El Atlético pone fin a su calvario a domicilio

El Atlético pone fin a su calvario a domicilio

Jugueteó más de lo conveniente y ganó con lo justo en la insípida noche de Granada. El Atlético pudo romper al fin su dinámica negativa a domicilio castigando de paso al penúltimo de la tabla, que dispuso del empate en el cuarto minuto del añadido, cuando Hermoso sacó bajo palos un balón de Arezo. Un par de minutos antes, Los Cármenes había reclamado una mano en el área. Minucias, al fin y al cabo, para el equipo de Simeone, favorecido esta vez por la fortuna. [Narración y estadísticas (0-1)]

Eran cuatro las derrotas consecutivas a domicilio (Las Palmas, Barcelona, San Mamés y Montilivi) como cuatro los cambios en el once colchonero. Tras esas dos prórrogas en una semana ante el Real Madrid, Koke y De Paul, quizá los mejores en los octavos de Copa, se quedaron en el banquillo. Pablo Barrios, restablecido de su problema en un menisco, y Riquelme bombeaban sangre nueva a la medular. Era un Atlético a la expectativa, autor un par de despistes iniciales ante el tridente UzuniBryan ZaragozaLucas Boyé. El más aparatoso, para no faltar a la costumbre, lo protagonizaría Savic frente al ex delantero del Elche.

Tan a verlas venir andaba su equipo que Simeone se exasperaba por momentos. El Granada, aun sin la verticalidad de Girona o Athletic, enseñaba los colmillos por el perfil izquierdo, con las incorporaciones de Neva y la calidad de Uzuni, pichichi el curso pasado de Segunda (23 goles). Desde la banda contraria, Bryan Zaragoza no se parecía en nada al extremo por el que el Bayern ha pagado 15 millones de euros.

Los regates del portero

Ni ante el penúltimo de la tabla basta con pasear el escudo. Al amparo de su afición, con un bonito ambiente en la grada, el Granada tardó casi media hora en sentir un rasguño en la coraza, pero entre Morata y Molina la ocasión no llegó a buen término. Mucho más venenoso fue el disparo de Griezmann, en una acción precedida de una falta entre Llorente y Neva. El balón del francés, escupido por el travesaño, hizo tambalear a Batalla, hasta entonces sólo empeñado en asumir riesgos de más en la salida con el balón.

Poco se parece este Granada al equipo desinhibido que hace menos de un año cerró con Paco López su séptimo ascenso a Primera. Ahora, por encima de cualquier bagatela, Alexander Medina viene fortaleciendo una de las peores líneas defensivas de la categoría. El técnico uruguayo no cuenta con Vallejo ni con Weissmann, cuyo olfato goleador se esfumó como víctima del Covid. El caso es que la agresividad es ahora innegociable en el Granada. Y su “Eterna Lucha” se siente como algo más que un lema. Aun desde el penúltimo puesto, la salvación queda a cuatro puntos, mientras Cádiz, Sevilla y Celta se las ven y desean para mantener la ansiedad a raya.

Mejor tras los cambios

Algo debía modificar Simeone durante el descanso, porque la noche se antojaba tétrica. Para mover el olivo prescindió de Riquelme y Llorente en favor de De Paul y Lino. Casi de inmediato, el motor rojiblanco afinó sus prestaciones, con una jugada de Saúl y Morata donde Lino se acercó al gol. Poco después, Griezmann colocó un balón para el cabezazo de Morata a la red. El decimotercer tanto de Álvaro Borja y la cuarta asistencia de Antoine, uno de los binomios más fructíferos de LaLiga. Eso sí, para festejar el 0-1, Simeone hubo de esperar dos minutos, hasta que desde el VAR se aclararon con el tiralíneas.

Aún hubo que lamentar otra interminable revisión de Martínez Munuera para juzgar la posición adelantada de Saúl e invalidar el 0-2. Parecía el momento del Atlético, cuya potencia de fuego amenazaba con reducir a cenizas a la segunda peor defensa del campeonato. Lejos de confirmarse esta inercia, el partido giró en sentido inverso. Y una aceleración de Bryan Zaragoza terminó en disparo de Arezo. De inmediato, Witsel tuvo que intervenir de urgencia en dos ocasiones, la más clara ante un doble remate de Lucas Boyé, el más tenaz de los nazaríes, y Gonzalo Villar. Quiso y no pudo el Granada. Ganó casi sin querer el Atlético, que no es poca cosa en enero.

kpd