Preparadores físicos y psicólogos alertan sobre las dificultades que encontrarán los jugadores para volver a la rutina tras la intensidad exhibida en el torneo de Qatar
Descender del avión de Doha tras disputar la final del Mundial, abrir los regalos de Navidad y directo al Metropolitano. Estresante fin de año para Antoine Griezmann, que este jueves, 49 días después, regresa a la Liga con el Atlético. La concentración de partidos en corto espacio de tiempo tendrá efectos nocivos para los jugadores, según adelantan preparadores físicos y psicólogos expertos en deporte.
«Nos enfrentamos a una dinámica novedosa. Este Mundial de invierno ha sido un gran espectáculo, con alto rendimiento físico y con elevados impactos emocionales. El desgaste ha sido grande, ha habido futbolistas, como Tchouaméni, que han recorrido hasta 15 kilómetros en un partido, una bestialidad. Creo que en las próximas semanas vendrá un bajón de rendimiento. Es posible que eso llegue en febrero, con el regreso de la Champions y la Europa League», afirma Iván Díaz, cofundador y director académico de la Plataforma de formación Construyendo Fútbol y ex preparador, entre otros equipos, del Atlético de Madrid, del Getafe y del Real Madrid.
Este especialista, que también ha trabajado en el Ludogorets de Bulgaria y en el Al-Itiihad de Arabia Saudí, sostiene que hay que actuar como mucho cuidado en el regreso a la actividad habitual: «Hay que ser flexibles y estar abiertos a las diferentes cargas de trabajo porque hay diferentes casos en función de lo jugado en las últimas semanas y de las cargas psicológicas y emocionales. Las variables son numerosas. El Atlético de Madrid tiene a tres campeones del mundo, Molina, De Paul y Correa, pero su desgaste no ha sido igual. Lo que está claro es que necesitan desconectar. Hay jugadores que tienen tres teléfonos y cuando se van de vacaciones apagan dos y sólo dejan abierto el del círculo de amistades».
En esa misma dirección apunta David Peris, presidente de la Federación Española de Psicología del Deporte: «El parón del Mundial genera un desafío nunca visto para jugadores, preparadores físicos y psicólogos. Hay que readaptar las situaciones y buscar el estado óptimo entre unos futbolistas que han experimentado emociones intensas en pocos días. Unos vienen eufóricos, otros decepcionados y otros han disfrutado de una vacaciones raras en semanas de invierno».
Este experto en psicología del deporte advierte de que volver a la rutina tras el campeonato de Qatar será un proceso complicado: «Será como superar un efecto posvacacional. Volver a meterse en situaciones competitivas no será fácil. Nosotros tenemos unos patrones temporales que nos ayudan a funcionar bien, pero ahora esos patrones se han cambiado con el Mundial. En poco tiempo, muchos pasarán de jugar una final a disputar un partido de Liga. Eso no es fácil y se puede perder la percepción del control. El estrés tiene que ver con la incertidumbre y el estrés favorece la aparición de lesiones y perjudica la recuperación».
Peris insiste en que el torneo de Qatar tendrá consecuencias físicas y anímicas, porque apenas hay transición entre el Mundial y la Liga: «¿Cómo gestionar que vuelves a convivir o compartir objetivos con un compañero que hace pocos días era tu rival, como pasó con Mbappé y Messi? Afrontamos una situación desconocida en plena temporada. Hay que trabajar con jugadores con necesidades distintas, unos vuelven del Mundial y otros han tenido una actividad baja, con entrenamientos y partidos amistosos».
Peris añade que aunque el fútbol es un deporte colectivo, ahora es necesario hacer un trabajo individualizado. «Muchos necesitan cambiar el chip, desconectar. Esto no es como una pretemporada, en la que vas poco a poco, aquí no hay tiempo. Hay que buscar estímulos psicológicos, pero sin pasarse», explica.
David Porcel, preparador físico integrado en el equipo técnico de Michel Sánchez, entrenador ahora del Girona, antes del Huesca y del Rayo, coincide en la labor individual: «No es lo mismo trabajar con un campeón del mundo que con uno que se ha sentido decepcionado, como los jugadores de la selección española, alemana o brasileña, u otros de selecciones pequeñas que han cumplido con su objetivo de disputar un Mundial. Hay que saber gestionar la cabeza».
Porcel señala que esta novedosa situación hay que afrontarla como si se tratara de un descanso de verano. «Los jugadores que vienen del Mundial necesitan desconectar. Hasta el octavo día no deberían incorporarse al grupo, con pautas particulares de trabajo», dice el preparador, que sostiene que no habrá un riesgo alto de lesiones y que lo mejor de este paréntesis ha sido recuperar a jugadores que estaban lesionados.