La natación artística española prolongó su pleno en los Mundiales de Singapur y subió por tercera vez al podio en las tres finales disputadas hasta el momento, tras colgarse el bronce en la rutina libre por equipos. Un incuestionable éxito que no sirvió, sin embargo, para eliminar el regusto amargo que dejó el tercer puesto en una final en la que España aspiraba, al menos, a repetir la segunda plaza en la que cerró la preliminar.
Pero una inoportuna marca base en el penúltimo de los elementos, un híbrido, condenó al conjunto español, integrado por Cristina Arámbula, Txell Ferré, Marina García, Dennis González, Alisa Ozhogina, Paula Ramírez, Sara Saldaña e Iris Tió, a una nota final de 321,1328 puntos.
Insuficiente no sólo ya para discutir el oro a la inalcanzable China, que encadenó su cuarto título mundial consecutivo con una puntuación de 348,4779, sino para defender la segunda plaza ante Japón, que arrebató la plata al equipo español con una calificación de 334,7232 unidades. Una pequeña decepción que no debe ocultar el paso adelante dado por España, que volvió a subir, 12 años después, a un podio mundialista en una final de la rutina libre por conjuntos, con la llegada de la entrenadora Andrea Fuentes.
La nueva seleccionadora ha devuelto al conjunto nacional el carácter innovador que durante tantos años definió a la natación artística española. El riesgo y la creatividad definieron a la rutina La locura con la que España compitió el domingo en el Arena de Singapur y que ya les sirvió para coronarse el pasado junio campeonas de Europa. Espíritu transgresor que se refleja desde la misma formación, en la que destaca la presencia de Dennis González, primer nadador masculino en subir al podio mundial en una prueba por equipos.
De hecho, tan sólo otros Chile, Grecia y México se atrevieron a alinear a un hombre en sus filas, pese a que la World Aquatics permite ya desde 2024 la presencia de hasta dos nadadores masculinos. Entre los aspirantes a las medallas, sólo España se atrevió a contar con un hombre.
A los 21 años, González suma este éxito al oro europeo conquistado hace unas semanas en Funchal. Un hito histórico por parte del nadador barcelonés, que de este modo suma su nombre al de Pau Ribes gran pionero de la especialidad.
Cuesta creer que Inter de Porto Alegre y Gremio rechazaran por pequeño y delgaducho a un futbolista que sus compañeros definen como «superdotado físico» y que, además, suma 53 participaciones de gol esta temporada -30 tantos y 23 asistencias-, ha superado a Leo Messi en su mejor temporada Champions y lleva camino de ser el máximo goleador de la competición. A Raphinha (Porto Alegre, 1996) nadie le esperaba esta temporada en el podio de los mejores de Europa. Ni siquiera el Barça, que le abrió la puertas hace unos meses para darle su dorsal 11 a Nico Williams. El brasileño está acostumbrado a la pelea constante y a apretar los dientes esperando su momento. Y ha sido Hansi Flick quien le ha preparado el mejor escenario.
Lo buscaba desde que con 18 años se subió a un autobús a ocho horas de casa para jugar en el Avaí persiguiendo un sueño. Le habían advertido que había dinero para la ida, pero no para la vuelta ni para mantenerle allí. Como hacía en el campo, también se buscó la vida fuera. Entonces ya sabía lo que era el Barça. Su padre, Raphael, músico percusionista apodado Maninho, tocaba con Samba Tri en las fiestas de Ronaldinho y, en cuanto destacó, le puso en contacto con Deco. El descenso del Avaí y la necesidad de hacer caja le lanzó a Portugal.
Al Vitória de Guimaraes primero y después al Sporting de Portugal. Ahí lo conoció Rodrigo Moreno, el internacional español que años después formaría con él delantera en el Leeds. «Con el Valencia jugamos un amistoso de pretemporada y recuerdo que en el vestuario comentamos la impresión que nos causaron Bruno Fernandes y Raphinha, del que nunca había oído hablar. Yo llegué al Leeds unos meses antes que él y cuando dijeron su nombre me acordé de aquel partido», explica a EL MUNDO desde Qatar.
«era un líder natural»
Antes de llegar a la Premier, el Rennes pagó 21 millones de euros en una temporada en la que jugó junto a Camavinga e impulsó al equipo a la Champions con ocho goles y siete asistencias. No pasó desapercibido para Víctor Orta y Andrea Radrizzani, los hombres que habían devuelto al Leeds a la Premier de la mano de Marcelo Bielsa.
Un pilar de aquel equipo era Pablo Hernández, ex jugador del Valencia. «Fue una sorpresa porque los brasileños siempre tienen esa etiqueta ofensiva, pero él era diferente. Se vio desde el primer día, con un físico superdotado, comprometido en defensa y que no desistía nunca», explica. Fue el estandarte del Leeds durante dos campañas y en la última «fue clave para evitar el descenso». Tanto que hizo la promesa de recorrer de rodillas el campo si lograban la permanencia. Rodrigo fue a abrazarle tras cumplirla: «Fue una locura. Nos salvamos ante el Brighton y dependíamos de otros resultado que se dio. Él, que era un líder natural, se quitó un peso de encima y maduró muchísimo aquella temporada», recuerda el atacante.
Ambos explican lo sencillo que era jugar con él. «Es de los mayores portentos con los que he jugado. Es capaz de repetir una y otra vez acciones de alta intensidad en un partido. Con lo que exigía Bielsa, se adaptó a la Premier en un instante», rememora Rodrigo, que compartió mucho dentro del campo y también fuera. En especial recuerda dos conversaciones personales que acabaron con decisiones que han marcado la carrera de Raphinha.
Abrazo entre Raphinha y Flick.AFP
«Cuando llegó al Leeds tuvo la oportunidad de ir con Italia. Además era año de Eurocopa. Pero tenía muchas dudas, porque deseaba jugar con Brasil aunque nunca le había llamado. Le dije que la Premier le daría la visibilidad que necesitaba y así fue», admite quien hoy le considera imprescindible en la selección por un rendimiento que le puede conducir al Balón de Oro.
La segunda conversación ya versó sobre la oferta del Barça: «El Leeds prefería que fuera al Chelsea, pero él quería repetir la historia de los brasileños en Barcelona. Quería tener esa conexión con Ronaldinho, Romario o Neymar», desvela.
«nunca tiene miedo»
La adaptación no fue fácil. Le costó seis meses de críticas por los 60 millones de traspaso, por llegar de la mano de Deco -a quien dejó- y por no adaptarse «a un juego más táctico, donde siempre hay menos espacios y los partidos son más cerrados que en la Premier, con menos transiciones», describe Rodrigo. Eso le llevó a pensar que LaLiga no era su lugar y que «el fútbol te destruye» con facilidad, por lo que nunca dudó en apoyarse en psicólogos.
Pero resistió y apareció Flick con el brazalete de capitán para propulsarle. «Dentro del vestuario la gente confía en mí y eso emociona», ha reconocido el jugador, con predicamento entre los más jóvenes. Lo mismo le limpia la bota a Lamine Yamal tras un gol espectacular que invita a su fiesta de cumpleaños a Pau Víctor o Gerard Martí tras endosarle una goleada al Real Madrid en la Supercopa.
Su liderazgo es generoso, como refleja su tatuaje en el cuello: «Soy uno, pero no estoy solo». Sobre él puede descansar el Barça porque, como recuerda Pablo Hernández, «nunca tiene miedo».
Se podría decir que el enfrentamiento empezó por un tractor. Tan simple como directo. Abel Caballero, alcalde de Vigo por el PSOE desde 2007, y Rafael Louzán, presidente de la Diputación de Pontevedra por el PP entre 2003 y 2015 y ahora máximo representante de la Federación Española de Fútbol, llevan 18 años peleados. Unas trincheras que se han trasladado ahora al Mundial 2030 después de la exclusiva de EL MUNDO sobre la elección de las sedes. Caballero clama contra Louzán, sobre el que deslizó ayer la decisión de dejar fuera a Vigo: «¿Quién dio la orden? Vigo se cayó de la lista 48 horas después de que Louzán recibiera el email».
Pero volvamos al tractor, el comienzo de la guerra. En 2008, unos meses después de la llegada de Caballero al Concello de Vigo, éste denunció la «suspensión» por parte de la Diputación, gobernada por Louzán, de la cesión de un tractor que realizaba labores de limpieza en diversas carreteras de los alrededores de Vigo. «Louzán está haciendo un boicot activo a Vigo», criticó el alcalde.
Eran las primeras disputas entre ambos tras la victoria de Caballero sobre Corina Porro, más tarde vicepresidenta de la Diputación de Pontevedra junto a Louzán, en las elecciones municipales viguesas. El aeropuerto de Peinador y la humanización de las calles de la ciudad fueron sus primeras peleas, descalificaciones mediante. «No me extraña que quien fue un pésimo ministro sea un mal alcalde», calificó Louzán en 2010. «Es el hazmerreír de la sociedad», insistió en 2011.
Mientras, Caballero denunció la poca inversión que, a su juicio, hacía la Diputación en la ciudad, con el deporte siempre en el primer plano de la batalla, como ahora. Antes de discutir por el Mundial 2030, el alcalde vigués ya protestó por la Vuelta a España, un partido de la selección o la reforma de Balaídos, siempre en la trinchera contraria a Louzán. Para Caballero, la salida de La Vuelta de 2013 de Vilagarcía de Arousa o el encuentro de la selección española de fútbol contra Arabia Saudí en el estadio de Pasarón, en Pontevedra, en 2012, era la forma en la que «la Diputación está asesinando a Vigo», llegó a decir.
Louzán, por su parte, defendía las inversiones de su organismo en Vigo: campos de fútbol, subvenciones a clubes, convenios con organizaciones de la ciudad como la Fundación Celta o los acuerdos con aerolíneas como Air Europa para realizar vuelos en Peinador. Pero también lanzaba dardos a Caballero: «Vigo ha perdido 30 millones en inversiones por la falta de entendimiento con Caballero», dijo en 2011.
En 2015, ambos cerraron un acuerdo para la reforma integral de Balaídos, que todavía hoy está sin finalizar. Un año que supuso el final de Louzán en la Diputación tras su derrota ante Carmela Silva, del PSOE, y su paso a la Federación Gallega de Fútbol. «Louzán es antiVigo desde que lo echamos de la Diputación», clamó hace unos meses Caballero tras conocer la decisión de dejar a Vigo fuera del Mundial.
El paso del mandatario a la Federación Gallega de Fútbol le apartó de la trinchera contra Caballero, pero su camino profesional en el fútbol español le ha vuelto a cruzar con el alcalde de Vigo. Caballero no rechaza un enfrentamiento y se ha mantenido siempre contrario política y mediáticamente al Partido Popular gallego, y eso que el actual presidente de la Xunta, Alfonso Rueda, acude con regularidad a Balaídos.
«Louzán fue el que anunció que Vigo no estaría en el Mundial. Hizo todo lo posible para que no fuera seleccionado. ¿Tuvo presiones de Rueda y de Feijoó contra Vigo o su 'antiviguismo' fue suficiente? Exigimos transparencia o tendremos que ir a los tribunales», denunció este año Caballero.