GP de Sao Paulo
Verstappen logra la ‘pole’, por delante de Leclerc y Stroll, tras una caótica Q3, condicionada por la lluvia.
Aston Martin acertó de pleno en Interlagos, para fortuna de Lance Stroll y Fernando Alonso, que partirán tercero y cuarto en la parrilla del GP de Brasil. Una semana después de su pésimo rendimiento en México, la escudería de Silverstone encontró un resquicio en la Q3 para firmar su mejor sesión clasificatoria de 2023. Justo antes de que se desatara el temporal, sus pilotos redondearon una gran vuelta y únicamente cedieron ante Max Verstappen, autor de la pole, y Charles Leclerc.
A estas alturas resulta casi imposible descifrar el momento real de Aston Martin, que ofreció a sus pilotos un nuevo fondo plano, mezcla de los utilizados en las últimas carreras. Quizá ni siquiera sus propios ingenieros puedan entender esta mejora exhibida en Sao Paulo, una de los circuitos más propensos a las sorpresas y el caos. El caso es que allí había que mezclar agilidad y codicia. Y ellos lo hicieron mejor que el resto.
Nada se pudo hacer, claro, ante Verstappen, autor de su undécima pole del año (1:10.727), con 29 centésimas sobre Leclerc y 61 sobre un inspiradísimo Stroll. El AMR-23, por la destreza de sus pilotos y la presteza de sus jefes, había dejado atrás a los Mercedes, los McLaren y Carlos Sainz. En el garaje verde, las escenas de euforia recordaban las de la ya lejana primavera.
Reservar los blandos
Y eso que el viernes había arrancado regular para Alonso. El bicampeón mundial, durante la única sesión libre, advirtió de la suciedad de la pista, denunciando que no reunía los estándares mínimos. Había pinchado su rueda trasera izquierda, la misma que Lewis Hamilton, así que esos contratiempos obligaron a prolongar las tareas de limpieza. Según filtraron algunos testigos, sobre el asfalto aparecieron incluso tornillos, por lo que a la FIA no le quedó sino retrasar un cuarto de hora el inicio de la Q1.
A falta de otros alicientes, se percibía algo impredecible en Interlagos, donde hace un año Kevin Magnussen firmó una de las poles más sorpredentes de la última década. Con una previsión de lluvia rondando el 60% y 39ºC sobre el asfalto, la actividad se vio condicionada por lo que se movía en los cielos y por la estretegia con los neumáticos. La prioridad era conservar el mayor número de gomas blandas para el domingo. Esquivando, por supuesto, cualquier debacle prematura.
Con la pista evolucionando de forma exponencial, la tabla de tiempos daba un vuelco cada poco. Leclerc brilló por encima del resto en la Q1, donde sólo usó juego de blandos, igual que Verstappen y los McLaren. Alonso, en cambio, debió emplear tres antes de asegurar su avance, en una zona media donde también aparecía Alexander Albon y los Haas.
Por primera vez desde Spa
Las buenas sensaciones de Stroll se consolidaron en una agitada Q2, donde hasta Verstappen y Hamilton sufrieron un par de sustos, contravolanteando para salir del apuro. Lando Norris comandó la tabla, conteniendo a los Red Bull, con Alonso cuarto y Stroll sosteniendo su décima plaza sin siquiera un segundo intento. El gran damnificado fue Albon, a quien borraron su crono por superar los límites de pista. Por primera vez desde el GP de Bélgica, Aston Martin colaba a sus dos monoplazas en la Q3. Y vaya 10 minutos que aguardaban.
Las nubes se cernían de un modo tan amenazante que bien parecía noche cerrada. Había que apresurarse antes de que descargaran torrencialmente, montar gomas de seco para cerrar un tiempo y guardar fila en el pit-lane antes que la competencia. A eso se aplicó, antes que el resto Aston Martin, con Alonso encabezando el pelotón. Verstappen, frenético, se desembarazó de George Russell para labrarse un hueco.
Las dificultades de Sainz para sostenerse y la salida de pista de Oscar Piastri supusieron la primera advertencia seria. Se abrían los paraguas, descargaba la tormenta y el madrileño no pudo mejorar su octava posición.