil. No estoy jugando todo lo que yo quisiera, pero todo tiene un proceso. El campeonato que hemos hecho no ha sido bueno, pero tengo ganas.
Y les llega el premio de la Intercontinental.
Teníamos muchas ganas de este torneo. Ganar al campeón de la Libertadores, ganar al campeón de África y ahora enfrentarte al ganador de la Champions, y que encima sea el Madrid, uno de los mejores de la historia... Algunos nos hemos podido enfrentar a ellos alguna vez, pero para muchos es un sueño medirse al Madrid.
En Europa a la Intercontinental no se le da demasiado bombo. En América es diferente, ¿no?
Para ellos es la final del mundo. El torneo más grande a nivel de clubes. En Europa no se le da tanta importancia, también porque el ganador de la Champions va directo a la final y eso le quita todo lo que hemos vivido estos días, los partidos que hemos ganado, las alegrías...
¿Es muy diferente la presión en España que en América?
Creo que depende. Hay clubes en México con mucha masa social y con una presión enorme. Pachuca es un club grande, ganador, aunque a lo mejor no tiene esa masa social como otros en el que el día a día es más duro.
Se miden al Madrid. Usted coincidió con Carvajal en las inferiores de la selección, con Nacho, con Courtois en el Atlético...
Dani y yo somos de la misma generación y nos hemos enfrentado desde pequeños en la cantera, en los derbis, hemos compartido selección madrileña, española... Nos tenemos cariño, aunque no tenemos una relación de hablar todos los días. Con Courtois estuve dos pretemporadas, él era súper joven, casi no hablaba español al inicio, y luego en Inglaterra, cuando él jugaba en el Chelsea y yo en el Swansea, nos enfrentamos, pero también sin contacto día a día.
¿Ser canterano del Atlético le da un impulso más al partido de esta noche?
Bueno, el partido en sí ya es especial, pero claro, yo desde pequeñito he sido del Atlético y esa rivalidad la llevas dentro.
Cuando se da un cambio de equipo como el de Courtois, ¿los futbolistas que son de ese club lo viven tanto como el aficionado o no?
Depende un poco. Cuando 'Tibu' vino al Atlético era un cedido del Chelsea. Hizo dos temporadas espectaculares, pero no tenía ese arraigo que se tiene desde la cantera. Es diferente. Lo hizo lo mejor posible en el Atlético, volvió a su club y luego le surgió la oportunidad del Madrid, donde está demostrando la clase de portero que es.
¿Cómo ha llevado usted tanto movimiento en su carrera? Suma trece equipos.
Bueno, cuando perteneces a un club grande como el Atlético tienes a grandes delanteros delante. Yo sufrí una lesión, no tenía continuidad y me tocó salir cedido. Cada año iba a un destino intentando hacer bien las cosas para quedarme en el Atlético y al final, el año del Eibar, no me pude quedar y salí vendido al Swansea. Y allí lo mismo, me fui a una liga diferente, no tuve la continuidad que esperaba y volví a España. He ido enlazando situaciones en las que he tenido que buscar equipo. En Oviedo he encontrado una estabilidad de tres años que era lo que buscaba, y ahora a ver lo que depara el futuro.
La transformación del "niño" Arda Güler: conversaciones con Ancelotti, "mucha presión", gimnasio, nutrición...

La transformación del “niño” Arda Güler: conversaciones con Ancelotti, “mucha presión”, gimnasio, nutrición…

«Es un joven con mucha presión alrededor». Después de marcar ante el Girona su primer gol de la temporada, Carlo Ancelotti volvía a mandar un mensaje a Turquía y a poner calma sobre el foco mediático de Arda Güler. La perla otomana, «el Messi turco», como le apodaron en su país antes incluso de fichar por el Real Madrid, es una de las personalidades más famosas de una nación donde la pasión lo es todo.

A sus 19 años, Güler es uno de los futbolistas más ovacionados por la afición del conjunto blanco, tanto en España como en el extranjero. En Vallecas, última visita madridista, fue el más aclamado junto a Jude Bellingham a la salida del estadio tras el partido.

Y la final de la Copa Intercontinental de esta tarde en Doha no será una excepción. El turco, musulmán profeso, se presenta esta semana ante un público árabe que le idolatra y que ve en él la conexión entre la pasión religiosa y la futbolística. El Madrid tiene millones de seguidores en el mundo árabe y tras la salida de Benzema, también musulmán, Güler es ahora su nuevo icono, vitoreado a la llegada del Madrid a Doha este lunes.

«Ha madurado»

El turco sigue dando pasos adelante en el vestuario del cuadro de Chamartín. Ha sido titular en los dos últimos partidos de Liga, ha marcado un gol y ha dado dos asistencias. Pasos de gigante para «un niño», como le define Ancelotti todavía, que en 12 meses se ha transformado físicamente. «Ha madurado», admiten en Valdebebas, tanto de piernas como de mente, y se ha ganado un hueco en la rotación del campeón de LaLiga y la Champions.

Llegó en el verano de 2023 con apenas 18 años y una musculatura poco trabajada, aunque con todo el talento del mundo. Y le costó. Sufrió una lesión de menisco en la pretemporada de Estados Unidos, pasó por el quirófano, estuvo de baja dos meses y al volver acumuló varias lesiones musculares que le impidieron debutar hasta enero de este año, cuando su familia se presentó en las humildes gradas de Aranda de Duero una noche de Reyes para observar el primer partido oficial de su hijo con la camiseta blanca, en la Copa del Rey. Sus padres y su hermana son los grandes pilares de su círculo cercano y los que más paciencia le han dado en sus primeros y complicados momentos en el Santiago Bernabéu.

Por instantes se desesperó, con el ansia viva de querer demostrar sus virtudes y con la presión extraordinaria de todo su país por verle triunfar. «Ha tenido seis meses de lesiones y ahora está más tranquilo. Hay que ser paciente con él, entiendo que hay mucha presión sobre él, un país entero Turquía que quiere verle jugar en el Madrid, lo entiendo, pero paciencia. El chico, el niño, tiene 18 años, tendrá su tiempo», reflexionaba Ancelotti en la sala de prensa a principios de 2024.

Adaptación a la cultura española

El turco tuvo muchas conversaciones con el italiano y con miembros del cuerpo técnico durante las primeras semanas del año, cuando ya se encontraba mejor. Hizo público su deseo de jugar más y desde el banquillo le pidieron tiempo para encajar las piezas de un equipo que en ese momento peleaba por todo. También en la directiva, donde su gran apoyo ha sido Juni Calafat, culpable de su fichaje tras las interminables negociaciones con el Fenerbahce y con su familia. Calafat le terminó ganando la partida a Deco, enviado por el Barça a Estambul en mayo de 2023, y el tiempo, como le había prometido Ancelotti, llegó para el niño Güler en la primavera de la pasada temporada.

El 26 de abril había jugado 31 minutos en Liga, pero terminó el curso acumulando más de 400 y marcando seis goles. Ahora los números son diferentes: suma más minutos que en toda la campaña pasada (657) y ha sido titular siete veces. Ancelotti le define como «un diamante».

Güler, frente a Mbappé, el martes en Doha.

Güler, frente a Mbappé, el martes en Doha.REAL MADRID

Se ha centrado en el apartado físico, con dobles sesiones entre la ciudad deportiva y el gimnasio de su casa, donde le ayuda un entrenador personal. Ha mejorado su alimentación y ha ganado masa muscular. La adaptación a la cultura española, diferente a la turca en muchos sentidos, también ha sido clave. Y los apoyos del vestuario, especialmente de Fede Valverde y Brahim, le han dado un impulso dentro del grupo.

Ancelotti le ha moldeado, dentro y fuera del césped. Fuera, le ha mostrado cariño, como aquella presentación en Cibeles cuando le habló a la afición de «un chico muy interesante». En el campo, ante el overbooking de la delantera, circunstancia que sufre su compañero de generación Endrick, el técnico italiano ve a Arda más como interior, como parte del centro del campo. Ya sea en un mediocampo de cuatro futbolistas o de tres. Y ahí, desde un principio, le pide un trabajo defensivo que el turco, ahora, sí está siendo capaz de ofrecer. «Trabaja y corre mucho», dijo el transalpino sobre él tras el duelo ante el Girona.

Montella, seleccionador turco, ha elogiado hace unos días que Güler «ha mejorado mucho en términos de actitud y carácter». «Ha aprendido a luchar y competir», insistió. Todo después de una Eurocopa que ha empujado su carrera. Después de la montaña rusa que fue su primer año en Madrid, Arda se convirtió en una de las revelaciones del torneo. Su selección fue cuartofinalista y él uno de los mejores jóvenes, asentando su lugar en el conjunto blanco, negando cualquier cesión e impulsando su carrera en la Castellana.

La FIFA sí premia a Vinicius: gana el The Best en una extraña gala 24 horas antes de la Intercontinental

Actualizado Martes, 17 diciembre 2024 - 18:58

Esta vez sí, Vinicius Júnior ha sido galardonado como mejor futbolista del mundo. Después de su segundo puesto en el Balón de Oro que levantó el español Rodrigo Hernández, la FIFA, en sus premios The Best, ha concedido el premio al delantero brasileño del Real Madrid. Aitana Bonmati se llevó el trofeo femenino.

Ha sido una gala extraña dentro de una serie de decisiones más extrañas todavía por parte de la FIFA. La máxima organización del fútbol mundial anunció hace sólo un par de días que la gala se haría en Qatar y de manera telemática, después del bochorno que significó que el año pasado no asistieran ninguno de los tres finalistas del premio masculino (Messi, Mbappé y Haaland).

Por esto, la ceremonia se ha hecho este martes en la Aspire Academy de Doha, donde en 24 horas se celebra la final de la Copa Intercontinental entre el Madrid y el Pachuca. Ante la falta de huecos en el exprimido calendario futbolístico, la FIFA ha aprovechado la presencia del Madrid en la ciudad y el evento por el 20º aniversario de la Academia para realizar la gala a toda prisa.

Ha durado una hora y han faltado todos los ganadores de premios, salvo Vinicius y Ancelotti, galardonado como mejor entrenador. El resto de protagonistas, entre ellos Aitana, Bellingham, Carvajal o Lamine Yamal, han enviado diferentes vídeos de agradecimiento. El evento se ha retransmitido a través de la web de la FIFA, en un modo diferente a otros premios como el Balón de Oro, que sí cuentan con grandes televisiones detrás.

Vinicius, Carlo Ancelotti y Florentino Pérez estuvieron en persona en la ceremonia, a 24 horas de la final contra el Pachuca, dándole a la FIFA la imagen que quería: sus ganadores con su premio. "Muchas gracias a los dos presidentes del Madrid y del Pachuca, que mañana disputan aquí la final de la Intercontinental", ha elogiado Gianni Infantino, presidente de la FIFA.

Vinicius es el primer brasileño en recibir el premio a mejor jugador del mundo desde que Kaká ganara el FIFA World Player (y el Balón de Oro) en 2007. "Era un niño que jugaba en la calle de Sao Gonçalo, cerca de la pobreza y el crimen y llegar aquí es importante para mí. Lo hago por los niños que piensan que esto es imposible. Quiero agradecer a los que han votado, a entrenadores, jugadores, periodistas, aficionados... Agradezco a mi familia, que dejó de vivir su sueño para vivir el mío e hicieron todo para que yo estuviera aquí. Gracias al presidente, a José Ángel Sánchez, a Ancelotti, a Juni Calafat... Quiero seguir en el Madrid por mucho tiempo, que es el mejor club del mundo. Gracias a Brasil, que me ha dado fuerza para seguir en mi lucha", ha expresado el brasileño.

Los recientes éxitos del fútbol español a nivel internacional han sido reconocidos en estos The Best con la amplia representación entre los candidatos a los premios y a los mejores onces. En el masculino, la alineación ideal la han compuesto: Emiliano 'Dibu' Martínez, Dani Carvajal, Antonio Rüdiger, Ruben Dias, Saliba, Bellingham, Rodri, Kroos, Lamine, Haaland y Vinicius. Mbappé se ha quedado fuera.

En la alineación femenina han tenido presencia Irene Paredes, Ona Battle, Patri Guijarro, Aitana y Salma.

Los ganadores, a diferencia del Balón de Oro que deciden los periodistas, son el resultado de un sistema que concede el mismo peso a los votos de aficionados, capitanes y entrenadores actuales de las selecciones nacionales masculinas y femeninas y representantes de la prensa.

Ancelotti: “¿Si he perdido el control del vestuario? Pregunta dura… No lo he perdido, por supuesto que no”

Actualizado Martes, 17 diciembre 2024 - 16:47

Carlo Ancelotti y Jude Bellingham fueron los protagonistas en la previa de la final de la Copa Intercontinental, nueva oportunidad para el Real Madrid de sumar un título esta temporada. Lo hará ante Pachuca y en un momento irregular del conjunto blanco, que viene de empatar en Vallecas contra el Rayo.

Ante la prensa, el entrenador italiano fue contundente sobre la situación de la plantilla y sobre el ambiente que se vive dentro. Cuestionado por un periodista extranjero por el "control" sobre sus futbolistas, Ancelotti, sorprendido, fue directo: "¿Que si he perdido el control del vestuario? Pregunta dura, eh. No, no lo he perdido, por supuesto que no. En el fútbol hay que atravesar momentos difíciles, a veces llegan en octubre-noviembre y a veces en abril-mayo. Lo importante es estar ahí. Si llega pronto, aún lo puedes rescatar. Seguro que seremos muy competitivos en la segunda parte de la temporada, seguimos vivos y no he perdido el control", reflexionó y recalcó el italiano.

Preguntado también por las críticas a su trabajo, el entrenador transalpino las consideró "aceptables". "Son parte de mi trabajo. He diferenciado muy bien lo que me molestó más en otras semanas. La crítica deportiva la tengo muy en cuenta, porque no siempre haces las cosas bien y te equivocas. La crítica te puede despertar. No hay ni un entrenador en la historia del fútbol limpio de la crítica. Es importante entenderlo".

Carletto tiene ante sí la posibilidad de convertirse en el entrenador con más títulos de la historia del Madrid. "Es algo importante también para mí, un honor que me comparen con entrenadores tan grandes", admitió. Y deslizó que Mbappé puede tener minutos en la final. "La situación de Kylian es sencilla, entrenó ayer y tuvo buenas sensaciones. Hoy será importante para evaluar sus sensaciones. Si está bien va a jugar, pero si hay un mínimo riesgo no lo hará. Las sensaciones de ayer fueron muy buenas y somos optimistas".

Será una tarde interesante para el Madrid y para Vinicius, que puede ganar el premio 'The Best' a mejor futbolista de la temporada. "Se lo merece por el trabajo que está haciendo", dijo Ancelotti.

Unos segundos antes, Bellingham había elogiado al brasileño. "Es un placer jugar con Vinicius, nos ayuda a levantar títulos. Sería muy meritorio si se lleva el The Best, me alegraría por él".

El inglés asumió la presión de jugar y liderar el Madrid. "La presión es un privilegio. Soy un aficionado al fútbol y entiendo cómo funcionan las cosas. Hay críticas y las aceptas. Eso se queda de puertas para adentro, el ruido exterior es algo de esperar", declaró, y dejó claro que no es el único líder del vestuario: "Creo que en los vestuarios hay muchos líderes. No iría mucho más allá, hay muchos futbolistas en el vestuario. Lo importante es que todos nos respetamos y podemos delegar responsabilidades porque confiamos mucho los unos en los otros".

Bellingham sigue jugando con la protección en el hombro, una situación que estrenó la pasada temporada y parecía haber dejado de lado, pero que ha continuado este curso. "Todo bien, sigo con la protección, pero las sensaciones son muy buenas".