Los peores augurios se cumplieron para el mermado Athletic en St James’ Park, con su tercera derrota en cuatro partidos de la Liga de Campeones. El Newcastle superó a la apañada formación que pudo presentar Ernesto Valverde, con un ejercicio de autoridad en el juego aéreo y una mayor determinación en sus acciones. Sin delanteros y timorato en ambos goles, el equipo vasco se fue diluyendo tras un prometedor inicio y quedó expuesto a una derrota aún más concluyente. Oscuro horizonte en el regreso a la máxima competición continental. Demasiadas tareas pendientes, con viaje al campo del Slavia de Praga y visita del PSG a San Mamés como próximos compromisos.
Llegaba el Athletic decaído, inmerso en una crisis que alimenta la posibilidad de un cambio en la dirección del equipo al final del curso. Los malos resultados, el juego deficiente y los sucesivos problemas físicos, que han puesto el foco sobre la adecuada preparación del equipo, sugerían un partido amargo para los vascos, más aún frente a un rival que empuja lo suyo al amparo de su afición y penaliza cualquier desliz merced a su fútbol vigoroso y a la inusual corpulencia de algunos de sus futbolistas.
Con las derrotas frente al Arsenal y el Borussia Dortmund y un solo triunfo, ante el Qarabag, en la tercera jornada, el Athletic viajaba no sólo justo de efectivos, particularmente en la delantera, sino también de puntos, que ya son urgentes mediada la liga regular de una competición con un efecto perturbador en el campeonato doméstico, donde, a juicio de Valverde, ha de depositar el equipo sus mejores energías.
Errores defensivos
Guruzeta, con fiebre, se unió poco antes del partido a la lista de ausentes en el ataque y Unai Gómez, un centrocampista de combate, jugó como hombre más adelantado. Siguieron los contratiempos. En once minutos el Athletic había visto perforada su portería en dos ocasiones, la primera de ellas invalidada por fuera de juego. No así el remate de cabeza de Burn, uno de los gigantes locales, tras una falta botada con mimo por Trippier. El error en la marca fue elocuente.
Reaccionaron bien los vizcaínos, con un remate de Unai Gómez en el interior del área que rechazó Pope y un gran disparo de volea de Adama que murió en el poste. Con la línea defensiva adelantada, el Athletic lograba neutralizar las pretensiones de su adversario y gobernó el encuentro durante algunos minutos. Faltaba amenaza, más allá de esas dos oportunidades. Poco a poco el Newcastle se afinó en el centro del campo, pero perdió a Gordon, capaz junto a Burn de darle profundidad por la izquierda, antes del descanso.
El cabezazo de Joelinton a centro de Barnes recién iniciada la segunda mitad, ante la inacción de la defensa, dejó definido el encuentro. Quedaba mucho por delante, pero, más allá de un disparo de Nico Serrano, que entró por Robert Navarro, rechazado por el arquero, el Athletic apenas daba señales de vida, como si estuviera más preocupado de minimizar daños. Noche especial para Selton, un juvenil que hizo su debut y mostró finura en un pase de vaselina al que a punto estuvo de llegar Unai Gómez.
Las mejores noticias emergieron del banquillo. Selton, Hierro y Serrano añadieron vitalidad a los rojiblancos, mejorando la circulación de la pelota y alejando el temor a una goleada. Se estiró el Athletic e hizo trabajar a Pope en un tramo final estimulante.
Brotes verdes, algo de oxígeno anímico para un Athletic que ha encadenado tres derrotas consecutivas, pues venía de perder en Getafe y de caer ante la Real Sociedad en Anoeta. A la espera de recuperar juego y futbolistas, asoman alternativas de futuro.






