Oriol Antolí, el rey de las extrañas carreras donde no existe la meta y sólo hay una regla: gana el que quede en pie

Oriol Antolí, el rey de las extrañas carreras donde no existe la meta y sólo hay una regla: gana el que quede en pie

Otra historia

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Con un récord de 51 horas es el campeón de España de ‘Backyard ultra’, la modalidad más salvaje de la ultradistancia. “Correr me gusta, me da cierta calma, pero no es toda mi vida”.

Oriol Antolí posa para EL MUNDO la pasada semana en Sant Cugat.David Ramírez

Sabe cuándo empieza, pero no sabe cuándo acaba. Un sábado por la mañana se junta con otros corredores y todos echan a correr con una única obligación. Deben recorrer un circuito de montaña de 6,7 kilómetros y cada hora, en punto, volver a la línea de salida. Cada hora, otra vuelta. Cada hora. Cada hora. Así hasta 51 veces, es decir, 51 horas, 51 vueltas, su récord de España. Oriol Antolí es un especialista en esta modalidad rarísima del atletismo, las carreras Backyard ultra, y de hecho será el representante del país en el primer Mundial, que se celebrará el próximo octubre en Tennessee, Estados Unidos. ¿Qué lleva a alguien a correr tanto y a hacerlo tan raro, con la obligación de dar una vuelta a la hora? En realidad, quién sabe. Es algo que viene con él.

«Mi historia no es muy extraña, en realidad. Hace unos años, vivía en Madrid, jugaba al basket y, en verano, en pretemporada, empecé a correr para coger forma. Me gustó y me picó el gusanillo: ¿Cuánto podré aguantar? Decidí llevarme dinero para el metro e irme al Retiro a dar vueltas hasta que realmente no pudiera más. Corrí 36 kilómetros. Y me apunté al maratón. Poco después fui de vacaciones a los Alpes, descubrí el trail, la UTMB, Kilian Jornet y ya me enganché. No tardé en hacer 100 kilómetros en la Serra de Tramuntana de Mallorca, luego 100 millas en las montañas de Alicante y bueno…». La narración, en realidad, termina así: en 2018, Antolí ganó la británica Monarch’s Way, una carrera de 990 kilómetros -sí, sí, 990 kilómetros- que le exigió más de 12 días corriendo. Ya sólo le quedaba la luna.

Alguna hay, pero las pruebas de más de 1.000 kilómetros son frikísimas. Así que, pandemia mediante, empezó a montarse sus propios retos. Por ejemplo: enlazó las tres travesías más populares del Pirineo Catalán, Carros de Foc, Porta del Cel y Cavalls del Vent, de una tacada. Por suerte, después, el formato Backyard ultra llegó a España.

Ocho minutos de margen

«Las carreras Backyard ultra son un invento de hace 10 años de Lazarus Lake, un organizador de carreras distintas en Estados Unidos, el mismo que lleva la Barkley Marathons. Quería hacer una ultra en el jardín de su casa, según decía, y como en realidad vive en una granja enorme, le salió así: cada hora, una vuelta de 6,7 kilómetros. En España el fenómeno empezó hace poco y yo he corrido tres. Al final te especializas. He aprendido, por ejemplo, que me va bien dar las vueltas en 52 minutos. Así tengo ocho minutos para ir al baño, comer, cambiarme e incluso dormir», comenta Antolí, conocido en el mundillo por sus gestas y por sus gafas, incapaz de ponerse lentillas.

¿Realmente es posible dormir en sólo ocho minutos?
La primera noche, no, imposible. Pero en la segunda noche estás más cansado y lo consigues, sí. Descansas cinco minutos y te va realmente bien. De momento no he hecho carreras de este tipo de más de dos noches, veremos si lo necesito.

Porque el cálculo es que en el Mundial la cosa se desmadre. El récord del mundo está en manos de dos belgas, Merijn Geerts e Ivo Steyaert, que aguantaron 101 horas, 101 vueltas, y al final decidieron retirarse juntos. En España, Antolí nunca ha encontrado un rival que le obligue a tanto, así que está preparado para todo. Literalmente. De Terrassa, ingeniero informático para HP en Sant Cugat, acumula horas de Excel en las que predice cuánto material necesitará, cuánto correrán sus rivales según carreras previas y, entre otras cosas, cuánto y qué comerá. No es fácil alcanzar las calorías que exige un esfuerzo así.

«Nunca me he lesionado»

Todo al dedillo para ganar, sí, pero sobre todo para llegar a esta conclusión: «Nunca me he lesionado». «Siempre he entrenado a ritmos muy suaves durante muchas horas. De hecho de estas carreras tardo en recuperar el sueño, eso me cuesta, pero no el físico. Hace poco hice una y a las dos semanas corrí un maratón», finaliza Antolí, que no cuenta con patrocinadores -«me piden seguidores en redes sociales»- y que esquiva los mensajes motivacionales que envuelven los deportes de ultraresistencia.

«A mí correr me gusta y ya está. Me da cierta calma, me gusta ver el paisaje, pero tampoco diría que me cura o que me evade. A veces salgo y estoy pensando en el trabajo, ya ves. Me lo paso bien corriendo, pero no es toda mi vida. Si un día me canso, haré otra cosa».

kpd