Un pobre Celtic hizo el ridículo en Chamartín y propició por fin una goleada madridista. Algo que Ancelotti necesitaba como el aire que respira, en la noche que había perdido a su suegra. Dos penaltis de los llamados absurdos propiciaron el camino am
Hazte Premium desde 1€ el primer mes
Aprovecha esta oferta por tiempo limitado y accede a todo el contenido web
Si lo prefieres