El italiano Andrea De Adamich, ex piloto de Fórmula 1 durante cinco años en los que militó en Ferrari y McLaren, entre otras escuderías, falleció este miércoles a los 84 años.
De Adamich (Trieste, 1941) debutó en 1962 en competiciones automovilísticas y solo tres años después, en 1965, ganó el campeonato de Fórmula 3.
En 1968, dio el salto al categoría reina del motor, donde pilotó monoplazas durante cinco temporadas consecutivas. Militó en grandes escuderías como Ferrari y McLaren, así como en March, Surtees y Brabham.
En 1973 sufrió un accidente durante una carrera en Silverstone que acabó con su trayectoria profesional en la categoría reina. Quedó atrapado durante una hora en su Brabham tras una colisión que involucró otros diez monoplazas y se fracturó ambas piernas, en las que además sufrió cortes en los músculos.
Terminada su carrera deportiva, comenzó la de comentarista televisivo que le brindó fama a nivel nacional.
El 3-3 cosechado finamente a domicilio ante el Brujas dejó mucho más contentos a los locales que a un Barça que, después de vencer el pasado fin de semana al Elche por 3-1, necesitaba un triunfo mucho menos taquicárdico para tratar de afianzar una reacción que no acaba de llegar del todo. Eric García lo dejaba muy claro nada más terminar el duelo en los micrófonos de Movistar Liga de Campeones. "Hay que reaccionar, no queda otra", lanzó el central azulgrana, quien se marchó del duelo con quizás algo más que una sospecha de tener la nariz rota tras un choque con un Vermant acelerado hasta el extremo en los compases finales de un encuentro.
"Creo que me ha roto la nariz", confesaría por su parte, abatido, el de Martorell, afianzado en el esquema titular de Hansi Flick y a quien esta circunstancia le obligará, como mínimo, a jugar con una cierta incomodidad durante un tiempo.
Una incomodidad que, dicho sea de paso, la zaga barcelonista en pleno no logra sacudirse del todo. "Nos están creando mucho peligro en los contraataques, con dos pases se plantan dentro del área. Es algo que tenemos que mejorar. El equipo ha reaccionado, pero, cuando empatas y a continuación vuelven a marcarte gol, es complicado", aseveró el defensa, quien quiso dejar claro que la responsabilidad no corresponde solo a la última línea.
"Atacamos y defendemos todos. Tenemos pérdidas que favorecen al rival y eso es algo que hay que tratar de minimizar", reflexionó un Éric García que lamentó además que, después de que el Brujas plantara prácticamente el autobús en tareas defensivas para frenar las acometidas azulgranas, el colegiado del duelo acabara mandando al limbo la que podría haber sido su última opción para rascar en el último suspiro la victoria. "Después de las pérdidas de tiempo que ha habido, con los cambios y todo, podría haber dejado el córner", lamentó el defensa.
"Hay cosas que tenemos que ajustar, lo sabemos, lo estamos trabajando, pero no siempre lo transmitimos al campo. Estamos débiles en la contra por temas de vigilancia, de presión arriba, cómo nos posicionamos atrás... Un poco de todo", analizó por su parte un Frenkie de Jong que también hizo un llamamiento a mejorar y fue terriblemente contundente con las comparaciones con el curso pasado. "Tenemos que dejar atrás el pasado, porque tampoco fuimos el mejor de Europa, no ganamos la Champions y encajamos demasiados goles", sentenció el centrocampista holandés. En su opinión, el reparto de puntos en Brujas fue sin duda una gran ocasión perdida.
"Es un partido que tendríamos que haber gando, pero obviamente tenemos que hacer las cosas mejor", zanjó. Un encuentro que, a su vez, tuvo un gran susto previo para los visitantes, después de que uno de los autobuses que llevaba a aficionados azulgrana al estadio se incendiara por una bengala encendida desde dentro del propio vehículo. Afortunadamente, pese a que el autocar acabó siendo pasto de las llamas, no hubo que lamentar que se produjeran heridos de gravedad.
Dos disparos con el interior de la bota izquierda de Phil Foden despejaron el camino para el Manchester City, demasiado superior al Borussia Dortmund. Al primer doblete del extremo inglés en la Champions hubo que añadir la puntualidad de Erling Haaland, que anotó su 18º gol del curso tras una asistencia de Jeremy Doku desde la izquierda. [Narración y estadísticas (3-1)]
Desde el comienzo del curso 2023-24, Foden ha marcado 10 goles desde fuera del área, el mayor registro para un futbolista de la Premier. Durante más de una hora, el equipo de Guardiola jugó a placer, gracias a sus precisas combinaciones. Sólo en el tramo final, tras el tanto de Waldemar Anton, tuvo que encomendarse a la inspiración de Gianluigi Donnarumma.
La sentencia de Rayan Cherki en el primer minuto del añadido redondeó el resultado para los citizens, que ya enlaza 22 partidos invicto como local en la primera fase de la Champions. Aquella última derrota de Pep Guardiola en el Etihad se remonta ante el Olympique de Lyon, el 19 de septiembre de 2018 (1-2).
Los peores augurios se cumplieron para el mermado Athletic en St James' Park, con su tercera derrota en cuatro partidos de la Liga de Campeones. El Newcastle superó a la apañada formación que pudo presentar Ernesto Valverde, con un ejercicio de autoridad en el juego aéreo y una mayor determinación en sus acciones. Sin delanteros y timorato en ambos goles, el equipo vasco se fue diluyendo tras un prometedor inicio y quedó expuesto a una derrota aún más concluyente. Oscuro horizonte en el regreso a la máxima competición continental. Demasiadas tareas pendientes, con viaje al campo del Slavia de Praga y visita del PSG a San Mamés como próximos compromisos.
Llegaba el Athletic decaído, inmerso en una crisis que alimenta la posibilidad de un cambio en la dirección del equipo al final del curso. Los malos resultados, el juego deficiente y los sucesivos problemas físicos, que han puesto el foco sobre la adecuada preparación del equipo, sugerían un partido amargo para los vascos, más aún frente a un rival que empuja lo suyo al amparo de su afición y penaliza cualquier desliz merced a su fútbol vigoroso y a la inusual corpulencia de algunos de sus futbolistas.
Con las derrotas frente al Arsenal y el Borussia Dortmund y un solo triunfo, ante el Qarabag, en la tercera jornada, el Athletic viajaba no sólo justo de efectivos, particularmente en la delantera, sino también de puntos, que ya son urgentes mediada la liga regular de una competición con un efecto perturbador en el campeonato doméstico, donde, a juicio de Valverde, ha de depositar el equipo sus mejores energías.
Errores defensivos
Guruzeta, con fiebre, se unió poco antes del partido a la lista de ausentes en el ataque y Unai Gómez, un centrocampista de combate, jugó como hombre más adelantado. Siguieron los contratiempos. En once minutos el Athletic había visto perforada su portería en dos ocasiones, la primera de ellas invalidada por fuera de juego. No así el remate de cabeza de Burn, uno de los gigantes locales, tras una falta botada con mimo por Trippier. El error en la marca fue elocuente.
Reaccionaron bien los vizcaínos, con un remate de Unai Gómez en el interior del área que rechazó Pope y un gran disparo de volea de Adama que murió en el poste. Con la línea defensiva adelantada, el Athletic lograba neutralizar las pretensiones de su adversario y gobernó el encuentro durante algunos minutos. Faltaba amenaza, más allá de esas dos oportunidades. Poco a poco el Newcastle se afinó en el centro del campo, pero perdió a Gordon, capaz junto a Burn de darle profundidad por la izquierda, antes del descanso.
El cabezazo de Joelinton a centro de Barnes recién iniciada la segunda mitad, ante la inacción de la defensa, dejó definido el encuentro. Quedaba mucho por delante, pero, más allá de un disparo de Nico Serrano, que entró por Robert Navarro, rechazado por el arquero, el Athletic apenas daba señales de vida, como si estuviera más preocupado de minimizar daños. Noche especial para Selton, un juvenil que hizo su debut y mostró finura en un pase de vaselina al que a punto estuvo de llegar Unai Gómez.
Las mejores noticias emergieron del banquillo. Selton, Hierro y Serrano añadieron vitalidad a los rojiblancos, mejorando la circulación de la pelota y alejando el temor a una goleada. Se estiró el Athletic e hizo trabajar a Pope en un tramo final estimulante.
Brotes verdes, algo de oxígeno anímico para un Athletic que ha encadenado tres derrotas consecutivas, pues venía de perder en Getafe y de caer ante la Real Sociedad en Anoeta. A la espera de recuperar juego y futbolistas, asoman alternativas de futuro.
La extrema fragilidad que muestra el Barça hace que se antojen muy lejanos los momentos en que, a cada golpe como los que le asestó el Brujas, respondía con una remontada contundente, como un púgil que permite un derechazo a la mandíbula, pero no un segundo. Porque espabila y te machaca. Eso fue lo que hizo Lamine Yamal, emerger en el aquelarre para tirar con orgullo y magia de un equipo que se quiebra con suma facilidad. [Narración y estadísticas: 3-3]
Hansi Flick no encuentra ese gen que la temporada pasada hizo que avanzaran en Champions pisando los huesos de los rivales que se cruzaban en su camino. Cierto es que no está Raphinha ni Lewandowski, que cada balón que tocaban era gol, que Lamine empieza ahora a olvidarse del dolor y a dar chispazos para recuperar su magia y que ha perdido al capitán napoleónico en la defensa que era Iñigo Martínez. En la reinvención, el alemán está viviendo una travesía casi humillante.
No le permitió ni un respiro el Brujas porque conocía perfectamente sus debilidades. La línea adelantada de una zaga poco contundente es un caramelo para extremos veloces como Carlos Forbs. Seis minutos tardó en dar un paso adelante el lateral Sabbe y lanzar a la carrera al portugués, quebrando a Balde y poniendo la pelota al punto de penalti para que Tresoldi batiera a un desahuciado Szczesny. El varapalo provocó que Flick convocara una cumbre en la banda para buscar cómo poner freno a algo que todo el estadio entendió que era una estrategia ganadora de los belgas.
Sin embargo, en dos minutos Ferran empató el partido en una jugada casi calcada. Fermín burló su línea de zagueros y le entregó un pase que, a bocajarro, el valenciano, sin vigilancia, mandó al fondo de la portería. Pareció entonces que el Barça entraba en calor y encerraba a los belgas. Estrelló Fermín un latigazo cruzado con la zurda en el poste y Rashford se sumó al acoso, y los errores, mandando por encima del larguero un remate prometedor.
Tanto se volcaron los azulgranas, y con tan poco acierto, que se olvidaron de que el partido también se jugaba en la otra mitad del campo. Con todos los futbolistas arrimados a la frontal, el Brujas armó una contra como si fuera un pinball y dejó solo, otra vez, a Carlos Forbs para, en velocísima carrera, batir a Szczesny.
Antes de los 20 minutos, el Barça perdía y las sensaciones de que Lamine Yamal empezaba a ser reconocible, que Fermín sigue con el colmillo afilado, no eran suficientes y que Koundé estrelló un remate en el travesaño. El Brujas estaba cómodo y explotaba su capacidad de inquietar, aunque de ese estado le pudo sacar al filo del descanso Ferran, a quien Lamine dejó solo ante el guardameta Jackers sin que lograra hacer el empate. Al Barça le estaban saliendo muy caros los errores en su campo y las imprecisiones en el área de los belgas.
A la vuelta del vestuario, un remate del lateral diestro Seys recordó que hacía falta espabilar. Fue entonces cuando Lamine Yamal demostró que el mal de amores siempre puede ser un estímulo. Con la pubalgia aparcada, se echó el equipo a la espalda intentando diabluras, encarando y buscando el hueco para armar un chut. Suya fue la mejor ocasión, cuando estrelló en el cuerpo del portero belga un rechace cazado a un tiro de Rashford. El empuje aún les duró a los azulgranas para que Éric García saliera de la cueva, se acercara al área y soltara un obús que se estrelló en el travesaño. Tres palos llevaban y tenía que llegar la recompensa.
Solo Lamine Yamal podía metérsela en el bolsillo. Agitó su varita y arrancó en un eslalon infinito sorteando un bosque de piernas en el área hasta que Fermín, con un taconazo, lo encontró para que lograra el empate. A punto estuvo de no durarle ni un minuto, porque Forbs volvió a romper a la defensa y, encarando a Szczesny, falló. Su error lo arregló enseguida marcando el tercero, otra vez haciendo añicos la línea culé. No hay manera de ajustar al equipo para minimizar tanto riesgo.
Buscó Lamine, de nuevo, arreglarlo. Primero, con un disparo de rosca que llevaba su copyright y salvó Jacksers, pero el desastre lo pudo agrandar Anthony Taylor cuando vio penalti de Balde a Forbs. Lo enmendó el VAR, pero aún apareció la joven estrella para inventarse un centro que tocó Tzolis para envenenarse y darle al Barça un punto. De nuevo el videoarbitraje salió al rescate de una pifia de Szczesny.
Cuando el resto de equipos trabaja en procesos de recuperación de los futbolistas que no han acudido al parón internacional, el Atlético de Madrid viajó a Bengasi (Libia) para enfrentarse en un amistoso al Inter de Milan en lo que se conoce como Reconstruction Cup. Ese partido permite que los rojiblancos ingresen en torno a los 3 millones de euros en sus arcas en ese equilibrio entre lo financiero y lo deportivo con el que lleva jugando Miguel Ángel Gil desde su nombramiento como CEO del club rojiblanco en 1993.
"Hay que buscar un punto de equilibrio entre agradar a los aficionados y mejorar la cuenta de resultados y para ello hay que invertir", explicó el CEO rojiblanco en un reciente foro que mezclaba finanzas y deporte. El máximo mandatario siempre ha tenido claro que resulta obligada una especialización en todas las áreas de un club para maximizar ambas patas del sostén de la entidad. "El fútbol es más que 90 minutos", insiste.
La reciente llegada de Mateu Alemany es una incorporación para reforzar la parcela deportiva en la que, pese a la llegada de Carlos Bucero, faltaba una figura para suplir a Andrea Berta, hoy en el Arsenal. Se trata no sólo de mirar hacia la mejora deportiva, sino de hacerla sostenible pese a que el club se ha gastado casi 400 millones de euros en las dos últimas ventanas veraniegas, aunque ha vendido por casi 180.
Más allá de las labores que Alemany ejerció en el Mallorca y en el Valencia, destaca la que realizó hace un par de temporadas desde la dirección deportiva del FC Barcelona. El ejecutivo balear trajo mucho talento a precios de mercado: Raphinha, Lewandowski, Ferran o Koundé, por unos 200 millones entre los cuatro, pero también logró atraer otros jugadores a coste cero que ayudaron a la maltrecha economía blaugrana como Aubameyang o Eric García.
La estabilidad que proporciona Diego Simeone, clasificando al club durante once años consecutivos para Champions League, así como la cada vez mayor competitividad de su plantilla proporciona unos ingresos estables que han permitido crecer a la entidad desde la parte deportiva. El presupuesto y las ganancias del Atlético se han multiplicado en la última década: de los 187 millones de ingresos por 195 de presupuesto en la 2014/15 a los 409,5 y 459, respectivamente de la 2023/24.
Fútbol y negocio
A la parcela deportiva hay que sumar otras retribuciones provenientes del área comercial y merchandising, entre otros, que lidera Óscar Mayo, un fichaje quirúrgico como el de Alemany. Desde la llegada de Mayo, mano derecha de Tebas en LaLiga, a la dirección general, el club ha conseguido grandes contratos como los de Fanatics, Mahou, Red Bull o Riyadh Air que han aportado otra fuente de ingresos importantes para la cuenta de resultados.
Muchas están vinculadas no sólo a la entidad, también a la Ciudad del Deporte que el Atlético planea finalizar para finales de 2026 y principios del 27. Si Riyadh Air aporta casi 30 millones de euros anuales por el naming del estadio y la presencia principal de la camiseta, la marca de bebidas energéticas será, por 40 millones de euros anuales, patrocinador oficial no sólo de las instalaciones actuales sino de las futuras como la piscina de olas, la restauración o los otros espacios deportivos que configurarán ese singular espacio de 265.000 metros cuadrados.
Socios y no palancas
Pero este crecimiento del club no ha podido financiarse únicamente con el aumento de ingresos y el desempeño del equipo. Se han necesitado socios adicionales para que la entidad crezca. Wanda, Quantum, Ares y ahora Apollo han sido grupos inversores que han entrado o quieren entrar en el paquete accionarial del Atlético de Madrid. "Llevamos tiempo recurriendo a ampliaciones capital que nos parece mejor que las palancas", explicó Miguel Ángel Gil Marín.
Las más recientes fueron las de 2021, para hacer frente a los estragos de la pandemia valorada en 70 millones de euros, y la de 2024, de 120 millones de euros. En los próximos meses se prevé una tercera ampliación de capital, especialmente para poder financiar el proyecto que transformará el entorno del Metropolitano.
Obras en los alrededores del Metropolitano.MUNDO
A los 200 millones que aportan los socios actuales hacen falta otros 600 para finalizar la Ciudad del Deporte y se esperaba conseguirlo de inversores privados. Así comenzaron las conversaciones con Apollo, pero éstas podrían derivar en una toma de control por parte del Fondo de Inversión Estadounidense con una compra que supere el 50% de las acciones de una entidad valorada en 2.500 millones de euros.
Otra de las cuestiones que se deberá afrontar también de cara al futuro es el de una deuda que se mantiene como una sombra pegada a las cuentas del club. Aunque se ha ido reduciendo desde la pandemia, se eleva aún a casi 510 millones de euros, lo que obliga a la institución a mantener la tensión competitiva para seguir con su estabilidad financiera desde la parcela deportiva así como la mejora constante en el área que lidera Óscar Mayo para colaborar en su reducción.
Las noticias inquietantes para el Barça en la capital de Flandes Occidental comenzaron mucho antes de que arrancara el partido, cuando a una inocente pregunta sobre Lamine Yamal, el presidente Joan Laporta anunció que se encargaría personalmente de protegerlo. El entorno que rodea al jugador, y que tanto preocupa al aficionado del Barça, sería monopolizado por la luciérnaga de Luz de gas, de las duchas en Moët & Chandon, del puro en ristre y de las noches en Ibiza. El día en que Lamine se quede en calzoncillos en un control de seguridad en un aeropuerto, el presidente es capaz de anunciar que el jugador ya está preparado para volar solo. De momento, a efectos de resultados, es Lamine quien está cuidando de Laporta, y de paso del resto del Barça.
Hay un esfuerzo porque el futbolista se centre en el fútbol, e incluso los periodistas, por lo que no tiene ningún sentido que se sepa muchísimo más de los detalles de su ruptura con Nicki Nicole que de su pubalgia. Lamine lo está jugado todo, y no hay ningún motivo que impida que este viernes Hansi Flick vuelva a cabrearse con Luis de la Fuente.
Está claro que este noviembre, el Barça no está para hacer corrillos saltando en el centro del campo. Que para eso ya está el Madrid. Pero su juego invita a pensar que tampoco lo estará en mayo, donde probablemente para eso también esté el Madrid.
Lamine volvió a ser Lamine en Brujas. Su partido fue para mandárselo en vídeo a Vinicius, quien se quejó en el Bernabéu de que el 10 del Barça no encaraba. Y de paso verse él el suyo en Liverpool. Incluso viendo el segundo gol, Lamine también fue un poco Messi. Del Messi cuando empataba. Dando un recital sólo superado por el recital que dio el Brujas de salir a la contra.
La peor noticia para el Barça fue constatar que Lamine no es Pedri. El Barça defiende mal, pero eso es irrelevante, porque sucede desde que el 4 de mayo de 1988, Johan Cruyff decidió defender con tres, y que ninguno fuera defensa. El estilo del Barça se convirtió desde ese momento en una lucha permanente por tapar sus carencias con tipos que tuvieran siempre la pelota, y este lustro le toca a Pedri, al que el presidente, por cierto, no ha tenido que prometer cuidar.
«Me empezaba a recordar a la final de 2022... Estuvo increíble otra vez». En la zona mixta de Anfield, Virgil Van Dijk todavía no lograba quitarse a Thibaut Courtois de la cabeza. El hombre que le arrebató al Liverpool la Copa de Europa en Saint-Denis hace poco más de tres años con nueve históricas paradas apareció de nuevo en territorio 'red' para desesperar al conjunto británico, incrédulo ante los vuelos del belga. «Por suerte, encontramos la manera», se congratulaba el central neerlandés, feliz por el gol de Mac Allister que cerró un triunfo merecido.
El Madrid, como en París, sobrevivió el tiempo que duraron los milagros de su portero en un alarde extraordinario de manos y pies. «He intentado sostener al equipo. Es una pena», admitía en los pasillos de un estadio que vive atemorizado por él. El 23,2% de las paradas de Courtois en Champions desde el inicio de la final de 2022 han sido al Liverpool, 29 de 125.
El asedio del conjunto inglés sobre el guardameta belga no fue sólo una sensación. La estadística lo refrenda. Y es que sólo en aquella noche de París en 2022 Courtois tuvo que intervenir más veces que ayer. Nueve en Saint-Denis, ocho en su última aparición en Anfield, las mismas que ante el City en el Bernabéu y contra el PSG en París, ambos en 2022.
«demasiadas faltas cerca del área»
Un dato que explica que el nuevo Madrid de Xabi Alonso no dista mucho de lo que ha sido el conjunto blanco durante los últimos años. Un equipo extraordinario, con un talento superlativo en ataque, sostenido también por «el mejor portero del mundo», denominado así por Valverde ante la prensa.
«Hemos hecho demasiadas faltas cerca del área y ellos son buenos en eso. Algunas eran innecesarias y había que tirar de freno de mano. Tenemos que mejorar», admitió el belga, que describió así su increíble parada en el mano a mano con Szoboslai: «Hay que ocupar espacio y vi que eran un 2 contra 1 y que venía solo. Si me quedo en la portería es un penalti casi imposible de parar. Cuando he visto el pase he ido a reducir, tengo manos y brazos largos y es una parada no del manual del portero, pero también sirve».
Courtois voló cuatro veces en el primer tiempo y otras cuatro tras el descanso. Igualdad de números, de sufrimiento y de trabajo para el belga, que no recibía tantos disparos esta temporada desde el derbi madrileño del Metropolitano.
Una de las intervenciones de Courtois, el martes en Anfield.EFE
Ese partido, perdido por 5-2 por los blancos, aparece ahora como una de las dos derrotas del curso de Xabi Alonso y los suyos. Un duelo similar en sensaciones, pero que para el técnico tolosarra no tiene nada que ver. «Ha estado igualado. Hay muchas formas de perder y la de hoy es muy diferente a la del Metropolitano», aseguró Alonso en sala de prensa, donde apeló a los «detalles» que marcaron la diferencia en un partido en el que «hemos competido bien», insistió.
«Falta de actitud»
El vasco puso el foco en los errores individuales, en los fallos en la marca y en la concesión de demasiadas faltas y córners. Al final, todo derivó en el talento de Courtois, que acumula ya 20 paradas en esta Champions: cuatro contra el Marsella, Kairat y Juventus y ocho ante el Liverpool. En la media de sus últimas temporadas: 51 en el total de la 2024-2025, con cinco en Anfield; y 42 en la 2022-2023, con siete en la eliminatoria de octavos contra el Liverpool.
«No hemos tenido esa sensación (de falta de intensidad). Creo que hemos competido bien», aseguró Alonso. «Ha sido un partido igualado, exigente, de ritmo alto, y nos ha faltado amenazar un poco más el área rival. Luego en la segunda parte han sido detalles, teníamos que estar en el partido y no conceder y hemos concedido muchas faltas, algún córner... Y ese gol les ha dado la ventaja. Es la primera fase y podremos recuperar puntos», siguió el técnico.
Más duro fue Fede Valverde, que criticó que el equipo pecó de «falta de actitud» en las jugadas a balón parado. «Con este escudo hay que salir a ganar. Tenemos que prestar más atención. Hay que saber sufrir, saber defender y mejorar», finalizó.
El Villarreal pretendía iniciar en Chipre su remontada en la Champions tras un difícil inicio en la liguilla pero se marcha de la isla sin margen ya de error tras su inesperada derrota ante el Pafos, que le deja con un solo punto tras cuatro jornadas. El equipo de Marcelino, en una versión muy distinta a la que viene exhibiendo en liga, perdonó cuando fue superior y no encontró la forma de superar a su rival tras el solitario gol de Luckassen nada más arrancar el segundo tiempo. [Narración y estadísticas, 1-0]
El partido podría haber sido muy diferente si el Villarreal llega a acertar en las dos ocasiones que tuvo, muy claras, en los diez primeros minutos. Mikautadze se encontró solo ante el portero tras un pase de cabeza de Moleiro pero el delantero ni siquiera pudo rematar bien. Apenas cinco minutos después, el canario volvió a dejar a un compañero mano a mano con Michael, tras un pase filtrado a Gueye, pero su tiro lo sacó el guardameta con el pie.
Parecía cuestión de tiempo que acabara llegando el gol amarillo, pero lo cierto es que el Pafos dio un paso al frente tras la doble oportunidad de los castellonenses. Ya había amenazado Quina, muy activo por banda izquierda, nada más arrancar el partido con un tiro que se le fue ligeramente alto. El equipo de Juan Carlos Carcedo no renunciaba a ser protagonista y fue ganando protagonismo con el paso de los minutos, aunque le faltaba claridad de ideas a la hora de atacar.
Lo que sí lograba el equipo chipriota era minimizar las opciones del Villarreal de salir a la contra. Los de Marcelino se veían obligados a a buscar la portería contraria ante un equipo replegado y con dos líneas muy juntas en la frontal de su área que dificultaban la circulación del balón. Con Moleiro metiéndose más hacia dentro, tampoco Pepe y Cardona conseguían hacer daño por las bandas, con lo que Ayoze y Mikautadze estaban muy desasistidos. Un inocente cabezazo del canario que atajó sin problemas el portero fue la última aproximación de los amarillos antes del descanso, a cuya vuelta se iban a encontrar una desagradable sorpresa.
En el primer saque de esquina del partido, Sema puso un buen balón al primer palo y apareció allí totalmente solo Luckassen para cabecear a bocajarro. Al Villarreal se le vinieron entonces encima las urgencias propias de un equipo que aún no se había estrenado en Champions y necesitaba los puntos para no descolgarse de la pelea por las eliminatorias.
Urgencias que llegaron también al banquillo, donde Marcelino agotó sus cinco cambios en solo dos ventanas y con media hora todavía por delante mientras el Pafos era quien más peligro estaba generando. Quina lo intentó con un tiro desde la frontal que resolvió bien Luiz Júnior y Luckassen buscó el doblete cabeceando otro envío de Sema, aunque esta vez no cogió portería.
Mejoría insuficiente
La mejoría del Villarreal fue inmediata con los jugadores de refresco, tanto en dominio como en fútbol ofensivo, pero insuficiente. En el primer balón que tocó, Pedraza centró desde línea de fondo y remató Oluwaseyi pero atajó seguro el guardameta. A Pepe se le marchó por centímetros un tiro cruzado tras una gran maniobra en el área y Michael volvió a intervenir tras una contra frustrada por el deficiente tiro de Solomon. Le faltó sangre fría al equipo de Marcelino, algo comprensible dadas las circunstancias, y acabó metiendo balones al área sin demasiado criterio ante un rival encerrado que se defendió con uñas y dientes para celebrar el primer triunfo de su historia en la Champions.
A finales de noviembre, Achille Polonara cumplirá 34 años. Y, como un regalo anticipado de la vida, hace unos días pudo incluso salir a la calle, escapar del hospital y celebrar el cumpleaños de su hija Vittoria, que se llama así porque nació en la capital alavesa, donde el ala-pívot jugó para el Baskonia de 2019 a 2021. Un triunfo para quien desde junio afronta el partido más difícil de su carrera, una batalla contra una leucemia mieloide.
El pasado 25 de septiembre, el de Ancona fue sometido a un transplante de médula -lo recibió de una mujer estadounidense compatible al 90%- en el hospital Sant'Orsola-Malpighi de Bolonia. Era el tercer y definitivo paso contra la enfermedad. Antes, en junio, pasó por sesiones de quimioterapia en Valencia. Y a comienzos de agosto recibió un nuevo ciclo. Pero tras el paso por el quirófano todo se complicó para Polonara, que sufrió una embolina que le ha tenido 10 días en coma. "Las posibilidades de sobrevivir son muy bajas", confesó Erika Bufano, la esposa del internacional italiano. "Me dijeron que tenía un 90 % de probabilidades de morir. Cuando estaba en coma, me parecía estar en otra ciudad", ha contado el propio jugador.
Junto al periodista Niccolò Devitiis, Achille ha ido relatando su terrible proceso en el programa La Iene. Sin miedo a publicar en redes sociales las fotos que dan fe sobre su paulatino debilitamiento físico. Fue el pasado 16 de julio cuando la Virtus de Bolonia, el club en el que militaba, anunció que su jugador había sido diagnosticado con leucemia mieloide, después de varias revisiones médicas a causa de una mononucleosis. Polonara ya sufrió, en octubre de 2023 (jugaba entonces en el Zalgiris de Kaunas), un cáncer testicular por el que tuvo que ser sometido a una cirugía. En apenas dos meses regresó a las canchas.
"No me acuerdo de mucho, era como estar dormido. Pero no os liberáis tan fácil de mí. Me siento muy afortunado de estar aquí...", dijo Polonara. Erika Bufano no se separó de su lado en todo el proceso. Admitió que le hablaba todos los días durante el estado de coma y que tuvo que mentir a sus dos hijos, a los que dijo que a su padre se le había roto el teléfono y por eso no respondía. "No era creyente, pero he rezado mucho estos últimos días. Le decía: 'Por favor, no me dejes, te necesito'. Ha sido un milagro", dijo su esposa
Pese a su enfermedad, el ala-pívot, formado en la cantera del Teramo Basket, firmó este verano por el Dinamo Sassari sardo, en el que ya militó entre 2017 y 2019.