Groves arrebata la victoria a Van Aert y O'Connor resiste antes de la crucial etapa de Cuitu Negru

Groves arrebata la victoria a Van Aert y O’Connor resiste antes de la crucial etapa de Cuitu Negru

El líder herido detuvo la hemorragia antes del asalto crucial. En la meta de Villablino, Ben O'Connor recuperó el resuello tras soportar una interminable excursión de 200,5 kilómetros. El australiano, en la víspera del combate de Cuitu Negru, aguantó sin apuros la etapa maratón de la Vuelta, ganada por su compatriota Kaden Groves, un velocista que derrotó al sprint a Wout van Aert en una jornada de media montaña. Un desenlace imprevisto para esta ronda descontrolada. Una dolorosa derrota para el fenómeno belga.

''Lo bueno es que aún sigo primero'', señaló O'Connor, a quien se le va agotando el botín de cerca de cinco minutos encontrado en el alto de la Yunquera. Primoz Roglic provoca un desgaste tortuoso. Agobiante ejercicio de resistencia para el maillot rojo que este sábado consiguió mantener la distancia de 1.21 sobre el esloveno.

Una jornada sin sustos para un líder con muchos enemigos. Tras la salida en Villafranca del Bierzo, con la ausencia de Rubén Fernández (Codifis), otra escapada marcó el rumbo a seguir. Mar Soler (UAE) continuó con las maniobras aventureras de las últimas jornadas, pero sus intentos no fructificaron. Sí tuvo premio el trabajo de su compañero Isaac del Toro, que, a 150 kilómetros de la meta, se llevó consigo a Victor Campenaerts (Lotto), Harold Tejada (Astana), Jhonatan Narváez (Ineos), Xandro Meurisse (Alpecin) y Marco Frigo (Israel). Una fuga extraña, sin integrantes del Kern Pharma y Euskaltel. Nuevamente, la carrera fracturada por los intereses de dos bandos, por un lado los opositores a la clasificación general y por el otro franco, los aspirantes a laureles parciales. Las dos ligas de esta Vuelta dominada por la incertidumbre.

Los fugados avanzaron hacia el valle de Laciana con una ventaja que nunca superó los 2.30 minutos. Por detrás, el Visma de Van Aert controló con rienda corta. En el primer paso por Villablino la ventaja era de 1.58. O'Connor, Roglic, Mas, Carapaz y Landa viajaban tranquilos en el pelotón por su paso por las zonas mineras de Asturias y León en dirección al largo puerto de Leitariegos (22,8 kilómetros). Fila india en las cercanías de la montaña de primera categoría, con los amarillos del Visma en cabeza. Media hora de adelanto.

El pulso entre la escuadra de Van Aert y los huidos se mantuvo vivo durante toda la ascensión. En las primeras rampas cedieron Del Toro, Campenaerts y Meurisse. Luego se rindieron Tejada y Frigo. Narváez se quedó solo a falta de seis kilómetros para la cima, a 23 de la meta. Sólo 21 segundos de ventaja. Fin de la aventura a 3.000 metros de la pancarta del Premio de la Montaña. Todos juntos hasta arriba.

En el descenso hasta Villablino, Roglic pinchó pero no tuvo excesivos problemas para reincorporarse al grupo principal. Van Aert se quedó sin compañeros para preparar el sprint, al contrario que Groves. El Alpecin, siempre a la expectativa del Visma, apenas gasto efectivos durante la etapa, lo que permitió que el australiano contara con la colaboración de cuatro compañeros a falta de tres kilómetros. En el sprint lanzado, Van Aert y el australiano no tuvieron rivales. Venció Groves para desesperación del belga y de todo su equipo, que se quedó sin recompensa después de una jornada de gran desgaste. Ingrato ciclismo. Segundo triunfo para Groves, el anterior lo firmó en la primer etapa en línea en Portugal.

Este domingo, una cita que marcará el desarrollo de la última semana de la Vuelta, con un final tremendo en los muros de Cuitu Negru, un apéndice de tres kilómetros del Puerto de Pajares que incluye rampas del 24%, las paredes más empinadas de esta ronda descontrolada.

Así se sobrevive a una etapa extrema de calor: 200 bidones de agua, 80 kilos de hielo y chalecos refrigerantes

Así se sobrevive a una etapa extrema de calor: 200 bidones de agua, 80 kilos de hielo y chalecos refrigerantes

Actualizado Martes, 20 agosto 2024 - 22:20

''Esto es un horno'', advierte Enric Mas. "Todos sufrimos con este calor'', exclama el belga Wout van Aert. Escalar una montaña con tramos de 20% de desnivel con una temperatura de 40º grados, como sucedió el pasado martes en Pico Villuercas, es un riesgo para la salud. La deshidratación amenaza a unos corredores que este miércoles parten de Extremadura y enfilan hacia el brasero de Andalucía. Llegada a Sevilla y máxima alerta en el pelotón hasta el domingo, cuando concluye el periplo andaluz, con el ascenso las cumbres de Sierra Nevada.

Trabajo extra para los médicos y preparadores físicos de los equipos antes y después de las etapas. Extraordinarias medidas de hidratación y de técnicas de enfriamiento para combatir el calor asfixiante. Los ciclistas, al margen de los enormes esfuerzos que realizan en las horas centrales del día, están expuestos a la agresión solar en brazos, piernas y espalda. Al menos, la cabeza la tienen protegida por el casco. "Con las altas temperaturas hay que contrarrestar el estrés térmico. La solución es enfriarse, aplicar soluciones frías en la cabeza, muñecas y cuello", explica el doctor Antonio Escribano, catedrático de nutrición deportiva de la UCAM de Murcia y especialista en endocrinología, nutrición y medicina deportiva, informa Efe.

Para hacer frente a estas temperaturas extremas, las escuadras han potenciado los recursos de suministro de agua. El Movistar, la formación de Enric Mas y Nairo Quintana, utilizará en cada etapa 200 bidones de agua y 80 kilos de hielo, casi el doble de la cantidad habitual. Lo esencial es que los corredores mantengan estable la temperatura corporal, para ello utilizan chalecos refrigerantes, cubitos de hielo anudadas en medias y maillots transpirables. La deshidratación baja el rendimiento y puede provocar la pérdida de orientación.

En las jornadas habituales, los corredores suelen consumir hasta 1,5 litros de líquido por hora. El agua llega en bidones de medio litro que les proporcionan los coches de los equipos y los auxiliares situados en zonas estratégicas de las carreteras. Ese consumo de agua en etapas con las de esta semana puede multiplicarse por cinco. Los auxiliares se suelen situar cada 20 kilómetros, pero en jornadas abrasadoras pueden hacerlo cada 10 kilómetros.

''El consumo de agua y líquidos reponedores no debe descuidarse antes, durante y después de la etapa. Hay que anteponerse a la sed, evitarla, ir por delante, porque cuando la sed aparece es que ya hay deshidratación. El consumo de agua depende del peso de cada corredor, pero el mínimo es de cuatro litros. Ante todo hay que beber con frecuencia y con antelación, luego mojarse todo lo que se pueda y también suplir el agua con bebidas isotónicas", advierte el doctor Escribano.

Van Aert gana en Castelo Branco y da lustre a la carrera

Van Aert gana en Castelo Branco y da lustre a la carrera

En el brasero portugués, precursor del horno extremeño y andaluz, Wout van Aert hizo la gaviota, ese aleteo con los brazos cada vez que gana. Casi gafado, lo ha hecho por segunda vez este año. Estaba, pues, extremadamente contento, como quien rompe un mal fario. El rojo de su jersey es el fuego de una antorcha. El belga se da el relevo a sí mismo.

Etapa de vísperas. De víspera de entrar en España. De víspera de la primera jornada montañosa. Etapa para sprinters. Los poquitos, y no de gran alcurnia, que hay. Está Kaden Groves, que es bueno, sí, pero no de los mejores. Y un crepuscular Bryan Coquard. Y un Wout van Aert, que ya sólo es rapidito. A medida que ampliaba y mejoraba sus capacidades, fue perdiendo filo. Pero le dio de sobra para, aunque partió de lejos, como el día anterior, dar buena cuenta de Groves y de Abersturi, cuyo tercer puesto revela que, efectivamente, la Vuelta no es país para sprinters. Demasiada montaña concentrada en erizadas microetapas. Así que no vienen los velocistas. Los equipos se confeccionan sin ellos.

Etapa dividida en dos partes. La primera la protagonizaron Luis Ángel Maté, Xabier Isasa, Ibon Ruiz y Unai Iribar. Dos Euskaltel y dos Kern Pharma. Formaciones modestas con afán, con necesidad de dejarse ver mientras puedan. Los cuatro, especialmente Maté y Ruiz, sólo pretendían puntuar en el puerto de Teixeira para subir al podio como líderes de la montaña. El puerto de Teixeira es de cuarta categoría por el porcentaje (3,2%), pero de segunda por la longitud (17 kms.). Eran puntos golosos antes de que cueste mucho más ganarlos.

El cuarteto, tras Teixeira, y por las mismas razones, aspiraba a aguantar hasta el alto de Alpedrinha, de cuarta, a 45 kms. de la llegada. Lo logró. A partir de ahí, el pelotón pasó de permisivo a implacable. Generoso, comprensivo, pero no hasta el extremo de correr riesgos, no había dejado que la ventaja del cuarteto sobrepasara los cinco minutos.

El absurdo esfuerzo de Campenaerts

Isasa soltó a sus compañeros de fatiga, honor a todos, que se abandonaron a su suerte. A falta de 20 kms. para la meta, arrojó la empapada toalla. Y ya nadie sacó los pies del tiesto, abocada la etapa al sprint final desde el mismo banderazo de salida, cada cual en su papel de aspirante, de ayudante o de cesante. Y algunos, en los últimos 4 kms. de la zona de protección, hasta de ausentes. Un postrer, breve y absurdo esfuerzo de Campenaerts, una pompa de sudor, acabó en nada. Y Van Aert, poderoso, se llevó por delante, dejándolos por detrás, a todos.

El maillot rojo le sienta muy bien. A él y a la Vuelta. No estamos seguros de las auténticas aspiraciones del fenómeno belga. Pero todos estos esfuerzos iniciales parecen indicar que sus apetitos no son máximos, aunque sí es posible que duraderos, al menos hasta el domingo, hasta Granada.

La cuarta etapa, con la llegada en alto en el Pico Villuercas, de primera, con un segunda, un tercera y otro primera en el camino, debe empezar a dar pistas acerca del auténtico futuro de la carrera.

Groves gana el primer sprint y Van Aert asume el liderato y da lustre a la Vuelta

Groves gana el primer sprint y Van Aert asume el liderato y da lustre a la Vuelta

Tributo al pionero y a la nueva joya del ciclismo luso. Siempre hay que ser agradecido con el anfitrión. Tras el banderazo de salida, la Vuelta tomó dirección a Torres Vedras, localidad natal de Joaquim Agostinho, el primer portugués en subir al podio de una gran ronda: tercero en el Tour de Francia en 1978 y 1979, y segundo en la Vuelta 1974. Ganó cuatro etapas en la Grande Boucle y tres en España. Esa localidad acoge un museo de ciclismo que lleva su nombre y alberga un busto de Rui Costa, único campeón del mundo portugués. A pocos kilómetros de allí, la caravana atravesó Caldas da Rainha (km 111), el pueblo de Joao Almeida, que aspira con convertirse en el primer lusitano que conquista la ronda española.

Visitas emotivas en la primera etapa en línea ganada por el australiano Kaden Groves, el velocista más acreditado de la ronda. El sprinter del Alpecin se impuso en la meta de Ourém a Wout Van Aert. El belga volvió a tirar al palo, como sucedió en la crono inaugural, con su tercer puesto. Ayer se quedó a un palmo de la victoria, pero fue premiado con el liderato de la general. Por las bonificaciones desplaza al estadounidense Brandon McNulty de la primera plaza del podio, que ahora queda a tres segundos del polivalente corredor del Visma. El maillot rojo de Van Aert (bronce en los Juegos Olímpicos de París) supone un gran espaldarazo publicitario para esta Vuelta necesitada de héroes.

Kaden Groves, que siempre estuvo muy atento en la cabeza del pelotón, se anotó su quinta etapa en la Vuelta. En 2023 sumó tres y en 2022, una. También cosechó un triunfo en el Giro de 2023. La de ayer también fue una jornada fructífera para Pau Miquel, el prometedor velocista del Kern Pharma, que terminó cuarto. El catalán sólo tiene 23 años y carece de victorias en el ámbito profesional.

Para saber más

Groves fue el más rápido de un día en el que Luis Ángel Maté volvió a acaparar notoriedad. El más veterano de la Vuelta (40 años), que fue el primero que tomó la salida en la contrarreloj de Lisboa, provocó la primera fuga de la carrera, nacida poco después de la marcha neutralizada de Cascais. El andaluz del Euskaltel se fugó en compañía de Ibon Ruiz (Kern Pharma). Ambos llegaron a tener una renta superior a los tres minutos. El fin la de la aventura llegó a 52 km de la meta, momento en el que Van Baarle abandonó por una caída. El belga es una sensible baja para la formación de Sepp Kuss y Van Aert.

Van Aert acaparó focos en una Vuelta sin dueño. Nadie quiere controlar la carrera porque aún no merece la pena desgastarse en beneficio de jefes de filas indecisos. Sin un equipo con un sprinter referencial, las etapas llanas o con ligeros repechos como la de este domingo, se antojan monótonas, con algunas intentonas de aventureros que buscan el triunfo desde la larga distancia (en cualquier momento, un espabilado puede encontrar la llave de la Vuelta, como sucedió en la anterior edición, con la escapada que impulsó a Sepp Kuss hasta lo más alto del podio). Este domingo, el grupo llegó a Ourém, en las cercanías del Santuario de Fátima, con una hora de retraso. Los nervios en el tramo final provocaron una caída en la que los principales damnificados fueron Joshua Tarling y Jhonatan Narváez.

Este lunes, la carrera presenta la última etapa en Portugal. Una jornada nerviosa de 191 kilómetros con salida en Lousa y final en Castelo Branco, que incluye el ascenso a un puerto de segunda y a otro de cuarta. El tramo final transcurre por un perfil descendente y sin apenas dificultades orográficas. Un día para esos aventureros a los que les gusta la soledad de la ruta, como El lince Maté, que este domingo lo intentó sin provecho.

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En primavera florecen los campos y las bicicletas. Es el momento del reencuentro con todas las grandes clásicas, menos con el otoñal Giro di Lombardia. Entre finales de febrero, con la aperturista Omloop Het Nieuwsblad, y finales de abril, con la epilogal Lieja-Bastoña-Lieja, el Paraíso terrenal del ciclismo reside en las clásicas. La Decana, pesarosa por las ausencias forzosas de Wout van Aert y Remco Evenepoel, vencedor en 2022 y 2023, pero sie

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Jorgenson se lleva la Clásica de Flandes tras la caída de Van Aert

Actualizado Miércoles, 27 marzo 2024 - 18:33

El triunfo fue para Matteo Jorgenson. Pero el equipo Visma-Lease a Bike no pudo exhibir una sonrisa completa. Una caída de Wout van Aert, que él mismo provocó y de la que salió como el más damnificado, cambió el rostro de la clásica A Través de Flandes. La carrera, fraccionada en abanicos, ya venía cortada a causa del viento. El fenómeno belga arrastró en su desplome a gente como Mads Pedersen, Jasper Stuyven y Biniam Girmay. En cierto modo, con el abandono del máximo favorito, gimiente, deshecho el "maillot" y la espalda enrojecida y tumefacta, la prueba empezó de nuevo a unos 70 kms. de la meta.

Y lo hizo manga por hombro. De una escapada inicial de 14 hombres, fueron sobreviviendo algunos y descolgándose otros. Fuera como fuese, entre avances y retrocesos individuales o por pequeñas unidades, se configuraron dos grupos. En cabeza, seis "riders". En su estela, ocho.

Se fusionaron. No todos. Jorgensen (no confundir con Jorgenson, vencedor a la postre) y Mathias Norsgaard, el danés de Movistar, habían cedido y fueron tragados por un tercer escuadrón ya sin posibilidades. La suerte estaba dibujada, pero no decidida. Volaban Alberto Bettiol, Casper Pedersen, Stefan Küng, Jonas Abrahamsen, Matteo Jorgenson, Dries de Bondt, Joshua Tarling (que sufría en los repechos y enlazaba en el llano y los descensos), Michael Valgren, Pascal Eenkhoorn, Dries de Pooter, Tiesj Benoot...

A falta de 21 kms. atacó Bettiol, en gran forma, flamante vencedor de la Milán-Turín. Se marchó... hasta que unos calambres lo frenaron de golpe. Las escaramuzas posteriores dejaron a media docena de hombres en cabeza: Künh, Jorgenson, De Bondt, Tarling (que seguía deshaciéndose y recomponiéndose), Abrahamsen y Benoot.

Pequeños intentos, muchas miradas, muchos amagos... Cuando, a falta de siete kms. para la meta, demarró, seco, duro, Jorgenson, se vio en el acto que nadie podía responder. Mientras el estadounidense se alejaba indefectiblemente, los demás, menos el heroico Tarling, 20 años recién cumplidos, que suplía con voluntad la falta de fuerzas, ya sólo luchaban por los lugares secundarios del podio. En estado de gracia, el estadounidense, que viene de imponerse a Remco Evenepoel en la París-Niza, levantó los brazos al cielo. El sprint por la segunda plaza se lo ganó Abrahamsen a Küng.

A Través de Flandes, entre las localidades de Roeselare y Waregem, es el dulce-áspero aperitivo del Tour de Flandes, que se disputa el domingo. Wout van Aert, evacuado en camilla, no estará con toda probabilidad en la salida. Perdemos todos.

Van der Poel desencadena su furia en Harelbeke con otra escapada formidable

Van der Poel desencadena su furia en Harelbeke con otra escapada formidable

La Bestia desató su furia tras un ataque de Oier Lazkano y una caída de Wout van Aert. Mathieu van der Poel, en estado puro, fulminó a todos sus enemigos con una de esas cabalgadas formidables que sólo los privilegiados pueden culminar. El neerlandés se adjudicó este jueves la E3 Saxo Classic, la cita tradicionalmente conocida como Harelbeke, en la zona de Flandes, y que supone el gran aperitivo de las clásicas de los adoquines de primavera, con sus 207 kilómetros de recorrido y sus 17 cotas de pavés.

El campeón del mundo de fondo en carretera volvió a encandilar al público con una ofensiva de larga distancia. Al falta de 43 kilómetros para meta, en la entrada del emblemático tramo adoquinado de Paterberg, soltó a sus compañeros del grupo cabecero y se marchó ante la mirada impotente de sus adversarios.

Un ataque que se generó tras una maniobra valiente de Lazkano. El chaval del Movistar estuvo otra vez entre los mejores y a falta de 47 kilómetros intentó fugarse. Un desafío frustrado por la ambición del líder del Alpecin. La respuesta de MVDP coincidió con una acción desgraciada de Van Aert, que se cayó en el inicio de la rampa del Paterberg. El belga, con un leve raspón en el codo derecho, se levantó y, tras quedar descolgado, se lanzó a la caza.

Van Aert, enrabietado, aceleró en una persecución formidable, que le permitió acercase a 400 metros del maillot arcoíris. Pero su ejercicio se desinfló a falta de 10 kilómetros, cuando Van der Poel volvió a volar en los adoquines para imponerse en el primer duelo del año a Van Aert, su eterno rival desde la niñez en la carretera y en el barro del cliclocross. Desfondado, el belga terminó tercero, por detrás de su compatriota Jasper Stuyven.

VdP, que entró en la meta haciendo un saludo militar, se anotó el primer gran examen antes de afrontar el Tour de Flandes (31 de maro) y la París-Roubaix (7 de abril).

En el reino de Merckx

En el reino de Merckx

Actualizado Domingo, 10 marzo 2024 - 17:37

Desde los años 80, la aparición de un corredor superlativo remite indefectiblemente a Eddy Merckx, la unidad de medida, la tabla de equivalencias del ciclismo. En su grandeza intacta, en su inmunidad, Merckx no deja de suponer un freno, amén de un to

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