GP de Italia
El madrileño, tercero por detrás de los Red Bull tras una durísima batalla con Leclerc. Alonso, sin opciones, acaba noveno.
Este nuevo récord, de 10 victorias consecutivas, no va a saciar la codicia de Max Verstappen, que seguirá ganando en el Mundial 2023 como lo hizo en Monza. A la espera de materializar su tercer título, Mad Max volverá a esparcir el champán en compañía de Sergio Pérez, como este domingo, en otro doblete de Red Bull. Sin embargo, será difícil encontrar una oposición más digna que la ofrecida por Carlos Sainz, que entregó hasta la última gota de su esfuerzo para acabar tercero en el Autodromo Nazionale.
Fue su primer podio del año, decimosexto de su carrera, y debería ser recordado siempre por la inquebrantable fe de Sainz, con agallas para sostenerse durante las 14 primeras vueltas en cabeza y mente fría para sujetar a Charles Leclerc en el tramo final de la prueba. Aprovechando cada rincón de la pista, luchando contra la degradación de los neumáticos, cruzó la meta a sólo 11 segundos de Verstappen y fue elegido como mejor piloto del domingo.
Merecida recompensa a su modo de presentar batalla al todopoderoso RB-19 y a Leclerc, que también se considera intocable en Ferrari. Incluso cuando cayó a la cuarta plaza, Sainz se empeñó en recuperar su sitio en el podio. A Leclerc, por radio, le conminaban a que pelease “sin riesgos”. No bastó, claro, para evitar un leve toque que a punto estuvo de desencadenar la hecatombe. Sainz recuperó el puesto y las muestras de júbilo de los tifosi sacudieron los cimientos de Monza.
Retraso por Tsunoda
Los niveles de ansiedad ya se había disparado con el retraso de la salida, por culpa de la rotura de Yuki Tsunoda en la vuelta de formación. Como el AlphaTauri del japonés quedó con la marcha engranada, las operaciones para despejar la pista duraron más de lo previsto. Y como un fallo en los semáforos de salida prolongó la demora, la salida no se tomó hasta 23 minutos más tarde de lo previsto. Asimismo, la FIA tuvo que descontar dos giros de los 53 programados. Nada relevante en los planes de Verstappen.
Quién podía reprochar algo a Sainz, que defendió el liderato con solvencia en una puesta en escena totalmente limpia. Mientras le duró el neumático, todo lo hizo bien: el primer paso por la Variate Rettifilo, la compostura cuando Verstappen pudo activar el DRS y el coraje cuando el gran ogro asomó su alerón delantero en las vueltas 6 y 9. Nada acostumbrado a que le corten las alas, Mad Max siguió perseverando. Cuando vio que sus cronos no bajaban de 1:26, se lanzó aún con más ganas.
En la vuelta 15, Sainz bloqueó ruedas llegando a la primera chicane. Entonces apretó los puños intentando impedir lo inevitable, que se consumaría en Lesmo 1. Parecía el momento de que Ferrari llamase a capítulo al español, buscando una opción de riesgo en boxes. Cualquier idea parecía buena antes que repetir la estrategia de Red Bull. Sin embargo, Sainz aguantó demasiado sobre el asfalto.
Cuando los ingenieros de Fred Vasseur metieron en boxes a Carlos, la obstaculización de George Russell retrasó aún más operaciones. Esos 3,3 segundos del pit-stop mermaron al madrileño. Y el clima de histeria se hizo palpable cuando Leclerc regresó al asfalto tras su parada. Los dos bólidos rojos, en pugna por la posición, quedaron a centímetros de la catástrofe.
Descartada ya cualquier opción ante el líder, que borró de un plumazo la opción de undercut, Ferrari aún mantenía la esperanza de un doble podio. Para ello había que exprimir la velocidad punta del motor en las rectas y reprimir a Sergio Pérez, el segundo coche más rápido en pista. Leclerc, con bravura, se mantuvo lejos del DRS hasta que le aguantaron las fuerzas. A Sainz aún le quedaban 12 vueltas por delante para contener al mexicano.
Cinco segundos a Hamilton
Entre tantas emociones aún hubo momento para asombrarse con un toque previo entre los McLaren o el incidente entre Lewis Hamilton con Oscar Piastri. Los comisarios castigaron con cinco segundos al heptacampeón. Un acicate para Fernando Alonso, de quien poco se había sabido hasta entonces.
En su plan de minimizar daños, a bordo de un Aston Martin escasamente competitivo, el asturiano sólo pudo permitirse un adelantamiento a Nico Hulkenberg. Pescar uno o dos puntos, mientras oteaba a Hamilton, era su única misión. En la vuelta 29, el británico le había rebasado en la recta de meta con la ayuda del DRS. Finalmente, este noveno puesto, tras Alexander Albon y Lando Norris, puede dejar satisfechos a sus fanáticos.