Real Madrid
El turco podría debutar ante el Mallorca tras meses de problemas físicos, cambios en la jefatura médica del Madrid y muchas piedras en el camino.
El pasado 26 de septiembre, Carlo Ancelotti se presentó en la sala de prensa de Valdebebas con ganas de elogiar al joven Arda Güler. “Es un talento extraordinario“, dijo sobre el futbolista, que afrontaba su debut con el conjunto blanco después de dos meses en el dique seco por una lesión en el menisco. Sin embargo, mientras el italiano hablaba ante los medios, los servicios médicos del Real Madrid confirmaban una nueva lesión del futbolista turco. Hoy, tres meses después de ese paso atrás y casi medio año después de su fichaje, Güler, de 18 años, puede debutar en el Santiago Bernabéu.
No han sido meses fáciles para el jugador nacido en Ankara. En julio, después de explotar en el primer equipo del Fenerbahçe, decidió elegir la oferta del Madrid antes que la de otros grandes clubes de Europa y aterrizó en Valdebebas previo pago de 20 millones de euros, que podrían convertirse en 30 si se cumplen las variables acordadas entre los clubes. Llegó con seis temporadas de contrato bajo el brazo. Un modus operandi que el Madrid ya ha ejecutado con otros fichajes de jóvenes promesas como Camavinga o Tchouaméni. Pero sus primeros no han sido tan plácidos como los de sus compañeros.
Las alarmas saltaron por primera vez en la gira americana. Güler no participó en los dos entrenamientos previos al estreno del Madrid contra el Milán, el 24 de julio, por molestias en la pierna derecha, y tampoco jugó ante el Manchester United el día 27. Aunque sonaba mal, para los médicos parecía una sobrecarga, así que se entrenó durante unos días al margen de sus compañeros hasta que las pruebas confirmaron lo peor: lesión en el menisco interno de surodilla derecha. Recuerden esto, porque es un capítulo importante en el cambio en la dirección del equipo médico del Madrid.
en la última jugada
Sufrió una rotura parcial del cartílago y volvió a Madrid para continuar con su tratamiento, que en principio no requería intervención quirúrgica. “El problema es muy pequeño y creo que se puede recuperar muy pronto”, dijo Ancelotti. Pero de nuevo, cambio de planes. El 14 de agosto y después de varias semanas de recuperación en las que no se observaron avances, Güler fue operado en la capital de España. El plan marcaba el derbi del Metropolitano (24 de septiembre) o el encuentro contra Las Palmas (día 27) como objetivos.
El turco pasó un mes y medio de rehabilitación silenciosa y comenzó a entrenar de nuevo con el grupo, tal y como estaba previsto, en la semana del derbi. Todo iba bien. Tan bien que Ancelotti, una vez pasado el partido contra el Atlético, salió a la rueda de prensa previa al partido frente a Las Palmas dispuesto a incluirle en la lista de convocados. “Es un talento extraordinario“, declaró. Pero de nuevo, parón.
Mientras Ancelotti hablaba, los servicios médicos del Madrid analizaban las molestias que el propio Güler había manifestado al final del entrenamiento. Un pinchazo en la última jugada de la sesión y lesión en el músculo recto anterior izquierdo. En principio, tres semanas de baja.
Dos banquillos y nuevo parón
Volvió a entrenar con el grupo a mediados de octubre y parecía que podía llegar al duelo del Pizjuán (día 21), pero la llamada llegó para el partido ante el Rayo en el Bernabéu, el 5 de noviembre. Se sentó en el banquillo de Chamartín pero no saltó al terreno de juego, repitiendo la situación ante el Braga el día 8. No estaba física y mentalmente para jugar. A partir de ahí, silencio, un cambio de mando clave en todo esto y ninguna convocatoria más hasta la de hoy.
En noviembre, el conjunto blanco prescindió de Niko Mihic, jefe de los servicios médicos durante los últimos años, y lo hizo principalmente por las discusiones sobre su rehabilitación. Operar o no, los tipos de ejercicios y de tratamientos… Demasiadas discrepancias sobre un fichaje tan importante para el Madrid.
Silencio ante la presión
Güler se centró entonces en ganar masa muscular para evitar más lesiones, siempre bajo la supervisión de Antonio Pintus, sargento de la preparación física madridista, y el club priorizó la cabeza del futbolista, no tener prisa y liberarle de toda la presión mediática e interna por sus lesiones. Preocupaba mucho acelerar plazos y que la situación convirtiera al joven talento en un juguete roto. No hubo partes médicos ni fechas. Silencio, fútbol y confianza. “Que se ponga a punto con calma, no hay prisa”, se deslizaba en ese momento en Valdebebas.
“Le prepararemos un entrenamiento específico para mejorar su condición. Lo importante es que ha empezado a trabajar con el grupo y demostrará pronto sus cualidades”, expresó Ancelotti. El resultado, un mes y medio después, ha sido un cambio físico evidente en su tren inferior, necesario en un chico de 18 años demasiado liviano cuando llegó a Valdebebas. Se decidió aprovechar el parón de Navidad para recuperarle del todo y que fuera el primer partido de 2024 ante el Mallorca, en año nuevo y vida nueva, el de su estreno. No juega desde la final de la Copa de Turquía del 11 de junio. 206 días después, Güler, si nada se tuerce, volverá a pisar el césped.