Claudio Giráldez: “Con 13 años me fichó el Madrid, agradezco la valentía de mis padres y me siento responsable por no haberme implicado del todo”
El fútbol no está acostumbrado a que el entrenador sea más joven que la estrella del equipo, pero en Balaídos sonríen con la batuta de Claudio Giráldez (O Porriño, 1988) y los goles de Iago Aspas (Moaña, 1986). El entrenador llegó en el tramo final de la pasada temporada tras el adiós de Rafa Benítez y ha devuelto la ilusión a un club que parecía hundido. Antes de recibir al Real Madrid, cuya camiseta vistió durante años en Valdebebas, reflexiona con EL MUNDO sobre el fútbol y la vida.
- Ha pasado del filial a salvador en unos meses. ¿Le ha cambiado mucho la vida?
- Me ha cambiado muchísimo. Soy de O Porriño y salvo cuando estuve en Madrid, siempre he vivido aquí. A mí me gusta ser anónimo y ahora es más complicado, aunque tenemos la suerte de que todo lo que nos da la gente es cariño e ilusión por lo que tiene que ver con el Celta. Sí es más difícil pasear con las niñas o comer tranquilo, ya no somos anónimos, pero siempre es con respeto y lo agradezco. Me preocupo por mis hijas, porque prefiero que estén en el anonimato y esto no les afecte, pero todavía son pequeñas.
- El club ha despertado. Noveno a un punto de Europa, fútbol alegre, canteranos, la afición y el equipo unidos...
- Sí, pero no me vuelvo loco con lo bueno ni con lo malo. Intento tener los pies en la tierra y sé que habrá momentos complicados, que nos echarán, no sé si de aquí o del siguiente, que vamos a perder, que no jugaremos igual de bien... Pero tenemos que seguir trabajando y ser fieles a nuestra manera de ver el fútbol, dar el máximo y echar horas.
- En su infancia, ¿era de los que escribía alineaciones en una libreta?
- Siempre fui un poco friki de esas cosas. Soy de la generación del PC Fútbol, le metí muy duro y ya me sentía entrenador desde pequeño. Empecé a escribir y a leer con la Guía Marca y ese tipo de revistas, me las aprendía, iba identificando jugadores... Soy del 88, así que el Mundial del 94 fue el primero para mí. Compraba un montón de cromos y siempre me veía más como entrenador que como jugador, y creo que es lo que me ha traído hasta aquí, porque creo que no he sido todo lo tenaz o implicado como jugador, no me apasionaba tanto como desde el primer día que empecé a entrenar.
- Le gustaba más el banquillo.
- Siempre me inquietó más el fútbol como algo colectivo, no como yo lo hacía en el campo. Intentaba entender lo que pasaba, el porqué y discutía mucho, me han tenido que aguantar muchísimo porque daba mi opinión e iba más allá de hacer mi trabajo como jugador. Un poco insoportable (risas). Y creo que eso me quitó el foco a la hora de centrarme en mi carrera como jugador a nivel individual, en centrarme más en mi físico, en cuidarme más, en ser más egoísta, en completarme como futbolista... Tenía carencias y creo que me faltó eso para dar ese salto final que me faltó.
- ¿Cómo llega a Valdebebas?
- Pues fue en una Vigo Cup con el Porriño,. Ya había jugado un torneo de Brunete con el Celta, pero todavía no tenía categoría alevín, así que seguía en el Porriño. En ese torneo, donde ya era infantil de primer año, pues jugué bien, me dieron el premio a mejor jugador, era grande, zurdo... Bueno, creo que por eso llamaba la atención. Había algún ojeador del Madrid y me plantearon hacer una prueba. Fui, la hice y me dijeron si me quería mudar. Era muy pequeño, 13 años, mis padres no querían, pero tampoco querían quitarme la ilusión y agradezco mucho la valentía que tuvieron, ahora que soy padre lo entiendo mucho más. Viví en la residencia de Valdebebas y todos los fines de semana venían a verme. Creo que de aquella aventura he aprendido muchísimo porque estaba solo, con los educadores y los compañeros, pero sin familia. Creo que maduré antes, que aprendí las dificultades de llegar a ser profesional, de vivir solo, de ganarte todo por ti mismo desde los 13 años... Agradezco la valentía de mis padres y me siento responsable por no haberme implicado del todo. Echo la vista atrás y veo cómo se cuida ahora el jugador de fútbol y es una cultura distinta a aquella, creo que podría haber puesto más huevos en la cesta. Lo tuve muy cerca.
- La parte mental es clave para llegar.
- Hay una parte mental de estar permanentemente bajo presión desde que tienes 13 años. Mantenerte en el Madrid cada año es muy difícil, llegan jugadores nuevos y tienes que superar esa presión, rendir e intentar disfrutar del fútbol. Yo he tenido la suerte de, salvo años puntuales, siempre sentir que disfrutaba. Y ahora intento trasladarlo a mis jugadores, que no sean tan burros como yo de irse a casa al acabar el entrenamiento, que se cuiden, que hoy en día la gente eso lo hace mejor y entienden que el físico es más importante, que la diferencia está en ese 1% de más y ser capaz de rendir física y mentalmente. Yo creo que en mi época intentaba vivir de mi talento, de mi pierna izquierda y de mi entendimiento del juego, otros tenían más físico y más capacidad de competir. Y me he ido haciendo más competitivo cuando se veía que se cerraban puertas y el fútbol se acababa. Pero creo que ese proceso me ha venido bien para convertirme en lo que soy.
- Después de una cantera tan grande pasa al 'barro': Pontevedra, Ourense, Coruxo... ¿Bajas a la tierra?
- A todos los niveles, desde las infraestructuras a la ropa, que tienes que volver a lavarte la ropa, al salario... Piensas que vas a jugar con gente de menos nivel y te das cuenta de lo contrario. Y tienes que asumirlo. Te hace no convertirte en el tonto o el inconsciente que podías haber sido. Venías de tener 18 años y un salario que no vas a repetir en tu carrera y te ponen los pies en la tierra, porque es inevitable que en algún momento la tentación te pueda confundir. En ese sentido me siento formador. Llevo 10 años aquí intentando que la gente no cometa esos errores, hablo mucho de mi experiencia y aunque es inevitable que los jugadores se equivoquen, porque hay dinero alrededor del fuego. Y creo que les sirve.
- ¿Dónde nace su manera de ver el fútbol?
- Primero del Claudio jugador, de lo que me gustaba, de lo que veía en Balaídos, en el Bernabéu, en el Calderón... De lo que ví del Barça de Cruyff, de la selección española... Analizaba lo que hacían mis entrenadores y entiendo el fútbol como ser valiente y propositivo, que no ganas nada especulando o jugando en función del rival. Parece que soy joven, pero llevo desde los 20 entrenando y es un ensayo-error continuo. Equivocarte, entender el porqué de las cosas, escuchar a los jugadores y tener soluciones. En todas las categorías me han dicho que lo que hacíamos no lo íbamos a poder hacer en el siguiente nivel, y mira.
- ¿Cómo se convence al jugador? Usted no viene de la elite y es joven.
- Intento no hablar mucho de mí porque no quiero ser ese abuelo que cuenta historias. Eso lo hago en privado. En este caso, tenía ganados a muchos porque vienen de la cantera, de esa manera de jugar. Y luego creo que el jugador está más cómodo cuando es capaz de tener el control, no cuando sabe que va a sufrir. Y vuelvo al ensayo-error. El jugador necesita ayuda, necesitar dudar, que hablemos de fútbol y que tengan la naturalidad de decirlo. Sabiendo que el que decide soy yo, porque me pagan por ello, pero que lo que quiero es que sean mejores. Y creo que estamos convenciendo a la mayoría.
- Su único partido con el Real Madrid Castilla lo juega en 2007 ante el Celta B y ante Iago Aspas. Lo que es el destino.
- Es el mejor de la historia del club desde hace muchos años. Yo era muy de Mostovoi pero su periodo fue más corto. Lo que ha hecho Iago es muy difícil. Le conozco desde alevines porque compartimos selección de Vigo y fuimos campeones gallegos, y desde aquella pues habíamos coincidido alguna vez, pero no teníamos mucho trato. Ahora he descubierto a un jugador ilusionado. Es el primero en salir a entrenar y nunca quiere que se acabe la sesión.
- ¿Es más 'friki' que usted?
- Ahora mismo en cuanto a nombres de jugadores y tal... Seguro. Creo que está ya en modo director deportivo (risas). Sigue muchísimas ligas y a mí el tiempo ya no me da, sigo varias categorías del fútbol español, a jóvenes de otros campeonatos, pero no veo ligas más exóticas y él en eso es espectacular.
- Ha fichado a una psicóloga para el cuerpo técnico. ¿Por qué?
- Creo que la salud mental es el motor de todo. Yo he tenido casos muy duros a mi alrededor y valoro mucho la estabilidad mental, el tener herramientas y no volvernos locos. Y creo que la vida del futbolista es una montaña rusa que hay que saber gestionar. Creo que la psicóloga ahora mismo es la figura más importante de nuestro staff. Nos da un plus de tranquilidad y motivación para entender cómo estamos, nuestra cabeza, la dinámica del equipo y para preparar conmigo los mensajes colectivos.
- Recibe al Madrid. Se habla mucho de 'fútbol moderno', el Madrid es campeón de Europa ante un Borussia potente físicamente, como la selección inglesa que pierde la Euro. En el otro frente, la selección española o, en otro escalón, su Celta, con centrocampistas más livianos como Damián, Sotelo o Hugo Álvarez.
- Es un buen cierre para lo que hemos hablado antes. Decía que en mi carrera como jugador me había faltado completarme a nivel individual. Ahora mismo todos tienen que completarse. Los que son peores físicamente o los que entienden peor el juego. Creo que el gran mérito que hemos tenido en España en estos últimos años es que hemos evolucionado físicamente, no somos tan poderosos como otros, pero sí ganamos situaciones de duelo y competimos. Damián, Sotelo o Hugo son jugadores con una capacidad brutal para resistir esfuerzos y recorrer kilómetros. Dicho esto, la entrada al campo se paga para ver talento, goles, lo que hace Iago de manera espontánea... Con ese talento se nace y no lo podemos controlar del todo. Nace en la calle y en los genes. Es arte. Eso no tiene que ver con el fútbol moderno. Pero creo que se ha evolucionado físicamente. El Madrid, por ejemplo, ha fichado futbolistas con un físico muy privilegiado, pero muchos de ellos también venían educados en lo táctico y en lo técnico. Son jugadores que ganan partidos de cualquiera de las maneras. Dominan muchos recursos y hay una parte que creo que no se valora: la mentalidad del Madrid y de sus jugadores. Que todo lo demás no sirve, sólo ganar. Y aquí vamos a luchar por ser cada día más fuertes mentalmente, por completarnos físicamente y mejorar técnicamente porque tenemos recursos, aunque los presupuestos sean diferentes, para hacer al club más grande y no conformarnos. Somos pequeños, pero podemos competir y tenemos recursos.