LaLiga Santander
Espanyol-Barcelona (D/21.00 h.)
“Nos vamos a salvar”, clama el talentoso centrocampista del Espanyol, a quien el técnico Luis García ha recuperado para la causa en plena lucha por la permanencia
Para Nico Melamed (Castelldefels, 2001), el fútbol es una cuestión de sangre. Su abuelo materno, Felipe Ribaudo, fue leyenda en un Estudiantes de La Plata capaz de ganar dos Copas Libertadores e imponerse al Manchester United de George Best en la Intercontinental de 1968. Aunque falleció tres años antes de que naciera su nieto, él está convencido de que su esencia le ha llevado a donde está, defendiendo un dorsal, el 21, siempre especial para los periquitos. El derbi llega en un momento muy delicado, pero no tiene dudas: el Espanyol logrará su primer triunfo ante el Barça en la Liga en Cornellà.
- Su abuelo, Felipe Ribaudo, fue un gran jugador. ¿El hecho de que el fútbol fuera algo de familia hizo más fácil que desde casa le dieran todo su apoyo cuando decidió ser futbolista?
- Sí, así es. El hecho de que mis padres fueran deportistas, de que en mi familia el deporte tuviera mucho arraigo y, sobre todo, de que mi abuelo fuera futbolista y campeón con Estudiantes, fue algo que me dio el empujón final para dedicarme al fútbol.
- ¿Le habría gustado poder compartir todo esto con él?
- Me hubiera encantado que pudiera ver mis partidos y charlar con él sobre ellos, pero es algo que se dio así. Para mí, mi abuelo siempre será un referente. Mi madre me ha contado muchas cosas sobre él y lo tengo muy presente.
- ¿Ha podido verlo en acción en alguna grabación?
- En noviembre fui al museo de Estudiantes y pude ver muchas cosas de cómo era, fotos, etc. No pude ver ningún vídeo, pero me han explicado muchas cosas sobre cómo jugaba y pienso que tenemos estilos parecidos, aunque él era más extremo y yo juego como mediapunta. En cierto modo, puedo decir que mi fútbol es un don que viene de mi abuelo.
- ¿Se renuncia a muchas cosas para llegar a profesional?
- Sí. Es parte del sacrificio que tienes que hacer para llegar a esto. Yo, por ejemplo, tardaba una hora y pico en llegar a casa cuando salía de aquí y, aun así, me saqué todos los estudios. A veces tenía que dejar de quedar con amigos, porque tenía que descansar para el partido… Hay muchas cosas que sacrificas, pero después ves que todo ha valido la pena.
- Lleva el 21, un dorsal especial para la gente del Espanyol. ¿Eso le obliga aún más a dar lo máximo en cada partido?
- Para mí es un orgullo y un honor llevar el 21 [del fallecido Dani Jarque]. Cada vez que llego al vestuario y veo una camiseta con mi nombre y ese número siento un orgullo tremendo, pero no me lo tomo como ningún tipo de presión añadida, porque eso sería ponerme barreras. Lo único que intento es demostrar que merezco llevarlo.
- Los dos equipos llegan al derbi desde polos opuestos. ¿La urgencia puede aportarles un plus de motivación?
- Es un partido, por lo que supone, a vida o muerte. La motivación se da por descontada en todos los derbis, pero nuestra situación sí nos supone, si cabe, una motivación extra. Lo que ocurra con ellos no nos importa.
- Ganar un derbi de Liga en Cornellà es algo que el Espanyol aún tiene en tareas pendientes. ¿Este año se romperá la racha?
- Vamos a ir a por el partido, sin duda. Y tengo el feeling de que este domingo va a ser nuestro día.
- ¿Cuáles cree que serán las claves del encuentro?
- Tenemos que salir sin pensar que es el partido de nuestras vidas, sin presión, pero pensando que, si jugamos a nuestro mejor nivel, podemos ser muy superiores a ellos.
- ¿Verse otra vez condenados al infierno de Segunda tras el descenso de 2020 sería un golpe demasiado duro?
- Sería muy duro, sí. No queremos pensar en ello, porque sabemos que aún está en nuestras manos. Y nos vamos a salvar del descenso.
