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1-0 en Montjuïc
El portugués, muy efusivo en su festejo, fue el mejor del partido, mientras el Atlético prolonga su mala racha en el feudo azulgrana (1-0).
Escribe Franz Kafka en su Metamorfosis acerca de la transformación de Gregorio Samsa en insecto. Si el escritor checo fuera cronista deportivo, se encontrarían varias metamorfosis en el césped de Montjuic. La más obvia es la de Joao Félix, el jugador que ocupó la previa y protagonizó el partido. Del hastío a la sonrisa. La furia del ex demostrada encaramado a una valla del estadio más alto de Barcelona tras marcar el único gol. [Narración y estadísticas (1-0)]
Luego el estilo, que destacaban en la charla previa Xavi y Simeone y se ha difuminado en ambos entrenadores. El Barça de Xavi fue el summum del unocerismo en la temporada pasada y en esta no termina de arrancar el jogo bonito que tanto defiende. El Atleti de este Simeone es uno de los equipos más goleadores de 2023 y el tercero con más tantos en liga.
Esa transmutación se vio en los primeros compases del partido. Esa presión alta que tanto le gusta al Cholo provocó dos pérdidas en la defensa rojiblanca que casi le cuestan dos goles en apenas dos minutos. Raphinha y Lewandowski no pudieron concretar. Mientras que en una preciosa jugada trenzada de la escuadra rojiblanca, con paciencia, la terminó Griezmann tras un pase atrás de tacón de Llorente, pero rechazó la defensa blaugrana. Metamorfosis.
Refugiado en torno a Oblak
Este cambio de personalidades se ejemplifica también en el ataque de ambos conjuntos. El ariete polaco asusta menos que el matador español. Lewandowski lleva ocho goles y cuatro asistencias por los 12 tantos y tres pases de gol de Morata. Los fallos acechan hoy más al primero que al segundo. La volea que tuvo en el punto de penalti tras el centro de Koundé es de las ocasiones que resultan más difícil fallarlas que meterlas.
Sin embargo, como ese refrán de que la cara tira al monte, con el paso de los minutos el Atlético se fue refugiando cada vez más cerca de Oblak, olvidándose del equipo de toque en el que se ha convertido este año, y el Barcelona aceptó el espacio y comenzó a dominar el juego como le gusta decir a su entrenador, pero no había demostrado hasta ayer.
Los culés se parecieron más al equipo que despertó en Oporto, activos en la presión y con gusto por la elaboración aprovechando la mayoría de efectivos con los que cuentan en el medio campo. Enganchados a un Gundogan que le gustan estos partidos y a la vuelta de De Jong, de momento, más vital para el juego azulgrana que Pedri. Pero si hay un jugador que iba a ser protagonista le gustara o no era Joao Félix.
El portugués, muy activo en el juego y con una metamorfosis del gesto de este verano, aprovechó una mala presión del Atlético para ganar un duelo a Molina, muy blando, y picar con calidad ante Oblak. Si los más incrédulos pensaban que no celebraría el tanto tuvieron que ver al luso golpearse el pecho y elevarse sobre la valla publicitaria con los brazos en cruz. Comedido…
No podemos imaginar qué hubiera pasado si mete un segundo gol tras una siesta de Koke en salida de balón y tres pases eléctricos del Barça que concluyeron en su bota. Pero disparó flojo y al medio, donde estaba Oblak. Tras el chut recibió un buen regalo de Hermoso en su tibia, como el que poco antes le dio Witsel y luego un empujón de Giménez en un córner a favor del Atlético que Félix decidió teatralizar de manera ridícula. No dejó muchos amigos en el vestuario rojiblanco. Tampoco Azpilicueta, aunque nunca coincidieron en la caseta.
Resurrección
Guerras aparte. El Barcelona ha resucitado esta temporada. Los indicios atisbados ante el Oporto se han ratificado en su segundo duelo más importante en lo que va de Liga. Lo hizo, eso sí, contra un equipo tieso. Físicamente muy justo. Con un once que cualquiera se sabe de memoria salvo dos o tres cambios. Simeone también lo vio y ya había agotado los cambios en el minuto 65 y eso revitalizó al Atlético que quiso parecerse al equipo que llevaba 10 victorias en esta liga en 14 jornadas.
Pero la maldición rojiblanca en Barcelona continúa. 17 años sin ganar. Y ayer, aunque lo intentó hasta última hora, no encontró la manera de perforar la portería de Iñaki Peña. El portero se lució incluso ante una falta de Memphis en el 80 con ayuda del palo y luego ante Correa algo escorado. Las más claras del Atlético en el partido. El asedio rojiblanco continuó y Lewandowski, perdonó. El Barcelona del 1-0 y de Joao triunfó y resucitó. Dejamos la postdata para Griezmann. El francés fue el del Barça, pero lo peor es que el portugués, también. Y todos sabemos cuál es la mejor versión de cada uno.