GP de Italia
El madrileño (1:20.294) supera a Verstappen por sólo 13 milésimas, mientras Alonso partirá décimo.
El alivio para Ferrari, tras otra temporada para el olvido, llegó de la mano de Carlos Sainz, autor de una fantástica pole en Monza (1:20.294), con 13 milésimas de ventaja sobre Max Verstappen. Nada más cruzar la meta, el madrileño enarboló su índice izquierdo para saludar a los miles de tifosi presentes en el Autodromo Nazionale, consciente de que había arrebatado el puesto de privilegio al gran jerarca del Mundial. Sin embargo, aún hubo que esperar un minuto más para que la FIA validase la situación, cuando los comisarios dejaron sin castigo una posible infracción de la Scuderia durante la Q1.
“Sigo con la piel de gallina”, admitió Sainz al acercarse a la tribuna del Retiffilo, donde una inmensa bandera con Il Cavallino ensanchaba aún más el orgullo rojo. Era la cuarta pole en la carrera del madrileño, tras las de Spa, Austin y Silverstone en 2022, aunque su carga emotiva y su apretadísimo margen frente a los rivales la colocan por encima del resto. Desde el viernes, Sainz ha venido mostrando un nivel excepcional en Monza, siempre por delante de Charles Leclerc. Y en el momento decisivo, a diferencia de otras veces, supo ratificarlo ante el monegasco.
Porque Leclerc, poco antes, había marcado la pole provisional (1:20.361), mejorada de inmediato por Verstappen. Sainz precisaba de una vuelta perfecta para batir al bicampeón mundial y su excepcional pulso en el segundo sector, con las dos curvas Lesmo y la variante Ascari, le bastaron para conseguirlo. Verstappen, en busca de su décima victoria consecutiva, se perfila como un rival temible el domingo, pero Carlos puede soñar con la gloria.
Stroll, eliminado en la Q1
A logros más modestos ha de resignarse Fernando Alonso, que partirá décimo, sin opción alguna de mejora en la Q3. Un revés más o menos previsible en esta pista a la que se adaptan mejor Mercedes McLaren o incluso Williams. “Sabíamos que iba a ser difícil y en carrera tocará sufrir. Intentaremos cubrir la posición de Lewis Hamilton, que es nuestro rival en el Mundial. El coche lo he sentido bien, pero en esta pista sólo hay seis curvas y no hemos podido valorar del todo las mejoras que traíamos”, aseguró el asturiano en los micrófonos de DAZN F1.
La inercia de Alpine, con el podio de Pierre Gasly en Zandvoort, se hizo carbonilla en la Q1, con la doble eliminación de sus coches. Aunque el papel más indecoroso, incluso por detrás de Haas y Alfa Romeo, correspondió a Lance Stroll, último clasificado. Su Aston Martin presumía de mayor potencia que la ofrecida en Spa, como demostraba Alonso, pero el canadiense defraudó sin paliativos.
Anotada, pero no castigada
La comparativa con lo sucedido hace un mes en las Ardenas resultaba alentadora para McLaren, que logró establecerse con cierta holgura entre la elite. Y aún mejor para los Williams, con una velocidad asombrosa que colocaría a Alexander Albon segundo en la Q1, a sólo 88 milésimas de la cabeza. Claro, que en la legendaria escudería de Grove también existe una clara jerarquía entre pilotos. Las manos de Logan Sargeant, cada día más cuestionado en su puesto, no bastaron para meter al prometedor FW45 más allá de la decimoquinta plaza.
Los líos no se ciñeron en exclusiva a los límites de pista, por mucho que casi de inicio, los comisarios borrasen una vuelta a Verstappen por traspasar la línea en la curva 7. El asunto más candente, tal y como se explicó desde la dirección de carrera, iba a afectar a las velocidades anormalmente reducidas. Desde la variante Ascari los vehículos lentos que preparaban el ataque podrían causar situaciones de grave peligro con los que ya habían acelerado a fondo, así que se prohibió cualquier ardid. Por tanto, algunos buscarían el hueco en el pit-lane, un ardid prohibido por el reglamento. En ese error, para no faltar a la costumbre, cayó Ferrari en la Q1 y los jueces se apresuraron a anotar la infracción, que no se resolvería hasta el final de la qualy.