El conjunto ucraniano aterriza este lunes por la noche en Barajas después de haber salido de Lviv en autobús hacia Polonia a primera hora de la mañana.
Normalmente, los clubes europeos utilizan los vuelos chárter para desplazarse. Llegan al aeropuerto más cercano, embarcan, aguantan unas horas en unos cómodos asientos y bajan en la ciudad de destino sin mayores contratiempos. Pero para el Shakhtar todo es diferente. El club tenía su sede en Donetsk, en plena región del Donbás, y en 2014 se mudó a Kiev por los bombardeos que se estaban produciendo al este de Ucrania. Y desde febrero, con la invasión rusa, trasladaron sus pertenencias a Lviv (Leópolis), al oeste del país.
De allí partieron este lunes por la mañana en una odisea eterna camino de Madrid, donde el miércoles a las nueve de la noche se enfrentarán al Real en el Bernabéu. Como el espacio aéreo ucraniano está cerrado, el conjunto dirigido por Igor Jovicevic tuvo que abandonar Ucrania en autobús, en un viaje similar al que realizó para disputar el primer duelo de la fase de grupos de la Champions League contra el Leipzig. La capital española, eso sí, está bastante más lejos que la ciudad alemana.
Chárter desde Rzeszow
La expedición del primer equipo y de la plantilla juvenil (que se medirá a su homólogo madridista el miércoles a las dos de la tarde en Valdebebas) dejó Ucrania por el norte y recorrió en bus los 200 kilómetros que separan Lviv de la ciudad polaca de Rzeszów, la más cercana a la frontera con aeropuerto operativo. Una vez superada la aduana, con su retraso correspondiente, y después de más de cuatro horas por carretera, llegaron al aeropuerto militar de Rzeszów, donde han cogido un vuelo chárter que tarda otras cuatro horas hasta Madrid.
Aterrizan en Barajas a las nueve y media de la noche de este lunes, casi diez horas después de abandonar Lviv, y el martes por la tarde entrenarán en el Bernabéu. «Son muchas horas. Tenemos muchos partidos, especialmente este mes, y la duración de nuestros viajes es muchísimo más larga que los demás. El proceso de recuperación se ralentiza muchísimo y llegamos más cansados que el rival», comenta Jovicevic en una conversación con EL MUNDO.
La realidad futbolística es injusta para el Shakhtar por la guerra. El equipo ucraniano disputa sus encuentros de la Primera División de su país en las ciudades de Lviv, Kiev, Lutsk y Úzhgorod, todas al oeste del territorio y lejos, de momento, de la guerra. Pero en Champions juega sus partidos como local en Varsovia, capital de Polonia, a más de 400 kilómetros y siete horas en autobús desde Lviv. Hasta allí viajará la semana que viene el Madrid, que curiosamente tardará menos en llegar desde el aeropuerto de Barajas al de Varsovia que el Shakhtar desde Lviv.
Aún así, el cansancio de los viajes parece no haber hecho mella todavía en la plantilla ucraniana, que llegará al Bernabéu sin haber perdido ni un sólo partido esta temporada. Ha ganado cuatro y ha empatado uno en las cinco jornadas disputadas en la Premier de su país y en Champions está siendo una de las grandes sorpresas de la edición.
En la primera jornada deslumbró al continente ganando al Leipzig en su casa por 1-4 y empató contra el Celtic en Varsovia en su segunda cita. Ahora vuelve a Madrid, donde ya ganó en la temporada 20-21.