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Fútbol femenino
INMA LIDÓN
E. Especial
@Inma_lidon
Göteborg
Actualizado Sábado,
23
septiembre
2023
-
19:48Ver 21 comentariosLa victoria ante Suecia, bálsamo en las relaciones entre...
No hay muro que a España se le resista. Ni el que le plantó Italia en Berna, que obligó a la selección a bregar 90 minutos, ni el de lograr un pleno de victorias en fase de grupos de una Eurocopa, algo que nunca había conseguido. Tampoco se resistió a golear porque lo lleva en el ADN. Ahora espera en cuartos de final la anfitriona Suiza.
Había tenido partidos plácidos España en los que ni los sustos la habían desviado de su plan, pero las italianas fueron un enemigo complicado. Se empecinaron en cerrar todos los huecos porque Aitana, de vuelta al once tras la meningitis, avisó pronto de que, con pasillos al área, podría ser letal. Apareció en el minuto 2 para colarse hasta la línea de fondo y no lo volvió a hacer hasta el 26 con un disparo desde la frontal que, para esquivar el bosque azurri, intentó ajustar a la escuadra.
Había revolucionado Montse Tomé el equipo con seis cambios para demostrar su letanía de que tiene 23 jugadoras con hambre y, de paso, protegerse de sanciones en cuartos. No renunció a su pasillo de seguridad con Paredes, Patri Guijarro y Alexia, que fue el mayor faro de España, y tampoco a Mariona. Sin embargo, costó entrar en el duelo que las italianas necesitaban convertir en intenso. Debían puntuar para estar en cuartos y trataron de intimidar corriendo contras cada vez que España dudaba con la pelota.
En una de ellas, Linari estrelló su remate en el larguero. Ni tiempo tuvo la selección de sacudirse el pasmo porque de un saque de banda se vio con el marcador en contra. Descargó Piamonte en Caruso y su disparo lo despejó María Méndez, tocó en Mariona y quedó a los pies de Oliveira. Italia había dibujado el escenario que más le gusta y Alexia pedía calma a sus compañeras. Habían pasado solo diez minutos. Con control, España aceleró el partido y volvió a volcarse en el área italiana. Piso área Athenea desde la orilla derecha, le tiró una pared a Alexia que se la devolvió de tacón para que igualara el marcador. Ese era el camino y tan claro se veía que el seleccionador se arremangó en un gesto que sus jugadoras entendieron.
Italia apretó los dientes porque el punto le colocaba en la fase eliminatoria y buscó que España solo pudiera intentarlo desde lejos. Probó Patri, con todos los caminos cerrados, desde la medialuna, como Aitana. No aparecía la chispa pese a las rupturas de Salma a la espalda de las centrales. No lograban hacer daño por los costados a un equipo que era puro orden Su único recurso era ganar duelos y correr. En uno de ellos, al filo del descanso, Cantore logró poner un centro que Irene Paredes, en un escorzo, despejó con la mano. El VAR avisó a la colegiada rumana Demetriscu pero salvó a Nanclares de enfrentarse a un penalti porque la jugada partió de fuera de juego.
Las italianas, mirando de reojo el Portugal-Bélgica, volvieron de los vestuarios con una intensidad que rebajó de plumazo Patri Guijarro. Athenea, ahora sí, arrancó, se cruzó toda la frontal y su disparo, sin ángulo, lo despejó Lenzini a los pies de la mediocentro mallorquina para batir a la guardameta Giuliani.
Mientras Andrea Soncin buscaba la pólvora de Girelli, Tomé mandó al campo a Vicky para que, si las italianas deshacían su muro, ella se aprovechara. Y lo hizo, convirtiéndose en una aliada de Alexia. Pero antes Nanclares tuvo que volar y sacar una mano que atajó un cañonazo de Cantore. Otra carrera sin premio cuando a su equipo ya no le quedaba aire. Eso dio alas a España.
Con más espacio asomaron Mariona y Alexia se desmelenó encadenando ocasiones. La más clara se la regaló Vicky para un disparo cómodo que cruzó en exceso. Como si quisiera redimirla, Aitana golpeó de rosca buscando el poste y obligando a Giuliani, con molestias desde la primera parte, a evitar el tercero. Ese lo tuvo María Méndez en un cabezazo a saque de esquina. Se lamentó más aún de no haberlo conseguido cuando Paredes sacó bajo palos un remate desesperado de Serturini. La guinda la tenía reservada Esther, a pase, cómo no, de Alexia.
El desenfreno es una virtud en el fútbol. Es catalizador, sinónimo de chispa, improvisación y hasta genialidad. Sirve para adornar grandes victorias y, sobre todo, para rescatar cuando un duelo se atasca. Eso es lo que hizo Fermín desatándose ante Olympiacos para liderar a un Barça que, sin brillo, acabó armando una goleada en Champions que, si no su fútbol, afila su ánimo para la visita al Bernabéu. [Narración y estadísticas (6-1)]
Tuvo suerte Flick de que la pasión de Fermín le hiciera agarrarse al Barça. A su fe incombustible se unió la de Rashford, cada día más teñido de azulgrana, y con el permiso de Pedri, golpear en Europa sin echar de menos a Raphinha, Lewandowski o la mejor versión de Lamine Yamal. Ahora bien, el resultado no puede enmascarar que el partido fue turbio hasta mediada la segunda parte, cuando en 30 minutos lo zarandearon los culés.
Y es que, por si el Barça tenía la intención de sestear, el portugués Podence hizo estirarse a Szczesny a los 39 segundos de arrancar el partido. Los griegos, con Mendilibar al mando, no querían conceder ni una sola ventaja, y eso era un aviso de que tocaba sacudirse la pereza. Flick, ante la plaga de lesiones, había confiado el ataque a Rashford y en la sala de mando junto a Pedri a un debutante Dro y al hombre que nunca le falla: Fermín. Afilado en ataque, es el mejor soldado del alemán en el campo. Tanto que se encargó de borrar de un plumazo cualquier atisbo de sorpresa, y no una, sino hasta dos veces, para acabar con su primer hat trick en Europa.
Ningún partido cómodo
Al susto inicial de Olympiacos respondió el sevillano armando una contra apoyándose en Lamine Yamal para acabar fusilando a Tzolakis. Le había regalado la ocasión al extremo, pero como no encontró el hueco para el remate, apareció con un golpeo inapelable. Con ventaja a los seis minutos de juego, el Barça tenía la ocasión de apretar el acelerador, resolver y tumbarse a pensar en el Clásico del Bernabéu. Pero no.
A este equipo le cuesta ganarse un partido cómodo y se encontró con los griegos rondando el área y probando con disparos como el de Dani García. Al trantrán, los azulgranas eran incapaces de sacudirse el agobio de un rival que veía cómo al no subirle las revoluciones al duelo, sus opciones aumentaban. Fue entonces cuando volvió a aparecer Fermín.
Esta vez se vio beneficiado por su conexión con Pedri y Dro. El canario le birló la pelota en el centro del campo a los griegos, buscó al joven gallego para que, de tacón, intuyó la llegada por la banda de Balde y le sirviera un balón a Fermín al corazón del área. Recorte y segundo gol.
Rashford, ante Retsos, en el área.AFP
Al descanso, el Barça se marchó con ventaja pero todavía sin buenas sensaciones.Por eso, aunque en la segunda parte arrancó otra vez con Fermín cabeceando un centro de Lamine, se torció. Sin tensión, los errores aparecen. En el despeje de un centro lateral de Olympiacos, Eric García tocó el balón con la mano. Aunque la jugada acabó en gol, como no subiría al marcador por fuera de juego, el VAR avisó al colegiado suizo del penalti, que no falló El Kaabi. Se apretaba el resultado cuando el Barça más necesitaba sentenciarlo.
Entonces apareció el árbitro para ponérselo más fácil con la expulsión por doble amarilla de Hezze, momento en que Flick aprovechó para mirar a su banquillo. Antes Rashford había forzado al meta Tzolakis y le había sacado un penalti que, VAR mediante, Lamine Yamal convirtió en una ventaja ya definitiva. La joven estrella aún no brilla, pero deja destellos. Mientras, son otros los que toman el protagonismo.
El cuarto gol lo marcó Rashford con un golpe seco con paradinha en el área a pase de Balde. Como la noche ya estaba para lucimiento, Roony se sacó un centro desde la línea de fondo con un regate de cola de vaca que Fermín envió al fondo de la red. Aún apareció de nuevo el goleador inglés para, como si de un duelo de pistoleros se tratara, marcar el sexto y cerrar un marcador de tenis con un cañonazo de derecha a pase de Pedri. Goleada europea.