La Libreta de Van Gaal: “Al periodista deportivo le sobra ego y le falta sentido del humor”

La Libreta de Van Gaal: "Al periodista deportivo le sobra ego y le falta sentido del humor"

¿Quién vigila a los vigilantes? La pregunta que planteaba ‘Watchmen’ tiene una respuesta clara en el caso de los periodistas deportivos españoles: les vigila ‘La libreta de Van Gaal’ o, lo que es lo mismo, Miguel Gutiérrez (Madrid, 1977). Antes como blog, ahora como podcast, ambos de éxito, la recopilación de contradicciones, falsedades, burradas y peleas del gremio lleva siendo desde 2004 palomitas para el público, cura sana de humildad para las ‘víctimas’ con sentido del humor y motivo de indignación para quienes viven de criticar, pero no asumen que se les critique. El propio Miguel, consciente de la polémica que genera su labor, lanza la contrapregunta: “Yo os vigilo a vosotros, pero ¿quién me vigila a mí?”.

¿Cómo llevarías que alguien criticase tu trabajo como tú el del resto?
Lo llevaría estupendamente si lo hacen bien, como creo que lo hago yo. Normalmente las críticas que he recibido son personales o de gente que se inventa cosas sobre mí. Eso lo llevo mal porque no es crítica, es ataque. Pero si alguien se dedicara a repasar lo que hago, analizarlo y buscar mis contradicciones, tendría que aceptarlo. ¿Cómo no voy a aceptar que hagan conmigo lo que yo hago con ellos?
¿Qué se inventaron sobre ti?
Un periodista, Juan Antonio Alcalá, se inventó en la COPE que había coincidido conmigo en un avión a Canarias y que yo iba en la última fila mientras él iba en clase business. Más allá del chiste clasista, que muchos en su programa rieron, no piso Canarias desde el año 2010. Ese tipo de cosas son las que llevo mal.

Para saber más

¿Por qué decidiste empezar a controlar a los periodistas deportivos?
La realidad es que no lo decidí, quizá por eso salió bien. Empecé con un blog para desahogarme. No me senté un día a trazar un plan maestro en plan voy a hacer un blog dirigido a este público objetivo que con estas líneas, simplemente me lancé a escribir cosas que me apetecía decir. Y no eran sólo cosas sobre periodistas deportivos, escribía de todo. ‘La libreta de Van Gaal’ era un cuaderno de apuntes de fútbol, pero vi que cuando escribía sobre periodistas deportivos a la gente le gustaba especialmente y que las cosas que yo escribía no las decía nadie más. Tal vez las pudiera decir algún aficionado, pero ningún periodista. Ahí vi por dónde tenía que ir, pero fue un proceso muy natural.
¿Cómo elegiste el nombre?
Pensando títulos se me ocurrió este, que me pareció un poco absurdo, pero pensé: “Si existe La Oreja de Van Gogh, ¿por qué no va a poder existir ‘La libreta de Van Gaal’? Ya lo cambiaré”. Y ha funcionado, sorprendentemente.
En realidad tienes un trabajo de verdad.
Trabajo en el departamento de comunicación de una empresa desde hace seis años. En ese momento decidí que me desvinculaba definitivamente de la prensa deportiva y que mi camino iba por otro lado. Efectivamente ha sido así porque esto de ‘La libreta’ es un hobby. En ese momento dejé de escribir y mantuve el podcast como un pequeño vínculo con el pasado y un poco también para desahogarme, pero resulta que ese podcast ha seguido creciendo, tiene una comunidad muy fiel y desde 2020 además lo emite Radio Marca, que si me lo llegan a decir en su día no me lo creo con los palos que le pegaba a Radio Marca. Bueno, y que le sigo pegando.
‘La libreta’ es un hobby porque pese al boom de los podcasts, como antes sucedió con los blogs, siguen sin monetizarse en condiciones.
Los primeros años, absolutamente nada. El primer banner de publicidad que puse en mi blog fue cuando ya llevaba cinco años. Ahora el podcast es un hobby venido a más y lo monetizo un poco. Si tuviera que vivir de ello, me daría para ir tirando pero como es algo que hago en mi tiempo libre, monetizarlo no es lo más importante. Lo más importante es que me sirve para seguir sintiéndome periodista.
Ejerciste el periodismo deportivo durante muchos años. No hablas de oídas.
Estuve en ‘ADN’ y luego fui redactor jefe en ‘Sportyou’, que lo dirigía Elías Israel y es el sitio en el que más años he trabajado, pero siempre me he considerado un outsider en el periodismo deportivo. De hecho, cuando me llamaste para hacer la entrevista me sorprendió porque voy viendo los personajes que sacas y nunca me imaginé que yo pudiera encajar en esa galería.
Hombre, algo tendrás que decir sobre el periodismo deportivo, nadie dedica tantas horas como tú a estudiarlo.
Algo puedo decir, claro, pero nunca me he considerado parte de la tribu. Si acaso, un vigilante externo.
¿De verdad crees que existe esa tribu?
Claro que sí. ¿Tú no?
No. Creo que es una profesión donde cada cual tiene su grupo y ya está. Y a menudo esos grupos se miran mal.
Bueno, los choques tribales son inevitables [risas]. Te compro que en vez de una gran tribu hay varias más pequeñas, pero en cualquier caso yo no he estado en ninguna. He sido más un francotirador. También porque el trabajo que hacía como periodista deportivo era más de editor y de jefe que de reportero. Esto es algo que me sacan muchos de los que me critican, que no he hecho guardias. Y es verdad que ni las he hecho ni las he querido hacer. El reporterismo está muy bien, pero no es el único periodismo posible, que es una cosa que parece que nos quieren colar sobre todo los que lo ejercen. El periodismo necesita perfiles muy diversos. La radio necesita productores y los periódicos necesitan editores gracias a los que el periódico llega al quiosco o se publica en web. Quiero reivindicar un poco eso porque parece que fuera periodismo de segunda categoría y para nada. Además, muchas veces estos reporteros van a los sitios y tampoco consiguen más que el que el que tienen al lado de otro medio.
¿Cuántas horas de periodismo deportivo consumes al día para elaborar el podcast?
Muchísimas. No las cuento porque me agobia, pero me levanto todas las mañanas escuchando ‘La tribu’, de Radio Marca, y me acuesto escuchando ‘El Partidazo’, de la COPE. Y entre medias voy picando de aquí y de allí. Me lleva muchas horas, pero es una cosa que me apasiona y me sigue divirtiendo. Si no, no lo haría porque es mucho trabajo y el retorno, como hablábamos al principio, es escaso.
¿Qué es lo que más te divierte encontrar?
Lo que más me divierte, que hasta me río físicamente haciendo el montaje, es cuando encuentro una contradicción de un periodista que un día dice una cosa y el siguiente, la contraria. Si tuviera uno de esos todas las semanas sería el éxtasis. Luego las peleas y los enganchones entre tertuliano, parece que son barro puro y duro, pero debajo hay cosas que se pueden analizar. Lo que asoma en esas discusiones es que, en general, a los periodistas deportivos les sobra ego y les falta de sentido del humor. Hay también un componente de forofismo, pero sobre todo lo que define al gremio es eso.
Entonces, ¿en la lápida del periodismo deportivo deberíamos inscribir: “Le sobró ego y le faltó humor”?
Bueno, cualquiera que use Instagram ve que no hace falta ser periodista para tener mucho ego, pero podríamos ir en esa línea. En el periodismo deportivo hay mucho de: “Yo hablo con este micrófono tan importante, a mí me escucha la gente, yo soy influyente”… Se pretende marcar territorio con el resto aunque, al final, muchas veces el que tiene un micrófono muy importante maneja más o menos la misma información que el señor de la calle. Esa es la realidad actual del periodismo deportivo.
Aparte de que, en general, lo decisivo es el micrófono y no el periodista.
Exactamente. Las grandes radios tienen su audiencia pongan a quien pongan. De hecho, a mí, que he conducido por caminos secundarios y terciarios, mucha gente de la profesión me miraba un poco mal porque yo hablaba desde un micrófono que no tenía la serigrafía de una gran emisora. Lo que hacía como mecanismo de autodefensa era preguntarme cuánta gente prestaría atención a ese que me miraba mal desde esa radio tan importante si hubiera empezado con un blog y con un podcast. ¿Cuántos seguidores tendría en Twitter? ¿50? Ha tenido la suerte de que hizo unas prácticas y se quedó en una emisora per secula seculorum, pero el periodismo deportivo está lleno de gente que vale lo que vale el micrófono de su emisora. Nada más.
¿Te llaman muchos periodistas cabreados?
No, muy pocos. Lo realmente gracioso es que los periodistas que me llaman no lo hacen para reprocharme algo, me llaman para salir. Quieren que les critique [risas]. El otro día, Paco Grande me citó en un congreso y dijo que ‘La libreta’ era como los antiguos guiñoles Canal+, que eran críticos pero los políticos querían tener el suyo para estar representados. Tengo casos de periodistas que me han llegado a mandar vídeos de ellos diciendo barbaridades para que las meta en el podcast y de una gran emisora que no voy a nombrar me hicieron llegar que ellos salían muy poco. Es increíble.

Miguel Gutiérrez posa para la entrevista.JOSÉ AYMÁ

¿Quién es tu preferido de todo el bestiario?
Ha ido por temporadas. Cuando empecé con el blog, que estaba centrado en la prensa escrita, me daban mucho juego el ‘Sport’ y el ‘Mundo Deportivo’, pero luego ‘As’ empezó con el Villarato y llegó Eduardo Inda a ‘Marca’. Lo que Pedro Sánchez es ahora para mucha prensa, lo fue Inda para mí. El personaje estrella. Después le tocó a Pedrerol, que al principio me daba mucha bola porque tuiteaba muchas barbaridades de los tertulianos de ‘Punto pelota’ y le venía bien, pero luego se hizo mainstream, se enfadó conmigo y me bloqueó en Twitter.
¿Por qué se enfadó?
Le había hecho un montón de críticas y no se había enfadado, pero un día una web de información televisiva hizo una encuesta preguntando: “¿Es ‘El Chiringuito’ objetivo?”. Pedrerol contestó: “La objetividad no existe, amigos. Existe la honestidad”. Y entonces puse un tuit diciendo: “Reformulemos la encuesta. ¿Es honesto ‘El Chiringuito’?”. Ahí me bloqueó y no he vuelto a tener trato con él. Tampoco pasa nada. Estamos bien así. Luego, si seguimos evolucionando, vienen Roberto Gómez y Alcalá, que se puede decir que ha sido mi archienemigo. Isaac Fouto también lo intentó un poco, pero luego estuve invitado un día en ‘El Partidazo’ y muy bien con él.
Cara a cara siempre es más difícil.
También es cierto, e igual está mal que yo lo diga, que los periodistas que han venido a por mí han salido trasquilados porque tengo mucho material. Últimamente Antonio Romero también se ha acordado de mí en plena narración de los partidos del Real Madrid en la SER. Me parece bien tener este tipo de enemigos que están en grandes medios y con una situación de poder. Uno tiene que elegir sus enemigos y prefiero que sean los que pueden defenderse que otros más débiles.
Roberto Gómez ha sido de los más críticos contigo.
Es verdad. Sé que no le gusta nada lo que hago y también que yo le he sacado mucho porque se contradice con facilidad. Creo que ‘La libreta’ tiene que sentar mal a determinadas personas y probablemente Roberto sea una de ellas. En casi todas estas entrevistas acaba saliendo su nombre y eso es por algo, quiere decir que las ha vivido todas y eso hay que reconocérserlo, pero si se enfada qué se le va a hacer. Yo preferiría que se lo tomara con humor, pero si no le gusta lo que hago tiene todo el derecho.
Después de todos estos años analizando el periodismo, ¿cuál es tu diagnóstico?
Para empezar, el gran problema que tiene el periodismo deportivo es que no tiene información y no tiene protagonistas. Entonces, sin información ni protagonistas es muy complicado hacer un periódico o un programa de calidad. Los grandes clubes y los grandes deportistas tienen ya sus propios canales y no necesitan al periodista para casi nada. Sólo los necesitan ya para alguna cosa no muy positiva como, por ejemplo, decir que no te vas a presentar a una final de Copa y horas después sacar un comunicado diciendo lo contrario. Esto fue el Madrid, pero evidentemente lo hacen todos. El periodista deportivo sirve para lanzar globos sondas, pero lo serio ya lo anuncian ellos. Esto hace que todos los programas orbiten en torno a la opinión y no a la información.
Mal asunto.
Sí, evidentemente son programas muy distintos a los que escuchábamos hace décadas. Aunque también es verdad que es muy fácil dar lecciones. Escuché hace poco que José María García decía que ‘El Partidazo’ es una mierda. Y mi reflexión es que si García tuviera que hacer un programa en 2025, ¿cómo lo haría? ¿Sería mejor? Porque el programa que él hacía en los 80 y los 90 no lo podría hacer hoy sin acceso a protagonistas, sin tanto poder y con redes sociales que lo van contando todo a lo largo del día. Me gustaría que alguien se lo preguntara porque probablemente sería un programa muy parecido a ‘El Partidazo’.
Ese sería el diagnóstico del periodismo, ¿y el del periodista?
El periodista deportivo medio es un perfil que la gente no conoce. La gente tiende a pensar que el periodista deportivo es el que sale en la tele y esos son un porcentaje muy bajo que, curiosamente, son los que van repitiendo por ahí que vivimos la Edad de Oro del periodismo deportivo cuando la realidad es que es un mundo absolutamente precario y en el que la mayoría de profesionales son fácilmente sustituibles. Seguramente también muchos de esos tertulianos. Por eso es tan precario. Y esos mismos que hablan desde el privilegio dicen mucho también que es cuestión de echarle horas, hacer sacrificios personales… Cosas que en cualquier otra profesión se llevarían las manos a la cabeza, pero aquí parece que es lo normal prosperar a base de desatender tus derechos.
¿Te preocupa que se te acaben los personajes con las nuevas generaciones o la cantera es inagotable?
No se van a agotar. Llevo nueve temporadas del podcast y al principio tenía la sensación siempre de “madre mía, esta semana no tengo tema”. Y al final, como los programas tienen que ir sobre algo, los propios periodistas acaban sacando los temas que haga falta para llenar. Y con los periodistas pasa un poco lo mismo: siempre va a tener que haber gente que hable y llene esos programas. Hay una o dos generaciones que están taponando terriblemente a los más jóvenes, pero si algún día salen esos, habrá otros esperando para ocupar su lugar. Doy clase en un master y allí he descubierto que ahora los estudiantes se dividen en dos: los que quieren ser Miguel Quintana y los que quieren trabajar en ‘El Chiringuito’. La vía Quintana me va a dar poco material, pero la otra es una fuente inagotable.
¿No se es injusto a veces con ‘El Chiringuito’? Se le responsabiliza de algo que ahora mismo hacen casi todos.
Jorge Valdano hace poco dijo que uno puede ser periodista de manera espectacular, trabajando en programas como ese, o puede formarse y ser una persona más leída, que conozca más sobre más cosas y profundice en las historias, porque sabiendo más de la vida sabrá más sobre fútbol. Yo voy en esa línea. Mucha gente y también muchos periodistas consideran que ‘El Chiringuito’ es un buen producto periodístico. Yo creo que no. Funciona, es indudable, pero los enfoques son muy sensacionalistas y muchas noticias carecen del menor rigor. Sin embargo, es cierto lo que dices: este problema no es solo de ‘El Chiringuito’. Somos injustos y les señalamos siempre a ellos, pero ha habido una chiringuitización de todo el periodismo deportivo español.
¿Hay tertulianos tan coherentes que nunca les has pillado?
Sí, hay bastantes periodistas que salen en el podcast como parte del paisaje o porque de vez en cuando dicen alguna frase un poco estridente, pero que me gustan mucho. Por ejemplo, en la COPE me gustan Miguel Rico, Roberto Palomar o Elías Israel; en la SER está muy bien la charla que hacen de futbolistas; Ricardo Sierra, que está en Onda Cero y Radio Marca, parece que no se moja porque es muy correcto, pero dice muchas cosas interesantes; me gusta también Miguel Ángel Méndez… No sé. Muchos. Y me gusta decirlo porque, aunque me dedique a exponer los fallos, también hay que decir lo que otros hacen bien, que es algo que cuesta mucho en el periodismo deportivo.
¿Es un gremio muy cainita?
Sí. Es un mundo muy corporativista de puertas hacia fuera y muy cainita de puertas hacia dentro. Cuando un entrenador, o yo mismo, ataca al periodismo, se defienden todos, pero luego hay muchas envidias y mucha crítica velada sin dar nombres, que es una cosa que me revienta. Los periodistas son cobardes cuando critican a su profesión. Eso me alucina, porque si hacen una crítica a lo mal que defiende el Barça contra el Inter, nombran a Araujo y si dicen que el Madrid funciona mal en mediocampo, también dan los nombres de los responsable, pero cuando hablan de cosas de periodistas no se atreven. Están todo el día tirándose chinitas sin dar nombres, lo cual también contribuye a desinformar porque hay cosas que dice un idiota en una tertulia y parece que lo dice toda la prensa de Madrid o de Barcelona. Están igualando a la gente por abajo y se dedican horas y horas de programa a discutir sobre lo que dicen los más tontos. Es injusto y dañino. No hay que cubrir a los malos.

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