El Zunder Palencia, que lucha por cerrar en los despachos su ascenso a la ACB, el REBI Cuenca, subcampeón de la Liga ASOBAL y el CD Teruel, al fin en Primera RFEF, ilustran la lucha ante la adversidad de provincias en declive demográfico.
El Zunder Palencia, durante la fiesta del ascenso, el pasado 18 de junio.FEB
Hay vida más allá de la invisibilidad y el desprecio. Hay recompensa tras centenares de llamadas a instituciones y patrocinadores. Hay presupuestos cerrados tras los sudores por pagar a fin de mes. Hay sangre fresca en tres ciudades de población enve
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A última hora del domingo en Bahrein, mientras sus operarios embalaban los bártulos rumbo a Jeddah, un par de escenas evidenciaron la atmósfera que se respira en Red Bull. Dentro del hospitality, Christian Horner, su team principal, improvisaba una reunión de alto voltaje con su plana mayor, encabezada por Pierre Waché, director técnico, Paul Monaghan, ingeniero jefe y Helmut Marko, asesor deportivo. Unos minutos antes, a la puerta del garaje, Marko, de 81 años, ya había tenido que soportar las quejas de Raymond Vermeulen, el representante de Max Verstappen, harto del pobre rendimiento del RB21.
La sexta plaza en Sakhir dejó muy con mal sabor de boca al vigente campeón, que había dominado a placer en 2023 y 2024 con sendas victorias desde la pole. El ritmo de su coche, nueve décimas más lento de promedio que McLaren y casi medio segundo peor que Ferrari y Mercedes, sólo pudo equipararse al de Alpine. De hecho, Verstappen tuvo que ceder ante el empuje de Esteban Ocon (Haas), Andrea Kimi Antonelli (Mercedes) y Lewis Hamilton (Ferrari), apurando hasta la última vuelta para superar a Pierre Gasly.
"Fue muy alarmante. Sabemos que no somos competitivos", lamentó Marko. Desde el viernes, Red Bull venía sufriendo diversos contratiempos con los frenos y con el equilibrio del RB21, que degradaba los neumáticos de un modo muy preocupante. "Esta carrera ha sacado a la luz algunos escollos que debemos solucionar rápidamente. Entendemos dónde están los problemas, pero introducir las soluciones llevará un poco más de tiempo", completó Horner.
El semáforo y una rueda atascada
Durante su primer encuentro con la prensa, en la zona mixta de Sakhir, Verstappen confesó que no tenía ganas de abordar estas cuestiones con sus superiores. El holandés parecía morderse la lengua al recordar algunos episodios de la carrera, como los pit-stops que frustraron cualquier intento de remontada. Una mancha en el expediente de Red Bull, célebre por la eficiencia de sus mecánicos.
Durante el primer paso por boxes, los mecánicos se retrasaron más de cuatro segundos al montar los neumáticos duros, mientras Mad Max esperaba, en vano, el cambio de la luz roja del semáforo. Unos minutos después, Yuki Tsunoda también sufrió en sus carnes una confusión similar, con la luz amarilla parpadeando junto a la roja. En la vuelta 26, Verstappen también tuvo que detenerse 6,2 segundos por culpa de la rueda derecha delantera, atascada en el momento más inoportuno. Marko calculó que estos errores costaron "dos posiciones" a su líder.
"Debemos recuperar lo antes posible el rendimiento. Si el coche no es el más rápido y tampoco funcionan las paradas en boxes... Es inaceptable", subrayó el asesor del equipo, con tono iracundo. "Todo lo que podía ir mal salió mal", ratificó Verstappen, fuera del top 5 por quinta vez en las 25 últimas carreras. Apenas siete días después de su triunfo en Suzuka, queda aún más evidencia que aquella gesta sólo debió atribuirse a una genialidad del tetracampeón. Y que el cambio de rumbo en Red Bull se antoja muy difícil a lo largo de 2025.
Los mecánicos de Red Bull, durante una de las paradas de Verstappen.AFP
Tampoco sobran los motivos de alegría para Tsunoda, pese a sumar sus primeros dos puntos como piloto de Red Bull. Desde el GP de Las Vegas 2024, sólo Verstappen había aumentado el casillero del equipo. A partir de ahora, los rumores sobre el futuro del tetracampeón se multiplicarán en el paddock. Pese a que su contrato expira en 2028, lo cierto es que durante las últimas semanas se viene especulando sobre un posible cambio de aires a partir de 2026, con Mercedes y Aston Martin como destinos más plausibles.
Tsunoda, Sainz y el error de la FIA
A la espera de unas previsibles actualizaciones aerodinámicas en Jeddah, Red Bull aún debe darse por satisfecha con su cierre de domingo en Sakhir, donde Tsunoda se libró la sanción tras un incidente con Carlos Sainz. "Fue una estupidez lo que me hizo", lamentó el madrileño por la radio, tras el fuerte impacto que seccionó uno de los pontones de su Williams. Luego, con algo más de calma, Sainz quiso repasar lo sucedido: "Si fuera Yuki y perdiera el coche en una batalla en pista, también entendería que no me castigaran. Hoy la moneda ha salido cruz, pero es lo que hay".
Mucho más cuestionable resultó lo sucedido con Sainz tras su sanción por sacar de la pista a Antonelli en la curva 10. Los comisarios le impusieron 10 segundos, que el piloto de Williams cumplió escrupulosamente durante su tercer pit-stop. Sin embargo, una hora después del final de la prueba, la FIA sorprendió con una notificación donde imponía a Carlos tres puestos de sanción en la próxima carrera, por no haber cumplido esos 10 segundos de castigo.
La confusión se prolongó durante casi tres cuartos de hora, hasta que el organismo regulador emitió un nuevo escrito, donde eximía a Sainz de cualquier penalización en Jeddah. Sólo cabe interpretar que los comisarios (Garry Connelly, Mathieu Remmerie, Vitantonio Liuzzi y Mazen Al Hilli) ni siquiera habían revisado las imágenes donde se veía al FW47 detenido en el pit-lane.
Aún no se ha cumplido un año desde su regreso a la F1, pero Flavio Briatore ya ha logrado sobradamente su objetivo. No se trata de un gesto ante sus rivales con el que redimirse de su sanción de por vida, ni de un logro deportivo en Alpine, que tras cinco carreras sigue instalado en la instrascendencia. A los 75 años, Briatore se ha erigido otra vez como una de las figuras más carismáticas del Gran Circo gracias a sus manejos con Franco Colapinto, piloto reserva de Alpine, cuyo nombre sobrevuela cada fin de semana como un fantasma.
El pasado junio, Briatore fue nombrado asesor ejecutivo de Alpine, aunque desde entonces nadie duda de que su autoridad va más allá del cargo. El primero en saberlo es Oliver Oakes, team principal de la escudería francesa, con quien mantiene un pulso por el control absoluto de lo que sucede sobre el asfalto. El pasado verano, Briatore le nombró, con sólo 36 años, como jefe del equipo, el segundo más joven en la historia de la F1. Ahora el británico debe lidiar con quien le ha colocado en el cargo. Un desafío inmenso para alguien que siempre ha huido de la grandilocuencia.
En voz baja, Oakes trata de acallar a quienes le consideran una simple marioneta. No resulta sencillo reconducir la situación de Alpine, penúltimo del Mundial tras puntuar sólo en una de las cinco primeras carreras. Briatore, mientras tanto, actúa por su cuenta y riesgo. Al poco de iniciar su mandato ya propuso a Luca de Meo, CEO del grupo Renault, una medida que caería como una bomba. El adiós definitivo a los motores Renault y a la fábrica de Viry-Chatillon suponía un alivio económico para el equipo, pero también multiplicaba los rumores sobre una hipotética venta. Y en mitad de ese clima de confusión, los comisionistas suelen moverse como pez en el agua.
"Cambiando todo por completo"
"Prometí a De Meo formar un equipo ganador en tres años", confesó Briatore el pasado diciembre, sólo cuatro semanas después del doble podio de Pierre Gasly y Esteban Ocon en Interlagos. "Estamos cambiando todo por completo", añadió con su incendiaria retórica. Sin embargo, poco o nada se sabe de sus movimientos estratégicos, salvo que a partir de 2026, el motor y las cajas de cambio de Alpine serán suministrados por Mercedes. De momento, el objetivo prioritario de Briatore se centra en Colapinto, a quien ha acogido en su seno como en su momento hizo con Michael Schumacher o Fernando Alonso.
Durante la segunda mitad del Mundial 2024, el argentino acaparó la atención en Williams. No sólo por su fantástico papel en Bakú y Austin, donde cazó cinco puntos, sino por sus groseros errores en Singapur y Las Vegas. Colapinto suponía un objetivo demasiado goloso para Briatore. En primer lugar, por su indiscutible talento y por toda la fiebre que arrastraba consigo. Con Sergio Pérez fuera de la parrilla, Colapinto tomaría el relevo en el mercado iberoamericano.
Además, el entorno del piloto, representado por la española María Catarineu y su esposo Jamie Campbell-Walter, ambos al frente de Bullet Sports Management, resultaba fácilmente sugestionable. También Aníbal, el padre, que tantas dificultades económicas debió hacer frente desde el debut de Franco en la F4 española. Tas intentar seducir a Carlos Sainz, que finalmente optaría por Williams, Briatore se lanzó a degüello a por Colapinto. El inconveniente, claro, es que Alpine ya tenía ocupados sus asientos.
Doohan, al volante del A525, el sábado en Miami.AP
En Abu Dhabi, Jack Doohan ya había tomado el relevo de Ocon. Muchos en el paddock seguían mirando al australiano como el hijo del tetracampeón de 500 cc (1994-98), así que Briatore empezó a jugar sus bazas. De pronto surgieron los rumores de que Doohan sólo aguantaría cinco carreras del Mundial 2025. Ese plazo se ha cumplido este fin de semana en Miami, donde Doohan fue víctima el viernes de un lamentable error. "Ha sido un chiste", lamentó tras ser liberado a destiempo y no poder completar siquiera su vuelta en la SQ1.
El mediocre rendimiento de Doohan, que sólo dejó algún destello en el GP de Australia, añade gasolina al debate. En las horas previas a su aterrizaje en Florida, otras filtraciones más o menos interesadas apuntaron a que sólo seguía formando pareja con Gasly gracias al apoyo de un patrocinador, que había puesto sobre la mesa 10 millones de euros. Mientras, Horacio Marín, presidente del gigante petrolero argentino YPF, deslizaba ante un micrófono accidentalmente abierto que Colapinto se subirá al A525 dentro de un par de semanas en Imola.
Todos estos enredos deben entenderse como minucias para Briatore, el tiburón de los negocios que hizo lo imposible para arrebatar a Schumacher al equipo Jordan, que fue castigado de por vida por el Crashgate, el mayor escándalo de la historia de la F1. y que no dudó en airear los escarceos amorosos de Jenson Button para colocar en su puesto a Alonso. Más de dos décadas después, el asturiano sigue confiando en él como su agente.