Leo Margets (Barcelona, 1983) ha sido una de las personas más famosas del mundo durante mucho más tiempo del previsto por Andy Warhol. Se ganó cada minuto a pulso, ante la admiración de un público estadounidense que deseaba su victoria como si la hubieran parido en Las Vegas. En la ciudad del pecado, Leo logró lo (casi) nunca visto: clasificarse para la mesa final de las Series Mundiales de Póker (WSOP), un territorio casi prohibido para su género. Solo una mujer lo había pisado antes, entre otras cosas porque los números no engañan: el 96 % de los 9.735 participantes en 2025 eran hombres.
En 1995 sucedió el único antecedente. Barbara Enright acabó quinta y se llevó un premio de poco más de 100.000 dólares. Han tenido que pasar 30 años para que otra jugadora repitiera la gesta, con el mérito añadido de no ser estadounidense. Leo cayó en séptima posición, pero su recompensa fue 15 veces mayor. Los tiempos están cambiando, aunque solo sea por la inflación.
Margets ha enarbolado una bandera de forma casi involuntaria. “He tenido la suerte de vivir esto y de poder inspirar a otras mujeres”, asegura orgullosa, aunque no fuera esa su meta. Su plan siempre fue demostrar que “en el póker no hay barreras”. En 2009, ganó un premio que nunca la llenó del todo, aunque la puso en el camino del éxito; acabó en el puesto 27 y fue The Last Woman Standing, la última superviviente del supertorneo. Era un hito transitorio, porque al igual que las hermanas Polgar en los tableros de ajedrez, ella quería algo más que ser la primera entre las chicas. También quería pelear contra ellos por los premios más altos.
Brazalete en 2021
Dicho y hecho, Leo consiguió en 2021 uno de los famosos brazaletes con los que son recompensados los ganadores. No es algo que suceda todos los años. De hecho, desde entonces ninguna mujer ha repetido triunfo -salvo en las ediciones del Ladies Championship, como es natural- y muy pocas han llegado siquiera a ver la joya de cerca. En el Main Event de este año, por ejemplo, la siguiente clasificada por detrás de Margets acabó en el puesto 152.
Otro dato relevante: en los cien torneos de las WSOP de 2025, solo otra jugadora ha llegado a la mesa final, aparte de las que disputaron el citado Ladies, reservado (en teoría) a las participantes femeninas. Ocurrió precisamente en The Players Championship, también dominado por Michael Mizrachi, el hombre del año.
En esa prueba, Esther Taylor acabó tercera entre poco más de cien participantes. Eran pocos frente a los casi 10.000 del Main, diferencia que se explica por el elevado precio de inscripción (50.000 dólares) y la exigencia de dominar hasta diez variantes del póker, no solo el Texas Holdem. Por eso, muchos consideran que su vencedor es el verdadero campeón del mundo, aunque el glamour corresponda al Main Event. En todo caso, tienen varias cosas en común: ambos fueron ganados este año por Mizrachi y a lo largo de su historia solo dos mujeres han llegado a su mesa final.
Desconexión digital
Leo Margets alcanzó la meta exhausta, después de nueve días jugando unas diez horas por jornada. Como entusiasta del deporte, está en gran forma física, pero cada día le costaba más conciliar el sueño, valga la paradoja. Para mantenerse concentrada, cuando vio que la aventura iba en serio siguió una desconexión digital estricta, cuando el aluvión de mensajes de apoyo empezaba a ser inabarcable.
El momento en el que cayó su trébol mágico contra el portugués Sergio Veloso la impulsó a la mesa final, donde luego sufrió la maldición de una pica asesina, cuando estaba a punto de colocarse entre las líderes del torneo. El primero de los instantes fue el más emocionante de su vida, confesó, cuando abrazada a su amiga Lucía Navarro, incapaz de mirar las cartas que sellarían su destino, supo que sería la segunda mujer de la historia que iba a jugar la mesa final del Main Event. Del golpe de la pica aún tiene que reponerse, aunque un millón y medio de dólares son un buen tratamiento.
El año de Michael Mizrachi
Pero si Leo Margets ha sido la novia de América durante semana y media, el jugador más laureado del momento es Michael Mizrachi, ganador de los dos torneos más importantes de las Series Mundiales de este año. El estadounidense acumula ya ocho brazaletes, cuatro de ellos en el Players, y es el hermano menor de Robert, que suma otras cinco victorias en las WSOP.
Michael estuvo varias veces al borde de la eliminación, pero siempre que su destino estaba en manos del azar, cuando las probabilidades estaban al 50% (o menos), se llevó absolutamente todos los duelos. Lo suyo ha sido una mezcla imparable de suerte y determinación. La guinda para The Grinder ha sido su inclusión inmediata en el Poker Hall of Fame, un Olimpo donde ya era injustificable su ausencia.
WSOP, el sueño americano
Para culminar el Main Event más emocionante de la última década, a decir de los expertos, el segundo clasificado fue un aficionado, un pez en una piscina de tiburones que sin embargo se llevó 6 millones de premio. John Wasnock, nacido en 1975, trabaja como banquero de inversiones en North Bend (Washington), donde convive con otra clase de escualos, y no se arrugó en ningún momento.
Durante algunos momentos llegó a ser líder del torneo, pero no se dejó alterar por los altibajos, aunque al final no pudo contra el ciclón Mizrachi. Fue el tercer protagonista de este sueño americano, en una reedición frustrada de Chris Moneymaker. Este jugador de apellido improbable, que trabajaba como contable en Tennessee, ganó las Series Mundiales de 2003 después de clasificarse gracias a un torneo satélite de unos pocos dólares. Aquello desencadenó el boom del póker. Era la demostración viviente de que el sueño americano es posible. Todos esperaban revivir el efecto Moneymaker con su secuela actualizada, el efecto Margets, pero una pica malvada frustró el cuento de hadas.
Tres brazaletes españoles
Por lo demás, los españoles han sido protagonistas un año más. En 2024 ganaron dos brazaletes (Sergio Aido y Antonio Galiana) y en 2025 la cosecha ha crecido a tres, otro récord. Repitió Galiana, sumó su quinto trofeo Adrián Mateos, líder de la Armada, y a última hora se unió a la fiesta Nelson Mari Sánchez, jugador afincado en México. Su triunfo se produjo en el Lucky 7’s, un torneo apetitoso que garantizaba 777.777 dólares a su ganador. 8.000 personas habían pagado la inscripción, cuyo precio es fácil de adivinar: 777.