Jakub Mensik: el sacador precoz que frustró el 'centenario' de Djokovic

Jakub Mensik: el sacador precoz que frustró el ‘centenario’ de Djokovic

A la espera de mejores noticias de Carlos Alcaraz, que ha vuelto de vacío de la gira primaveral de pista dura por primera vez en cuatro años, y del regreso de Jannik Sinner tras cumplir su sanción a medida por dopaje, aparece un gigante de 19 años con aparentes argumentos para agitar el circuito. Jakub Mensik arruinó en sendos tie breaks la fiesta de Novak Djokovic, dispuesto a ganar por séptima vez en Miami e ingresar así en el selecto club de los cien, donde le aguardaban Jimmy Connors (109 títulos) y Roger Federer (103).

Cierto es que el serbio, que cumplirá en mayo los 38, casi doblaba la edad de su adversario, pero pese a ello, o precisamente por eso, salía como claro favorito en su 59ª final de un Masters 1000, más aún después de desplegar un tenis que no se le había visto en este curso, que sigue teniendo para él tono crepuscular.

Frente al poso y el control del ganador de 24 títulos del Grand Slam, el jugador de Prostejov se manejó con la misma eficacia y templanza que en los partidos precedentes del torneo, como si no se tratase tan sólo de su segunda final, tras perder el pasado año ante Karen Khachanov en Doha. Sale del torneo con 111 aces, 14 de ellos frente a Djokovic, y la diáfana estadística de contar por éxitos los siete desempates que ha disputado, dos de ellos ante Jack Draper, reciente campeón en Indian Wellls.

«Soy capaz de mantener la calma y estar concentrado. Creo que soy fuerte mentalmente en este tipo de situaciones. Esa es la razón por la que he ganado todos mis tie breaks», se congratuló.

Dos campeones inesperados

Los dos primeros Masters 1000 del curso arrojan un mensaje renovador, si bien tanto las expectativas de Draper, 23 años, como las de Mensik han de contemplarse con la debida cautela. El checo, que según confesó en la conferencia de prensa posterior a la final estuvo a punto de no jugar el torneo debido a los problemas en la rodilla derecha, es ya 24º del ranking, un salto de 30 puestos. Antes del inicio de la competición se dirigió a la oficina de los jueces árbitros para oficializar su retirada, pero acudió justo en la pausa del desayuno y no quiso esperar. Decidió probarse. Ganó a Roberto Bautista en tres sets e incorporó entre sus víctimas a Taylor Fritz, cuarto en el escalafón, y Arthur Fils, 15º. «Día tras día mi rodilla mejoró y también lo hizo mi juego», explicó.

Desde Jan Kodes, ganador de tres títulos del Grand Slam en los años setenta del siglo pasado, la República Checa, entonces aún Checoslovaquia, goza de una notable tradición tenística. Ivan Lendl consiguió sus ocho títulos del Grand Slam antes de decantarse por la nacionalidad estadounidense. Tres Copas Davis (1980, 2012, 2013) respaldan la competitividad de sus jugadores, también en el terreno colectivo.

Mensik, con su trofeo de campeón en Miami.

Mensik, con su trofeo de campeón en Miami.EFE

Si en 2012 fueron Tomas Berdych y Radek Stepanek quienes frustraron la ilusión de España en la final de Praga, título refrendado un año después contra Serbia, en Belgrado, la República Checa tiene de nuevo derecho a soñar. Ahí están, además del protagonista de este artículo, Tomas Machac, 24 años, el hombre que le precede en el ránking, ganador esta misma temporada del ATP 500 de Acapulco, y Jiri Lehecka, 29º, 23, vencedor a comienzos de ejercicio del ATP 250 de Brisbane.

Mensik es el tercer checo que levanta un Masters 1000, después de que lo hicieran Karel Novacek, en 1991, en Hamburgo, Petr Korda, en 1997, en Stuttgart, y Berdych, en Paris-Bercy, en 2005. Es el segundo tenista más joven en alzar el título en Miami, tras Alcaraz, que lo hizo en 2022 con 18 años. Es el quinto más precoz en hacerse con un torneo de este rango, después de Michael Chang, Rafa Nadal, Alcaraz y Holger Rune.

Alcaraz ahoga el resurgir de Shapovalov y se mete en octavos de final de Indian Wells

Alcaraz ahoga el resurgir de Shapovalov y se mete en octavos de final de Indian Wells

Actualizado Martes, 11 marzo 2025 - 07:55

El sueño de la triple corona en el 'quinto grande' de la temporada sigue vivo y coleando. Carlos Alcaraz se deshizo (6-2, 6-4) de un Denis Shapovalov que aún dista de ser la amenaza que solía ser en el circuito ATP. El murciano se mete en los octavos de Indian Wells, donde se enfrentará a Grigor Dimitrov, en busca de una gesta, la de los tres títulos consecutivos en el desierto californiano, que sólo han conseguido hasta ahora Roger Federer y Novak Djokovic.

Por delante tiene un camino asequible, hasta cierto punto. Podría cruzarse con Alex De Miñaur en cuartos de final y con Taylor Fritz en las semifinales antes de medirse a Daniil Medvedev en una hipotética final, su víctima en las dos finales que ha disputado en el Masters 1.000 californiano. Un panorama factible para un jugador que de momento está dejando muy buenas sensaciones sobre la Central de Indian Wells. Tras estos 83 minutos, tan solo acumula dos horas y media para alcanzar los octavos.

De inicio se presumía un choque más equilibrado. Delante tenía a un Shapovalov en plena fase ascendente tras una lesión de rodilla en Wimbledon en 2023 que no solo le apartó unos meses de las pistas sino que le hizo hundirse en la clasificación y quedarse fuera de los 100 primeros jugadores del mundo. Tras un 2024 de transición en busca de sensaciones, el canadiense hijo de soviéticos venía de un arranque de temporada prometedor, campeón en Dallas y semifinalista en Acapulco.

Tres dobles faltas seguidas

Pero la realidad transformó ese planteamiento en espejismo en pocos minutos. El comienzo no pudo ser mejor para el español. Se anotó la primera bola de break de la que dispuso y puso tierra de por medio sobre su servicio antes de volver a romper al canadiense merced a tres dobles faltas consecutivas. El resto pudo haber parecido un mero trámite —a tenor del 5-0 inicial, al menos—, pero no lo fue tanto.

El de Toronto trató de oponer resistencia, con notables intercambios de golpes con el murciano en el cuarto juego y algún winner sobre su derecha que hicieron recordar al que, durante unos años, fue uno de los jugadores más entretenidos de ver sobre una pista de tenis, elevado a categoría de gran promesa del tenis mundial tras vencer de forma épica a Rafa Nadal en el Masters 1.000 de Montreal de 2017, con tan solo 17 años.

Diferencia de ritmo

Su mayor logro en la primera manga fue romperle el saque a su rival y llevarse un par de juegos para recuperar sensaciones antes de encarar el segundo set, donde sí hubo partido, al menos hasta el séptimo juego. Shapovalov mejoró notablemente sus prestaciones al servicio y obligó a Alcaraz a apretar los dientes para arrancar dos bolas de break que resultaron lapidarias para el norteamericano. Un revés paralelo en plena subida hacia la red puso el clavo definitivo en el ataúd.

Lo cierto es que a sus 25 años la promesa no ha terminado de convertirse en realidad para Shapovalov. En su haber, tan solo tres torneos, el último hace unas semanas en Texas. Contra Alcaraz quedó patente que la diferencia de ritmo y tenis es abismal. El actual número tres del mundo parece llegar confiado para encarar lo que viene por delante, incluyendo la temporada de tierra batida y las dos grandes metas de los próximos meses: Roland Garros y Wimbledon.

El insaciable apetito de Monfils: octavofinalista, con 38 años, tras vencer a Fritz, cuarto favorito

El insaciable apetito de Monfils: octavofinalista, con 38 años, tras vencer a Fritz, cuarto favorito

«Mi sueño es tener una familia increíble». Poco después de convertirse, con 38 años y 147 días, en el segundo jugador más veterano en alcanzar los octavos de final del Abierto de Australia desde 1988 (Roger Federer fue el anterior, en 2020), Gael Monfils confesaba los anhelos lógicos a una edad improbable para grandes aspiraciones profesionales.

Casado con la también tenista Elina Svitolina, que se sumó a la fiesta con su victoria ante Jasmine Paolini, cuarta cabeza de serie, el francés, 41º en el escalafón, tiene ya una hija junto a la ucraniana, Skaï, nacida en octubre de 2023.

El jugador parisino se impuso este sábado a Taylor Fritz, cuarto cabeza de serie, por 3-6, 7-5, 7-6 (1) y 6-4, para prolongar la secuencia de victorias iniciada con la conquista en el ATP 250 de Auckland del decimotercer título de su carrera. Hay que viajar hasta 1977 para encontrar un campeón más provecto. Fue Ken Rosewall, vencedor en Hong Kong a los 43, cuando el tenis aún estaba lejos de las demandas físicas que ya hace tiempo le caracterizan. «Sigo jugando para estos partidos, ante grandes jugadores, en grandes estadios, frente a grandes aficiones, con buena energía», dijo el héroe de la jornada una vez culminada su primera victoria ante un rival del top 5 en casi 17 años.

Contemporáneo de Richard Gasquet, quien se ha quedado en la fase previa en Melbourne, y de Rafael Nadal, que se retiró el pasado noviembre en la Copa Davis, Monfils, acaso el menos talentoso de los tres, mantiene su pujanza amparado en las cualidades atléticas que siempre le distinguieron y en una incombustible pasión por el juego. En 2004 estuvo a un paso de cuadrar el Grand Slam júnior, tras ganar el Abierto de Australia, Roland Garros y Wimbledon.

Un servicio letal

Ante Fritz, 11 años más joven, finalista del último Abierto de Estados Unidos y presente en los siete últimos octavos de los majors, ganó el 82% de los puntos con su primer servicio y suscribió 24 aces, el último de ellos para cerrar el partido. El californiano, consumado sacador, se quedó en 12 servicios directos. «Sirvió de foma increíble, escondiendo bien las direcciones; nunca pude leer bien dónde iba a enviar la pelota en los puntos importantes», admitió Fritz. «Cuando no conectaba el primero, lograba enormes saques cortados. Incluso entonces, cuando sí adivinaba las direcciones, eran muy difíciles de restar por el efecto que llevaban. Era muy complicado hacerle daño; lo devolvía todo. Si continúa jugando así, será duro vencerle para cualquier jugador».

El partido se vivió con intensidad y colorido en la grada, con nutrida presencia de seguidores franceses que encorajinaron a Monfils, quien disputa su 19º Abierto de Australia y 65º Grand Slam. Encadena ocho victorias consecutivas después del triunfo en Auckland. Sólo Novak Djokovic, que le derrotó antes, en la segunda ronda de Brisbane, ha conseguido detenerle esta temporada.

Eliminado de inicio Stan Wawrinka, de 39 años, Monfils es el más viejo del cuadro. Tendrá como próximo adversario a uno de los jugadores emergentes. Siendo menos reactivo, Ben Shelton, 22 años, 21º del ránking, también 1,93, presenta analogías con el estilo del hombre al que se medirá por primera vez. Dos tenistas con hechuras de playmaker en busca de los cuartos.

Las aristas de Jannik Sinner, el nuevo “deportista más famoso de Italia”: “Antes le preguntaban: ¿Eres alemán o italiano?”

Actualizado Martes, 12 noviembre 2024 - 22:55

Bajo la luz ultravioleta que ilumina la pista del Inalpi Arena de Turín resplandecen colores estridentes. Uno es el amarillo de las pelotas gigantes que los niños sostienen en las gradas para que los tenistas se las firmen -con suerte- después de los partidos. Otro es el naranja de la mercadotecnia de Jannik Sinner que se asoma en muchísimos asientos. El número uno del ranking mundial es el ídolo indiscutible en las ATP Finals, convertidas en el clímax de su ascenso, un torneo hecho para aplaudirle.

En cuanto asoma para enfrentarse y vencer a Taylor Fritz por 6-4 y 6-4, Sinner se lleva la mayor de las ovaciones y nadie en el público italiano duda de que habrá celebración el domingo. Imagen de varios patrocinadores del torneo -su anuncio de Lavazza aparece en las pantallas gigantes aunque estén jugando otros-, con todos sus partidos retransmitidos por la televisión pública en el canal Rai2, Sinner disfruta de su status en el país.

El 'boom' del tenis en el país

«Ahora mismo es el deportista más famoso de Italia. En la selección de fútbol no tenemos a una superestrella y sin un Valentino Rossi o un Alberto Tomba no hay nadie a su nivel», analiza Marco Mazzoni, periodista de Live Tennis y autor del libro biográfico 'Jannik Sinner una straordinaria normalità', donde narra su camino, tan reciente, tan súbito. Porque hasta este año Sinner era conocido, pero en absoluto movía masas.

MARCO BERTORELLOAFP

En Italia, un país de escasa tradición tenística, con sólo dos ganadores de Grand Slam antes que él -Nicola Pietrangeli en 1959 y 1960 y Adriano Panatta en 1976-, necesitaba lo extraordinario para convertirse en popular y eso sólo ocurrió el pasado enero. «El Open de Australia, su primer Grand Slam, fue un boom. Desde entonces ha habido un crecimiento constante de su fama», expresa Gaia Piccardi, periodista de Il Corriere della Sera y escritora del libro 'Piovuto dal cielo. Come Jannik Sinner sta cambiando la storia del tennis'.

Otro rasgo del carácter italiano

De repente, Italia descubrió que tenía la historia ante sí. De repente, Italia descubrió una estrella distinta. Porque si los ídolos anteriores, como Rossi y Tomba, habían sido italianísimos, muy expresivos, muy locuaces, Sinner es todo lo contrario. En la pista apenas muestra sus emociones y fuera, menos. El estereotipo invita a pensar que lejos de los Alpes, en Nápoles o Palermo, cuesta que encaje un deportista tan serio, pero no es así.

«No hay diferencias entre el norte y el sur en eso. En el sur se practica mucho el tenis, al aire libre, durante todo el año, y Sinner es un ídolo también allí. No es tan extrovertido como otros campeones y diría que eso gusta. Con él podemos mostrar al mundo la parte menos conocida del carácter italiano, que podemos trabajar con la misma pasión que festejamos», reivindica Piccardi, antes de abordar las aristas de la estatua del actual número uno. Porque Sinner nunca ha sido cuestionado por su sobriedad, pero sí por otras cosas.

¿Alemán o italiano?

Nacido en San Candido, en los Dolomitas, uno de los últimos pueblos de Italia antes de cruzar a Austria, Sinner creció con el alemán como lengua materna -lo hablan sus padres, Hanspeter y Siglinde- y su 'italianidad' fue puesta en duda desde sus inicios. Tampoco ayuda que viva en Montecarlo, donde ahorra en impuestos como muchos otros deportistas.

Alessandro Di MarcoEFE

«Cuando tenía 13 años y se mudó a Bordighera para entrenar con Riccardo Piatti le costaba hablar italiano y que cuando empezó a ser famoso le preguntaban: ¿Eres alemán o italiano? Él siempre ha dicho que se siente italiano y al final los aficionados lo han entendido así. Ese debate acabó el año pasado cuando ganó la Copa Davis. Ahora la gente lo defiende como si fuera la Azzurra o Ferrari», añade Mazzoni con un último punto de fricción en el perfil del ahora ganador de dos Grand Slam.

El positivo por doping

El pasado agosto se hizo público que Sinner había dado positivo por clostebol en un control antidopaje realizado durante el Masters 1000 de Indian Wells y que la Federación Internacional de Tenis (ITF) no le había sancionado al considerar que había sido un error de su fisioterapeuta. Después de enfrentarse a las críticas de algunos tenistas, Sinner descubrió que en casa había quien no le creía.

«Fue una polémica fuerte, con grandes medios de comunicación muy encima del tema. Al principio hubo dudas sobre él, especialmente de aquellos fans que llevan pocos meses siguiéndole y viendo tenis. Ahora diría que el 99% del público italiano considera que no hizo nada mal y espera que la reclamación de la Agencia Mundial Antidopaje no prospere», finaliza Mazzoni que, como todos los presentes no duda en otorgar a Sinner el papel de favorito en las ATP Finals, un torneo hecho para aplaudirle, el clímax de su ascenso.

Rublev impone su ley ante Fritz y disputará su quinta final de un Masters 1000

Rublev impone su ley ante Fritz y disputará su quinta final de un Masters 1000

Eliminados Carlos Alcaraz y Rafael Nadal, ausente Novak Djokovic, baja por lesión antes de cuartos Jannik Sinner, retirado también por lesión Daniil Medvedev tras perder el primer set de la antepenúltima ronda frente a Jiri Lehecka, eliminado prematuramente Alexander Zverev, al igual que Casper Ruud y Stefanos Tsitsipas, los dos principales protagonistas en arcilla en lo que va de temporada, el Masters 1000 de Madrid se ha ido descapitalizando de los nombres más queridos o atractivos para el público.

Su primer finalista será Andrey Rublev, número ocho del mundo, que se impuso a Taylor Fritz, décimocuarto, por 6-4 y 6-3, en un partido sin apenas ritmo, con demasiados errores, de los que no generan entusiasmo. Fue el ruso quien más hizo por llevarse el triunfo, fiel a su estilo, con mayor pujanza y destreza. Una rotura en cada uno de los sets le proyectó hacia la que será quinta final de un Masters 1000, la primera en la Caja Mágica.

Protagonistas inesperados

Cuatro semifinalistas inesperados, entre ellos el vencedor, un tenista que llegó al torneo decaído, aún bajo los efectos de su descalificación en el ATP 500 de Dubai por comportamiento antideportivo, y que creció hasta detener a Alcaraz, campeón en las dos últimas ediciones, y provocarle su segunda derrota en las cuatro participaciones en el torneo, antes de plantarse en la final. Fritz tampoco posee un gran bagaje en torneos de esta categoría, pero en esta edición había hecho valer sus condiciones, no las más aptas sobre tierra pese a la reciente final en Múnich, auxiliado por la altura de la ciudad.

Ninguno de los dos consiguió tomar el mando en los primeros juegos. Después de sendos breaks de entrada, el partido discurría sin que ocurriesen demasiadas cosas. Fritz dominaba por 5-3 el cara a cara, pero había perdido el único duelo sobre arcilla, el pasado año, en semifinales de Montecarlo, una referencia de peso a la hora de esbozar un pronóstico. Hubo que esperar al décimo juego, con rotura en blanco del ruso, para que se decantase el primer set.

El segundo fue aún más sencillo para Rublev ante un rival que apenas presentó oposición. El moscovita, que se garantiza ascender del octavo al séptimo puesto, será sexto si se lleva el torneo. Campeón en Montecarlo el pasado año, se encuentra ante una magnífica oportunidad.

Alcaraz da un paso adelante y neutraliza las armas de Struff

Alcaraz da un paso adelante y neutraliza las armas de Struff

A medida que toma cuerpo el torneo crece la impresión de que Carlos Alcaraz no está aquí de paso, con el freno de mano echado, sino que a poco que se lo proponga puede convertirse en el primer tenista capaz de ganarlo en tres ocasiones consecutivas. Jan-Lennard Struff era ya una prueba de mayor calibre, un jugador en un momento dulce con armas distintas a las de sus dos rivales anteriores. Obligado a ganar el partido dos veces, pues tuvo cuatro pelotas para cerrarlo con su saque en el décimo juego del tercer parcial, el español venció la tenaz oposición de su rival y se impuso por 6-3, 6-7 (5) y 7-6 (4), en dos horas y 52 minutos.

Si tiene que meter una marcha más, Alcaraz está de sobra afinado para ello, aunque hiciese peligrar su éxito en un horrible juego. Este miércoles le aguarda el ruso Andrei Rublev, séptimo cabeza de serie, que derrotó por 6-2 y 6-4 a Tallon Griekspoor. Alcaraz ganó el único enfrentamiento entre ambos hasta la fecha, en la fase de grupos de las pasadas ATP Finals, por 7-5 y 6-2.

La sensación que transmitió Alcaraz en los dos primeros partidos, frente a Alexander Shevchenko y Thiago Seyboth Wild, fue la de una inmensa superioridad. Poco importó que el bicampeón del torneo, que encadena 24 victorias consecutivas en tierra batida española, 14 de ellas en la Caja Mágica, llegase condicionado por la lesión en el antebrazo derecho que le impidió jugar en Montecarlo y Barcelona. El número tres del mundo, segundo cabeza de serie en este Masters de Madrid, viaja a una velocidad distinta, inalcanzable para los adversarios que ha encontrado hasta ahora.

Erosión sobre el revés

Con un punto de agresividad mayor, cargó el juego sobre el revés de Struff y, movido por la inercia competitiva, soltó con más alegría su derecha, contenida en los últimos partidos por el contratiempo referido. Todo parecía encaminado hacia una nueva victoria en dos sets, con 2-0 arriba y servicio para él en el segundo, cuando el alemán revirtió la desventaja gracias a una doble falta y llevó el parcial al desempate, donde cometería menos errores y cerraría con un ace milimétrico y cargado de suspense, que precisó la revisión del vídeo. Al igual que la final de 2023, el partido precisaría de un tercer set.

Struff, que acaba de cumplir 34 años, venía de ganar en el ATP 250 de Múnich el primer título de su carrera, con una soberbia actuación. Dejó en dos juegos a Holger Rune, número 12 del mundo, en semifinales, antes de superar a Taylor Fritz en la final. El alemán posee un estilo propio. Hace valer su corpulencia y agresividad y con el tiempo ha aprendido a explotar sus cualidades en la altura de la capital.

Struff dependía en exceso del acierto con su servicio, que impacta con violencia desde sus 193 centímetros. A partir de ahí, si le funciona el golpe de arranque, tiene más facilidades para golpear con la derecha o para irse a la red. En el bajo porcentaje de puntos ganados con el segundo cabe encontrar parte de las razones de su condena. Lo cierto es que Alcaraz había marcado distancias desplegando lo mejor de su repertorio en el tramo definitivo, antes de mostrarse confundido en la resolución.

Además de arrinconar a Struff en el lado del revés, le desplazó con dejadas que, cuando así era preciso, completaba con un globo. Pero en el tercer set tampoco le alcanzó con el break en el cuarto juego. El alemán volvió incluso de un 3-0 adverso en el último desempate, de nuevo ayudado por los errores de su rival, pero prendido una vez más de la grada, Alcaraz, sin ceder en su gusto por el riesgo, culminó el triunfo.

Jan-Lennard Struff, un viejo conocido en el camino de Alcaraz: "Sé de su nivel, buen saque y volea y buenos tiros de fondo"

Jan-Lennard Struff, un viejo conocido en el camino de Alcaraz: “Sé de su nivel, buen saque y volea y buenos tiros de fondo”

Es tal la suficiencia con que se maneja Carlos Alcaraz que cualquier rival corre el riesgo de ser reducido a escombros. Lo fue Alexander Shevchenko en el debut y corrió similar suerte Thiago Seyboth Wild, a quien se le presumía mayor resistencia sobre arcilla, el territorio donde ganó su único título hasta la fecha, en Santiago de Chile, hace cuatro años, y en el que sorprendió a Daniil Medvedev, nada menos que en Roland Garros.

Para saber más

Pero el bicampeón, que ganó por un doble 6-3, en una confortable hora y cuarto, no ha necesitado la máxima exigencia ni comprometer un físico delicado por la dolencia en el antebrazo derecho para citarse de nuevo este martes con Jan-Lennard Struff, el mismo hombre al que derrotó en la final del pasado año para revalidar el título.

«Sé de su nivel. Buen servicio, buen saque y volea, buenos tiros de fondo... Pero tal y como estoy puedo hacer grandes cosas y voy a provocar opciones para intentar ganar el partido y hacerle sentir incómodo», comentó el segundo cabeza de serie sobre el próximo encuentro.

Struff tuvo que esperar hasta cuatro días antes de cumplir los 33 años para ganar su primer título. Lo hizo hace poco más de una semana en el ATP 250 de Múnich, con una trayectoria impoluta, en la que sacó los colores a Holger Rune en semifinales (6-2 y 6-0) antes de imponerse a Taylor Fritz en la final.

Precedentes

Alto y buen sacador, el jugador de Warnstein, un municipio de Renania del Norte-Westfalia, formó parte del proceso de crecimiento de Alcaraz, que se le encontró en los octavos de Roland Garros de 2021, con derrota en tres sets, y volvió a topársele, un año más tarde, en la primera ronda de Wimbledon, en aquella ocasión con victoria en cinco parciales. Todo ello antes de la final de 2023 en la Caja Mágica, que se llevó por 6-4, 3-6 y 6-3.

Ahora 24º del mundo, Struff ha entrado este año directo al cuadro principal, con victorias en dos parciales frente a Jaume Munar y Ugo Humbert, 14º. Mucho más tortuoso fue su camino en la pasada edición, donde se vio obligado a disputar la fase previa y precisó ganar ocho partidos, dos de ellos frente a Aslan Karatsev, a quien superó en la qualy y en las semifinales, antes de litigar por el título con Alcaraz.

El alemán ha tardado en rentabilizar unas condiciones como las de Madrid, aptas para las características de su juego, de golpeo plano y tendente a conceder poco ritmo al oponente, pero en los dos últimos años, ya en el tramo final de su carrera, sabe extraer rédito de sus cualidades en la altura de la capital.

Nadie ha ganado a Alcaraz en Madrid desde que lo hiciera Rafael Nadal en la segunda ronda del torneo, en 2021 y el resultado de su duelo con Struff pasará más por sus manos que por lo que pueda hacer el alemán. «Sigo sin fiarme del todo del antebrazo, aún está en mi mento. Cada vez que voy forzado o pego una derecha más agresiva viene el pensamiento de cómo va a reaccionar. El objetivo es no hacerme daño», reiteró. «Físicamente estoy muy bien y me muevo bien, pero ese pensamiento va a tardar en irse».

Paradójicamente, la limitación le lleva a hacer de la necesidad virtud, a mostrarse más contenido. «Estoy jugando de una manera diferente. Juanqui [Juan Carlos Ferrero, su entrenador] me dice que no hace falta pegar la derecha al 200%, que basta con relajar y sacar la mano hacia delante, intentando que corra la bola».

La pelota viaja en buena dirección, como lo hace la de Nadal, quien, tras ganar el sábado a Alex de Miñaur, décimo cabeza de serie, en un partido que pudo ser el último en este torneo, jugará este lunes (16.00 h., Teledeporte y Movistar) contra Pedro Cachín, 91º, en un enfrentamiento inédito. El argentino, de 29 años, ha detenido en Madrid la sangría de 15 derrotas consecutivas y viene de superar a Frances Tiafoe, 20º preclasificado. Al igual que en el caso de Alcaraz, Nadal es favorito. Si se ha recuperado bien, tiene muchos números para unirse al murciano en los octavos del martes.