LaLiga denunciará a Víctor Mollejo, futbolista del Real Zaragoza, por su celebración en el último gol de la victoria de su equipo ante el FC Cartagena (1-3). El delantero, de 22 años, se llevó su mano derecha a los testículos en un gesto muy similar al protagonizado por Luis Rubiales tras el triunfo de la selección femenina en el Mundial.
El organismo presidido por Javier Tebas ha adelantado a EL MUNDO que llevará al futbolista del Real Zaragoza, cedido esta temporada por el Atlético de Madrid, ante el Comité de Competición de la Federación Española (RFEF).
La quinta victoria en cinco jornadas para el equipo dirigido por Fran Escribá quedó enturbiada por este episodio. Mollejo, que había saltado al césped en el minuto 65 en sustitución de Manu Vallejo, certificó el triunfo visitante en el tiempo añadido, cuando aprovechó un clamoroso error de Marc Martínez, portero del Cartagena, para empujar sin oposición a la red.
Decenas de ultras han protagonizado una batalla campal en los alrededores de la plaza de Grecia, en las proximidades del estadio Metropolitano, poco antes del comienzo del partido entre el Atlético de Madrid y el Real Betis en la que no ha habido heridos.
Al parecer, según han podido confirmar miembros de la Policía Nacional a EL MUNDO, han sido integrantes del Frente Atlético uno de los grupos responsables de esta riña multitudinaria contra ultras del Real Betis de un grupo por determinar. La investigación policial sigue abierta.
No obstante, en redes sociales, varios perfiles relacionados con el fenómeno ultra identifican a la facción bética United Family como la otra parte responsable de una pelea en la que se han visto taburetes, sillas y contenedores volar por los aires con un zeta de la Policía Nacional intentando disolver la batalla.
Según distintas fuentes, fueron los miembros del Frente los que fueron a buscar a los ultras del Betis, que se encontraban en un bar próximo al estadio tomando algo antes del partido. Entonces, comenzaron los golpes con palos, puños americanos y otros objetos contundentes.
Se desconocen los motivos de la riña, pero esta podría deberse a las diferentes separaciones que ha habido entre los principales grupos ultras del Atlético de Madrid, Frente Atlético, y del Real Betis, los Supporters Gol Sur.
United Family, precisamente, es una de las escisiones de este grupo radical del conjunto verdiblanco, aunque sigue acudiendo a las gradas del Villamarín. Lo extraño de la situación es que esta división estaba 'hermanada' supuestamente con el Frente. El grupo radical rojiblanco estaba enfrentado a los Supporters por apoyar éstos a la escisión del Frente, los Suburbios Firm.
Suburbios Firm surgió de una discrepancia que partió del asesinato de Aitor Zabaleta, hace ahora 25 años. El Ratilla es el líder de esta escisión de ideología aún más radical que el Frente y cuenta entre sus filas al asesino de Zabaleta, Ricardo Guerra. Este grupo acude a los partidos del Atlético de Madrid, pero en localidades distintas al Frente.
Así, en este maremagnum de ultras y violencia parece que ni la similitud de ideología, de extrema derecha ambos, es suficiente para aplacar peleas entre estos grupos ultras.
Esta pelea llega apenas tres días después de los desagradables incidentes que se produjeron en Bilbao entre radicales y las fuerzas del orden antes del partido de semifinales de Copa del Rey. Las peores imágenes las protagonizaron los radicales del Athletic de Bilbao quienes atacaron a aficionados atléticos llegando uno de ellos a necesitar atención hospitalaria.
Muerte del aficionado atendido en Copa del Rey
El Athletic de Bilbao ha comunicado el fallecimiento de Miguel Ocio, el hincha bilbaíno que fue atendido en la grada de San Mamés tras atragantarse con un bocadillo. Aunque los servicios sanitarios consiguieron estabilizarle para trasladarle al hospital, finalmente el hombre no ha podido superar el incidente y ha fallecido. Su familia ha querido homenajearle depositando un ramo de flores en el asiento en el que durante 42 años se ha sentado al hincha bilbaíno.
La Familia Real española vio ayer la victoria de España sobre Francia en la semifinal de la Eurocopa desde el hotel Meliá de Lloret de Mar. Aquí están alojados Don Felipe, Doña Letizia junto a la Princesa Leonor y la Infanta Sofía con motivo de los Premios Fundación Princesa de Girona. De hecho, para poder seguir el partido, se adelantó toda la agenda media hora, pues a las ocho de la tarde la Familia Real tenía un encuentro con los premiados de Ediciones anteriores. Fue tras la cena tipo cóctel cuando, a las nueve, sacaron una pantalla desde la que vieron el partido junto a los premiados que quisieron seguirlo.
Tras la victoria de España, Don Felipe reservó su agenda de este domingo para viajar hasta Berlín, donde tendrá lugar la final. El Rey ya acudió a ver a la selección hace tres semanas para ver el partido de la Roja contra Italia. Entonces, en el vestuario, el Monarca ya confirmó que si llegaban a la final acudiría a verlos.
Aquel día, el Rey protagonizó una anécdota con Lamine Yamal, protagonista de la semifinal contra Francia. Felipe VI saludó al jugador del Barcelona y luego regresó para preguntarle su edad. "Cuántos años tienes", cuestionó. "16", contestó Yamal, una respuesta que provocó que el Rey se llevara las manos a la cara de estupefacción.
Este miércoles por la mañana, el Rey se ha puesto en contacto con la selección para felicitarles. Así, Don Felipe ha hablado con el entrenador, Luis de la Fuente, y con el capitán, Álvaro Morata, a los que ha trasladado su felicitación y ha comunicado que asistirá al final.
Por su parte, la Princesa Leonor ha afirmado que tanto ella como la Infanta Sofía están "muy contentas" por la victoria de España contra Francia. Lo han dicho al preguntarle antes del inicio de un encuentro con jóvenes que participan en programas de la Fundación Princesa de Girona (FPdGi) en los Jardins Santa Clotilde de Lloret de Mar (Girona).
España tendrá que esperar a que esta noche se celebre el otro partido de semifinales para conocer a su rival del domingo. Será Inglaterra o Países Bajos. En cualquiera de los dos casos, se trata de monarquías parlamentarias, por lo que Don Felipe coincidirá en el palco con el príncipe Guillermo o con el Rey Guillermo de los Países Bajos, junto a quien ya asistió a la final de la Eurocopa en 2010.
La temporada del Manchester City no le permite prescindir de jugadores que son la clave de bóveda del equipo de Pep Guardiola. Ya está siendo duro sobrevivir a la ausencia de Rodri como para tener que hacerlo también a la de Haaland... en el Santiago Bernabéu. Les tocó hacerlo, esforzarse en evitar ser sepultado por el maremoto desatado por el Real Madrid que quería enterrar una era y evidenciar que, ni con dinero, encuentra el City la medicina que le cure su envejecimiento.
Ni Guardiola lo oculta. "Hemos sido un equipo cojonudo, pero este año, por muchísimas razones, hemos perdido esa contundencia. Las cosas no son eternas", dijo el técnico antes de recordar los méritos de su equipo en los últimos años y de dejar claro que puede ser el fin de un ciclo, pero no del suyo en el banquillo. "Sí tengo fuerza para quedarme, sí tengo ganas de seguir, sí", confesó en declaraciones a Movistar.
La tarea titánica de la remontada "ante el mejor Real Madrid que me he encontrado en años", dijo el entrenador catalán, se le complicó al City desde antes de saltar al campo cuando se comprobó que el noruego no estaría en el once.
La estadística, en este caso, estaba reñida con el estado de ánimo. Marcaba que el City solo había perdido tres partidos cuando el gigantón no era titular y ninguno en la Champions. Pero era otro City, aquel poderoso que no tenía la mandíbula de cristal. El actual, donde a veces, solo a veces, brillan el noruego, Gvardiol y empieza a dar fogonazos Omar Marmoush, no puede permitirse el lujo de no amenazar con su mejor delantero.
Justificó Guardiola la suplencia de Haaland en que «se sentía mal», sin más detalles, pero es que ni siquiera tocó pelota en el rondo de suplentes del calentamiento. No pareció más que un susto el problema en la rodilla que sufrió en los minutos finales del duelo ante el Newcastle, pero puede andar entre algodones porque si la empresa en el Bernabéu era temible, el domingo en la Premier espera el Liverpool.
Lo cierto es que sin Haaland en el campo, el City no tiró entre los tres palos de Courtois en toda la primera parte y vio cómo Mbappé le hacía jirones para convertirse en jugador que más goles le ha marcado igualando a Messi (7) y superando a Benzema (6). Nunca ha tenido el noruego una noche dorada ante el Real Madrid y le tocó asistir como espectador a la coronación del francés.
Le costó cuatro minutos desnudar a los centrales, y a Ederson, para empinar a proeza. Y, para colmo, al City le llegó otro golpe en forma de lesión de Stone. Dos mensajes de desaliento antes de que se cumplieran diez minutos de un partido que se convertía en imposible. Como toda la temporada, desgraciada, aciaga. Esquivó de milagro la deshonrosa eliminación sobre la bocina de fase de liguilla, pero el cruce contra el Real Madrid aventuraba lo peor.
Erling Haaland, en el banquillo.kiko huescaefe
Si tras el primer gol nada hacía pensar que Guardiola pudiera evitar salir del Bernabéu con su tercera derrota europea, el segundo antes del descanso lo confirmó. Al técnico le tocó hacer un ejercicio de resignación viendo cómo su equipo hasta caía en fuera de juego en jugadas a balón parado. Era un City desconocido al que dos de sus archienemigos europeos, PSG y Real Madrid, lo convirtieron en vulgar endosándole goleadas vergonzosas.
Fue un títere en manos de los blancos toda la eliminatoria, aunque por momentos se sostuvieran en el Etihad. Pero el Bernabéu son palabras mayores. No pudo arrebatarle el control del balón a los blancos y tampoco asfixió para recuperarlo como solía hacer. A eso se suma que cuando lo tuvo, lo manejó al trantrán, muy lejos de las zonas de peligro y sin conseguir que llegara a las botas de Savinho, Foden o Marmoush. Los tres fueron fantasmas hasta el añadido, cuando el egipcio estrelló una falta que escupió el poste pero rebañó Nico para marcar un gol estéril.
Imposible focalizar de dónde nacía la mediocridad de los mancunianos. Falló la defensa, Nico González y Gündogan fueron incapaces de incomodar a Tchouaméni y Ceballos, y el Madrid tocaba arrebato con suma comodidad para encerrar a rival deseando que el colegiado rumano Kovacs acabara con el sufrimiento.