“¡Es una vergüenza! Tenemos que hacer algo”. Tras un rato escuchando, Carlo Ancelotti estalló. No daba crédito a lo que acababan de contar compañeros de profesión como Quique Setién, Álvaro Cervera, Rubi o Luis César Sampedro. Xavi Hernández y Diego Simeone, igual de sorprendidos, le secundaron: “Nadie nos defiende. Hay que unirse y plantar cara”. Los técnicos de los tres grandes habían acudido a la reunión convocada el mes pasado por el Comité de Entrenadores de la Federación (CTE) con idea de hablar del arbitraje, pero acababan de descubrir que ellos son una excepción en la realidad actual del gremio: si te despiden (y antes o después a todos los despiden), buena suerte para cobrar lo que se te adeuda. Los impagos son norma.
Mentiras, chantajes, presiones… Todo vale.
Cinco entrenadores de Primera tienen casos abiertos en la justicia ordinaria para resolver esas deudas. Esos son los que no han cedido. La mayoría perdona parte del dinero que les corresponde antes de llegar a juicio. Los clubes siempre pierden en los tribunales, pero ganan en el proceso. El origen de esta situación fue un cambio de normativa de la pasada década. Hasta entonces, si un club echaba al entrenador, no podía sentar a otro en el banquillo hasta arreglarlo todo con el destituido. LaLiga consideró que daba mala imagen para la competición ver equipos descabezados y propuso acabar con esa limitación. La Federación, de quien dependen los técnicos, accedió.
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“Los primeros años, quizás por costumbre, aún cumplían, pero ahora se han aprendido el truco. Dicen que es despido procedente y lo llevan a la justicia ordinaria. Es su modus operandi. Saben que van a perder, porque cada caso que ha llegado a sentencia lo hemos ganado, pero les compensa. Si pierden, te dan lo mismo que te iban a dar pero dos años más tarde. Si te rindes y pactas, ganan“, resume Quique Setién, cuyo juicio con el Villarreal será el 14 de julio de 2024, casi un año más tarde que su destitución. Ya vivió algo parecido con el Barça, que le llamó para pagarle cinco días antes de ir al juzgado… y 16 meses después de echarle.
Setién es el único de los seis técnicos que han hablado para este reportaje que accede a hacerlo con nombre y apellido. Todos han entrenado en Primera durante los últimos dos años, todos han sido despedidos y todos han vivido situaciones similares. “El problema es que los clubes tienen todo el poder. Si hablas quedas marcado y eso puede acabar con tu carrera. Hay mucho miedo. Quita a los tres grandes, que se mueven a otras alturas, y somos cien entrenadores de un nivel similar peleando por 17 banquillos. Los directivos lo saben y lo utilizan”, explica un técnico de los que tiene un juicio en marcha.
La temporada pasada hubo 27 destituciones entre Primera (11) y Segunda (16). En la actual, ya van 11 (cinco y seis) antes de llegar a Navidad. El ritmo no para.
“Te acusan de las cosas más feas”
“Cada vez es más cómodo echarnos”, sentencia un entrenador ahora en el extranjero cuya última experiencia en Primera acabó como casi todas. “Me despidieron y me quedaban dos años por cobrar, pero al final acepté uno y medio. ¿Por qué? Porque ahora también tenemos que ser contables. Si vas a juicio, aunque ganes, el dinero te lo dan sin intereses y tienes que contratar un abogado laboralista que va a cobrar entre un 10 y un 15 por ciento de lo que te paguen. Eso y esperar un par de años para ver un euro. Al final no te compensa y es con lo que juegan los clubes para que cedas. Pervierten las leyes en su favor y tú te quedas con cara de gilipollas perdonando cientos de miles de euros que son tuyos”, explica. Y remata: “Pero lo peor no es eso, lo más desagradable es todo el proceso. Dicen y hacen cualquier cosa, no tienen ética. Todo vale con tal de no pagarte”.
¿Qué dicen? ¿Qué hacen? Empecemos por las palabras. Lo cuenta Setién: “Cuando los clubes te echan, redactan un pliego de cargos donde ponen una serie de patrañas sin ningún fundamento para intentar convertir ese despido en procedente. Nunca les sirve de nada, pero les da lo mismo. Te acusan de las cosas más feas y más inverosímiles. Estuve un año en el Villarreal y no se quejaron, me mantuvieron en verano, pero ahora se supone que han hecho una investigación según la cual soy un inútil. Cosas que no hay por donde cogerlas como que ni siquiera conocía a la plantilla porque me equivoqué con el nombre de Yeremi Pino al llegar. Buena suerte a la hora de explicarle al juez que confundirte con un nombre es motivo de despido. Ya ni me duele, pero a mi familia sí le hace mella que me insulten en público”.
Me acusan de llegar borracho y agredir a un utillero
Y lo de Quique no es la excepción. “Dijeron que llegaba tarde y no tenía ni idea de hacer mi trabajo, que estaba viejo y se me iba la cabeza en las charlas. Era todo mentira, pero difama que algo queda”, cuenta un veterano con su último banquillo aún fresco. Seguimos con el in crescendo con un técnico que ya ganó su caso: “Llevaron a empleados a declarar contra mí, a algunos ni les había visto y otros consideraba que eran mis amigos. Me pintaron como a un cabrón que trataba mal a la gente. Fue muy doloroso. Luego varios me pidieron perdón porque les habían forzado”. Y canta bingo otro entrenador inmerso en juicio: “Me acusan de llegar borracho y agredir a un utillero”. En los tres casos, el juez desestimó esas historias.
Todas esas acusaciones van acompañadas por parte de los clubes de mecanismos para forzar a los entrenadores a pactar. Y donde escribo “mecanismos”, ellos dicen “chantaje”. “Es exactamente lo que es. Te despiden, pero se quedan con tus ayudantes más débiles, los que menos cobran, y les machacan. Buscan la labor más humillante y más desagradable y los ponen ahí. Luego te dicen que, si quieres que les liberen y cobren su finiquito, aceptes un acuerdo en el que perdonas buena parte de lo que te deben. Cosas tremendas”, explica Setién y hacemos la ronda para ver si es tan frecuente.
Hay pleno.
“A los míos los metieron en el cuartucho más oscuro de la ciudad deportiva a ver vídeos de partidos búlgaros y hacer informes día tras día”. “A mi preparador físico, que ha trabajado años en Champions, lo mandaron al Alevín C”. “Los secuestran y piden rescate. Conseguí otro trabajo, quería contar con ellos y los tuvieron pasando el balón a niños de 10 años hasta que cedí y pacté”. El más curtido ya cuenta con esto cuando firma un contrato: “Para evitar chantajes, que los he sufrido mil veces, negocio un montante total para mí y mi equipo y a ellos les pago yo. Entramos y salimos todos juntos. Así no pueden retenerles”.
¿Es de verdad para tanto? ¿Son los clubes unos villanos tan estereotípicos? Pedimos su versión a tres de las entidades que tienen juicios abiertos con sus ex entrenadores. El Almería, en pleito con Rubi, declina responder con gran amabilidad, explicando que ahora sólo le preocupa el mal momento del equipo. El Villarreal (Setién) me limpia con bastante menos cortesía porque tiene prisa (¿?). Sí responde Manuel Vizcaíno, presidente del Cádiz, que lleva casi dos años de disputa con Álvaro Cervera. “La ley es para todos, no hay una especial para entrenadores. Los clubes tenemos derecho a recurrir a la justicia ordinaria y que sea el juez quien decida en función de la legislación vigente. No te voy a negar que existen clubes que la aprovechan para dilatar los pagos y forzar acuerdos, aunque no es nuestro caso. De todos modos, lo que hacen está dentro de la ley. Hay que ver las dos caras de este asunto”, reflexiona.
¿Y cuál es la otra cara, según el dirigente? “Los entrenadores pretenden tener derecho de pernada sobre la legislación laboral y ellos también la intentan utilizar a su favor. En nuestro caso creemos que, cuando pensó que íbamos a descender, Cervera se quitó de en medio para forzar un despido cuya indemnización era mayor en Primera. Ellos actúan sabiendo que casi siempre van a ganar los juicios. Pedimos lo mismo que ellos: que se cumpla la ley”. En la misma línea se posiciona LaLiga, asegurando que la normativa se adecua a la ley y que los entrenadores están sometidos a las mismas condiciones que cualquier trabajador.
El 3% del sueldo, para el CTE
Álvaro Cervera prefirió no hablar para este reportaje por temor a que pudiera utilizarse en su contra en el juicio, pero negó haber forzado su destitución. Su compañero que ya ha ganado sale al paso: “Siempre nos acusan de las mismas cosas, pero el procedimiento está muy claro. Si llego tarde, llego borracho o no cumplo con cualquiera de mis funciones, el club tiene que abrirme un parte y mandarlo a la Federación. ¿Sabes cuántas de esas acusaciones que aparecen, de repente, para justificar los despidos tienen el respaldo de un parte? Cero”.
La Federación, concretamente el CTE, asoma bajo sospecha. Debería ser quién defendiera a los entrenadores, pero estos no lo ven así. “La Federación nos ha vendido porque es juez y parte. Si miras las asambleas de LaLiga y de la RFEF, están los mismos. Aceptaron cambiar la ley sabiendo que perjudicaba a los entrenadores y permitía los impagos prolongados porque damos lo mismo. Eso sí, el 3% de nuestro sueldo se lo damos al CTE, para eso sí está”, explica el emigrante. Setién es algo más conciliador: “El CTE ha cambiado de dirigentes y, ahora, al menos tiene buena intención, pero no tiene poder real”.
Cruyff, Zidane o Xavi no cumplían los requisitos para entrenar aquí, pero se lo permitimos porque eran estrellas
Desde el CTE reconocen que el problema existe, se escudan en que es heredado y aseguran que estudiarán intentar revertir la norma en el próximo convenio RFEF-LaLiga, ya que el actual caduca en julio de 2024. También asumen que sería difícil lograrlo. Pese a ello, discrepan en parte con las acusaciones de sus miembros: “No son impagos, son pagos dilatados. En cualquier caso, son entrenadores de Primera y de Segunda sin apuros económicos, no el trabajador de una fábrica. Pueden permitirse la espera“. No es un argumento que guste demasiado. “Ese no es su problema. Puedo tener un familiar enfermo con muchos gastos, ser adicto al juego o querer comprarle una casa a mi hija. Da igual. Ese dinero es mío. Punto”, clama uno de los técnicos en juicio.
Todos repiten la idea de crear un sindicato como solución, pero el más veterano es escéptico: “Buena parte de la culpa es nuestra porque tragamos con todo. Cruyff, Zidane o Xavi no cumplían los requisitos para entrenar aquí, pero se lo permitimos porque eran estrellas. Jémez alzó la voz y lo mataron. No podemos dirigir dos equipos españoles el mismo curso, que es algo que llevas a la justicia europea y ganas en dos minutos, porque muchos entrenadores están esperando a que se carguen a un compañero para pillar banquillo y esa norma les quita competencia. Cada cual mira por lo suyo”.
Setién es más optimista: “Algo está cambiando, esa reunión nos ha movilizado y veremos si perdemos el miedo. Ojalá porque es una vergüenza. Se le llena la boca a LaLiga con que es la mejor del mundo y no logra que sus entrenadores cobren“. Desde el extranjero también disparan a la patronal: “Tebas, que tanto mira a la Premier, que se pregunte por qué Lopetegui, con mil ofertas, sigue sin entrenar. Allí, por ley, sigue cobrando religiosamente su cheque semanal, como si nunca se hubiera ido del Wolves, hasta que acabe el contrato o fiché por otro. Así puede elegir cuándo y cómo. Si quieres atraer talento, cuídalo”.
Y sentencia: “Nos tratan como a ganado y estaría bien demostrar, por una vez, que no somos vacas“.