Roglic, el viejo ciclista que se calza zapatillas de 'runner' y toma zumo de cereza para desafiar a los 'centennials'

Roglic, el viejo ciclista que se calza zapatillas de ‘runner’ y toma zumo de cereza para desafiar a los ‘centennials’

Tras levantar la persiana de la habitación se calza las zapatillas de running y sale a la calle para desentumecer los músculos. Primoz Roglic (35 años) rompe tópicos. La mayoría de los corredores ve contraproducente compaginar la carrera a pie con la bicicleta, pero él no prescinde de una actividad que le sirve para recargar energías y despejar la mente. El esloveno es un runner que, siempre que puede, sale a correr durante 15 minutos. Después de las etapas suele consumir un batido de zumo de cereza que favorece la recuperación. Antes de cenar, merienda dos veces.

Para saber más

Roglic es diferente por hábitos y formación. Destacó en el esquí como saltador de trampolín, pero tras sufrir una grave caída se decantó por el ciclismo. No comenzó a entrenar en serio hasta poco antes de los 20 años y en 2014, con 25, debutó en el profesionalismo, una edad tardía entonces y más ahora, cuando los chavales dan el gran salto poco después de cumplir la mayoría de edad.

Ese retraso en acceder a la élite y las energías no quemadas explican el rendimiento de un veterano que no pierde la costumbre de ganar y se atreve a plantar cara a esa osada generación centennials que lideran su compatriota Tadej Pogacar y el neerlandés Mathieu van der Poel. Roglic tiene 35 años, pero en el ciclismo es como si tuviera cinco menos. Su perspectiva del ciclismo también es distinta al resto. Es difícil que pierda los estribos por una acción puntual en las carreras y es ambicioso como pocos. Thomas Gloag, uno de sus gregarios en el Visma durante el Giro de Italia de 2023, le definió así en el podcast How to become a Pro: «Primoz es un asesino absoluto sobre la bicicleta, es increíble. Tiene una concentración que rara vez se ve».

Roglic, además de inconformista, atesora una experiencia que supone un valor añadido, como ratificó el domingo con su magistral triunfo en la Volta a Catalunya, con el que frenó la espectacular proyección de Juan Ayuso (22 años). El viejo lobo doblegó a ese aspirante que pelea por arrebatarle el mando de la manada.

Miedo a la emboscada

El esloveno, tras un entretenido intercambio de golpes con español en los sprints bonificados en la etapa de clausura de la ronda catalana, derrotó a su rival con una sorprendente iniciativa: atacar de lejos. En teoría, él es más rápido de Ayuso en sprints cortos, por lo que le hubiera valido apurar hasta el final. Pero consciente de que su equipo era inferior al UAE y que podría caer en una emboscada, atacó a falta de 20 kilómetros para la meta. Un acelerón que descolocó a sus enemigos y dejó en anécdota el segundo de ventaja que tenía Ayuso en la salida de la última jornada. Durante 20 kilómetros, el pelotón fue incapaz de neutralizarle y se presentó en la meta con 19 segundos. «Después del segundo sprint intermedio no tenía otra opción. Si quería ganar, tenía que hacer algo y por eso ataqué. He tenido piernas y he disfrutado mucho», dijo el esloveno. «Roglic ha sido superior. Me voy bastante tranquilo, porque sé donde he fallado», recalcó Ayuso

Nuevo éxito para Roglic, que ya suma 91 victorias, entre ellas cuatro Vueltas a España, un Giro de Italia, un oro olímpico en contrarreloj, dos Tirreno-Adriático y dos Voltas a Catalunya. El triunfo de ayer supone un golpe para la moral de Ayuso, que buscará la revancha en el Giro de Italia del próximo junio.

Mientras llega la Corsa rosa, el pelotón se centra en las electrizantes clásicas de primavera. Esta semana comienzan los desafíos en los adoquines. El miércoles se disputa A Través de Flandes y el domingo, el segundo Monumento de la temporada: Tour de Flandes, donde Pogacar defiende título. La París-Roubaix, con una nueva pugna entre el esloveno y Van der Poel, se celebrará el 13 de abril.

Roglic, en un alarde de experiencia y coraje, derrota a Ayuso con un ataque a larga distancia en la clausura de la Volta

Roglic, en un alarde de experiencia y coraje, derrota a Ayuso con un ataque a larga distancia en la clausura de la Volta

Retándose como dos lobos al mando de la manada. El impulsivo cachorro contra el viejo y experimentado jefe que se resiste a ceder su trono. El nuevo orden frente a la tradición, eso es lo que escenificaron este domingo Juan Ayuso (22 años) y Primoz Roglic (35) en el cierre de la Volta a Catalunya, resuelto a favor del esloveno tras un dinámico intercambio de golpes. Etapa y clasificación general para el veterano corredor del Bora tras consumar un espléndido ataque a falta de 20 kilómetros para la meta.

Los desafiantes, tras la reducción del kilometraje de la etapa del sábado, afrontaron la salida de la jornada de clausura con sólo un segundo de diferencia a favor del chaval del UAE y, como era previsible, la ronda se definió en las subidas Montjuïc tras una entretenida pelea por las bonificaciones en los sprints intermedios. Ayuso y Roglic se marcaron durante un recorrido de 88 kilómetros, con salida y llegada en Barcelona, que incluyó cinco seis ascensiones a la montaña olímpica.

Arrancó el esloveno con decisión y en el paso bonificado de Viladecans arrañó dos segundos a Ayuso. El español, enrabietado, respondió en el sprint de Barcelona y recuperó el liderato virtual antes de acometer las subidas a Montjuïc.

Con el pelotón agrupado y con pequeñas escaramuzas se llegó al momento clave de la prueba. A falta de 20 kilómetros para la llegada, en la cuarta subida del circuito, Roglic sorprendió con un ataque que sólo fue respondido durante 200 metros por Egan Bernal y Laurens de Plus, con Ayuso a la expectativa. El esloveno insistió y descolgó a todos en un vertiginoso descenso en lo que sumó 10 segundos de ventaja.

Los perseguidores se rearmaron, pero sin premio. Ayuso esperó a sus compañeros Marc Soler y Adam Yates, pero ninguno de los tres estaba en su mejor momento. La colaboración de Lennert van Eetvelt, Enric Mas y Nairo Quintana tampoco surtió efecto positivo para los intereses de Ayuso. Roglic no cedió en su objetivo y estiró la ventaja hasta la veintena de segundos, una margen que supo mantener hasta la meta, en Barcelona, donde se presentó con 14 segundos de renta sobre De Plus y Van Eetvelt. El grupo llegó cinco segundos después, con Ayuso, derrotado por la valiente ofensiva de Roglic.

La general de la Volta y las dos victorias de etapas han servido para impulsar la preparación de Roglic, cuyo objetivo más ambicioso es conquistar el Giro de Italia, prueba en la que volverá a medirse con Juan Ayuso. Este año sólo había participado en la Volta a Algarve, donde tuvo una actuación muy discreta, su mejor resultado fue una novena plaza en la segunda jornada. El esloveno ya se adjudicó la Volta en la edición de 2023, en la que también sumó dos triunfos parciales

Esta ronda también ha ratificado el notable estado de forma de Juan Ayuso, que acumula cinco victorias en este inicio de temporada, sólo le supera el velocista belga Tim Merlier, con seis. El español, que se anotó la tercera jornada de la Volta y que este año se ha adjudicado la Tirreno-Adriático (más una etapa), el Trofeo Laigueglia y la Drôme Classic, iguala al sprinter Jonathan Milan y supera a Tadej Pogacar (cuatro) y a Mathieu van der Poel (tres). Seguro que esta derrota ayudará al joven escalador del UAE para seguir creciendo. La revancha, en el Giro de Italia

Ayuso y Roglic, tras una etapa caótica y alterada por el viento, se juegan la Volta con una diferencia de sólo un segundo

Ayuso y Roglic, tras una etapa caótica y alterada por el viento, se juegan la Volta con una diferencia de sólo un segundo

Empecemos por el final, como siempre en las pruebas ciclistas, aunque la gracia-desgracia de la carrera estuvo en el planteamiento y en el nudo, no en el desenlace. Ganó Quinn Simmons, el estadounidense del Lidl-Trek, en la penúltima jornada de la Volta a Catalunya. Aguantó por los pelos lo que le vino por detrás. Tuvo su mérito, pero no fue lo sustancial de la carrera.

El viento es el mayor enemigo de los toreros y de los ciclistas. A los toreros les impide dominar el capote. A los ciclistas, la bicicleta. La Volta a Catalunya está, claro, llena de ciclistas y, aunque más de uno puede ser comparado, por su valor, su ardor, su arte o sus desplantes, con un torero o un novillero sobre dos ruedas, la Volta es una carrera ciclista. Y en la sexta etapa, la considerada reina, el dios Eolo era un enemigo más fuerte que la monarquía y demasiado peligroso, más que un morlaco, para los corredores en los puertos de montaña.

En consecuencia, la organización suprimió el pico de la Batallola, de tercera, la collada de Sant Isidre, de primera, y el alto de Queralt, también de primera, en cuya cima se situaba la llegada. Y decidió que la carrera circulara por un circuito, allá abajo, entre bosques y valles abrigados, saliendo de Berga y llegando al mismo sitio. Un circuito.

Recorrido neutralizado en su mayor parte. Tras 50 kilómetros, los corredores negociaron con los jefes. Y, a 23 kms. de Berga, salida oficial. Entre la necesidad de desperezar los músculos y la obligación de cumplir los horarios, los corredores partieron como Miuras de los corrales. Volaron. La general se aplicaría a 5 kms. de la meta y en ésta no habría bonificaciones. De la sucesión de pequeños repechos emergió Simmons para ganar.

La conclusión de la Volta queda pendiente de una etapa, la última y tradicional de Montjuïc. Hay un segundo como un soplo, como un latido, como un parpadeo, entre Juan Ayuso y Primoz Roglic, enfrascados desde un principio en una lucha anunciada y admitida por ambos por las bonificaciones en los sprints intermedios y en los duelos que sostuvieron mano a mano en un par de etapas con resultados alternativos.

Bonificaciones de segundos... Habituales peleas de secundarios por migajas cronométricas en mitad de un asfalto intrascendente. Casi una indignidad entre campeones, que suelen resolver sus victorias de otro modo. Quien venza esta vez, sea quien sea, deberá su éxito, al menos hasta ahora, a esos mínimos segundos de máxima importancia.

Pero hay que alabar sin cortapisas a Juan y a Primoz. Únicos, tal para cual, capaces de llevarse la Volta, se desentendieron de todo que no fueran ellos. Y, tanto monta, esa igualdad los condujo desde el mismo estudio inicial de la táctica, a jugarse el triunfo en los términos minimalistas de unos segundos rabiosos. Rotundos en la intensidad de su brevedad decisiva. Salvo imprevisto, todo se resolverá este domingo con las bonificaciones de 10, seis y cuatro segundos en la meta.

En esos segundos -ahora sólo uno- ha radicado el espectáculo que nos han ofrecido el joven español y el veterano esloveno. La etapa final gozará de una emoción suplementaria, sustentada en el filo de un papel de fumar. La voz del ganador será un grito. Pero habrá empezado en un suspiro.

Pogacar avasalla a unos enemigos que ya sólo pelean por las migajas. ''Está en otro nivel, es absurdo seguirle''

Pogacar avasalla a unos enemigos que ya sólo pelean por las migajas. ”Está en otro nivel, es absurdo seguirle”

Cruza la meta mostrando cuatro dedos de la mano derecha tras imponerse en el sprint de clausura de la Volta a Catalunya. Un póquer de victorias para un devorador insaciable. Tadej Pogacar, el escalador soberbio y autor de escapadas épicas, también avasalla a velocistas. En la ronda catalana ha vuelto a humillar a sus enemigos, con cuatro triunfos de etapa, la clasificación general y los premios de la Montaña y Puntos. Una bestia con cara de ángel que sólo deja las migajas.

El esloveno ya abruma con un inicio de temporada espléndido y un palmarés envidiable. Ha ganado la Volta y la Strade Bianche. En la Milán-San Remo fue tercero. A su 25 años ya acumula 69 victorias. Con sus exhibiciones encandila al público y frustra a sus adversarios, que ya han aprendido a pelear por botines secundarios. «Pogacar está a otro nivel, cuando salta es absurdo intentar irse con él», decía el colombiano Egan Bernal el pasado sábado, cuando el esloveno se fugó a falta de 30 kilómetros para imponerse en el cima del puerto de Queralt.

El escalador del Ineos, que esta semana ha exhibido la mejor versión de los últimos años, se tuvo que conformar por pugnar con Mikel Landa por acceder al podio. Ser el escolta de Pogacar ya es un privilegio. Sólo Jonas Vingegaard es capaz de retarle en las cumbres del Tour de Francia. Van der Poel y Wout Van Aert también osan desafiarle en los Monumentos.

Landa, que ahora ejerce como lugarteniente de Remco Evenepoel y que en la Volta ha estado espléndido, se rinde ante la superioridad de Pogacar. «Está muy fuerte y es muy difícil plantarle cara. Todos esperamos a que en algún momento muestre debilidad», explicaba el alavés.

Los rivales de Pogacar aprenden a competir en un plano inferior. «Es una pena que esté Pogacar, porque entonces la victoria es más difícil», confesó Landa tras terminar segundo en la etapa de la Volta con meta en Port Ainé, en la que puso a prueba al esloveno con un ataque a falta de 7,4 kilómetros para el final. «Sabía que Pogacar, con mi ataque se iba a calentar. Tenía la esperanza de irme con él y aguantar hasta el final, pero desde un principio he visto que no podía. Estoy contento con la segunda plaza. Mi objetivo era sacar un poco más de ventaja al tercero», dijo tras llegar a la meta 48 segundos después que el doble vencedor del Tour de Francia.

«La baza de Pogacar nunca falla», recalcaba Marc Soler, gregario del esloveno y que este domingo buscó sin éxito el triunfo de etapa.

Joxean Fernández Matxin, mánager del UAE, se mostraba orgulloso de su pupilo: «Siento que estamos viviendo una época especial para el ciclismo y queremos formar parte de ella. Somos personas normales disfrutando como niños mientras trabajamos duro».

Geraint Thomas, ganador del Tour de 2018, tampoco esconde su admiración por Pogi :«En los años venideros dejará un legado enorme, como uno de los mejores ciclistas de la historia».

«No sólo es el más fuerte, también es el más inteligente», comenta el danés Mattias Skjelmose.

Pogacar recoge los elogios con agrado y afirma que está atravesando por un ciclo espléndido. «Nunca he estado más en forma ni me he sentido tan cómodo en la bicicleta. He dado un paso más para disfrutar e ir cada día con una sonrisa. Me siento bien en los entrenamientos. Estoy muy contento y esto, a veces, es más importante que los números», aseguró al termino de la etapa de este domingo en Barcelona, en la que superó con holgura a los franceses Dorian Godon y Guillaume Martin.

«Esta semana ha significado mucho para mí. En la temporada pasada tuve un medio año duro y empezar este curso con estos triunfos es fantástico. Esta victoria me da mucha confianza. Estoy en muy buena forma y en buen camino para afrontar el Giro y el Tour», añadió.

El insaciable Pogacar se anota la tercera victoria en la Volta con otra sensacional escapada y sentencia la carrera

El insaciable Pogacar se anota la tercera victoria en la Volta con otra sensacional escapada y sentencia la carrera

Etapa reina para el monarca intocable. Tadej Pogacar se adjudicó este sábado la jornada más exigente de la Volta a Catalunya, con final en el alto de Queralt. Nueva exhibición del esloveno, que atacó a falta de 40 kilómetros para la meta y con dos puertos por delante. Tercera victoria en esta edición de la ronda catalana (las anteriores fueron en las cimas de Valter 2000 y Port Ainé), que concluye hoy en Barcelona, con seis ascensos a Montjuïc

Pogacar rubricó otra entrega antológica de ciclismo puro, del que huye de la cicatería y de la administración milimétrica de esfuerzos. El doble campeón del Tour de Francia tenía asegurado el liderato de la prueba, con 2.27 minutos de ventaja sobre Mikel Landa, pero a pesar de ello aceleró en las rampas más empinadas del penúltimo puerto (Sant Isidre) y descolgó a sus impotentes enemigos.

Atacar por placer siendo primero en la general, arriesgando en los descensos, es un gusto impagable para esos aficionados que disfrutan con las hazañas individuales. Lecciones magistrales de superdotados, de gente que huye de la vulgaridad, que disfruta con retos mayúsculos, como hizo Van der Poel el pasado viernes en la clásica de Harelbeke, culminando una escapada de más 40 kilómetros por zonas de adoquines. La nueva generación de chavales inconformistas se desafía desde larga distancia para el deleite de los fans.

Pogacar, tras comandar el pelotón en el puerto de Pradell, un especial con tramos de cemento del 20% de desnivel, se cansó de pedalear en compañía y con esa facilidad tremenda que nos tiene acostumbrado se marchó en solitario. Se fue sin apenas oposición de Landa. El vasco, junto al resto de perseguidores, comenzó a disputar su propia carrera y a pelear por las migajas que dejaba el jefe del UAE. Fue alcanzado por Egan Bernal y ambos colaboraron para distanciar a un grupo en el que viajaban Enric Mas, Vlasov y Kuss y para asegurarse en el podio. En último puerto, Queralt, cada uno escalaba a su propio ritmo, sin la cadencia alegre de Pogacar, que ascendía aclamado por el público.

Bernal ofreció una buena versión, se pegó a Landa y terminó segundo, a 57 segundos de Pogacar. El vasco cedió la segunda plaza al colombiano. Enric Mas fue cuarto, a 214. El escalador de Ineos es tercero en la general, una plaza de podio que espera mantener en la clausura de este domingo en Barcelona.

Pogacar, que salvo desgracia se anotará este domingo la Volta a Catalunya, ya suma 67 victorias. Esta temporada ya venció en la Strade Bianche y fue tercero en la Milán-San Remo. Un fenómeno.