LaLiga Santander 2022 – 2023
Sevilla y Betis empataron a cero tras un partido con más literatura que fútbol. Un encuentro espeso, impreciso y sin profundidad que no convenció a ninguna de las dos aficiones.
Defensas adelantadas, centro del campo como una piscina municipal, repleto y desordenado, y ataques tibios. Se notó el resacón juventino en los primeros minutos del Sevilla FC. El Real Betis contestaba con paciencia, sin riesgos, a la espera de su oportunidad. El fútbol era severo, con la complicidad de Gil Manzano. Muy disputado, con muchos parones, sin vistosidad ni peligro. Un derbi, al fin y al cabo. Con esa mezcla de rigor y miramientos.
José Luis Mendilibar y Manuel Pellegrini jugaron con piezas simétricas. Pape Gueye e Ivan Rakitic frente a Guido Rodríguez y William Carvalho. Dos hormigoneras en el círculo central. Rafa Mir asumió la punta en los nervionenses. En la primera mitad anduvo desaparecido, desasistido por Papu Gómez y por Lamela, que deambulaban demasiado lejos del área, imprecisos y erráticos. En la escuadra verdiblanca, Borja Iglesias hacía la guerra por su lado. Sin espacios ni fluidez, su amenaza era tierna. Al descanso los equipos se fueron sin ocasiones. El encuentro era una balanza estática.
Antes del pitido medianero, en el minuto 40, Óliver Torres centró a Rafa Mir que, adelantándose a su marcador en el área pequeña, llegó a rematar. Claudio Bravo contestó con una estupenda manopla a bocajarro. Que la mejor ocasión de los primeros 45 minutos sucediera en fuera de juego describe un partido en exceso abotargado, aburridamente parejo. Boxeando con sombras. Es difícil ganar temiendo perder.
Entró Rodri por Luiz Henrique tras el refrigerio. Papu Gómez le puso un buen balón a Mir en boca de gol, pero el ariete remató sin sangre al lateral de la red. Óliver Torres se retiró lesionado. Suso entró ovacionado tras su mágico gol a la Juve. El fútbol seguía su particular cuesta abajo. Pases horizontales y contención. En los nervionenses, sólo Papu parecía despierto. Caracoleaba, abanicaba a Sabaly y la pedía en su costado. El juego seguía trabado. Batallitas entre futbolistas. Mucha chispa y poco fuego.
Las largas posesiones del Betis, dirigidas por Canales, nunca terminaban en el área de Dmitrovic. Eran melodías elaboradas, pero faltaba un estribillo tarareable. En el 63, Suso disparó tras una buena contra de los blanquirrojos. Claudio Bravo respondió bien. También a su propio rechazo, que cazó Lamela, quedándose con el balón tras el susto. El portero chileno, sin mancharse demasiado, aplacaba el entusiasmo de los anfitriones. Pasaban los minutos sin demasiado encanto.
Sin premio
Mendilibar se aburrió de sí mismo y sacó a En-Nesyri y a Bryan Gil para agitar el partido. El delantero marroquí encabezó un contraataque claro, pero falló en el pase a Lamela. Mejor ejecutado, la jugada hubiera rozado el gol. Pero no era la noche. El Sevilla, en cualquier caso, controlaba el partido desde hacía ya unos minutos. Arañaba con las yemas. Mordía con las encías. Lo intentaba, pero el Betis defendía con comodidad. Pezzella y Luiz Felipe hacían su trabajo con frialdad funcionarial. A quince minutos del final, los visitantes dieron un paso al frente. Rodri asumió riesgos y Juanmi le siguió el rollo.
Miranda y Joaquín saltaron al césped. El capitán verdiblanco fue recibido con hostilidad. Una retirada no es un armisticio. Acuña y Navas dieron oxígeno a los laterales sevillistas. Quedaban diez minutos y el cero a cero parecía cincelado en mármol. Los cambios no soliviantaron demasiado el juego. Las elaboraciones lentas, la impredecibilidad de un vinilo girando: ninguna. En mitad del desierto, una entrada terrible de Miranda a Navas explotó en tangana. Tras consultar el VAR, Gil Manzano sacó roja al recién entrado lateral bético.
Siete minutos de descuento. Donde no llegaba el fútbol, estaba llegando el corazón, la rivalidad, el peso de los colores. Pero ni así puedo moverse el tanteo. El juego era opaco, los futbolistas se dieron por vencidos, y el reparto de puntos enfrío la noche sevillana. Un derbi que no pasará a la historia, pese a llegar en un buen momento para ambos clubes.