Fernando Alonso optimizó al límite sus recursos en Spa para revertir un fin de semana que parecía torcido sin remedio. Su quinto puesto, intercalado entre los Mercedes, le permite llegar al ecuador del Mundial habiendo puntuado en las 12 carreras. Un logro sólo al alcance de Max Verstappen y Lewis Hamilton. Lejos de conformarse, el asturiano mantiene viva la llama de la ambición para la segunda mitad del campeonato. “No cabe duda que debemos mejorar porque hoy el podio se quedó un poco lejos y no pudimos luchar por él”, admitió.
Su consistencia al volante del AMR23 recordó la de los difíciles tiempos en McLaren o Alpine, cuando también supo exprimir el material con el que contaba. Minutos después de cruzar la bandera a cuadros, Alonso admitió que el coche había funcionado “muy bien” y le había dado “mucha confianza”. “Este es un circuito de alto rendimiento y tras el GP de Gran Bretaña nos sentíamos algo preocupados por nuestro ritmo. Hemos cambiado algunas características del coche y ha dado sus frutos”, subrayó.
“Seguramente este resultado ayude a la moral del equipo, para irnos de vacaciones con menos peso sobre los hombros”, concluyó Alonso en los micrófonos de DAZN, sin reparos a la hora de reconocer que los malos resultados en Silverstone o Hungaroring habían añadido “mucha presión” a su garaje. “Hemos demostrado que aún tenemos buen ritmo, así que ahora tenemos que actuar con calma y analizando el Mundial desde una perspectiva más amplia”, añadió.
“Algo de suerte”
En cuanto al desarrollo de la carrera, el ovetense reconoció que tras la salida tuvo “algo de suerte”. “Recuperé algunas posiciones en Eau Rouge, pero me preocupaba no poder mantenerlas en el primer stint. Fuimos rápidos, ya que mantuvimos a un Mercedes y un McLaren por detrás”. Mientras Lance Stroll, con una estrategia bastante discutible, se iba descolgando en la tabla, Alonso se sostenía sin agobios entre Lewis Hamilton y George Russell.
El tercer puesto en el Mundial de Pilotos y Constructores deja más que satisfecho al doble ganador de las 24 Horas de Le Mans. De hecho, una vez más quiso reiterar el valor de lo conseguido a las órdenes de Mike Krack “Esto era imposible pensar en algo así antes del inicio de la temporada”, finalizó.
Sainz necesita “resetear”
En marzo, las expectativas se medían a un nivel muy superior en Ferrari, que se marcha de vacaciones con muchos aspectos por mejorar. Bien lo sabe Carlos Sainz, que en Spa sumó su primer abandono de 2023, tras un incidente con Oscar Piastri cuando apenas habían transcurrido 270 metros de carrera.
“Si revisas carreras históricas en Spa, te das cuenta de que ha sido un incidente típico de la curva 1”, explicó el madrileño sobre lo acontecido en Le Source. “Quien va por la interior de la 1 y trata de adelantar acaba provocando un choque, así que esta vez me tocó a mí”, lamentó el ex piloto de McLaren.
Lo peor de este revés de la fortuna es que Sainz pierde la posición de privilegio que mantenía en la tabla frente a Charles Leclerc, a quien había venido aventajando desde el arranque del Mundial. El monegasco, añadió 15 puntos de su podio a los cuatro conseguidos el sábado, por lo que ahora supera a su compañero de garaje en siete unidades (99-92). Antes de volver a Maranello, Sainz aprovechará el descanso para borrar de su cabeza los malos momentos. “Todos necesitamos resetear un poco, para volver más fuertes a la segunda parte del año”, concluyó.
Andrea Kimi Antonelli, de 17 años, tiene encandilado a Toto Wolff, aunque durante sus 11 primeras carreras en la Fórmula 2 aún no haya subido siquiera al podio. Ayer mismo, el piloto italiano acabó décimo la sprint race en Montmeló, con una penalización posterior de seis posiciones por superar reiteradamente los límites de pista. Al jefe de Mercedes, sin embargo, poco parecen importarle estas nimiedades. Ahora que se van a cumplir 150 días del anuncio de Lewis Hamilton, rumbo a Ferrari, Wolff tiene claro que apostará por Antonelli en detrimento de Carlos Sainz. Casi cinco meses después de que el heptacampeón le usurpara su asiento en Ferrari, Carlos deshoja una margarita de sólo dos pétalos: Williams y Audi.
Desde febrero, Sainz se perfiló como la indiscutible joya del mercado, pero la fe de Red Bull en Sergio Pérez y la citada irrupción de Antonelli en Mercedes terminaron por debilitar sus opciones. Ni Audi ni Williams podrán ofrecerle en 2025 un coche con el que pelear por los podios. El equipo alemán aterrizará con un ambicioso y mutimillonario proyecto, mientras los británicos seguirán presumiendo de su motor Mercedes. Poca cosa, en cualquier caso, para Carlos, que sigue evaluando sus ofertas con extremo cuidado. No quiere dar un paso en falso. Aunque quizá lo mejor que puede deparar el futuro no quede precisamente lejos de Maranello.
En 2001, cuando Kimi Raikkonen debutó en el Mundial al volante de un Sauber, Sainz era un niño de siete años fascinado por los coches de su padre. Dos décadas después, cuando el finlandés anunció su adiós a la Fórmula 1 tras 350 grandes premios, Sainz tributó a Iceman uno de los agradecimientos más afectuosos del paddock. "Sin Kimi, la Fórmula 1 hubiese sido algo diferente durante los últimos 20 años. Hay que felicitarle por su gran carrera", valoró el madrileño.
"el corcho que destapa la botella"
Su singular carácter y su fulgurante velocidad eran las señas distintivas de un piloto que ni siquiera esbozó una amplia sonrisa tras conquistar el Mundial 2007. Al igual que Sainz, él condujo para Ferrari, McLaren y Renault -aunque bajo el nombre de Lotus, que había heredado la estructura francesa y pudo competir con motores del rombo entre 2011 y 2014. Esa trayectoria común en tres de las escuderías con más solera de la historia suponen otro punto de conexión entre Carlos y Kimi. Aunque no el más decisivo.
El ejemplo de Raikkonen podría servir de ayuda a Sainz para resolver su futuro. Una decisión muy, muy peliaguda y por ende, muy, muy postergada. De hecho, sus consecuencias no afectarán tan sólo a las partes interesadas, sino también al resto de pilotos. Según la feliz definición de Kevin Magnussen, la decisión de Sainz ejercerá como "el corcho que destapa la botella" de la silly season.
En 2009, poco antes de cerrar su tercera temporada en Ferrari, en la que sólo pudo acabar sexto en el Mundial, KImi se quedó sin sitio. El fichaje de Fernando Alonso le cerraba las puertas, Michael Schumacher ya había firmado con Mercedes y Jenson Button se marchaba a McLaren. No había un asiento a la altura de su talento. Así que, recién cumplida la treintena, optó por tomarse un respiro.
Cerrar sin portazos
Dos años sabáticos en los que alternó los rallies con la pesca, antes de regresar en 2012 como buque insignia de Lotus. A las órdenes de Eric Boullier, con unas expectativas acordes a la leyenda de la marca británica, Kimi apenas pudo celebrar dos victorias y 13 podios. Desde tiempo atrás venía rumiando su regreso a Maranello. Y la salida de Felipe Massa, tras ocho temporadas de rojo, solventaría las últimas reticencias.
Hay notorias similitudes entre los casos de Sainz y Raikkonen, pero el que debiera recordar Carlos es el citado regreso del finés a Ferrari. Porque no faltan razones para pensar que la aventura de Lewis Hamilton, la primera lejos de suelo británico, podría no durar demasiado. Su paciencia para afrontar una hipotética falta de competitividad del coche se antoja más que limitada. Y Sainz, casi una década más joven que el heptacampeón, no debe perder ojo.
A diferencia de Fernando Alonso, la familia Sainz siempre ha sabido despedirse. Cerrando al salir. Sin portazos. O dejando la cancela entreabierta. Sucedió en Toro Rosso, Renault o McLaren. Ferrari no será una excepción, así que las opciones de un regreso en 2027 no deberían considerarse a la ligera. Hoy, Sainz partirá sexto en Montmeló, justo por detrás de Charles Leclerc. El podio, otra semana más, se antoja una quimera para Alonso, undécimo en la parrilla. El héroe del sábado fue Lando Norris, autor de la segunda pole de su vida (1:11.383), con dos centésimas de margen sobre Max Verstappen.
Hasta ayer, sólo la Juventus había sumado 43 partidos consecutivos, entre mayo de 2011 y mayo de 2012, sin conocer la derrota. Hasta ayer, sólo un monumento iluminaba el anodino skyline de Leverkusen, una ciudad industrial y pasada de moda, a medio camino entre Colonia y Düsseldorf. Era la Bayer-Kreuz, con su diámetro de 50 metros, el mayor orgullo para los hinchas, quienes en 2007 se empecinaron en salvarla de una muerte segura. Sin embargo, la cruz del gigante farmacéutico comparte hoy simbolismo con el busto de Xabi Alonso, el entrenador del momento en el fútbol europeo, el que ha obsequiado al Levekusen con su primera Bundesliga en 120 años de historia. Estas son las claves de su éxito.
1. Ataque líquido
El pasado noviembre, la revista Kicker ilustró la idea de fútbol de Alonso con una imagen mitológica. "Ha creado una criatura que se parece a la hidra. Cuando le bloqueas una ruta hacia el gol, logra abrir otras dos". La flexibilidad del Leverkusen, el modo en que sus futbolistas cambian de posición en campo contrario, parte de un esquema 3-4-2-1, aunque termina por canalizarse a través de mil cauces distintos. Por momentos, sus cadenas de pases pueden recordar a un equipo de Pep Guardiola, mientras sus devastadoras transiciones traigan al recuerdo a José Mourinho, otro de los maestros de Xabi. Con tanto dinamismo hasta los neutrales pueden identificarse con el fútbol ofensivo de un campeón que este curso ha marcado sus cinco goles al Bayern a balón parado.
2. Un mercado provechoso
El director deportivo, Simon Rolfes, se había enterado de que Leonita, la mujer de Granit Xhaka, suspiraba por volver a Alemania después de varios años en Londres. Así que no dudó en enviar al propio Alonso para convencer al capitán del Arsenal, que llegaría a cambio de 15 millones de euros para formar pareja con Exequiel Palacios, todo un campeón del mundo con Argentina. Aún sobraban 40 millones por el traspaso de Moussa Diaby, así que el presupuesto se dividió, casi a partes iguales, entre Victor Boniface, un ariete nigeriano procedente del Royale Union Saint-Gilloise belga, y Nathan Tella, que venía de alzar la Championship con el Burnley. Difícil encontrar mejor rendimiento con refuerzos tan alejados de la fanfarria.
Boniface, en el centro, festeja junto a Tapsoba, Tah y Tella.AFP
3. Carácter en el tramo final
La personalidad del campeón se ha forjado en situaciones de extrema necesidad, cuando no se ha dejado arrastrar por los nervios. Más bien al contrario. Seis goles a partir del minuto 85 abrieron la puerta a cuatro remontadas, dos en eliminatorias y otras dos en jornadas cruciales de Bundesliga El primer caso se dio el 20 de enero, con el 2-3 en el estadio del Red Bull Leipzig. Un par de semanas más tarde, en los cuartos de la Copa de Alemania, dio la vuelta al marcador ante el Stuttgart (3-2). Aún más increíble resultó el 3-2 al Qarabag durante los octavos de la Europa League, dado que en el minuto 70 caía 0-2. El 30 de marzo, el título liguero quedó casi visto para sentencia con el 2-1 al Hoffenheim, con goles en el minuto 88 y 90+1.
4. El cero en la portería
A los 34 años, Luká Hrádecký se ha consolidado como el capitán y el custodio bajo los palos. El finlandés es el guardameta con más porterías a cero de la Bundesliga (14), sólo por detrás de Yann Sommer (17 con el Inter) y Unai Simón (15 con el Athletic). De los 19 goles que encajó, sólo tres llegaron tras un saque de esquina, lo que habla del poderío de sus tres centrales, los que más balones aéreos ganaron en Alemania. Especialmente llamativa resulta la recuperación de Jonathan Tah, que hace poco más de un año acusaba una alarmante lentitud. Por su parte, el marfileño Odilon Kossounou (23 años) y el burkinés Edmond Tapsoba (25), han dado el salto hasta confirmarse como dos referentes en su puesto, donde destacan por su buena salida de balón.
5. Carrileros como cuchillos
A los 28 años, tras seis temporadas y media en Lisboa, la carrera de Alejandro Grimaldo parecía estancada cuando, el pasado verano, el Leverkusen acordó con el Benfica un traspaso a coste cero. En pocas semanas, el canterano del Barça pronto destacó por su juego por dentro, mientras por el costado derecho Jeremie Frimpong daba amplitud pegado a la línea. Las asombrosas cifras del valenciano (nueve goles y 13 asistencias en la Bundesliga) justifican por sí solas la llamada de Luis de la Fuente, que le hizo debutar con la absoluta el pasado noviembre en Chipre. Menos comprensible resulta la escasa confianza de Ronald Koeman en Frimpong, autor de 12 tantos y 13 pases decisivos en las tres competiciones.
Alonso, tras el pitido final ante el Werder Bremen.AFP
6. Actores de reparto
Sólo 72 horas después de un trabajadísimo 2-0 en la ida de cuartos de la Europa League, el Leverkusen alineó en el partido más importante del año a cuatro futbolistas (Nathan Tella, Robert Andrich, Piero Hincapie y Amine Adli) que no venían formando de inicio. A esta nómina de secundarios cabría añadir al croata Josip Stanisic, cedido por el Bayern, o el checo Patrik Schick, autor de goles trascendentales. El compromiso de todos con la idea y el hambre por la gloria casan bien con la juventud del Bayer. Con 26,9 años, su edad media es sensiblemente inferior a las de Inter (29,9), Real Madrid (28,1) o Manchester City (27,3). Entre los líderes de las grandes ligas, solamente Luis Enrique cuenta en París (25,5) con una escuadra más joven.
7. Una estrella de 20 años
No sólo se trata de que tras 41 partidos en tres competiciones acumule 17 goles y 18 asistencias. El fútbol de Florian Wirtz trasciende los números, porque siempre resulta aburdo intentar poner puertas a la fantasía. Partiendo desde la izquierda, jugando entre líneas, el mediapunta alemán es un especialista en los espacios reducidos. Con las medias casi por los tobillos, su juego es un canto al caos y la belleza. Con sólo 20 años ha dado el paso definitivo hacia el estrellato, pero en junio de 2019, con 16 recién cumplidos, ya fue una apuesta en firme del Leverkusen, que se lo arrebató, a cambio de 200.000 euros, a los odiados vecinos del Colonia.
8. Ojeador y arquitecto
Nadie recuerda sus tiempos como centrocampista trotón en el Oldenburg, pero la capacidad de Tim Steidten para detectar el talento ajeno le pronto se hizo célebre en la Bundesliga. Fue él quien llevó al Werder Bremen a un chaval pelirrojo del Chelsea llamado Kevin de Bruyne y quien dio confianza a Serge Gnabry, tras unos años calamitosos en el Arsenal y el West Bromwich Albion. En junio de 2019, Steidten aterrizaba en Leverkusen con su inquebrantable fe en la tecnología bajo el brazo. Hasta tal punto alcanza su afán de seguimiento que ha llegado a estudiar la frecuencia con la que un centrocampista gira la cabeza y observa lo que le rodea. Antes de fichar el verano pasado por el West Ham, sus mejores aciertos en el BayArena fueron Diaby -comprado al PSG a a cambio de 15 millones de euros y vendido al Aston Villa por 55- Frimpong, Tabsoba y Kossounou.
Wirtz, ante Paqueta y Emerson, durante el partido ante el West Ham.AFP
9. La prioridad es todo
Aunque tuvo que rematar antes de tiempo la rueda de prensa, bajo la amenaza de otro baño de cerveza por sus futbolistas, Alonso no dudó en dejar claras sus prioridades: "Queremos más, queremos la Copa y también la Europa League". A esta ambición, muy humana, se sumaron los homenajes a Christoph Daum y Klaus Toppmöller, sus predecesores en el banquillo que forjaron la leyenda negra del Neverkusen. De aquella derrota ante el Unterhaching (2-0) que hizo campeón al Bayern durante la última jornada (10/05/2000), a la volea de Zinedine Zidane en la final de Glasgow (15/05/2002). Hoy, las opciones de triplete del Leverkusen se trasladan al 25 de mayo, con la final de la Copa de Alemania frente al Kaiserslautern, penúltimo hoy en la Bundesliga 2. En cuanto a la Europa League, el Bayer defiende su 2-0 ante el West Ham. Los otros tres rivales rumbo a las semifinales (Benfica, Atalanta y Roma) no se antojan, en este momento, superiores.
10. Triunfar sin un goleador
Con 191 centímetros de altura y 91 kilos en la báscula, las comparaciones con Romelu Lukaku no sólo fueron cosa de Marc Wilmots, ex seleccionador belga. El juego de espaldas de Victor Boniface y su potencia en los duelos facilitan la tarea a los mediapuntas. Los balones en largo también resultan más factibles gracias a su corpachón. Sin embargo, el nigeriano (18 goles en 27 partidos de las tres competiciones) aún queda lejos de la efectividad del futbolista de la Roma. Como ya se había roto dos veces el ligamento cruzado en 2020 y 2021, su lesión en el aductor desató las alarmas en enero. Alonso quiso minimizar los efectos contratando a Borja Iglesias, pero el ex delantero del Betis sólo ha anotado un gol en 15 partidos.