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Real Madrid – Granada (2-0)
Brahim y Rodrygo anotan en una nueva victoria de los blancos, la tercera seguida en Liga. Los andaluces, impotentes.
Salió Carlo Ancelotti ante el Granada con un once digno de final de Champions, poniendo sobre el césped todo lo que le quedaba en el armario. Sin pestañear, sin contemplaciones ni rotaciones. En ese momento está el Real Madrid, acelerando la marcha de una Liga de la que no se descuelga el Girona y a la que se agarran como pueden el Barcelona y el Atlético. Ya lo dicen los sabios: los campeonatos se ganan en invierno. Y el italiano, que el año pasado se alejó del título con varios pinchazos en estas fechas, ansía un trofeo que soldaría su puesto en el banquillo del Bernabéu. Contra los andaluces, su Madrid volvió a fluir en juego y sensaciones, conquistando con goles de Brahim y Rodrygo tres puntos más en la pelea por la Liga.
Bellingham, duda en la previa, volvió a ser eje del ataque, con Joselu entrando por Ceballos. Único cambio con respecto al equipo que ganó al Nápoles. La pareja Kroos-Valverde está más que asentada en el centro del campo y Brahim ha convencido al técnico. Los nombres de la alineación podrían haber dibujado un 4-3-3, pero Carletto mantuvo el sistema y el Madrid volvió a fluir como en días anteriores. Quiere el italiano que Rodrygo, Jude, Brahim y cualquier futbolista se muevan con libertad por el frente de ataque, liberando huecos para otros compañeros y desconcertando a la defensa rival. Un Madrid donde la improvisación (trabajada) gana al orden. Donde los jugadores llegan al espacio, no están. Y el público disfruta.
Mientras el Madrid calentaba motores, el Granada intentó acercarse aprovechando alguna pérdida temprana de los blancos, pero los errores no duraron demasiado. En el minuto 12, Rodrygo estuvo a punto de conectar un disparo dentro del área tras un centro de Carvajal y en el 14 el brasileño no llegó a una diagonal de Valverde tras una combinación con Bellingham. El Madrid comenzaba a encontrarse en esos triángulos que construye en el pico izquierdo del área grande del rival. Así llegaría el 1-0.
Después de la primera polémica del partido, en la que González Fuertes castigó con amarilla las protestas de Bellingham y Rüdiger tras una falta no pitada sobre el inglés, el Madrid ejecutó su primer gran movimiento. De nuevo en el pico izquierdo del área, Brahim observó a Kroos en la frontal y cruzó una diagonal sin balón hacia la portería que el alemán observó al instante, asistiendo de primeras al andaluz, que no falló delante de Ferreira. Pequeña vaselina y gol, segundo en Liga para él. Brahim insistió en lo hablado antes: llegar, no estar. Y le salió bien.
El Granada, con la única energía de Boyé y Bryan Zaragoza, no se encontró en ataque en todo el partido y sólo intentó sofocar, como pudo, la imponente superioridad del Madrid. Bellingham, que había pedido penalti por una entrada de Miquel dentro del área, casi puso el 2-0 antes del descanso, pero su disparo se fue desviado tras un taconazo brillante de un Brahim implicado.
Rodrygo, la sentencia
Tras el intermedio, Ancelotti dejó en el vestuario a Carvajal y dio entrada a Lucas, sin que cambiaran en exceso los tiempos del partido. El conjunto blanco siguió buscando las superioridades en los costados, siempre con movimientos sin balón en su ataque, y encontró premio a los diez minutos de la reanudación. Otra vez desde el pico del área grande rival, esta vez por la izquierda, Mendy, Joselu y Brahim se inventaron un triángulo que terminó con el andaluz dentro del área. Cedió atrás para Bellingham y Ferreira voló para evitar el tanto del inglés, aunque en el rechace Rodrygo acertó a poner el 2-0. Era la sentencia a un Granada impotente.
Con el resultado a favor y frente a un rival que no ofrecía preocupaciones, los blancos empezaron a pensar en la semana tranquila que tenían por delante. Siguieron buscando el gol por pura inercia y por el constante deseo de Bellingham, que en esa actitud se parece mucho a Cristiano Ronaldo. El británico no descansa, es insaciable. En el 73, con el partido en fase muerta, aguantó en la frontal la llegada de Valverde y dibujó un pase picado que acabó en volea del uruguayo. De nuevo Ferreira, el mejor del Granada a pesar del resultado, evitó el tanto.
El Madrid se mantiene colíder junto al Girona y suma tres victorias consecutivas en Liga en las que ha marcado 10 goles y sólo ha encajado uno. Su mejor momento del curso.