Tienen los clásicos un aroma a partido añejo, histórico, como su propio nombre indica. Por ello el Comité Técnico de Árbitros ha recurrido a un colegiado con esas características para afrontar la final de Copa del Rey en La Cartuja entre dos transatlánticos que magnificarán cada posible error de un equipo arbitral que parte con un líder respetado dentro de su colectivo. Y la historia de Ricardo De Burgos Bengoetxea (Bilbao, 1986) está a la altura.
Tenía cinco años cuando su tío Francisco le pidió a Adolfo Suárez que no se moviera de su escaño. Era un 23 de febrero de 1981 y este cabo fue uno de los que participó en el frustrado golpe de Estado del teniente coronel Antonio Tejero. Su hermano, Ernesto De Burgos Núñez y padre de Ricardo, fue árbitro profesional entre 1976 y 1982. El joven decidió obviar el subfusil y el puro que llevaba su tío en aquella negra fecha y, con buen criterio, eligió agarrar el silbato y seguir la carrera de su padre, que llegó a arbitrar hasta 69 partidos en Primera División. El trencilla le sigue llamando tras cada partido para tranquilizarle y explicarle cómo ha salido todo.
De Burgos Bengoetxea ascendió a Primera División en 2015 y lo hizo junto a José María Sánchez Martínez, curiosamente dos de los mejores árbitros actualmente de LaLiga EA Sports, aunque De Burgos no esté entre los cinco que hay en el grupo Élite de UEFA y sí el murciano. Llegó tras arbitrar dos temporadas en Segunda B (26 partidos) y cuatro en Segunda (86 duelos) hasta el ansiado Levante – Celta del 23 de agosto de 2015 en el que debutó oficialmente en la máxima categoría.
Si ese fue uno de sus mejores momentos con el silbato en la mano, uno de los peores se produjo en su primer clásico. El colegiado expulsó a Cristiano Ronaldo en la final de la Supercopa de España de 2017 tras un forcejeo con Umtiti. Le mostró la segunda amarilla tras haberle sacado otra por celebrar un tanto sin camiseta. Admitió en una entrevista que “fue un momento complicado” y que le costó “volver a salir al campo”, pero que esa experiencia le ha hecho más fuerte en su profesión.
Su turno
Para el CTA era el turno de Richi, como se le conoce cariñosamente, puesto que, aunque debió pitar la final del año pasado, al haberse colado el Athletic, no pudo hacerlo al pertenecer al colegio vasco. La eliminación de la Real allanó un camino que tanto Luis Medina Cantalejo como el Comité técnico lo tenían claro, pese a los rumores de que este encuentro sería para César Soto Grado. Desde el CTA hay “gran confianza” en un colegiado de carácter “dialogante” que ha sacado partidos muy complicados en los últimos años “con gran nivel”.
De hecho, De Burgos es el que tiene que afrontar el famoso derbi sevillano en el que lanzan un palo a Joan Jordán y también el encuentro en el que Vinicius recibe los insultos racistas en Mestalla, en el que el brasileño termina expulsado.
No hay corporativismo
El vasco califica a los árbitros como el equipo número 21 de LaLiga y es completamente contrario al corporativismo que, dicen, existe entre los trencillas. “Yo quiero que me corrijan si me he equivocado”, expresó en una entrevista previa respecto al uso del VAR y la polémica y la desconfianza que genera en cada jornada. Aunque ninguna como la del caso Negreira del que asegura es lo “que más daño” ha hecho a su colectivo.
Fan del parchís y de tomar alguna que otra cerveza con los amigos y compañeros cuando la temporada lo permite, éste será el tercer clásico que arbitre en sus 10 años en Primera División. El primero, pese a la expulsión de Ronaldo, se lo llevó el Real Madrid y los dos últimos, otra final de Supercopa en 2023 y uno de liga en la misma temporada, fueron para el FC Barcelona.
Es, sin embargo, el Atlético de Madrid el equipo al que más veces ha pitado, 34. Mientras que el Barcelona es el tercero con 31 y el Real Madrid es sexto con 25 de los 380 partidos en los que ha estado en el campo. El balance de los culés con De Burgos son de 25 victorias, un empate y cinco derrotas mientras que los blancos están en 17-4-4. Internacional desde 2018, ya ha dirigido algún partido de la Nations League, pero le falta rematar con algún gran torneo.