El club azulgrana percibirá 12,5 millones de euros por la venta de un jugador que llegó al Camp Nou el verano pasado con la carta de libertad bajo el brazo
Franck Kessié, durante un amistoso frente al Girona el año pasado.David BorratEFE
Franck Kessié ya es uno más de los futbolistas que han cambiado Europa por Arabia Saudí. El jugador, que llegó al Camp Nou el año pasado tras haberse proclamado campeón de la liga italiana con el Milan y con la carta de libertad bajo el brazo, ha sido traspasado al Al-Ahli por 12,5 millones de euros, según ha confirmado la propia entidad barcelonista por medio de un comunicado.
El centrocampista, de hecho, ya no tomó parte este martes en la tradicional puesta de largo del Barça en el marco del trofeo Joan Gamper. Un evento al que también faltó un Ousmane Dembélé que, según aseguró Mateu Alemany tras el partido, incluso se desplazó a París para acabar de ultimar una llegada al PSG que, a pesar de que está ya a todas luces hecha, no acaba de cerrarse del todo.
Kessié, de hecho, era uno de los jugadores azulgrana que ha tenido puesto el cartel de transferible a lo largo de todo el verano y, a pesar de que la Juventus, por ejemplo, se había mostrado muy interesada en hacerse con sus servicios, finalmente ha optado por seguir el mismo camino emprendido por jugadores como Cristiano Ronaldo o Karim Benzema para incorporarse a la liga saudí.
A lo largo de su única temporada como barcelonista, el marfileño, que cumplirá 27 años el próximo mes de diciembre, no tuvo tantas oportunidades como esperaba. En total, disputó 43 partidos y marcó únicamente tres goles, si bien uno de ellos fue terriblemente trascendental para los azulgrana: el 2-1 ante el Real Madrid en el último clásico de Liga que le permitió al Barça abrir ya una brecha prácticamente insuperable en la lucha por el título.
En el minuto 8 del derbi catalán, el árbitro de la contienda Soto Grado suspendió unos minutos el encuentro cuando se le comunicó que se produjo un atropello masivo en los alrededores del estadio de Cornellá en el que se enfrentaban el Espanyol y el FC Barcelona.
Según se puede ver en las imágenes, el condutor de un vehículo de color blanco, rodeado de varios centenares de seguidores, arrancó contra la multitud que le increpaba y zarandeaba el coche. Al volante iba una mujer, según los Mossos D'Esquadra, y el atropello pudo ser algo accidental. Los Mossos han afirmado también que la conductora ha sido detenida.
Se desconocen las consecuencias ocurridas tras el atropello masivo, aunque las primeras informaciones apuntaban a que no hay heridos de gravedad y podrían haberse visto afectadas unas 13 personas, cuatro de carácter leve y otras nueve menos graves, según los servicios de Emergencia de la Generalitat.
El encuentro se reanudó sólo unos minutos después por parte del colegiado, aunque numerosos aficionados de la grada protestaron por la continuación entendiendo que no se debería haber producido ante la gravedad de los hechos y abandonaron la grada.
Algunos medios aseguran que hay hasta siete ambulancias trabajando en el lugar del siniestro así como varias unidades policiales para terminar de desalojar el área afectada. Los Mossos también han indicado que no hay riesgo para los asistentes al estadio.
Salvador Illa, presidente de la Generalitat, ha felicitado la rápida acuación de los servicios de Emergencias y se ha alegrado de que las consecuencias de este "accidente" no hayan sido de gravedad, según ha afirmado en el descanso del encuentro entre el Espanyol y el FC Barcelona.
Voraz, letal, vertiginoso, vistoso y casi perfecto. Son muchos los calificativos que pueden definir a este Barça, un equipo que somete con trucos de prestidigitación sin que los rivales puedan advertir por dónde les descompondrán. Porque da igual que sus analistas los hayan destripado, este talento no se puede prever y no perdona ni un solo desliz. [Narración y estadísticas (4-0)]
La varita en este equipo la tiene Pedri, capaz de encontrar huecos donde nadie los ve o desplazamientos milimétricos que convierten los balones en misiles de los que se sirven Lamine Yamal o Raphinha para hacer sangre en los costados. Apenas dos minutos pasaron para que el Dortmund y pequeño muro amarillo se dieran cuenta. El brasileño se escapó por la banda para colocar un centro raso entre la defensa y el portero que Bensebaine evitó que cazara Lewandowski. Había comenzado el asedio y en cuestión de seis minutos, aparecido toda la artillería.
Kobel tuvo que atajar el típico disparo de Lamine con recorte y zurdazo, pero el joven jugador aún lo hizo sufrir cuando, con un regate de cola de vaca, se plantó en la línea de fondo y probó un golpeo con rosca y casi sin ángulo que apunto estuvo de sorprender al meta suizo. La confianza hizo que no optara por buscar el pase atrás a Lewandowski, a quien le llegó su oportunidad con la asistencia de Raphinha para un duro disparo desde el punto de penalti que hizo lucirse de nuevo al guardameta de los alemanes.
Habilitado por el VAR
El equipo de Flick estaba hiriendo al Dortmund por las orillas con suma facilidad mientras los germanos perseguían balones y Guirassy sólo aparecía para caer en la trampa del fuera de juego.
Parecía cuestión de tiempo que el Barça acertara, aunque fuera en una jugada estúpida para los visitantes. Un tirón de pelo de Adeyemi a Koundé provocó un libre directo que Fermín puso muy pasado al segundo palo para que emergiera Íñigo Martínez y, con un cabezazo picado, la dejara a los pies de Cubarsí. Con la puntera la empujó el central pero, camino a la línea de gol, Raphinha la embocó. Revisó el VAR la posición del brasileño y habilitó su posición y un tanto, su duodécimo en Champions, que había celebrado Cubarsí.
Dos jugadas más tuvo el Barça para haber engordado el marcador, ambas con los mismos protagonistas. Falló Lamine cuando buscaba a Raphinha en una contra para encarar a Kobel y el goleador tampoco consiguió enganchar el siguiente pase de le dio la joven estrella.
Raphinha empuja a la red el 1-0 ante Kobel.AFP
La efervescencia que había mostrado el Barça se fue diluyendo a partir de la media hora, cuando el Dortmund fue encontrando la manera de llegar al área. La primera ocasión la remató al aire un desacertado Guirassy, lo mismo que volvería a hacer al borde del descanso antes de girarse ante Cubarsí y mandar su primer remate con intención al lateral de la red de Szczesny. Habían perdido los azulgranas el control tan absoluto que tuvo desde el inicio de partido, pero los alemanes eran un equipo romo.
Asfixia y zafarrancho
Esperaba Kovak que su equipo despertara en la segunda parte. Buscó más mordiente, y más vigilancias limpias de tarjetas, con Beier sujetando a Raphinha, pero antes de activarse ya estaba de nuevo sometido por la presión asfixiante del Barça. Los volvieron a encerrar en su área y encontraron otro gol. Apareció de nuevo la conexión de Pedri con Lamine para que pusiera un balón al segundo palo, donde lo peinó Raphinha para devolverlo al primero, casi a la escuadra, donde aparecía la cabeza del goleador polaco. El Barça desató de nuevo un zafarrancho que lo convirtió en imparable.
Tuvo dos ocasiones Fermín, la primera la estrelló en el poste y la segunda la salva Ryerson de casualidad cuando iba directa al fondo de la red. En la tercera no le hizo falta disparar, pero hay que darle el mérito. Fue una jugada que identifica el estilo Flick. Un robo de De Jong en la frontal de su área, se apoya en Lamine en el costado derecho para que lance a la carrera a Fermín, esta vez recostado en la banda. Corrió el andaluz con toda la ventaja pero eligió buscar a Lewandowski que aparecía solo por el centro. En un movimiento perfecto de 13 segundos, el polaco lo culminó con un tercer gol. Aún le dio para robar una pelota con la que Raphinha voló y que Lamine, de puntera, convirtió en el cuarto. El Dortmund solo pudo batir a Szczesny en fuera de juego. Nada fue suficiente para impedir que el Barça pusiera sus pies en semifinales.
La llegada del tercer major del año a Oakmont sugiere un nostálgico viaje en el tiempo, directamente al año 2016, cuando en estas mismas horas previas al comienzo del grande más fiero del calendario un joven del norte de España deslumbraba con su juego y determinación. En los principales torneos amateurs tiraba palos con la misma facilidad con la que hacía los birdies necesarios para adornar un palmarés de leyenda. Todavía siendo aficionado e icono en Arizona State, Jon Rahm nos abría las puertas de su cuartel general ante su debut en los torneos del Grand Slam y su despedida del mundo de los aficionados.
En una casa alquilada a pocos metros del campo de golf, Rahm esperaba al otro lado de la puerta. Tenía 21 años, un polo naranja de Adidas, unos pantalones grises y la gorra de los Diablos del Sol, el mismo atuendo con el que horas antes había jugado su última ronda de prácticas como amateur al lado de Sergio García y Rafa Cabrera Bello, en, probablemente, el trazado más temido del golf.
En aquel recorrido por la ilusión, nos topamos con su padre, Edorta, y su hermano Erizt curioseando en un portátil en el salón, o Tim Mickelson en pijama, hermanísimo de Phil y el primer mentor del golfista de Barrika en Arizona State. Eran otros tiempos, todos sabíamos que de alguna forma aquel US Open sería el comienzo de algo sobresaliente para la historia del golf español.
Han pasado solo nueve años, pero la vida de Rahm poco tiene que ver con la de aquel jovencito de Barrika. Convive esta semana con su mujer y sus tres hijos y es uno de los deportistas mejor pagados de la historia. En su palmarés, además, cuenta con 22 títulos, entre ellos dos majors. «Afortunadamente, había tenido buenas actuaciones en eventos del PGA Tour antes de debutar aquí. Creo que tenía dos top 10, uno en Phoenix y otro en Mayakoba. En ese momento, estaba completamente confiado en que tenía lo que se necesita. Sabía que era capaz de competir con los mejores jugadores del mundo », recordaba esta semana de aquel debut. El español tuvo una primera ronda complicada en majors, repleta de suspensiones por meteorología adversa, y terminó sus primeros 18 hoyos el viernes por la mañana con un inicio de +6.
Mejor jugador amateur
«En la primera ronda tuve un doble bogey y un triple, y me costó mucho; tuve que salir el sábado por la mañana después de estar todo el viernes sentado sabiendo que tenía que hacer un buen resultado para parar el corte. Hacer uno bajo el par fue algo muy grande», recordaba el de Barrika, que terminó el torneo entre los 25 primeros y con la medalla de mejor jugador amateur.
Jon Rahm, hace nueve años, en su casa alquilada al lado del campo.domicilio.Hugo Costa
Este año llega sin victorias. Todas sus semanas se cuentan por top 10 en LIV, pero aún gestiona las sensaciones agridulces del PGA Championship en Quail Hollow, donde llegó a empatar en el liderato con Scottie Scheffler. «Con gusto cambiaría muchos de mis top10 por más victorias», explicaba en la sala de prensa el español antes de hacer un análisis plagado de honestidad. «Soy realista en este caso. He estado jugando muy buen golf, sí, pero estaría mintiendo si dijera que no es más fácil tener top 10 en un torneo con una participación reducida. Esa es la verdad. Si hubiera jugado eventos con participación completa, ¿habría estado entres los diez mejores cada semana? No. Pero he estado jugando lo suficientemente bien como para decir que lo más probable es que habría estado dentro del top 30 cada vez».
Al lado de Rahm, Josele Ballester será el otro español participante esta semana. No llega el golfista de Castellón con la confianza en sus cotas más altas después de su debut en LIV Golf, tras finalizar en el puesto 50 con +7. «Es jodido verte que ahora estás lejos de los cracks», se sinceraba con el portal Ten Golf. El principal desafío para ambos y los 156 participantes en la 125ª edición del torneo será el rough denso y espeso en combinación con unos greenes duros y rápidos. El US Open siempre ha buscado la dureza como factor identificativo y, cuando la sede es Oakmont, esa circunstancia puede elevarse hasta cotas peligrosas. Ernie Els ganó aquí en 1994 con -5, Ángel Cabrera lo hizo con +5 en 2007 y en 2016 Dustin Johnson llevó el resultado ganador hasta -4.
Los números rojos siempre llegaron asociados a la lluvia que, en algún momento de la semana, dulcificó las condiciones de juego. Scottie Scheffler, número 1 del mundo y ganador de tres torneos este año, será el principal favorito, muy por delante de Rory McIlroy, que intenta solucionar los problemas de su driver.