Jesús Navas, acompañado por sus hijos, saltó al césped entre lágrimas para disputar su último partido en el Sánchez Pizjuán. Fueron 353 duelos oficiales con el Sevilla en su estadio. 265 de ellos en Liga, que le situaron en el tercer escalón histórico, sólo superado por Raúl (280 en el Bernabéu) y Manolo Sanchís (265 en el Bernabéu). El extremo, de 39 años, puso fin a su 18 temporadas liderando el conjunto sevillista con un triunfo ante el Celta. [Narración y estadísticas (1-0)]
El gol de Manu Bueno en el minuto 64 definió la victoria del conjunto de Francisco Javier García Pimienta. “Es un día bonito y triste, aunque Jesús se merece lo mejor. Cuando no ha entrenado es porque no podía. Desde el ejemplo ha predicado. Se merece todo lo bueno que le está pasando. No hay nadie que hable mal de él”, comentó el técnico del Sevilla.
Desde el calentamiento, la hinchada local vitoreó a su ídolo, que había salido bajo los acordes del himno del Sevilla y acompañado por sus compañeros, que vestían una camiseta de homenaje. Cuando posó en el centro del campo junto a todos sus trofeos, la afición le tributó un emocionante cántico: ‘Navas, Navas, Navas…”
“El Orgullo de Nervión”
El capitán hizo el saque de honor junto a sus hijos antes del pitido inicial de Jesús Gil Manzano. En la zona de Gol Norte, dos imágenes de Navas, bajo el epígrafe “El Orgullo de Nervión”, daban lustre a un tifo como última ofrenda.
En el minuto 69, Navas dejó su sitio a Stanis Idumbo, mientras el árbitro detenía el juego durante los dos minutos que se prolongó la ovación. Camino de la banda, no dudó en arrodillarse para besar la hierba. Una vez en el banquillo, las emociones volvieron a desbordarse y Navas se derramaba en llanto.
“No puede haber un mejor final”, concluyó García Pimienta, sin pasar por alto la “lección” de Navas “en la última charla”. “Jesús ha sido un todo un referente para mí. Dedicarle este triunfo, además con gol, es todo un orgullo. Se lo merece por su trayectoria”, finalizó Bueno, el artífice del triunfo.
Se le escapó la gloria al Real Madrid en Berlín, esquiva esta vez, arrebatada por un histórico de vuelta. Tuvo que ser el Panathinaikos, 13 años después de su última Euroliga, ante quien cediera el trono el equipo de Chus Mateo. Ante ese Ergin Ataman que empieza a ser el ogro particular. Se derritió inexplicablemente el Madrid, sin referentes ni ideas ni pulmones, en una segunda mitad que le costó carísima. Los griegos, con un imperial Kostas Sloukas y apoyados en la fervorosa marea verde, son campeones de Europa por séptima vez. [80-95: Narración y estadísticas]
Las Final Four guardan misterios difíciles de resolver. Como que un equipo que amanece con 36 puntos en un cuarto se queda en 26 en toda la segunda mitad, nueve canastas en juego. Un suicidio explicado en la defensa del rival, en su agresividad que no fue capaz de igualar el Madrid, falto esta vez de héroes, horrible y señalado Hezonja, superados sus dos gigantes por el francés Lessort y Campazzo y compañía por los dos americanos eléctricos de Ataman, Jerian Grant y, sobre todo, Kendrick Nunn.
Fue una muerte paulatina la del Madrid, pero igual de dolorosa. Pretendía, al fin, acabar con ese maleficio que indica que desde hace 56 años no es capaz de enlazar dos Euroligas seguidas. Y ahí seguirá, con el honor eso sí de haber disputado las tres últimas finales, de seguir siendo temible pese a todo. Ahora el rey es verde, como en los tiempos de Obradovic.
Pero nada fue así en el comienzo, que se asemejó al de la semifinal contra Olympiacos del viernes. Como si en estas batallas en las que la mayoría duda, el Madrid encontrara el patio de su recreo. Y eso que el ambiente en el Uber Arena, teñido de verde, era feroz en contra. Pero cómo explicar que un chico tímido y sin apenas protagonismo, un canterano llegado de niño desde Senegal y al que su entrenador ha decidido colocar como titular en los cuatro partidos de las dos últimas Final Four anote ocho puntos de carrerilla, incluidos dos triples. O que en el primer acto, pura adrenalina y rock and roll, los blancos se dispararan a 36 puntos de récord, la perfección ofensiva, pese a que Tavares pronto se tuviera que ir al banco con dos faltas con fuerte cabreo (y técnica) de Chus Mateo.
Sloukas y Ataman levantan el trofeo en Berlín.ODD ANDERSENAFP
El Panathinaikos, como Olympiacos, volvió a encontrarse con un rival lanzado ya desde el amanecer. Eso no es casualidad. De nuevo el plan Mateo, al que sostenía un estupendo acierto, inspiradísimo Dzanan Musa. La máxima llegó tras un par de buenas canastas de la segunda unidad -el Chacho y Causer para el 41-27-, pero el soufflé blanco fue bajando a la vez que Lessort se adueñaba de la pintura. Coincidieron cuatro triples fallados, un robo en primera lídea de Jerian Grant (con antideportiva de Musa) y el subidón de las tribunas. Un parcial de 2-12 y la irrupción de un factor inesperado, pues Lucas Vildoza apenas cuenta para Ataman. Pero el argentino bien conoce a Campazzo. Fue su némesis, acercó a los helenos (46-45), aunque el propio Facu y Musa, con dos triples, volvieron a estirar la cuerda antes del descanso de una noche apasionante, la primera parte con más puntos de una final.
Si Sloukas (nombrado MVP) había cerrado el segundo cuarto, también abrió el tercero. Era el héroe. El veterano llegado este verano desde el eterno rival para devolver al equipo a estas cumbres. El PAO, con Juancho Hernangómez insertadísimo en su pujanza, importante en la intendencia griega (anulando a Yabusele), se estaba subiendo a las barbas de un Madrid cada vez más sufriente. Tavares y Campazzo cometieron la tercera bien rápido y un triple de Nunn al fin dio la vuelta al marcador (56-58).
El Madrid se encontraba de repente totalmente incómodo, sin recordar los resortes que le habían hecho poderoso, sin soluciones con los tres veteranos juntos en cancha, ni canastas (¡siete puntos en todo el tercer cuarto! su peor registro en toda la temporada), con un Hezonja desesperadamente errático, los pívots colapsados (cuarta de Poirier tras una técnica) y Ataman cada vez más seguro.
Las penetraciones valientes del Chacho eran oxígeno momentáneo en una selva de intensidad, pero cuando Lessort hizo la cuarta y Ataman optó por Mitoglou al cinco, fue el griego el que puso la máxima con un triple, extendida por Grant para encender todas las alarmas (65-73). El Madrid optó por la zona para cambiar la tendencia y Llull contestó los dos triples de Sloukas, en un duelo 'old fashion'. Una de las pocas canastas que el PAO concedió en transición, un mate de Tavares, arrimó al Madrid cuando ya visualizaba la orilla (76-79).
Pero ya no hubo más Madrid. Ya no hubo arrebato final, como tantas otras veces. Faltó frescura y talento. Dos hachazos de Nunn, un tipo que fue estrella en la NBA, y el temple del mágico Sloukas hicieron claudicar al rey en Berlín.
La Guardia Civil investiga las circunstancias de la muerte del piragüista palentino Juan Carlos López Villalobos, cuyo cadáver apareció este miércoles en el interior de una furgoneta camper en Tui (Pontevedra). El sábado 24 participó en dicha localidad en el Descenso Internacional del Miño.
La señal de alarma, según fuentes de la Guardia Civil, la dio un vecino que, al pasar junto a la furgoneta estacionada junto al centro municipal de remo José Luis Méndez, percibió un fuerte hedor.
La Guardia Civil se personó en el lugar y al comprobar la matrícula supo que el titular del vehículo, una furgoneta Mercedes, estaba señalado en Palencia como desaparecido.
La familia había denunciado la desaparición del conocido deportista palentino al ver que no regresaba de la competición en la que había participado el pasado sábado 24 de agosto.
Al acceder al interior de la furgoneta los agentes encontraron el cadáver en avanzado estado de descomposición, aunque sin signos de violencia, por lo que en principio se trataría de una muerte natural.
Dado el estado del cuerpo, el médico de guardia evitó declarar la muerte como natural y los restos han sido trasladados para ser sometidos a una autopsia.
Según la Guardia Civil, el fallecido participó el pasado 24 de agosto en el tradicional Descenso Internacional del Miño y se cree que el hombre pudo fallecer ese mismo día.
Juan Carlos López Villalobos, de 65 años, es un conocido deportista palentino, presidente del Club Tritones de Alar del Rey (Palencia), que tiene en su haber numerosos títulos y medallas de oro, plata y bronce en competiciones nacionales e internacionales.
En su palmarés figuran las medallas de Oro en K-1 y K-2 en los campeonatos del Mundo en 2003, 2005, 2006, 2007 y 2017; los Oros en los Campeonatos de Europa de 2007 o la Medalla de Oro de la Copa del Mundo en 2006.
También ganó el campeonato de España de Descensos de Ríos Deportivos K-2 en los años 1995, 1996 y 1997; fue ganador absoluto K-2 del Descenso Internacional de Sella en 1994 y se hizo con el Descenso Internacional del Pisuerga, en su localidad natal Alar del Rey, en ocho ocasiones.