Gasol y Nadal organizan un torneo de golf contra la obesidad infantil

Gasol y Nadal organizan un torneo de golf contra la obesidad infantil

Actualizado Martes, 13 mayo 2025 - 18:11

El flechazo es instantáneo, bien sea por saciar las ansias competitivas de algunos de nuestros más reconocidos deportistas o por encontrar un refugio de escape mental en el caso de los que todavía siguen activos. Hablamos del golf, un deporte tremendamente adictivo especialmente para los 'otros' deportistas. Cada vez son más los que caen rendidos a sus valores, en muchos casos de forma obsesiva.

Rudy Fernández no dudó en coger un avión y plantarse en Augusta National este año para ver el Masters. "Pau me dijo que fuera, que no me lo pensara", comentaba aquella semana con los ojos como platos viendo jugar a las máximas estrellas. También Sergio 'Chacho' Rodríguez explicaba los malabares para conciliar su vida familiar con esta nueva pasión. Estrellas de La Roja como Morata, Cucurella o Grimaldo incorporaron el golf a sus rutinas, así como Carlos Alcaraz y Juan Carlos Ferrero. Ricky Rubio confesó que le está ayudando en su proceso de recuperación, y tampoco es extraño encontrarte en el nuevo campo madrileño de La Finca a Carlos Sainz o a Raúl González Blanco. La leyenda de nuestro tenis, Rafa Nadal, cumplió uno de sus sueños hace solo unos días, jugando precisamente en Augusta National. Invitado por Ana Patricia Botín, jugó 36 hoyos y su nivel fue muy alto.

19 DE JUNIO

Ante toda esta llamativa realidad, de todos ellos es Pau Gasol quien ya ha dado un paso más, organizando su primer torneo de golf el próximo 19 de junio en España. El nombre elegido para el evento es Gasol Foundation Golf Invitational y destaca por tener un fin solidario, recaudando fondos para luchar contra la obesidad infantil. El poder de convocatoria de la estrella de los Lakers ya ha provocado que el primero en arrimar el hombro sea Rafa Nadal.

Rafa Nadal durante los Juegos Olímpicos de París 2024.

Rafa Nadal durante los Juegos Olímpicos de París 2024.MARTIN BERNETTIAFP

Las dos estrellas del deporte español estarán del 19 al 22 de junio en el campo de La Hacienda Links Golf Resort, entre los pueblos gaditanos de La Línea y San Roque. Este lugar es un resort recientemente remodelado de arriba abajo, cuyo campo de golf ofrece algunas de las vistas más espectaculares al Peñón de Gibraltar.

En palabras de Pau Gasol el torneo nace "con un propósito claro: recaudar fondos para seguir impulsando nuestra misión de prevención de la obesidad infantil a través de la promoción de hábitos de vida saludables. Durante más de una década, en la Gasol Foundation hemos trabajado para mejorar el bienestar de niños/as y familias en situación de vulnerabilidad, y este torneo será una oportunidad única para crear conciencia, sumar apoyos y disfrutar del golf en un entorno excepcional".

El evento será por equipos y está más enfocado en empresas con un paquete premium, donde no solo se jugará al golf sino que se convivirá con estrellas y leyendas del deporte, con comidas y actividades preparadas. Una experiencia que más allá de lo económico, no tiene precio.

LOS INICIOS

La idea de este evento se remonta a 2024, concretamente al torneo del LIV Golf en Valderrama. El CEO de ASG Agencia -la promotora-, Pablo Neira, lleva todo el año volcado en el proyecto desde que surgió la idea con el propio Pau: "Nuestro objetivo es que el Gasol Foundation Golf Invitational se consolide como una cita de referencia, un punto de encuentro entre deportistas, empresarios y ejecutivos, todos unidos por una causa común, en un club de golf y un hotel únicos", afirma.

Rafa Nadal, Álvaro Morata, Bernd Schuster o Marcos Alonso junto a un nutrido grupo de jugadores profesionales de golf como Álvaro Quirós y Gonzalo Fernández-Castaño son solo algunos de los nombres, pero otros ilustres se irán incorporando a la nómina de invitados, como alguna estrella de la NBA que Gasol está tratando de convencer.

Los premios y la subasta benéfica serán otro de los puntos fuertes del fin de semana, con productos exclusivos para coleccionistas y experiencias únicas, como por ejemplo asistir a un partido de los Lakers en primera fila.

"El golf me ha enganchado bastante fuerte y lo estoy disfrutando mucho, estoy conociendo a gente del mundillo del golf, que es gente muy sana, este deporte es un reto. Tengo ganas de mejorar para ser mejor y hacer menos golpes", comenta Gasol sobre su nueva pasión, aunque todavía tiene recorrido para llegar al nivel de su amigo y compañero Rafa Nadal. No todos los días se les podrá ver competir juntos.

Munar se reencuentra en Roma e iguala su mejor resultado en un Masters 1000: "Venía con muy bajas expectativas"

Munar se reencuentra en Roma e iguala su mejor resultado en un Masters 1000: “Venía con muy bajas expectativas”

Un regreso a la cancha del Grand Stand Arena, segunda en jerarquía del Foro Itálico, para concederse el lícito salto de entusiasmo al lado de la red frente a la grada tras su victoria. Jugador sobrio en fondo y forma, Jaume Munar ya ha dejado atrás a dos cabezas de serie en el Masters 1000 de Roma, en ambos casos de manera concluyente. Después de pasarlo mal ante el chileno Tomás Barrios Vera, procedente de la fase previa, liquidó a Ben Shelton, duodécimo cabeza de serie y reciente finalista en Munich. Este lunes terminó con otro estadounidense, Sebastian Korda, vigésimosegundo, por 6-4 y 6-2.

El mallorquín, de 28 años, venía de disputar un challenger en Aix en Provence con el fin de mejorar su ránking, ahora 66º, y afinarse tras los malos resultados de esta temporada en arcilla. «Venía con expectativas muy bajas a Roma y eso creo que es uno de los motivos por los que he empezado a jugar bien. [...]. No me he encontrado bien en tierra y me estaba costando mucho. Después de Madrid me fui a casa dos días, recapacité un poco, refresqué la mente y volví a empezar de cero», comentó en la conferencia de prensa posterior al partido ante Korda.

Pese a tratarse de su superficie natural, con la final de Marbella, en 2021, como el mejor resultado de su carrera, no daba con la tecla este curso sobre sobre arcilla. Cayó de entrada ante Roberto Bautista en la Caja Mágica, tras ceder contra Karen Khachanov en octavos del Conde de Godó, irse de primeras frente a Altmaier en Montecarlo, donde sí precisó pasar por la previa, y ante Majchrzak en Marrakech.

Nunca se había plantado en octavos de Roma, registro con el que iguala su techo en un torneo de este rango, alcanzado en Madrid en 2023. Semifinalista esta temporada en Hong Kong y Dallas y capaz de sorprender a Daniil Medvedev en Miami, ha regresado ocho años después de su debut al equipo español de Copa Davis, donde saldó con éxito ante la pareja suiza su asociación en dobles junto a Pedro Martínez.

La Academia de Nadal

Nacido en Santanyí, al sureste de Mallorca, hace 28 años, creció en la Academia de Rafael Nadal, sin dejarse atropellar por las comparaciones. Fue finalista júnior en Roland Garros en 2014, pero, como ha ocurrido en innumerables casos, acomodarse en el circuito no le resultó sencillo.

Hijo de María Antonia, maestra de primaria, y Blai, trabajador por cuenta propia, Munar tiene plaza regularmente en los cuadros principales de los torneos y es un buen competidor. Suple con trabajados fundamentos técnicos la falta de un físico acorde con el de los tiempos que corren. Desde su 1,83, esgrime criterio y concede poco, como sucedió ante Korda: sólo nueve errores no forzados frente a los 35 de su oponente.

Decidido a incorporar un plus de agresividad a su tenis, busca estrenarse en el top 50, tras situarse 52º en mayo de 2019. Le espera este martes Casper Ruud, quien consiguió la pasada semana en Madrid el título más importante de su carrera. Tiene un 4-1 adverso con el noruego, a quien sólo consiguió derrotar en octavos de Tokio, tres cursos atrás, en pista dura.

Carlos Alcaraz buscará también este martes (11.00 h., Movistar) una plaza en cuartos, ante el Khachanov, a quien ha superado en sus cuatro cruces.

García Cenzano o cómo abrirse paso en el tenis trabajando de sparring: "He estado dos horas imitando a Federer"

García Cenzano o cómo abrirse paso en el tenis trabajando de sparring: “He estado dos horas imitando a Federer”

Cuántos se estrellaron antes que él por la mentira de que si quieres, puedes. A veces quieres y no puedes. Y no pasa nada. De hecho, reconocerlo puede ser lo mejor que te pase en la vida.

Alejandro García Cenzano quería ser tenista profesional. A los 12 años dejó el fútbol para centrarse en la raqueta, empezó a echarle horas en su club, el Club de Tenis Chamartín de Madrid y a los 17 estaba donde debía estar: jugando torneos Futures. En Portugal, por ejemplo, se enfrentó a Carlos Taberner, coetáneo suyo, hoy el 139 del mundo, eliminado el viernes en segunda ronda del Masters 1000 de Roma. Durante tres años, entre 2014 y 2016, peleó todo lo que pudo en numerosos torneos, pero nunca pasó de tercera ronda. Al final aceptó sus limitaciones.

«Me costaba muchísimo ganar partidos, veía el nivel del resto y sabía que no iba a llegar a ser profesional», reconoce quien entonces, antes de cumplir los 20, trazó un plan. No sería jugador, sería entrenador y aquí viene lo extraño. En los banquillos del circuito sólo hay ex tenistas o preparadores de larga trayectoria y él no era ni una cosa ni la otra. Necesitaba estar en los torneos, aprender y darse a conocer así que decidió empezar desde abajo: durante varias temporadas, García Cercano fue sparring. Iba a un Grand Slam o un Masters 1000 y se ofrecía como ayudante en los entrenamientos de los tenistas, como un rival simulado.

Nadal daba el 100% incluso peloteando

¿En qué consistía ese trabajo?
Iba a los campos de entrenamiento, la organización me decía con qué jugadores me tocaba ese día y les ofrecía mi ayuda. Lo normal era que me pidieran que imitara el juego de su próximo rival. He hecho sesiones de dos horas de revés cortado emulando a Roger Federer o golpeando con altura como Rafa Nadal. Recuerdo que cuando alguna tenista se enfrentaba a Monica Nicolescu me pedían que cortara la derecha, que es algo raro.
¿Cómo empezaste?
En un Mutua Madrid Open. Había sido recogepelotas del torneo, me ofrecieron ser sparring y vi que era una puerta de entrada perfecta al tenis profesional. Había estudiado para ser entrenador, incluso para ser árbitro, pero nadie me conocía. Haciendo de sparring podía aprender y, al mismo tiempo, darme a conocer. Por eso empecé a viajar a torneos por el mundo. Mi primera gira fue en Estados Unidos y México en 2017 y en allí, en el Masters 1000 de Cincinnati, ya pude entrenar con Rafa. Fue una experiencia que nunca olvidaré. Era alucinante cómo daba el 100%, aunque sólo estuviera peloteando.
¿Le pagaban?
En la mayoría de torneos no pagan. De hecho yo era el único que viajaba porque normalmente se tira de voluntarios locales. Algunos organizadores me ayudaban con el hotel o los gastos, pero la mayoría de veces me lo montaba con lo que ganaba entrenando a niños en mi club, el Chamartín, y alquilando algún Airbnb barato. Tenía claro que lo hacía como inversión de futuro. La única remuneración que recibía era cuando algún jugador o alguna jugadora me contrataba como sparring privado para un torneo, una gira o una pretemporada. Eso lo hice con Garbiñe Muguruza, Ons Jabeur o Bianca Andrescu.
Ellas trabajan más con sparrings.
Es lo más normal. Los jugadores suelen entrenar entre ellos o cuentan con algún amigo como sparring, como Carlos Alcaraz, que tiene la ayuda de su hermano Álvaro. Las jugadoras suelen tirar más de sparrings. He trabajado con siete números uno, Wozniacki, Azarenka, Pliskova, Garbiñe, Halep, Barty y Swiatek, y sólo dos número uno, Rafa y Carlos, con el que estuve toda la semana de Indian Wells de 2022. Me queda la espina de Federer. Un año, en Cincinnati, tenía sesión con él, pero luego prefirió entrenar sin sparring.

Su salto a los banquillos

En el pasado Mutua Madrid Open, García Cenzano todavía ejerció como sparring de Alejandro Davidovich, pero lo hizo como ayuda porque en realidad ya no lo necesita. El guion se ha cumplido. Después de muchos entrenamientos como ayudante, de muchos viajes pagados de su bolsillo, la paraguaya Verónica Cepede, que llegó a ser la 73 del ranking WTA, le pidió consejo y estuvo a su lado como entrenador durante cuatro años. Luego vinieron Tamara Zidansek, Peyton Stearns y últimamente Olga Danilovic, la actual número 33 del mundo, a quien acompañó como asistente la pasada temporada.

Ahora trabaja con promesas esperando alguna llamada de una de las mejores del mundo, pero el objetivo ya está cumplido: en el circuito ya le conocen, ya vive del tenis. Entender tus límites puede ser lo mejor que te pase en la vida.

Ruud vence a Draper en una excelente final y gana en Madrid su primer Masters 1000

Ruud vence a Draper en una excelente final y gana en Madrid su primer Masters 1000

En el tercer juego del tercer set, que se fue por encima de los diez minutos, Casper Ruud creó tres opciones de rotura. Las soluciones esgrimidas por Jack Draper para salir de un serio apuro hablan a las claras de su amplitud de recursos y de su temple en instantes delicados: derecha invertida, saque-red y saque directo. Ardía el partido. Tras desahogarse con su box, el británico reaccionó bien a la pérdida del primer parcial, en el que sacó para hacerlo suyo. El noruego también encajó como correspondía que se escapase el segundo, cuando viajaba con viento de cola.

La combatividad y el acierto de ambos protagonistas gestó una excelente e incierta final del Masters 1000 de Madrid, que pendió de un hilo casi hasta la última pelota. Ganó Ruud, pero a nadie le habría sorprendido que lo hiciese su dignísimo oponente. El noruego sí convirtió la rotura en el quinto juego, botín definitivo hacia el título más importante de su carrera. Ganó por 7-5, 3-6 y 6-4, en dos horas y 29 minutos.

A los 26 años, con tres finales del Grand Slam perdidas y otras dos en torneos de esta jerarquía, renace para conquistar su decimotercer título, decimosegundo en su hábitat natural. Este lunes será séptimo del mundo. Draper, reciente campeón en Indian Wells, ya se había garantizado ingresar en el top 5. Con sólo 23 años, tiene sobrados argumentos para mantenerse en la élite.

Dubitativo inicio

Ruud tropezó de forma inesperada en su segundo turno de servicio. Mal asunto ante un jugador como Draper cometer dos dobles faltas consecutivas y concederle ventaja casi recién iniciado el partido. Lejos de sentirse intimidado en su primer envite por un título sobre esta superficie, Draper hacía lo que bien sabe hacer. Su crecimiento ha sido casi exponencial en pocos meses.

Nada parecía indicar que iba a perder en dos ocasiones consecutivas su servicio, y con ellas el primer set. Buena parte de responsabilidad en lo sucedido la tuvo Ruud, afilado con el saque y a la hora de restar, con un plus de agresividad en relación al tenista en ocasiones algo previsible.

Al igual que sucedió el pasado año, cuando Andrey Rublev superó a Felix Auger-Aliassime, Madrid tuvo una final que se salía del guion. Ausente Carlos Alcaraz por lesión, titubeante de nuevo Alexander Zverev, que venía de hacerse con el título en Múnich, y sumido en el profundo otoño de su carrera Novak Djokovic, que se despidió de entrada, el torneo había ido perdiendo los nombres más sugerentes para el público, caso también de Holger Rune, que decidió bajarse pronto en previsión de lo que viene.

Ruud golpea de derecha ante Draper.

Ruud golpea de derecha ante Draper.AFP

La extensión de los Masters 1000 de Madrid y Roma a dos semanas invita a que los máximos candidatos al título en Roland Garros ponderen sus energías. Incluso cuando Rafael Nadal podía con todo, la exigencia física y mental no era la misma para los tenistas. Habrá que irse acostumbrando a que los mejores no estén necesariamente en las rondas finales de la gira de arcilla que precede a París.

Cuestión de menor importancia si se alumbran finales como la de este domingo. Draper, entero para igualar a un set gracias al break en el séptimo juego, batalló hasta el límite. Pero esta vez a Ruud no se le iba a escapar la ocasión de engalanar su estimable hoja de servicios. Culminó con una derecha paralela y cerró en blanco con su servicio. Lo celebró sobrio, sin aspavientos, con la templanza que le distingue.

Draper refrenda su gran momento y se medirá con Ruud por el título en Madrid

Draper refrenda su gran momento y se medirá con Ruud por el título en Madrid

Jack Draper, acaso el tenista más en forma del momento, buscará este domingo en Madrid (18.30 h., Teledeporte) frente a Casper Ruud su segundo Masters 1000, tras vencer hace pocas semanas en Indian Wells. El gigante británico, que ya tenía asegurado su ingreso en el top 5, derrotó a Lorenzo Musetti, quien pese a la derrota se estrenará este lunes entre los diez mejores del ránking, por 6-3 y 7-6 (4), en una hora y 57 minutos. Se trata de un enfrentamiento inédito, entre un jugador de 23 años que asoma con una pegada descomunal y unas condiciones idílicas para hacerse fuerte en el tenis que se impone en el circuito, y un hombre de 26, ya con una historia detrás.

Será la tercera final de un torneo de este rango para Ruud, que perdió en 2024 en Montecarlo (Tsitsipas) y en 2022 en Miami (Alcaraz), y también se inclinó en las ATP Finals 2022 (Djokovic). Fue subcampeón en Roland Garros 2022 (Nadal) y 2023 (Djokovic), al igual que en el US Open de 2022 (Alcaraz). El noruego, que ganó al argentino Franciso Cerúndolo por 6-3 y 7-5, está ante la posibilidad de lograr su título más importante, el decimotercero en su global.

Musetti, fino estilista de revés a una mano, lo intentó frente a un rival que le había derrotado en sus tres disputas anteriores, pero se encontró con una tarea complicada. El zurdo londinense, que buscará su primer título en arcilla, salvó una pelota de rotura con 3-4 en el segundo set y neutralizó la crecida del finalista en Montecarlo, quien, no obstante, defendió su suerte hasta el desempate.

Aryna Sabalenka, número 1 del mundo y doble campeona del torneo, se mide hoy (18.30 h.) con Coco Gauff, que viene de arrollar a Iga Swiatek, defensora del título. La estadounidense manda en el cara a cara por 5-4 y ganó el último partido entre ambas, en las WTA Finals.

Boris Becker: “La cárcel me hizo un hombre mucho mejor de lo que era. Fue el despertador que necesitaba para cambiar”

Actualizado Miércoles, 30 abril 2025 - 15:52

Saludar a Boris Becker (Leimen, 1967) impresiona. Pese a que los años y las dificultades de los últimos tiempos han dejado huella física, sigue siendo un gigante y temes que, como Obélix a los legionarios romanos, te sacuda en el aire de arriba a abajo al estrecharte la mano en el hotel Palace de Madrid, donde se aloja como parte de la Academia de los Premios Laureus. El fuerte carácter del joven rebelde que revolucionó el tenis en 1985, cuando ganó Wimbledon con sólo 17 años, asoma al intentar indagar en su vida personal, que incluye diversos escándalos y un paso por la cárcel en 2022. Pero cuando se relaja el ogro no es tal.

El alemán, ganador de seis Grand Slam y ex número 1 del mundo, ha rehecho su vida y ha recuperado el amor por su deporte, con el que mantuvo una relación complicada. "Estoy muy ocupado, que es justo lo que necesitaba. Tengo varios proyectos alrededor del tenis y estoy muy involucrado en la televisión, tanto como comentarista como en la comedia. En cuanto al resto del tiempo, he aprendido a ser más discreto y proteger mi privacidad, que es algo que no siempre supe hacer", explica ante mi sorpresa.

¿Comedia? ¿Está haciendo monólogos?
No, no [risas]. Pero tengo un buen sentido del humor, puedo ser bastante gracioso y ahora me invitan a bastantes programas cómicos y concursos. Disfruto de poder ser yo de un modo más libre.
¿Se ha reconciliado entonces con el tenis? Triunfó tan joven que dio la sensación de que se hartó de él antes de cumplir los 30.
Al final me retiré con 32, pero es cierto que los últimos años ya no disfrutaba como antes. Tras dejarlo, durante un par de años no quise saber nada del tenis, me aparté lo más lejos posible porque ya había tenido bastante. Necesitaba una ruptura radical durante un tiempo. Luego, con 35 o 36, descubrí el lado televisivo del tenis, mucho más relajado, y me reconcilié con él poco a poco. Ahora vuelvo a quererlo.

Para saber más

En realidad, su plan de vida no era dedicarse al tenis, era sólo un hobby antes de ir a la universidad.
Así es. Por fortuna, provengo de una familia con una tradición intelectual y académica y mis padres no querían que me convirtiera en deportista. Preferían que fuera abogado, médico o arquitecto, como mi padre, pero a veces la vida decide por ti. Desde niño era muy bueno jugando al tenis y esa es la verdadera razón por la que acabé dedicándome a ello. No porque lo deseara o lo persiguiera, sino porque mi talento me guió hacia allí y yo me dejé llevar.
Ganó su primer Wimbledon con 17 años, sigue siendo el campeón masculino más joven de la historia, y ya no hubo vuelta atrás.
Nada, ya fue imposible. Afortunadamente, entonces no existían las redes sociales. Imagina un joven alemán casi desconocido ganando dos Wimbledon seguidos con 17 y 18 años… Fue un shock para mí. Mi vida y mi mundo ya fueron una locura así, pero ahora hubieran sido absolutamente insoportables.
Su juventud, su imagen y su estilo de juego le convirtieron de inmediato en una estrella del rock
Era un tenista muy espectacular. Jugaba con una potencia que nadie más tenía entonces, fue el primer power player. Obviamente, ahora ese tipo de tenis es normal, pero en mi generación el estilo era otro, más de toque y finura. Fui el primero que servía, restaba y metía la derecha con esa violencia. Además era muy fuerte físicamente. Todo eso era nuevo y me hizo llamar aún más la atención.
En Alemania no había tradición, nunca antes un tenista alemán había ganado un Grand Slam, y de golpe aparecieron a la vez Steffi Graf y usted y lo convirtieron en una potencia.
Es una historia fantástica. Steffi y yo éramos del mismo barrio. La conocí cuando ella tenía siete años y yo nueve. Teníamos el mismo entrenador y nos hicimos amigos, fuimos creciendo juntos sin pensar que podía pasar lo que pasó después y en 1989 nos encontramos ganando los dos Wimbledon a la vez. Fue increíble. De golpe en Alemania sólo se hablaba de un deporte al que cinco años antes nadie hacía caso. Fue un cambio tremendo. Es muy difícil hablar de tu propio éxito, eso se lo dejo a los demás, pero es evidente que fuimos muy influyentes. Cuando pienso en cómo era en aquellos años veo a un chico muy potente, muy joven, inocente incluso, que intentaba seguir siendo auténtico en una situación muy poco normal. Creo que esas son las características que la gente asigna a Boris Becker.
Fueron unos años fabulosos en los que coincidieron su generación (Edberg, Wilander), la anterior (McEnroe, Lendl) y la siguiente (Agassi, Sampras). ¿Fue la Edad de Oro del tenis?
Yo no diría eso por respeto a los demás, pero desde luego fue una de las mejores. Supongo que la otra etapa que viene a la cabeza es la de Federer, Djokovic y Nadal. Esa fue la mejor generación de la historia porque tiene a los tres GOAT (greatest of all time, los mejores de la historia), lo que pasa es que la distancia entre ellos tres y el siguiente era muy grande, sólo perdían entre ellos. Nosotros éramos diez del máximo nivel. También habrá quien diga que lo que pasaba es que estos tres eran tan buenos que hacían parecer peores al resto de lo que eran [risas]. De todos modos, ganar un partido de tenis siempre es difícil. Extremadamente difícil.
Es un deporte extremadamente exigente a nivel mental, quizás el que más.
Es muy demandante, un trabajo muy duro. En el tenis no hay pretemporada, jugamos en serio durante todo el año y es el único deporte en el que no tienes ni un momento para esconderte. Tienes que jugar el primer punto y el último. En baloncesto puedes pedir el cambio, en fútbol dices que te duele la rodilla y ahorras esfuerzo un par de jugadas o vas ganando 3-0 y el partido está acabado aunque quede media hora. En el tenis, no. Si te desconectas lo más mínimo, un 5-1 se convierte en un 5-5 en un instante. Tienes que acabar siempre el último punto. Mentalmente es durísimo. El único que se le parece es el golf porque son los dos únicos deportes que no se juegan contra el tiempo sino contra el marcador. Rory McIlroy es el mejor, ha tardado 14 años en ganar el Masters y casi se le escapa cuando ya lo tenía. En eso golf y tenis son similares. Un golpe al agua o una doble falta lo cambian todo
Fue entrenador de Novak Djokovic de 2014 a 2016. ¿Es posible elegir entre él, Federer y Nadal?
Les llamo los tres GOAT por algo, cada uno ha sido el más grande a su manera. Si tuviera que explicar su importancia histórica diría que Djokovic es el más exitoso, Federer el más popular y Nadal el más temido. Si te tocaba Rafa en Roland Garros sabías que no había nada que hacer. Vencerle allí ha sido el único imposible de un deporte donde todo es posible.
Carlos Alcaraz tiene ahora el papelón de ser el sucesor de Nadal.
Esa es una presión muy difícil de llevar porque Rafa sólo hay uno y sólo lo habrá. Dicho esto, Carlos está dejando su propia huella a su manera. Aún es muy joven y lo mejor está por llegar, pero es imposible adivinar cuánto tiempo se va a mantener en la élite un tenista. Deseo que Carlos juegue 10 o 15 años más porque para mí es el tenista más excitante del mundo ahora mismo, pero los españoles, sobre todo los periodistas, tenéis que ser cuidadosos y no juzgarle tan duramente cada vez que pierda un partido porque es un jugador muy diferente al que era Nadal. Carlos tiene más talento natural, pero el corazón de Rafa no lo ha tenido ni lo va a tener ningún otro deportista de la historia. Carlos es fantástico, Novak [Djokovic] y Roger [Federer] son leyendas, pero Rafa estaba a un nivel diferente de competitividad. Si en un torneo veías que te cruzabas con Nadal… Buena suerte, amigo.
Becker posa en el hotel Palace de Madrid como embajador de los Premios Laureus.

Becker posa en el hotel Palace de Madrid como embajador de los Premios Laureus.

¿Piensa a menudo en sus días de gloria?
No. Yo no vivo en el pasado. No creo que mis victorias y mis derrotas tengan ninguna importancia a día de hoy. Vivimos en 2025, no pierdo el tiempo viendo un viejo partido de tenis. Es más, a veces los fans o los periodistas me preguntan por finales y ni las recuerdo. Me ha costado encontrar mi sitio en mi vida después del tenis, he cometido errores, lo he pasado mal y ahora estoy feliz. Quiero pensar y hablar sólo del hoy y del futuro.
Le pregunto algo que es parte de su pasado, pero sigue vigente. Su primer matrimonio, con Barbara Feltus, les convirtió en un símbolo como una de las parejas interraciales más famosas del mundo. Sufrieron ataques de todo tipo.
Sí, fue así. Soy muy cuidadoso con no hablar de mi vida privada y un matrimonio es vida privada, así que a ver cómo te respondo. He tomado decisiones familiares que han tenido repercusión pública, pero que a mí me parecen absolutamente normales porque soy ciego al color de la piel. Tengo hijos de raza mixta y veo que sufren las mismas cosas que sufría su madre. Creía que habíamos aprendido del pasado, pero por desgracia no es así. Como sociedad cometemos los mismos errores que hace 20, 40 o 60 años. Es muy decepcionante. La pregunta es por qué.
Vale, ¿por qué?
Sin ponerme muy político, creo que la calidad de los políticos actuales no está a la altura de los que teníamos hace 40 años cuando se creó una gran Europa. En Alemania, por ejemplo, había una gran conciencia de que lo que había sucedido en nuestro pasado no podía repetirse y, sin embargo, aquí estamos con un partido de extrema derecha [AfD] sacando millones de votos. Y no es sólo en Alemania, son muchos los países occidentales que no han aprendido de los errores del pasado y vivimos un momento peligroso en ese sentido. Sinceramente, crecí teniendo la esperanza de que haríamos un mundo mejor que el de nuestros abuelos y acabaríamos con todo este tipo de movimientos, pero me equivoqué. Estamos de nuevo en el mismo punto.
En 2022 pasó ocho meses en la cárcel por alzamiento de bienes. ¿Aprendió algo en prisión o eso es un tópico y, sencillamente, fue una experiencia terrible?
Es una etapa de la que prefiero no hablar en detalle, pasé miedo a veces y pagué mis errores, pero siempre he aprendido mucho más de mis derrotas que de mis victorias. Me pasó en el tenis y me ha pasado en la vida. También con la cárcel. Cuando tienes tanto éxito tan joven como tuve yo, das por hecho que siempre te va a ir bien, que eres invulnerable. Y no lo fui. Tuve que aprender que la mayoría de la gente no gana, que la vida es difícil. Así que tener una derrota tan dura como ir a prisión fue el despertador que necesitaba para cambiar. Me hizo un hombre mucho mejor del que era antes de entrar.
Durante esos años anteriores, su vida privada y sus problemas económicos fueron carnaza para los tabloides. ¿Cómo navegó aquellos tiempos?
Mal. Tuve una pérdida total de privacidad que no le desearía ni a mi peor enemigo. Fueron años muy difíciles para mí, vivir así es insoportable. Fue una pesadilla, pero al final es parte del proceso y ahora estoy en paz con la vida. Todo lo que me sucedió no deja de ser consecuencia de mis éxitos. Si no hubiera ganado Wimbledon a los 17 años, si no hubiera sido número 1 del mundo, si simplemente hubiera sido un tenista promedio no habría sufrido todos esos problemas. Son las dos caras de una misma moneda y ahora lo asumo, pero he pasado momentos en los que sólo quería desaparecer.
¿Volvería a pagar ese precio?
Sí, porque yo jugaba para ganar y gané mucho. No siento resentimiento hacia mi pasado, al contrario. Miro mi vida con mucho orgullo. Ha sido intensa, no sabía que se podían vivir tantas cosas en 57 años. Tras un tiempo, el tenis se convirtió en algo aburrido porque sabía exactamente lo que tenía que hacer para ganar. Una vez que lo has hecho una y otra y otra vez, ya no hay misterio, me aburrió y quería probar cosas nuevas. Y eso hice. En unas acerté y en otras me equivoqué gravemente, pero tuve experiencias que nunca pensé que podría tener y todavía estoy por aquí para enseñar a mis cuatro hijos sin que tengan que aprender de los libros de texto. Pueden preguntar a su padre cómo es la vida y se lo puedo explicar todo. Lo bueno y lo malo. Ha merecido la pena.

Estábamos mal acostumbrados

Actualizado Domingo, 27 abril 2025 - 20:43

Démosle la vuelta. No caigamos en el derrotismo al ver cómo nos hemos quedado sin españoles en los cuadros individuales de los octavos del Masters de Madrid. Primero, tengamos en cuenta que Carlos Alcaraz y Paula Badosa, cuyas posibilidades de llegar lejos en el torneo en condiciones normales eran grandes, no han podido disputarlo por problemas físicos. En cualquier caso, lo anormal, lo excepcional, ha sido contar durante bastantes años con hasta tres jugadores en el top ten, tener una presencia regular en las rondas finales de las grandes competiciones y disfrutar de un campeón irrepetible como Rafael Nadal, cuya figura ejerció de estímulo no sólo para sus contemporáneos, sino también para los chavales que se fajan en las escuelas en busca de un porvenir.

El tenis posee su propia singularidad. Es un deporte individual que para quienes cuentan con el talento de partida para dedicarse a él entraña un riesgo constante. Exige una considerable inversión económica desde el principio, apostar fuerte para ver luego si puedes prosperar, sin contar de entrada con el respaldo de un club. ¿Cuántos buenos júniors, incluso campeones de torneos del Grand Slam, logran hacerse un lugar en el circuito senior, al menos no perder dinero con el deporte al que quieren dedicarse profesionalmente? ¿Cuántos chicos y chicas consiguen atravesar el desierto de los torneos ITF?

Es extraño, sí, que no haya ningún representante local en la segunda semana de la Caja Mágica. Hemos entrado en un ciclo distinto, en el que, en cualquier caso, cabe esperar aún mucho más de Alcaraz, quien sin haber cumplico aún 21 años ya tiene cuatro títulos del Grand Slam, y también quién sabe si algo importante de Badosa, si sus problemas físicos le dan tregua. España ha perdido la hegemonía de no hace demasiado tiempo, pero al calor de los buenos referentes, y con la debida dosis de paciencia, es posible que en el futuro recobre mayor cuota colectiva de protagonismo.

Italia ha tardado décadas en recobrar la pujanza de antaño. Y ahí está ahora, con Sinner, Musetti, Arnaldi, Berrettini o Paolini. En España hay una tradición sólida desde los tiempos de Santana. Paciencia. Estábamos mal acostumbrados.

Alcaraz revela en un documental su lucha interna entre ser una leyenda y tener una vida normal: "A Ibiza voy a reventarme"

Alcaraz revela en un documental su lucha interna entre ser una leyenda y tener una vida normal: “A Ibiza voy a reventarme”

«En 2023 ya estaba bastante cansado mentalmente. Era 24/7 pensando en tenis. En el Roland Garros de aquel año perdí con Novak Djokovic en semifinales y mis amigos estaban en Ibiza de vacaciones. Les dije: ‘Ostras, mañana voy para allá’. Lo primero que hice fue hablar con Albert [Molina, su agente] para decirle que me quería ir tres o cuatro días. Y al final me voy y todos [su equipo] saben a lo que voy. Ibiza, no te voy a engañar, es fiesta y salir. Voy allí básicamente a reventarme, no sé si está bien decirlo de esa manera, pero sí, a salir. Cuando tengo algo así lo aprovecho al máximo. Y a la vuelta, claro, gané Queen’s y Wimbledon. No digo que ganase por la fiesta, pero me fueron bien esos días y soy de los que si las cosas van bien, hay que repetirlas», relata Carlos Alcaraz en el documental A mi manera que desde este miércoles está disponible en Netflix.

Desde que en 2022 ganó el US Open con apenas 19 años, alrededor de Alcaraz existe una dicotomía: quiere ser el mejor tenista de la historia y al mismo tiempo seguir siendo el joven extrovertido y familiar que es. Es la ambición y las ganas de estar en casa. La leyenda que no quiere ser esclavo.

Después de seguirle por todos los torneos durante una temporada entera, en el documental de tres capítulos se observa perfectamente esa discusión. Y Alcaraz no duda en reivindicar que solucionarla es posible: puede seguir acumulando Grand Slam mientras come los domingos con su familia -de hecho todavía vive en la casa de sus padres de El Palmar- y sale con los amigos de toda la vida. De ahí el título, A mi manera.

Las escenas junto a Nadal

«Mi sueño ahora mismo es ser uno de los mejores de la historia, sí, sentarme en la misma mesa que el Big Three, sí. ¿En mi cabeza está hacer todo lo posible, lidiar con todo y hacer todo lo posible para ser uno de los mejores de la historia? Ahora mismo no lo sé. He vivido poco. Me queda mucho por vivir. Pongo por delante la felicidad al tener muchísimo éxito. Porque la felicidad ya es éxito. Y no es fácil encontrarla», comenta en un discurso maduro.

NETFLIX

Más allá de la lucha con parte de su equipo, especialmente con su entrenador, Juan Carlos Ferrero, por tener más días de fiesta, en realidad Alcaraz plantea la necesidad de que su ascenso al Olimpo no le cueste la salud mental. ¿Cuántos mitos del deporte, de Diego Maradona a Michael Phelps, de Andrés Iniesta a Simone Biles, cayeron en depresión? Como muestra en el documental, para el ahora número tres del mundo la felicidad está en el pollo al horno de su madre -«Voy a vivir con ella hasta los 50», bromea- y en las noches con los chavales.

La pieza audiovisual está centrada en esa dualidad entre la gloria y la normalidad de Alcaraz, aunque también guarda escenas de valor para el aficionado. Especialmente interesante es el seguimiento de sus Juegos Olímpicos de París y de sus rutinas junto a Rafa Nadal. Como cuando Nadal le muestra a Alcaraz, reciente ganador de Roland Garros, los entresijos de la pista central Philippe Chatrier y éste le contesta: "Tú te conoces esto mejor que yo". Como un partida de parchís a vida o muerte que Alcaraz gana y Nadal se niega a aceptar: "Era a una partida única, a 100 partidos hubiera ganado menos que yo". O como cuando Nadal bromea sobre la actividad de Alcaraz en 'Instagram': "Das likes a todas las tías".

Jakub Mensik: el sacador precoz que frustró el 'centenario' de Djokovic

Jakub Mensik: el sacador precoz que frustró el ‘centenario’ de Djokovic

A la espera de mejores noticias de Carlos Alcaraz, que ha vuelto de vacío de la gira primaveral de pista dura por primera vez en cuatro años, y del regreso de Jannik Sinner tras cumplir su sanción a medida por dopaje, aparece un gigante de 19 años con aparentes argumentos para agitar el circuito. Jakub Mensik arruinó en sendos tie breaks la fiesta de Novak Djokovic, dispuesto a ganar por séptima vez en Miami e ingresar así en el selecto club de los cien, donde le aguardaban Jimmy Connors (109 títulos) y Roger Federer (103).

Cierto es que el serbio, que cumplirá en mayo los 38, casi doblaba la edad de su adversario, pero pese a ello, o precisamente por eso, salía como claro favorito en su 59ª final de un Masters 1000, más aún después de desplegar un tenis que no se le había visto en este curso, que sigue teniendo para él tono crepuscular.

Frente al poso y el control del ganador de 24 títulos del Grand Slam, el jugador de Prostejov se manejó con la misma eficacia y templanza que en los partidos precedentes del torneo, como si no se tratase tan sólo de su segunda final, tras perder el pasado año ante Karen Khachanov en Doha. Sale del torneo con 111 aces, 14 de ellos frente a Djokovic, y la diáfana estadística de contar por éxitos los siete desempates que ha disputado, dos de ellos ante Jack Draper, reciente campeón en Indian Wellls.

«Soy capaz de mantener la calma y estar concentrado. Creo que soy fuerte mentalmente en este tipo de situaciones. Esa es la razón por la que he ganado todos mis tie breaks», se congratuló.

Dos campeones inesperados

Los dos primeros Masters 1000 del curso arrojan un mensaje renovador, si bien tanto las expectativas de Draper, 23 años, como las de Mensik han de contemplarse con la debida cautela. El checo, que según confesó en la conferencia de prensa posterior a la final estuvo a punto de no jugar el torneo debido a los problemas en la rodilla derecha, es ya 24º del ranking, un salto de 30 puestos. Antes del inicio de la competición se dirigió a la oficina de los jueces árbitros para oficializar su retirada, pero acudió justo en la pausa del desayuno y no quiso esperar. Decidió probarse. Ganó a Roberto Bautista en tres sets e incorporó entre sus víctimas a Taylor Fritz, cuarto en el escalafón, y Arthur Fils, 15º. «Día tras día mi rodilla mejoró y también lo hizo mi juego», explicó.

Desde Jan Kodes, ganador de tres títulos del Grand Slam en los años setenta del siglo pasado, la República Checa, entonces aún Checoslovaquia, goza de una notable tradición tenística. Ivan Lendl consiguió sus ocho títulos del Grand Slam antes de decantarse por la nacionalidad estadounidense. Tres Copas Davis (1980, 2012, 2013) respaldan la competitividad de sus jugadores, también en el terreno colectivo.

Mensik, con su trofeo de campeón en Miami.

Mensik, con su trofeo de campeón en Miami.EFE

Si en 2012 fueron Tomas Berdych y Radek Stepanek quienes frustraron la ilusión de España en la final de Praga, título refrendado un año después contra Serbia, en Belgrado, la República Checa tiene de nuevo derecho a soñar. Ahí están, además del protagonista de este artículo, Tomas Machac, 24 años, el hombre que le precede en el ránking, ganador esta misma temporada del ATP 500 de Acapulco, y Jiri Lehecka, 29º, 23, vencedor a comienzos de ejercicio del ATP 250 de Brisbane.

Mensik es el tercer checo que levanta un Masters 1000, después de que lo hicieran Karel Novacek, en 1991, en Hamburgo, Petr Korda, en 1997, en Stuttgart, y Berdych, en Paris-Bercy, en 2005. Es el segundo tenista más joven en alzar el título en Miami, tras Alcaraz, que lo hizo en 2022 con 18 años. Es el quinto más precoz en hacerse con un torneo de este rango, después de Michael Chang, Rafa Nadal, Alcaraz y Holger Rune.

Héctor Fernández: "Fui un absoluto trastornado, me salí del mercado completamente... y así me fue"

Héctor Fernández: “Fui un absoluto trastornado, me salí del mercado completamente… y así me fue”

Desde 2019, Héctor Fernández (Vitoria, 1979) ya no es periodista o, al menos, ha metido en el sótano esa faceta. Ahora es director general de By & For, la agencia de representación de Antoine Griezmann (entre otros), y asesor personal de Thibaut Courtois. Acaba de volver de Nueva Orleans, donde ha estado en la Super Bowl, no puede ocultar que está disfrutando y resulta difícil discutir el acierto de su decisión, pero antes de cruzar al otro lado fue estrella ("y estrellado", ríe) de la radio, uno de los más jóvenes en dirigir y presentar uno de los tres grandes programas deportivos nocturnos (‘Al primer toque’, de Onda Cero). Lo hizo hasta que el desembarco de José Ramón de la Morena le atropelló y empezó a hacerle pensar en otras aventuras.

¿Echas de menos el periodismo o estás en la gloria?
Estoy muy bien. Puntualmente aparecen las ganas de volver a hacer algo periodístico, pero se me pasan rápido. Siento que lo que tuve que vivir ya lo viví y cada vez que me apetece, pienso en lo que hice, me pongo un trozo de algún programa de entonces y con eso ya me siento reconfortado. Es un impulso efímero,
¿En qué momento dijiste: "Hasta aquí hemos llegado"? ¿Por qué lo dejaste?
Fueron un cúmulo de circunstancias. Principalmente que llegó un punto en el que sentía que mi vida, de manera orgánica, se iba hacia el otro lado y que así no podía ser leal con la empresa que me pagaba, que era Onda Cero. Yo estaba compaginando las dos cosas, periodismo y asesoramiento a deportistas, pero lo hacía sólo como amigo, sin cobrar un euro. Sé que hay muchos periodistas que han hecho eso durante toda su vida cobrando de las dos partes, pero eso implica ser juez y parte y no creo que sea ético, al menos a mí no me salía y yo no me sentía bien en esa posición. Para mí, ayudar a Antoine [Griezmann], Thibaut [Courtois] o Niko [Mirotic] no era una cuestión profesional, era amistad, pero al final manejaba información, sabía cosas que iban a pasar y no me sentía honesto con mi empresa al no contarlas. Evidentemente, jamás iba a ser desleal a mis amigos, pero tampoco podía serlo a una empresa que me había hecho todo lo que yo era como profesional y me había dado tanta confianza. Ese fue el punto principal para dejar el periodismo.

Para saber más

¿No influyó que te quitaran el programa para dárselo a De la Morena?
Me puedo perder en cositas, detalles, tonterías que pasaron todo ese tiempo, pero yo tomé la decisión porque sentía que podía crecer profesionalmente yéndome al otro lado. Sí es cierto que quería ser yo quien tomara la decisión sobre mi futuro y me pesaba que la salida de ‘Al Primer Toque’ la decidieron por mí. Sentía que eso podía repetirse y no quería que me volviera a pasar.
Lo cierto es que pudiste decidir dejar el periodismo con 40 años, porque tu carrera había ido rapidísimo. Con 32 ya estabas al frente del programa estrella de una de las grandes radios.
Fue increíble porque a mí me gusta mucho visualizar lo que puede pasar para anticiparme y prepararme para no tomar decisiones precipitadas ni hacer el tonto. Bueno, pues con cuando tomaron la decisión de que sustituyera a Ángel Rodríguez, que es una persona a la que quería muchísimo personal y profesionalmente, no sirvió de nada esa preparación. Me cegué y no pensaba en nada más que en hacerlo. Ni en contratos ni en condiciones ni en nada. Me regalé. No renegocié nada, firmé lo que me presentaron porque era el sueño de mi vida. Cuando va pasando el tiempo te das cuenta de que igual no era tanto sueño, pero en ese momento era lo máximo a lo que podía aspirar. Luego, claro, descubres que cuanto más cerca de la cima estás, más cerca estás de que te quiten de ahí. Hay mucha más gente revoloteando a tu alrededor con una actitud más hostil que quiere tu sitio, pero en el momento fue increíble. Nunca podré estar suficientemente agradecido a Onda Cero por la confianza que me dio.
Eso es en 2012 y tú habías llegado a Madrid en 2006.
Sí, estaba en Onda Cero en Vitoria y me trasladan cuando despiden a Pipi Estrada. Llego a Madrid y la primera cobertura que me mandan hacer es la llegada de la selección tras ganar el Mundial de baloncesto. ¿A quién me encuentro allí? A Pipi. Me daba un corte de cojones y me dijo: "Pichón, la culpa no es tuya, es del hijoputa de tu jefe". Y yo me quería morir, claro porque, desde Vitoria, a Pipi, Alejandro Romero, Iñaki Cano o Corrochano, yo no los veía como compañeros sino como ídolos. Yo estaba allí con mi papel y mi boli para apuntar y aprender todo lo rápido que pudiera. Me habían traído para coordinar el fin de semana, ser una especie de alter ego de Javier Ares, pero la verdad es que era un absoluto inconsciente y no tenía ni puta idea de lo que iba a hacer. Así de claro.
Cuando te dan ‘Al Primer Toque’ sí tenías muy claro lo que ibas a hacer: un tipo de programa que no se hacía, más polideportivo, menos gritón, más fresco…
Para mí, claramente la apuesta tenía que ser esa, algo joven, diferente y puro. Igual la palabra no es puro sino inconsciente. Ninguno de los que formamos el equipo venía intoxicado por la experiencia de haber estado en otro programa de la noche. Me acuerdo perfectamente de que una de las primeras preguntas que me hicieron los jefes fue: "Bueno, ¿vamos a fichar a gente? ¿Qué firmas fuertes podemos ver por ahí?". Y respondí: "No, vamos a hacer contrato a todos los becarios". Me dijeron que estaba loco, pero es en lo que yo creo y lo que he hecho toda mi vida. A la hora de hacer equipos, apuesto más por la gente que quiere crecer y va a matar por ti que por la que te va a dar un salto de calidad inicial, pero no tiene esa implicación. Yo sabía que haciendo eso por ellos, ellos iban a estar conmigo. Eran buenísimas personas y podían ser muy buenos profesionales. No eran los mejores, pero no venían intoxicados por nada y yo quería hacer lo que creía sin dejarme influir. Apostamos fortísimo por eso y creo que salió bien.
Sin embargo, tras cuatro temporadas, te cambian por De la Morena, que era una superestrella y establishment puro.
Cuando se produce el cambio era un punto de inflexión en que la cadena tenía que apostar por hacernos crecer o ir a lo aparentemente seguro. Decidieron cambiar y apostaron por Joserra, pero si en ese momento la casa decide aumentar el presupuesto del programa y meter un par de cambios, el programa hubiera crecido. ¿Por qué? Porque todo aquello que se sembró esos cuatro años de ‘Al primer toque’, lo he recogido después yo personalmente. Onda Cero apuesta por mí y el beneficio no lo recogió la radio porque cuando empezó a llegar ya no estábamos.
¿Tu cercanía con las estrellas del deporte surgió ahí, por ese tono que usabas?
Sí. A partir del segundo año, cuando ya nos habíamos presentado y sabían lo que hacíamos, nos era muy fácil llegar al personaje. Eso también implicaba tomar decisiones que estoy convencido de que en otra redacción nos hubieran tomado. Yo tuve la oportunidad de entrevistar a un jugador que iba a confesar algo que iba totalmente contra su carrera, un tema de drogas, y estando ya con él decidí suspender la entrevista y llamar a Luis Villarejo, que estaba en el CSD, para intentar ayudar a esa persona porque tenía la sensación de que a le iba a destrozar la vida si le ponía el micrófono delante. Esas cosas se van sabiendo entre los deportistas. Por ejemplo, nos permitió conseguir la primera entrevista con Anna Tarrés en mitad de un tsunami terrible en el que yo le tuve que preguntar si había obligado a sus nadadoras a tragarse su propio vómito. Recuerdo que Brotons dijo esa noche en la COPE que habíamos pagado por la entrevista. Le mandé un mensaje dándoles las gracias por creer que teníamos tanta fuerza y tanta pasta [risas]. Lo hicimos a base de trabajo y de inconsciencia.
¿Cómo te enteras de que llega Joserra a sustituirte y cómo te lo tomas?
Mal. Me lo tomo mal porque me entero de que aquello se está tramando meses antes de que suceda y hay una sensación que cuaja en las redacciones que es cuando la gente te empieza a mirar con pena. Yo veía que aquello iba avanzando, que se estaban dando movimientos y nadie me decía nada. Hay un día que la empresa hace un comunicado interno que me llega sin que me hayan comunicado nada y en el que se habla de esos rumores dando por hecho que se va a hacer. Me sentó fatal y me enfrenté a mis jefes por enterarme así. Ahora lo veo diferente porque recuerdo una frase de Ramón Osorio [director general de Atresmedia Radio], al que tengo mucho cariño personal. Me dijo: "Estas cosas casi siempre se hacen mal". Luego, cuando me he visto yo en esa situación, he intentado que no sea así, pero he visto que tenía razón y muchas veces pasa. Ahora puedo llegar a entender cómo se hizo aquello.
¿Intentaste vengarte de alguna manera?
No, pero por mi inconsciencia pudo parecerlo. Días antes de dejar el programa, entrevisté a Clemente y me metió en un lío en directo terrible, porque dijo que se había enterado de que llegaba De la Morena y, teniendo en cuenta el cariño que se tienen, empezó a atacarle. Tuve que pararle cómo pude y no sé cómo salí de esa. Y el día que Onda Cero anuncia que ficha a José Ramón, estoy entrevistando a José María García para la revista Panenka y subo a las redes sociales una foto con él. De verdad que no hubo ninguna mala intención, pero, joder, Clemente y García, sus dos grandes enemigos. Qué inconsciente, tío. Y a pesar de todo eso, Joserra me trató de puta madre.
¿Te lo esperabas?
No, porque Joserra podía haber llegado a Onda Cero y haber dicho: "Este tío ya no pinta nada aquí". Porque además teníamos diferencias de criterio. Me echó bastantes broncas, discutimos, él no entendía algunas cosas que yo hacía y en otras yo creo que él no estuvo acertado, pero vi llegar a una superestrella y me encontré a un tío muy humano pese a todos los choques que tuvimos, que fueron más de los que yo hubiera querido pero me sirvieron para ver el Joserra auténtico. Si él no hubiera sido así, yo no le hubiera conocido. Creo que lo que más nos chocó de todo el proceso, tanto a él como a mí, es que hubiera tomado la decisión de venir a Onda Cero, porque saltó de un yate para subirse a una barca y creo que no lo calculó del todo bien. Tras el primer EGM, que subió pero no lo que esperaba, me metió en su despacho y me pidió perdón. Asumió que se había equivocado en cosas. Ese es Joserra.
¿No le conocías de antes?
Cuando empecé a hacer ‘Al primer toque’, le pedí a Mario Torrejón, que es mi amigo y estaba trabajando con él, que nos presentara porque tenía que conocer al puto amo de esto y saber cómo funciona. Quedamos a comer y mi conclusión fue que yo no podía ser como él. Jamás. Es un artista de la radio, un orfebre con una atención al detalle absoluta y con una presión… Yo no soy así, pero me gustó mucho conocerle y me ayudó. Luego en el reencuentro, con otras circunstancias, seguí viendo a un buen tío que entendía las cosas de una manera diferente a la mía. No era nada personal, era profesional: él era el que mandaba allí y quería las cosas a su manera. Lo que pasa es que a mí, como es normal cuando has mandado tú, me jodía que viniera otro a dar órdenes. A pesar de eso, me protegió, la primera entrevista que hizo en el programa fue a mí y cuando luego decide cambiar a Javier Ares en ‘Radioestadio’, me pone a mí. Es curioso porque fue allí donde sentí que estaba en mi sitio, que ese era el programa que yo tenía que hacer.
Y aun así, te vas.
Sí. Llegué y fue como ascender el Everest. Dije: "Vale, ya he subido, este era el sitio, es la hostia y ya me puedo bajar tranquilo". La gente no entendía nada, pero me fui lleno y feliz. De hecho, ahora me he dado cuenta de que toda mi trayectoria en la radio era para acabar allí y que me fui cuando tenía que hacerlo. Por eso, cero reproches. Ni a Atresmedia ni a De la Morena ni a nadie.
Lo que sí implicó vuestro final fue la derrota del intento de modernizar la radio deportiva nocturna. Ahora todo sigue en la línea que estableció Joserra hace 30 años. ¿Es lo único que funciona?
No lo sé, la verdad. Yo creo que nosotros funcionamos bastante bien, pero ahora está todo condicionado por el tema de no poder tener a los protagonistas. Es decir, si el protagonista del día es Baena porque ha renovado por el Villarreal, no te hablo ya de Madrid, Barça y Atleti, y no lo puedes entrevistar, ¿qué margen tienes para hacer un programa que no sea todo tertulia?
Ahora que estás al otro lado, ¿por qué el protagonista ya nunca está disponible?
Porque hubo un periodo de desgaste brutal en el que los medios vieron que no necesitaban hacer esfuerzos por llegar al protagonista porque con sus propios recursos podían hacer un programa que funcionara. ¿Y cómo lo hacen? Con el barullo, con el ruido, hablando de cosas superfluas y otras que, a veces, ni siquiera han sucedido. En ese momento, la crítica se vuelve superácida y los jugadores deciden que tienen sus recursos y sus canales para llegar a la gente y que tampoco necesitan a unos medios que sienten que les están tratando de manera injusta. Hay un punto de ruptura total.
Siendo eso cierto, ¿no tiene el futbolista la piel demasiado fina?
Puede ser, pero yo ahora les entiendo perfectamente porque les veo las 24 horas y no sólo las dos que juegan un partido. Cuando tú haces una crítica, tienes que ser consciente de que esa llega a una persona y esa persona la recoge y la procesa en un punto equis de su vida que tú, seguramente, no conozcas. Puede estar durmiendo mal porque tiene un bebé, porque el entrenador no le está dando confianza o por lo que sea. Hay mil circunstancias alrededor de la persona que hacen que en ese momento una crítica entre mejor o peor. Y es cierto que hay una parte que va con su trabajo, pero se han colocado auténticas dianas sobre ciertos jugadores con críticas muy duras y, sobre todo, en algunos casos absolutamente infundadas. Entonces, el jugador ha dicho: "Bueno, pongo aquí un muro, yo me distancio y tengo mis recursos para decir lo que quiera".
Héctor Fernández, en el despacho de su casa en Madrid.

Héctor Fernández, en el despacho de su casa en Madrid.ÁNGEL NAVARRETE

¿Es un punto sin retorno?
No lo sé. Creo que es probable que haya un punto en el que los medios y los deportistas puedan volver a entenderse porque todo son tendencias y la moda del ruido se acabará. La gente también se va a cansar de esto. De hecho, ahora me gusta ver a Pedrerol haciendo entrevistas personales porque, con la trayectoria que tiene haciendo el producto que hace, es un giro importante. Pedrerol ha decidido que una de las partes de su business es ahora sentar al mejor protagonista posible y entrevistarlo. Puede ser el inicio de un cambio.
Ya, pero Pedrerol es Pedrerol y tiene un acceso a esos protagonistas del que la mayoría carece. Por ejemplo, ¿cuántas entrevistas ha dado Griezmann desde que volvió al Atleti en 2021?
Ninguna.
¿Por qué?
Muchos factores. Estratégicos, al principio, y luego también hay que ver un poco como es la persona. Qué le gusta, en qué se siente cómodo, de qué cosas no quiere hablar… Y, sí, es cierto, en general no les apetece o desconfían. Pero eso puede cambiar si ven que el tono cambia. Yo es lo que siempre buscaba con las entrevistas en ‘Al primer toque’. Eran muy largas porque se buscaba el clima en el que el tío estuviera muy cómodo.
Te funcionó. Te llevas muy bien con los más grandes: Rafa Nadal, Pau Gasol, Fernando Alonso… ¿Cuál fue el secreto?
Ser insistente, pero respetuoso. Por ejemplo, a Fernando le insistí muchísimo, pero él había tenido alguna movida con Atresmedia y no lo lograba. Hasta que un día me escribe él por Instagram y me dice: "Te van a llamar porque lo vamos a hacer ya". Y me regaló un programa increíble en su museo lleno de gente. Él estaba entrenando en Barcelona, cogió un avión privado para la entrevista y estuvo agradable, simpático... Yo nunca podré agradecerles el regalo que ha sido poder tener ese tipo de conversaciones con ellos. Joder, con Pau hay un respeto mutuo y una admiración descomunal por mi parte porque hemos tenido vidas muy paralelas.
Varios de ellos te escribieron cuando se acabó el programa.
Sí. Rafa me escribió dos días después pidiéndome perdón por no haber escrito antes. Es la hostia [risas]. En ese momento que te sientes tan solo, tan mal y con tantas dudas sobre el futuro, que llegue un tío como Nadal y te diga "seguro que va a ir bien"... Buff, aunque sea una frase hecha le di muchísimo valor. Me escribieron también Iker Casillas, Iniesta, el Guaje Villa. Gente a la que tengo un cariño enorme y me lo devolvieron cuando más lo necesitaba.
Cuando coincidisteis en Atresmedia, se rumoreaba que Pedrerol quería ‘Al primer toque’. ¿Fue así?
Sí. No fue una convivencia fácil. Yo no entendí su llegada a Atresmedia porque opinaba que la línea transparente y tranquila del grupo se iba a alterar. Al final los que decidían tomaron esa decisión y, mira, obviamente fue acertada porque cuando un programa se perpetúa tanto tiempo no puedes decir que les están regalando nada. Pero esto es algo que he tenido que entender después, porque en ese momento yo era muy combativo con esa manera de hacer periodismo y lo suyo no me gustaba nada. Soy muy radical y creo que me equivoqué, que no tenía que haber sido tan talibán, aunque hay cosas que han hecho mal y que han hecho daño a la relación que hablábamos antes entre el jugador y los medios. La primera noche que llegaron, coincidimos en el comedor, nos dimos un abrazo y ya está, pero luego tuve movidas bastante serias con Quim Domènech, aunque ahora tenemos una relación muy buena. Al Pedrerol persona no lo conozco, solo he tratado con el profesional y en ese momento yo noté que había maniobras por detrás para ver qué cuota podía ganar. Me sentí atacado y me defendí, aunque me defendí con un palo y una piedra. Era una batalla perdida, pero ahora lo veo de un modo menos radical.
¿Cómo surgió esa relación con Griezmann y Courtois que te decide a dejar el periodismo?
Yo ya tenía una amistad muy grande con Mirotic y, cuando viene al Atleti en 2015, él ya es muy fan de la NBA y un día le cuentan que yo tengo un amigo jugando en los Bulls, que era Nico, y ahí se pone en contacto conmigo y se produce una conexión a partir de la cual ha venido todo después, una amistad que ha crecido hasta ser casi familia. Con Thibaut también hice una relación muy buena cuando él estaba en el Atleti. De hecho, en la previa de la final de Champions de Lisboa yo tuve juntos a Casillas y a Courtois, algo que ahora es inimaginable. Las relaciones fueron creciendo y, al final, decidí que trabajar con ellos era lo que quería hacer. Recuerdo que, por circunstancias de unos viajes, al último que le dije que me iba fue a Joserra y lo primero que me dijo fue: "¿Pero te vas por mí?". Me dio mucha ternura y, aunque le aseguré que no, volvió a llamarme un par de días después para preguntármelo otra vez.
Antes de irte de Onda Cero, fuiste la mente detrás de ‘La Decisión’, el documental en el que Griezmann acaba diciendo que no al Barça… producido por Gerard Piqué. ¿De verdad no sabíais cómo iba a acabar el asunto?
No teníamos ni idea. Todo está hecho con mucha inocencia y mucha inconsciencia, sin tener en cuenta qué dirán o qué puede pasar. Fue todo muy natural, pensamos que la gente iba a querer ver cómo un futbolista de élite toma una decisión así de verdad. Eso es lo más importante de esa historia, que es verdad, que todo lo que se ve ahí es real. Yo lo viví con mucha naturalidad y, también, con mucha tensión porque no sabíamos cómo iba a acabar la historia y sí que podía ser un problema para Piqué si, como pasó, Antoine decidía quedarse en el Atleti. De todos modos, esto lo ha explicado muy bien Gerard: hay un Piqué jugador y un Piqué empresario y el uno no condiciona al otro. Ya está. Él siempre ha tenido muy clara esta dicotomía y el que no lo ha entendido es porque no lo ha querido entender.
Al que sí perjudicó fue a Antoine, que fue un año más tarde al Barça y aún había gente muy dolida por el documental
Sinceramente, creo que todas estas cosas son mucho más naturales y menos conspiranoicas y tensas de lo que parece. Si alguien estaba molesto, se resolvió de una manera directa, tranquila y normal. No pasó nada. De verdad creo que fue un pelotazo y que cambió la forma de hacer comunicación en el fútbol español. Decían que lo habíamos copiado de LeBron James, pero es mentira porque lo que él hizo fue un programa en directo anunciando que se iba a Miami. Esto era otra historia. De hecho, la inspiración me la dio Derrick Rose, que estaba grabando una cosa con ‘The Players’ Tribune’ y, en mitad de la grabación, le llamó su agente y le comunicó que le traspasaban a los Knicks. Lo vimos y dijimos: "Esto es la hostia". Sigo pensando que lo fue y que se magnificaron una serie de problemas que no fueron tanto.
¿Cómo ves desde fuera el periodismo deportivo actual?
Está mal en el sentido de que a la gente ya no le interesa ir a perseguir historias. Va al consumo rápido, a la noticia anecdótica y hacer un mundo sobre ello. No hay un interés real en buscar el porqué de las cosas. ¿Por qué un jugador se comporta de una manera o de otra? No lo critico porque entiendo, y hablo de los programas de radio nocturna, que Manu [Carreño], Juanma [Castaño], Edu [Pidal] y Rocío [Martínez] hacen lo que el mercado de este momento demanda. Es que fui un absoluto trastornado porque me salí del mercado completamente. Me decían que tenía que ir a fiestas y a eventos porque no era un personaje EGM y yo no iba nada porque no me gustan los saraos ni el postureo, me siento incómodo y violento. El público ahora lo que quiere es debates con ruido y gente que diga una barbaridad y otro le grite que se calle. A mí no me gustaba eso. Me pasó tres veces en el programa y corté de raíz. Me salí del mercado completamente… y así me fue [risas]. Aunque me podía haber justificado con números porque hubo un momento en el que el EGM decía que éramos, de largo, el programa nocturno más seguido por los menores de 35. Joder, estábamos haciéndolo bien.
¿Aún te duele?
No, pero creo en lo que hacíamos. Buscábamos la historia, llegar a ese punto interior que la radio te ayuda por ecosistema a crear, un poco lo que se hace ahora con los podcasts, Era como crear minipodcasts dentro del programa y me encantaba hacer eso, pero no era lo que se buscaba en ese momento que ya estaban funcionando ‘Punto Pelota’ y, después, ‘El Chiringuito’ y los debates en las demás cadenas eran muy duros y con mucha más gente. No pasa nada, lo intentamos, lo disfrutamos y a otra cosa.
Vamos, que no vuelves.
No lo veo factible y ha podido pasar, porque he tenido ofertas, pero yo hablo con mis amigos y, joder, de verdad veo que la gente malvive en el periodismo. Siempre he sido un poco Robin Hood, nunca renegocié mi contrato pero sí el de la gente que trabajaba conmigo, y ahora lo veo desde fuera y es que hay gente que está consumiendo su vida por el sueño de hacer periodismo y la recompensa es casi inexistente. Además, ahora que estoy en el otro lado entiendo cosas que antes no entendía como que las noticias son sólo un eco, cuando se cuentan ya han pasado y suceden mil cosas de las que como periodistas haríamos un mundo y nadie sabe.
¿Te cuesta guardar esos secretos? ¿No te sale el colmillo del periodista ante la exclusiva?
No, para nada. He asumido muy bien mi rol y me siento muy cómodo en el segundo plano, sin tener que ser el que opinar de todo. Ahora soy Suiza, me llevo bien con todo el mundo, no tengo problemas con casi nadie y estoy en la gloria. Soy más feliz ahora que como periodista, esa es la verdad.