Verstappen festeja en Losail tras el desastre de Hamilton y la resignación de Alonso

Verstappen festeja en Losail tras el desastre de Hamilton y la resignación de Alonso

GP de Qatar

Actualizado

Decimocuarta victoria del año para el flamante tricampeón, acompañado en el podio por Piastri y Norris. Sainz ni siquiera pudo tomar la salida y el asturiano acabó sexto.

Verstappen, en cabeza, en el momento del choque de los Mercedes.EFE

Festejó su flamante título con la decimocuarta victoria de la temporada, tras una tediosa carrera en Losail. Max Verstappen cruzó la bandera a cuadros por delante de Oscar Piastri y Lando Norris, que confirmaron a McLaren como segunda fuerza de la parrilla. Tras el desastre inicial de Mercedes, que perdió a sus dos pilotos en la primera curva por una colisión, poco más pudo añadir Fernando Alonso, sexto en la meta a 49 segundos del vencedor. Carlos Sainz, por su parte, ni siquiera pudo tomar la salida, víctima de una avería en el sistema de combustible de su Ferrari.

La actuación de Verstappen, sin nadie que le incordiara, pudo analizarse a la luz de dos sucesos. A 26 vueltas para la bandera a cuadros, su ingeniero de pista, Giampiero Lambiase le pidió un “incremento sostenido” en el ritmo. “¿Qué es eso?”, preguntó el tricampeón con esa altivez suya, casi cómica. El otro punto de interés llegó a nueve giros para el final, cuando dobló a su compañero Sergio Pérez, protagonista de otra desastrosa actuación.

Para conocer quién acompañaría a Max en el podio hubo que esperar a la última de las tres paradas obligatorias, cuando los McLaren se lanzaron casi en paralelo. Norris había entrado en boxes justo un giro después que Piastri, que sostuvo la segunda plaza con total ortodoxia. Cuando el australiano ya perdía más de 10 segundos frente a la cabeza, Verstappen aún tuvo a bien apuntarse la vuelta rápida (1:24.319).

Clamoroso error

Visto el rendimiento del fin de semana, Mercedes partía con serias opciones de un doble podio, con el que ampliaría su margen frente a Ferrari y Aston Martin en el Mundial de Constructores. Lewis Hamilton, con neumáticos blandos, lo entendió a su manera. Es decir, malamente. A la llegada a la primera curva, el heptacampeón giró de forma violenta, como si George Russell, por el interior, no pasara por allí. Su maniobra, quizá merecedora de un castigo para el GP de EEUU, pasó casi inadvertida para los comisarios, que prefirieron abrirle expediente por cruzar andando la pista. Toto Wolff, ausente en Qatar por culpa de una lesión de rodilla, aclaró la voz en su mensaje de radio: “George, hagámoslo lo mejor posible a partir de ahora”.

La catástrofe de las Flechas de Plata dejaba en una situación de cierto privilegio a Alonso. Pese a que debió frenar de urgencia para evitar el choque, el asturiano se vio tercero, a la estela de Piastri, cuya espectacular puesta en escena le propulsó de la sexta a la segunda plaza. Sin prestaciones con las que amenazar al australiano, el asturiano debía fajarse ante Charles Leclerc, único representante de Ferrari, y el otro McLaren de Norris.

Porque Sainz ni siquiera pudo tomar formar en la parrilla, por culpa de un súbito contratiempo. “Una hora antes de que se abriera el pit-lane repostamos el coche. Hubo un problema con el sistema de combustible y ya era demasiado tarde para cambiar las cosas”, explicó Fred Vasseur, team principal de la Scuderia. Quizá por asumir su cuota de esperpento, Nico Hulkenberg ocupó la plaza vacante del madrileño, por lo que fue penalizado con 10 segundos.

La suerte de la carrera, como había quedado en evidencia desde el viernes, se resolvería por la estrategia. Entre otras razones porque la FIA había decretado en la previa la obligatoriedad de tres pit-stops para cambiar los neumáticos, que se deshacían sin remedio sobre el asfalto de Losail. Por tanto, la vida útil de los Pirelli no podía superar las 18 vueltas, lo que condicionaba en extremo los cálculos de los ingenieros.

Casi a la desesperada, Russell ganaba posiciones, con un fabuloso adelantamiento sobre Pierre Gasly por el exterior de la curva 1. Tampoco podía llegar demasiado lejos Sergio Pérez, condenado a salir desde el pit-lane por unas reparaciones de última hora en el chasis tras su accidente del sábado. Conduciendo por encima de sus posibilidades, el mexicano superó tres veces los límites de pista para un acumulado de 15 segundos de sanción.

Desfallecimiento de Sargeant

En ese río revuelto, con tres plazas casi de regalo, Alonso se empleaba a fondo pese a la notoria inferioridad de su Aston Martin. Durante la séptima vuelta sufrió un violento latigazo que le envió a una de las escapatorias. Tras el primer paso por boxes adelantó a Leclerc, a punto de arrebatarle la posición. Así mantuvo el tipo durante 27 vueltas, antes de perder la plaza de podio frente a Norris por un overcut. Seis giros más tarde, su segunda excursión por la grava se vio agravada por una reincorporación peligrosa al asfalto, con la pertinente investigación.

El espectáculo, más bien triste por los requerimientos estratégicos, sólo se vio animado por el desfallecimiento de Logan Sargeant. “No me siento bien y necesito parar”, admitió el estadounidense antes de devolver su Williams al garaje. Tanto apretaba el calor del desierto que ya en la vuelta 15 Esteban Ocon había tenido que vomitar dentro del habitáculo. Y tras la bandera a cuadros, Lance Stroll y Alexander Albon debieron acudir al centro médico. Demasiado sufrimiento para tan pobre espectáculo.

kpd