Una Copa para saldar cuentas pendientes consigo mismo y con lo ajeno. Los octavos de final del torneo representan un bálsamo para aliviar el dolor de las heridas de Quique Sánchez Flores, que hoy regresa a Getafe, un feudo grato pero del que se despidió de mala forma hace nueve meses. El entrenador siempre mantuvo una relación cordial con el presidente Ángel Torres, pero desde el pasado 27 abril nada es lo mismo. Ese día, Quique perdió la batalla que mantenía con el director técnico, Ramón Planes, y se tuvo que marchar de un equipo que peleaba por alejarse de la zona de descenso. Su puesto lo ocupó José Bordalás, con quien este martes (20.00 horas) se reencuentra.
Esa fue la tercera etapa del ex futbolista del Real Madrid como entrenador de la escuadra azulona. La primera fue en el curso 2004-05, cuando debutó como entrenador de élite, con un excelente resultado, al conseguir que el equipo se mantuviera sin problemas en Primera División. Al término se esa campaña fue contratado por el Valencia. El 5 de enero de 2015 retornó al hogar, pero dimitió a finales de febrero por un cuestión que él mismo calificó de «personal, producto de una reflexión vital». En menos de dos meses disputó siete partidos, ganó tres y perdió cuatro. Ángel Torres nunca comprendió las causas de aquella espantada repentina.
Ahora, Quique explica que este retorno carece de reproches. «No es una revancha. Hicimos unos números muy buenos. Fue un año de comunión, de mucho riesgo, lo que pasa es que cuando más guerras haces más compañeros de batallas tienes. Lo pasamos bien. Todas las etapas en Getafe han sido dignas. Vamos a una casa amiga. A Bordalás lo respeto mucho. Nadie se mantiene tanto por casualidad. Esta una profesión dura y si está ahí es por algo», recalcó en la víspera.
«Reconstrucción defensiva»
Quique regresa a Getafe en un ambiente incómodo debido a la desconcertante trayectoria de un Sevilla que se ahoga en los últimos puestos de la Liga. Ha acudido al club hispalense para hacer olvidar las tristes experiencias de Diego Alonso y de Mendilibar. Ya ha reconocido que tiene una complicada tarea por hacer.
«Las cosas no pasan porque sí. Estamos en una fase de reconstrucción defensiva. Hay que seguir trabajando en ello. Con malos resultados todo cuesta más. Hay un gran problema de organización y transición». También aseguró que el nuevo compromiso de la Copa está plagado de dificultades: «Los chichos están ilusionados con la competición. Sabemos que el Sevilla ha jugado siempre bien en competiciones del KO pero sabemos que nos espera el Getafe, un equipo que es una centrifugadora. Hay que ser hombres».
La primera jornada de los octavos de final de la Copa se completa este martes con el duelo vasco Athletic-Alavés (21.00 horas) y el insular Tenerife-Mallorca (22.00 horas).