GP de Bélgica
Décimo triunfo en 13 carreras para el líder del Mundial, que remontó sin problemas ante Pérez y Leclerc y dejó otro humillante mensaje por radio
La brecha es más descarada cada carrera, así que mejor tomarse unas vacaciones. Cuatro semanas para descansar de esta supremacía de Max Verstappen, cuyo tono de mofa ya irrita en exceso. En Spa, a falta de nueve vueltas, cuando lideraba con 13 segundos sobre Sergio Pérez y 17 sobre Charles Leclerc, ‘Mad Max’ dejó un mensaje que plasma su desmesura: “Quizá podría apretar un poco más para que nos dé tiempo a hacer otra parada y así podáis practicar el pit-stop“. No le hicieron caso, claro. Y si le rieron la gracia fue con la boca tapada. En Red Bull tienen que guardar las apariencias.
Pero Verstappen, sexto en la parrilla, conquistó su décima victoria de 2023 con la misma facilidad con la que había ganado el sábado en el sprint. O con la que dejó en ridículo a su compañero y a Leclerc, que al menos pudo arañar el tercer podio del año para Ferrari. Su mayor revés del fin de semana fue el aviso de los comisarios por quemar goma en la recta mientras sus mecánicos celebraban.
En quinto lugar alcanzó la meta Fernando Alonso, con una actuación tan digna como falta de expectativas. El día que fallaron los McLaren, el asturiano terminó a más de 20 segundos de Lewis Hamilton, con quien aún mantiene una mínima ventaja en el Mundial. Para estrechar aún más la lucha, el líder de Mercedes se apuntó a última hora el bonus de la vuelta rápida (1:47.305). Durante el parón veraniego Aston Martin ha de reordenar sus ideas si quiere volver a inquietar a los favoritos.
Sainz tuvo que abandonar
Carlos Sainz se marchó de vacío de Spa, con su quinto abandono en nueve participaciones. En la salida se pasó de optimismo ante Oscar Piastri y tuvo que bloquear los neumáticos a la llegada a Le Source. Ante la falta de espacio, el inevitable roce causó daños en ambos coches. Más inmediatos para el McLaren, obligado al adiós. Con el pontón derecho abierto en canal debió continuar el Ferrari, sujetando a duras penas a Alonso, que con el neumático medio, había escalado tres posiciones hasta el sexto puesto.
Aston Martin debía aprovechar la debacle de McLaren, desangrado por su déficit de velocidad en las rectas, y el hueco dejado por Sainz, a quien abandonaron durante 23 vueltas, desgastando de forma absurda el motor. Un calvario innecesario.
Con dos plazas del podio adjudicadas de antemano, Alonso precisaba de un error de Leclerc o Hamilton. El monegasco, partiendo desde la pole, nada pudo oponer ante Pérez en la recta de Kemmel. Nueve vueltas más tarde, su inferioridad en Les Combes resultó aún más deshonrosa ante Verstappen.
Los Red Bull, imbatibles
En las computadoras de Aston Martin se daba por buena la mera supervivencia y Alonso montó el neumático duro en la undécima vuelta. Dos más tarde, Red Bull respetó la jerarquía del líder provisional, aunque se llamase Pérez. Eso sí, con 3,2 segundos de demora en el pit-stop cedió ocho décimas frente a Verstappen. Era el trámite de siempre y el fogoso ‘Mad Max’, con gomas nuevas, marcó un par de vueltas estratosféricas (1:50.696 y 1:50.108) para liderar la carrera.
Había llegado el momento de mirar hacia el cielo y los radares meteorológicos. Unos bandazos a la salida de Raidillon habían salido gratis a Hamilton, mientras George Russell, Pierre Gasly y Lance Stroll podían ahorrarse una parada gracias a la lluvia. Parecía que las previsiones del 40% previas a la salida se habían quedado cortas porque incluso Verstappen contuvo el aliento tras patinazo sobre un piano en Eau Rouge.
Se abrían los paraguas en las tribunas, pero tanto Aston Martin como Mercedes colocaron por calzado de seco para Stroll y Russell. Tanto cacareo para nada. En el momento que apuntaron los primeros rayos de sol, se esfumó cualquier atisbo de emoción. O hubo que escarbar en pormenores.
Como ese detalle de Alonso, ralentizando a Hamilton cuando el heptacampeón se lanzaba con gomas blandas en persecución de Leclerc. Russell, con una configuración aerodinámica que le impedía competir en las rectas, no podía inquietar al asturiano. Cuando Fernando cruzó la meta, a 55 segundos del ganador, Red Bull festejaba ya su quinto doblete del curso.