Mónaco se burla de las dos paradas

Mónaco se burla de las dos paradas

Actualizado Domingo, 25 mayo 2025 - 22:23

Nos imaginamos erróneamente que esta vez la historia iba a ser diferente, que por una vez Mónaco no iba a ser una procesión eterna de coches a baja velocidad manteniendo sus posiciones en una pista donde adelantar todos saben que es imposible. Lo era antes, con coches que medían un metro menos que los actuales, así que ahora, con estas limusinas, adelantar sigue siendo impensable. Quisimos creer antes de la carrera que la obligación de hacer dos paradas y utilizar tres juegos de neumáticos pondría contra las cuerdas a los mejor clasificados y le daría una oportunidad al resto. Nuevo error. Los cuatro primeros de parrilla han terminado en las posiciones de partida aunque, eso sí, ha habido riesgos y cambios de posición dependiendo del momento en que unos y otros hacían sus paradas, pero nada más. Moraleja: La clasificación en Mónaco sigue siendo fundamental. Utilizar este artificio de las dos paradas no ha cambiado nada.

Así las cosas, volvimos a ver al líder de la carrera, Lando Norris, ir muy despacio al principio para que el grupo estuviera compacto y nadie le lanzase un undercut. Después hizo un cambio de ritmo, abrió hueco, hizo la parada y no se metió en tráfico. La clave en Mónaco ha seguido siendo encontrar espacios, tener aire limpio y no caer detrás de rivales más lentos. Su único sufrimiento fue que después de hacer las dos paradas tenía a Max Verstappen delante, pero con una parada todavía por hacer. Puede parecer que es una situación idílica, pero había un escenario que ponía en peligro la victoria de Norris: que apareciese una bandera roja. Con ella, todos hubieran entrado en boxes en la misma posición, Max habría cambiado neumáticos y habría ganado la carrera. Red Bull esperó hasta la penúltima vuelta para ver si sonaba la flauta, pero la flauta no sonó. Mónaco volvió a burlarse de los baldíos esfuerzos de la F1 por mejorar el espectáculo en sus calles y el poleman volvió a ganar.

Los héroes del invento de las dos paradas fueron los hombres de Racing Bulls. Se inventaron algo extraordinario: Sacrificar a su piloto más retrasado para que ralentizase a todos los que venían por detrás, permitir así que el piloto mejor colocado abriese hueco para hacer la parada y proteger su posición. Es lo mejor que ha hecho Liam Lawson este año, la forma en la que se sacrificó para favorecer a Isaak Hadjar. Más tarde Williams hizo lo mismo viendo el buen resultado que le había dado a RB y además lo mejoraron. Primero ralentizó Carlos Sainz para que Alex Albon parase tranquilo, luego Albon se dejó pasar por Carlos para retener otra vez a los perseguidores y Carlos pudiese parar tranquilo también. Gracias a esta táctica, RB y Williams acabaron con sus dos pilotos en los puntos y dejaron a Mercedes fuera de ellos. No estaba contento con el sistema Carlos después de la carrera porque pensaba que era adulterar los resultados con algo que no forma parte de la esencia de las carreras. El automovilismo es ir rápido, no conducir premeditadamente lento para frenar a los rivales. En realidad, eso es algo que sólo se puede producir en este gran premio, la táctica de convertirse en tortuga para molestar a los rivales no funcionaría en ningún otro lugar.

Aston Martin volvió a intentarlo con Fernando Alonso, pero sin fortuna. El asturiano volvió a dejarse la vida en clasificación, el sábado firmó una vuelta extraordinaria que lo colocó sexto en parrilla, pero abandonó en carrera por una avería en el motor. Fernando sigue con cero puntos. Ocho carreras y aún no ha logrado cruzar la meta entre los diez primeros, algo que sólo sucedió en su primera temporada con Minardi. Aston Martin lleva una racha de seis carreras consecutivas sin puntuar con ninguno de sus coches. Solo ellos y Sauber arrastran esta racha tan terrible. En Barcelona no habrá ninguna mejora, según nos cuentan en el equipo, así que el panorama no puede ser más desalentador. No me extraña que Fernando cuando le preguntaron en parrilla donde le gustaría terminar la carrera dijese: "Primero en Australia 2026".

Fernando Alonso rechaza hablar de mala suerte en Mónaco: “El motor no estaba bien preparado”

Actualizado Domingo, 25 mayo 2025 - 18:54

El motor, suministrado por Mercedes, falló a Fernando Alonso en la pista del Mundial donde menos cuenta la potencia. Fue su primera rotura en 54 carreras con Aston Martin, que no sufría un abandono por un problema en su motor desde el GP de Arabia Saudí 2023, con Lance Stroll. Sin embargo, Alonso no quiso hablar de mala suerte en Mónaco. "El motor no estaba bien preparado y no pudimos terminar la carrera. Investigaremos para asegurarnos de que no nos vuelva a suceder", apuntó el bicampeón.

"Sentí el problema desde la vuelta 15, así que no tenía mucha potencia. Pensé que podríamos aguantar porque adelantar es muy difícil aquí, pero por desgracia no ha sido así", valoró Alonso, que acumula ya ocho carreras consecutivas fuera de los puntos, superando sus peores registros de 2015 y 2017 con McLaren.

Las carencias del propulsor se hacían patentes en plena recta de meta, donde perdía terreno sin remedio. Además, a la salida de la Nouvelle Chicane, el monoplaza verde tampoco encontraba tracción. "Me quedé sin la parte eléctrica, así que me faltaban 160 CV", cuantificó el bicampeón. Alonso no dejaba una carrera antes de tiempo por problemas de motor desde el GP de México 2022. En el global de la estadística acumula 80 abandonos a lo largo de 21 temporadas (19,6%).

Sólo mejor que Bortoleto

Según admitió ante los periodistas, el déficit de potencia trajo a su memoria el GP de Mónaco 2018, cuando Daniel Ricciardo, aun privado del MGU-K, contuvo a Sebastian Vettel para alzarse con la victoria. Sin embargo, la avería fue agravándose hasta que en la vuelta 35 tuvo que buscar un hueco para detener el coche en la Rascasse.

La estampa de Alonso, cabizbajo por el pit-lane, compendia un funesto inicio de Mundial. Tras los cuatro puntos sumados por Liam Lawson en el Principado, el balance del español en ocho carreras sólo es mejor que el de Gabriel Bortoleto.

"¿Por qué hemos parado?"

"Hemos perdido otra gran oportunidad de sumar buenos puntos", dijo en referencia a su sexto puesto en la parrilla, justo por detrás de Isack Hadjar. Stroll, que partía penúltimo, mejoró cuatro posiciones en la meta, aunque nada pudo hacer frente a Bortoleto. Y eso que el rookie brasileño había estrellado su Sauber en la primera vuelta contra los guardarraíles de Portier.

Si Alonso quiso sacar de su análisis cualquier referencia a la suerte fue también porque antes ya había cuestionado la estrategia de su equipo. "¿Por qué hemos parado? Es un misterio", deslizó por radio tras el pit-stop en la vuelta 15. En ese momento rodaba quinto con los neumáticos duros y unos cronos muy similares a Lando Norris o Charles Leclerc.

Sin novedad en Mónaco: rotura de Fernando Alonso, tedio infinito y un punto para Carlos Sainz

Sin novedad en Mónaco: rotura de Fernando Alonso, tedio infinito y un punto para Carlos Sainz

Fue un experimento fallido, un remedio que agravó la enfermedad del tedio en Mónaco. No hubo asomo de espectáculo en las calles del Principado porque la norma de las dos paradas obligatorias resultó un disparate. Hubo que anotar la victoria de Lando Norris, por delante de Charles Leclerc y Oscar Piastri. Hubo que lamentar el abandono de Fernando Alonso, imán de todas las desdichas, y el punto pescado por Carlos Sainz, tras una argucia de Williams ante Mercedes.

Los dos preceptivos pit-stops impuestos por la FIA no cambiaron nada. Si acaso, lo hicieron a peor. De hecho, la única emoción genuina fue la generada por una espera. La antítesis del deporte del motor. Max Verstappen, líder postizo, suplicó por un safety car que le habría otorgado la victoria. Santa Devota no escuchó sus plegarias y en la última vuelta hubo de cumplir con el reglamento.

En la búsqueda de lo imprevisible, lo excepcional, la F1 se deshizo en la intrascendencia, en la nada. Sólo cuatro pilotos vieron la bandera a cuadros en la vuelta del líder. Nada hubo que rascar en un domingo donde Lewis Hamilton, cuando rodaba quinto, dobló a Isack Hadjar, que iba sexto. Si acaso los malos modos de George Russell, a quien consideran un gentleman, pero autor de una tropelía impropia de su rango.

'Virtual safety car' en la primera vuelta

Fue el decimosexto triunfo de McLaren en el Puerto de Hércules, el primero desde 2008. Un domingo infumable donde el triunfo de Norris sólo se vio comprometido en la salida. Una vez más, el aspirante al título patinó cuando no debía, aunque sí tuvo arrestos para contener a Leclerc en Santa Devota, apurando al límite la frenada. Gabriel Bortoleto, que se había animado con un exterior a Andrea Kimi Antonelli en la bajada de Loews, tropezó con las protecciones en Portier. La neutralización del virtual safety car para empezar con los pit-stops de Yuki Tsunoda, Pierre Gasly y Oliver Bearman.

Estos rezagados rodaban más deprisa que los líderes. Por delante solo sólo interesaba la posición, no el ritmo, así que Piastri prefirió dejarse caer a casi cuatro segundos de Leclerc. Mejor así que respirar aire viciado. Sin embargo, el protagonismo de ese grupo trasero sentó muy mal a Gasly, que a la salida del túnel se llevó por delante a Tsunoda. Aunque el francés tuvo que alcanzar el garaje con su rueda delantera izquierda a la rastra, el director de carrera se conformó con dobles banderas amarillas.

Hadjar, rival de Alonso por la quinta plaza, agitó el avellano en la vuelta 15, para montar blandos. El novato se vio favorecido por su compañero Liam Lawson, que venía formando un trenecito a su estela. Racing Bulls atinaba con su plan, porque el francés ya había completado su segundo pit-stop en la vuelta 21, sin dejar un hueco similar a sus rivales.

Sainz, por delante de Hulkenberg, el domingo en Mónaco.

Sainz, por delante de Hulkenberg, el domingo en Mónaco.AP

Ya no pintaba nada bien el asunto para Alonso, que cumplió en la vuelta 17 para montar los duros. "Necesito que me expliquéis lo que estamos haciendo con la estrategia", lamentó el asturiano. Cuando le reclamaron mayor ritmo, su alarido casi rompe los auriculares de los ingenieros: "¡No puedo tirar ahora!".

Hubo de sacrificarse Sainz en una ingrata tarea, para favorecer en los posible a Alex Albon. Tras su alerón trasero se desquiciaban Russell y Antonelli. Tan disciplinado como de costumbre, debía abrir un hueco de parada para su compañero. Antes de cumplirse la mitad de la carrera, Carlos ya había sido doblado por Norris.

Pataleta y 'drive through'

Williams se guardaba otra sorpresa ante Mercedes, el rival que le suministra motor, caja de cambios y suspensiones. Sainz dejó pasar a Albon para ejercer de stopper ante Russell y Antonelli. Desquiciado, el líder de Mercedes se marcó un recto en la Nouvelle Chicane para quitarse de encima a Carlos. Una pataleta castigada por los comisarios con un drive through. Sainz, undécimo en la parrilla, se había aupado al top-10.

Apenas unos minutos antes, Alonso había encendido las alarmas en Aston Martin: "Creo que el motor está diciendo basta". Desde hacía tiempo, mientras entregaba una sangría de décimas en la recta de meta, algo sonaba raro bajo el capó. El AMR era el único coche que rodaba sin que nadie le estorbase, ni le incomodara. Entre Hamilton y Hadjar. A su paso por la Rascasse, una columna de humo se hizo ya visible. Otro drama para el bicampeón.

La carcajada de Fernando Alonso y su vaticinio para la doble parada en Mónaco: "Podemos tener suerte y acabar cuartos"

La carcajada de Fernando Alonso y su vaticinio para la doble parada en Mónaco: “Podemos tener suerte y acabar cuartos”

Se oyó un grito de pura felicidad a través de la radio. "¡Adoro conducir, adoro conducir en este circuito!", exclamó ayer Fernando Alonso, entre carcajadas, tras concluir séptimo en la sesión clasificatoria del GP de Mónaco. Por segunda semana consecutiva, el bicampeón se colaba en el top-10, territorio vedado durante las seis primeras carreras del Mundial. "Un día especial en la temporada. Definitivamente un buen paso", concluyó.

Ese salto cualitativo del que hablaba el asturiano obedece a las mejoras implementadas por Aston Martin. En sus manos, el AMR25 ya puede codearse con Williams o Racing Bulls para liderar la zona media. Y resulta más que pertinente adjudicarle esa cuota de mérito porque Lance Stroll partirá hoy penúltimo. El canadiense cayó de mala manera en la Q1 y además fue penalizado con tres posiciones. Sólo la sanción de 10 puestos a Oliver Bearman le evitará el indecoroso farolillo rojo.

En lo estrictamente cuantitativo, la progresión de Aston Martin puede contabilizarse en 63 centésimas: del 1:11.563 con el que Stroll marcó la referencia el año pasado en Q2 a este 1:10.924 de Alonso. Sólo Haas, con 91 centésimas respecto a la pasada edición supera a la escudería de Silverstone.

"Extremadamente contento"

En la parrilla de hoy se espera con expectación a Adrian Newey, el ingeniero más laureado de la historia, que estrena en el Principado su uniforme verde. En una vieja libreta, el británico volverá a anotar cada detalle de los rivales. "Algunas de nuestras herramientas son débiles, particularmente el simulador", ha advertido el gurú del diseño este fin de semana. A pesar del aviso y de los dos años en los que ha cifrado la viabilidad del proyecto, se percibe otro ambiente en el garaje.

Ahora ese optimismo hay que trasladarlo a la pista durante 78 vueltas. Sin titubeos estratégicos, porque hoy, por primera vez, habrá que cumplir dos paradas obligatorias en el Principado. "Podemos tener suerte y acabar cuartos o quintos, o tenerla mala y terminar de nuevo fuera de los puntos", vaticinó el doble vencedor en Le Mans. En caso de cumplir otra carrera fuera del top-10 superaria sus funestos registros de 2015 y 2017 con McLaren.

En cualquier caso, Alonso admitía ayer sentirse "extremadamente contento" por su rendimiento en la qualy. Sin una sola queja por esa milésima que le separaba de Isack Hadjar, un novato que sigue encandilando con su Racing Bulls. "Ha sido genial verle. Ha disfrutado mucho con esas vueltas, siendo el único que ha pasado a la Q2 con los neumáticos medios", recalcó Andy Cowell, CEO y máximo responsable de las operaciones en pista de Aston Martin.

Alonso, con el AMR25, el sábado en Mónaco.

Alonso, con el AMR25, el sábado en Mónaco.ASTON MARTIN

Ahora, el AMR25 presume de prestaciones incluso en un entorno tan hostil como Mónaco, plagado de curvas lentas, la debilidad por antonomasia de Aston Martin. Según las previsiones de Newey, a comienzos de julio llegará otro paquete de actualizaciones aerodinámicas en el GP de Gran Bretaña. Asimismo, el próximo viernes, la FIA aplicará una nueva directiva técnica en Montmeló relativa a los alerones delanteros. Si Aston Martin sabe adaptarse a estos criterios de flexión, aún puede acercarse más a los puestos de cabeza.

En lo más alto del Mundial continúa McLaren, que ayer festejó a lo grande el éxito de Lando Norris. Fue la primera pole en Mónaco para la escudería de Woking tras 18 años. Un bonito homenaje para Alonso, que se la había apuntado en 2007, cuando compartía box con Lewis Hamilton. Por contra, el heptacampeón cerró ayer la jornada con una sanción de tres puestos, por interferir a Max Verstappen en las inmediaciones de Beau Rivage.

¿Labor de equipo de Hadjar?

Mad Max se vio incapaz de seguir el rastro de Charles Leclerc y Oscar Piastri, segundo y tercero, aunque en carrera podría contar el apoyo de Hadjar, que parte justo detrás. Si el francés de Racing Bulls, escudería hermana de Red Bull, ejerce de muro de contención frente a Alonso, Hamilton y Esteban Ocon podría generarse un hueco idóneo para la primera parada de Verstappen.

A esa ruleta de las estrategias lanzará también sus dados Aston Martin. Queda por saber la magnitud de la apuesta. ¿Asumirá todos los riesgos o se conformará con un plan más conservador? Desde luego, poco o nada tiene que perder el equipo, séptimo en el Mundial a 37 puntos de la quinta plaza de Williams. Bastante más delicada se antoja la decisión de los candidatos a la victoria. Pese a la superioridad de efectivos de McLaren, nadie debería descartar a Leclerc. Entre otros motivos porque Norris únicamente convirtió en victoria cuatro de sus 10 poles previas.

Lando Norris se redime con una gran ‘pole’ y Fernando Alonso brilla en Mónaco

Actualizado Sábado, 24 mayo 2025 - 17:51

Fue un sábado apoteósico, como sólo se puede disfrutar en Mónaco. Uno de los momentos más electrizantes del Mundial, decidido en favor de Lando Norris (1:09.954), que le birló la pole a Charles Leclerc por una décima. Un torrente de emociones al límite donde Fernando Alonso puso su cuota de talento. El asturiano acabó séptimo, mientras Carlos Sainz no pudo entrar en la Q3 y partirá undécimo.

McLaren venía pasando desapercibida, a la sombra de Leclerc, absoluto dominador de las sesiones libres. El ídolo local, sin embargo, terminó arrojando con malos modos el volante al salir de su Ferrari. Una frustración muy humana, pero no había nada más que hacer frente a Norris. Tras tantos errores en las últimas semanas, el británico se dio un homenaje, con dos asombrosas trazadas en sendos virajes de leyenda: Rascasse y Antony Noghes. Falta le hacía.

En su primer intento de la Q3, Norris lideraba con siete centésimas sobre Piastri, 19 sobre Leclerc y 20 sobre Max Verstappen. McLaren se apresuró a salir de nuevo, privilegiando la ausencia de tráfico a una hipotética evolución del asfalto. En verdad, ellos sabían que su goma blanda les aguantaría dos vueltas. Piastri mejoró tres décimas, Norris mejoró a su compañero por sólo 15 milésimas. A ese columpio loco quiso auparse también Leclerc, que ya veía la pole en su poder hasta que Lando le dejó con esa carita.

A una milésima de Hadjar

Queda dicho que Max Verstappen, quinto en la parrilla, a siete décimas de la cabeza, quedó esta vez fuera de foco. Tampoco pudo sumarse al espectáculo Lewis Hamilton, cuarto a 32 centésimas de su compañero. Quien sí brilló con fulgor propio fue Isack Hadjar, que el viernes había chocado dos veces contra los muros. El novato de Racing Bulls arrebató la sexta plaza a Alonso por una milésima. Este séptimo corrobara las mejoras del AMR25 y las facultades de Alonso. Con ese mismo material Lance Stroll rodó nueve décimas más lento en la Q1. Un desalentador penúltimo puesto para el canadiense.

Nada había que esperar en ese arranque, así que con tres minutos de antelación se presentaron Alex Albon y Sainz para encabezar la fila. Había que encontrar pronto un hueco en la pista, porque liberarse de cualquier estorbo cuenta en Mónaco casi tanto como la velocidad del coche. Se respiraba cierto alivio en el garaje del español, que había esquivado una sanción en la última sesión libre. También respiraron en Ferrari tras reparar a tiempo el coche de Lewis Hamilton, accidentado por la mañana en Massenet.

Con 20 coches sobre el asfalto había que extremar las precauciones para no interponerse en el camino de nadie. Verstappen, sin ir más lejos, tuvo que esquivar a Hamilton en Mirabeau. Por entonces, Sainz (1:12.27) y Alonso (1:12:31) se apresuraban en busca de una vuelta salvadora. A dos minutos, Carlos pudo completarla (1:11:70), mientras Fernando hubo de apurar casi al límite (1:11:67). Con tantas prisas, Andrea Kimi Antonelli se topó con las protecciones a la entrada de la piscina.

Alonso, el sábado, con el AMR25 en Mónaco.

Alonso, el sábado, con el AMR25 en Mónaco.AP

La catástrofe de Mercedes iba a concretarse al inicio de la Q2, cuando una avería eléctrica dejó tirado a George Russell en mitad del túnel. Por mucho que empujaran los comisarios, ya no habría modo de arrancar el coche. Quedaban, por tanto, 10 minutos en el reloj y dos adversarios menos. En realidad, la montaña no parecía tan escarpada para los españoles, que sólo debían dejar atrás a uno de los Racing Bulls, Esteban Ocon y Nico Hulkenberg.

Williams prefirió el compuesto medio, asumiendo un punto de riesgo, al igual que Alonso. El bicampeón quería reservar su único juego de blando nuevo para la Q3 y cumplió con creces (1:11.18). Sainz, por contra, no encontraba sensaciones (1:11.36). Cuando quiso rectificar, recurriendo al blando, no pudo meterlo en temperatura. Entre patinazos, desde Santa Devota al Casino, el madrileño fue descolgándose frente a Ocon, ante quien cedió una décima. Un mazazo porque, mientras tanto, Albon colaba el FW47 justo por detrás de Norris y Leclerc. La peor noticia para Williams es que Alex padeció en la Q3 un problema similar con las gomas, teniendo que conformarse con la décima plaza.

Contra el tedio, dos paradas en ‘boxes’: pros y contras de una idea revolucionaria en Mónaco

Actualizado Viernes, 23 mayo 2025 - 19:31

El peso de la tradición se siente en cada recoveco de Mónaco, el trazado más corto y lento de la F1, pero también el que más leyenda arrastra consigo. Ha pasado casi un siglo desde la primera edición de este Gran Premio (1929), que ya tuvo cabida en el calendario inaugural del Gran Circo (1950). Desde entonces, la cuerda de la pista apenas ha sufrido variaciones y este año sólo cabe mencionar el reasfaltado entre las zonas de Tabac y Massenet. Sin embargo, por las sinuosas calles del Principado late ahora una intensa polémica alimentada desde la FIA. Por primera vez en la historia del GP de Mónaco, los pilotos deberán efectuar dos paradas obligatorias en boxes durante la carrera.

Esta regla sólo puede interpretarse como una apresurada reacción al soporífero espectáculo de 2024. Entoces, la embestida de Kevin Magnussen a Sergio Pérez provocó una bandera roja y durante ese periodo todos los pilotos cumplieron su único pit-stop. A lo largo de las 77 vueltas restantes no hubo una sola permuta entre los 10 primeros. En total se contabilizaron cuatro adelantamientos. En la vuelta 51 Valtteri Bottas pudo quitarse de encima a Logan Sargeant para colocarse decimotercero. Más tarde, Lance Stroll rebasó a Guanyu Zhou y a Sargeant. En la vuelta 68, el ex de Williams cerró este capítulo con una maniobra sobre el piloto chino.

Apenas unas horas después, Stefano Domenicali quiso salir al paso. "No debemos permitir que esto vuelva a suceder", advirtió el CEO de la F1, consciente de la paupérrima imagen ofrecida, con los favoritos a medio gas, centrados en la gestión de los neumáticos. De modo que la FIA y Liberty Media acordaron una solución provisional. Dejando aparte los 22 adelantamientos de 2023, en un desenlace sobre mojado, los otros precedentes (tres adelantamientos en 2017, cuatro en 2018, dos en 2019, cero en 2021) obligaban al cambio.

"Un toque más picante"

Sin embargo, por su propia naturaleza, esta medida esconde graves contradicciones: en la pista más corta (3,33 km), lenta (170 km/h de media), estrecha (10 metros en su punto más ancho) y con menor degradación del Mundial, los equipos se verán abocados a usar más neumáticos que en cualquier otro circuito. Además, si la prioridad era generar más emoción, lo lógico es que esta novedad también se hubiese aplicado al resto de carreras. O al menos en un puñado de ellas, como ya sucede con las sprint races.

Norris, el viernes, durante la primera sesión libre en Mónaco.

Norris, el viernes, durante la primera sesión libre en Mónaco.AFP

Desde Santa Devota a la Rascasse, la pole de mañana volverá a dilucidarse por milímetros y milésimas. Para el domingo, en cambio, nadie se aventura aún con los presagios. "Los safety cars pueden desencadenar la locura", apuntó el jueves Max Verstappen, un piloto más bien partidario de las tradiciones. "Probablemente le dará un toque más picante: la gente tomará riesgos, intentando adivinar el momento idóneo para los pit-stops", añadió el tetracampeón. Bastante más comedido fue el veredicto de Charles Leclerc. "Tenemos que ser receptivos y estar abiertos a volver a la normalidad si no es la solución adecuada", dijo el último ganador en el Principado.

Nadie desea otro desfile, a paso de procesión, en el escenario más exclusivo de la F1, atestado de millonarios y patrocinadores. La pista que llevó al trance a Ayrton Senna, autor de seis victorias, y desquició a campeones de la talla de Jim Clark, Nelson Piquet o Nigel Mansell. Aún hoy, muy cerca de donde atracan los yates sigue resonando aquella frase del tricampeón brasileño: "Conducir en Mónaco es como montar en bici en el salón de tu casa".

Alonso deja su sello y Leclerc asusta en Mónaco

Actualizado Viernes, 23 mayo 2025 - 18:38

El apetito de Fernando Alonso, dos décadas después de su primera victoria, sigue intacto en Mónaco. El asturiano cerró el viernes con otra alentadora actuación, que confirma lo apuntado la pasada semana en el GP de Emilia Romagna. Más que su séptimo puesto, a 53 centésimas de Charles Leclerc (1:11.355), otra vez la referencia, el principal motivo para el optimismo en Aston Martin estriba en la ambición de su líder.

Cuatro veces empujó Alonso en busca de otra vuelta rápida y cuatro veces se vio ralentizado. En ese último tramo, el bicampeón intentaba superar los cronos de Isack Hadjar y Liam Lawson, que se habían inmiscuido entre la nobleza. Sin embargo, a la salida del túnel, llegando a la piscina, en esa Nouvelle Chicane donde hasta hace no tanto aún se podía adelantar en Mónaco, Fernando terminó topándose con diversos obstáculos.

"Se les permite saltar la curva 10, sólo por diversión, sin dar más explicaciones. Pueden salir de la pista sin consecuencias, así es como funciona esto", lamentó Alonso por radio. Una vez se había topado con los Ferrari. Más tarde con otros novatos, poco acostumbrados al vértigo de estas calles. Aunque había liderado la tabla, desde entonces ya no pudo arañar más décimas al reloj.

Stroll, antepenúltimo

Aston Martin estrena en Montecarlo piezas específicas para este circuito, con las que generar mayor carga aerodinámica. Ninguna tan importante, claro, como el alerón trasero. Sin embargo, la atención de Adrian Newey en el garaje parecía centrarse en el ala delantera. Esa zona crítica, junto a las suspensiones y frenos, que cambiará por completo a partir de la próxima semana en Montmeló.

Las aportaciones del gurú del diseño parecen sentirse también en un trazado tan particular como Mónaco. Al menos en las manos de Alonso, 62 centésimas más rápido que Lance Stroll, antepenúltimo de la tabla. Ahora queda por juntarlo todo el sábado, donde el ovetense debería batallar con Alex Albon y Carlos Sainz.

Leclerc, a la salida del túnel, el viernes en Mónaco.

Leclerc, a la salida del túnel, el viernes en Mónaco.AFP

El madrileño, con los neumáticos medios, no pasó esta vez de la decimotercera plaza, por detrás de otros favoritos como Max Verstappen, décimo, o George Russell, decimosegundo. Mad Max, segundo por la mañana, sabe esconder sus bazas. Poco importa que el viernes eluda uno de los muros tomando una escapatoria. Las curvas lentas de Mónaco y Singapur se le atragantaron en las dos últimas temporadas, pero nadie osa descartarle.

El desorden clasificatorio, aprovechado por Alonso y los Racing Bulls, deberá aclararse en la qualy más emocionante del año. El dominio de McLaren parece algo desvirtuado aquí, aunque Oscar Piastri cerró la jornada a sólo 38 milésimas de Leclerc. De momento, nadie tose al ídolo local, autor de tres de las últimas cuatro poles en el Principado.

Adrian Newey, al fin con Aston Martin en Mónaco: de un debut pasado por alcohol al actual desafío con las curvas lentas

Actualizado Jueves, 22 mayo 2025 - 22:43

El 15 de mayo de 1988, después de completar su primer fin de semana en el GP de Mónaco, Adrian Newey se zambulló, montado sobre un scooter, en las aguas del puerto totalmente borracho. Ayer, el ingeniero más laureado en la historia de la F1 recorrió el paddock del Principado con paso menos vacilante, vestido por vez primera con los colores de Aston Martin, el equipo que ha confiado en él su futuro. Después de tres meses en la fábrica de Silverstone, el trabajo de Newey ya dio sus primeros réditos la pasada semana en Imola, donde el AMR25 redujo a casi la mitad su distancia frente a la cabeza. Ahora queda por saber si esta tendencia se confirma y sobre todo, si el lápiz del británico logra perfilar un coche capaz de competir por las victorias en 2026.

Aquella gamberrada, cuando Newey aún no había cumplido 30 años, obedeció a una apuesta orquestada en el equipo March. A los mecánicos de Max Mosley les dio por festejar de ese modo el décimo puesto de Ivan Capelli, último en la meta a seis vueltas de Alain Prost, afortunado vencedor tras el accidente de Ayrton Senna en la zona de Portier. «El espíritu competitivo era igual de patente, pero un poco más divertido; el término "polícamente correcto" aún no se había acuñado», se excusa Newey en Cómo hacer un coche (Cúpula, 2019), su libro de memorias, rematado con unas líneas que encienden hoy la ilusión de Aston Martin. «Siempre me he hecho la misma serie de preguntas sencillas: ¿Cómo podemos aumentar el rendimiento? ¿Cómo podemos mejorar la eficiencia? ¿Cómo podemos hacer esto de manera diferente? ¿Cómo puedo hacer esto mejor?»

Esas cuestiones flotaban ayer sobre el fastuoso hospitality de Aston Martin en Montecarlo. Mientras Newey atendía a Martin Brundle en los micrófonos de Sky F1, Pedro de la Rosa sonreía a las cámaras como embajador de la marca. Por las conversaciones flotaban algunas cifras. Como las 76 centésimas que el pasado sábado Fernando Alonso entregó ante Oscar Piastri, autor de la pole en Imola, gracias a las siete mejoras de rendimiento instaladas en su monoplaza. Durante las seis carreras anteriores, aún sin el paquete de actualizaciones, la diferencia promedio durante las sesiones clasificatorias había ascendido a 1,22 segundos. Esta formidable progresión, sin embargo, no permitió al asturiano, ni a Lance Stroll, acabar en los puntos.

«El coche sigue siendo inconsistente y difícil de pilotar», advirtió ayer Alonso, alternando la cautela con dosis de esperanza. «Las primeras vueltas en Imola detrás de George Russell y Lando Norris ya fueron algo nuevo para nosotros, porque antes aguantábamos el ritmo seis curvas y allí lo hicimos durante 10 vueltas», argumentó. Mejor que nadie, el bicampeón sabe que el objetivo primordial hasta final de año pasa por consolidar al AMR25 como la referencia de la zona media, por detrás de McLaren, Red Bull, Mercedes y Ferrari. Sólo a partir de ahí podrá soñar con algo verdaderamente grande.

A corto plazo, el influjo de Newey debe evaluarse en función del rendimiento del coche en los virajes lentos, su punto más débil. Tras la carrera en el Autodromo Enzo e Dino Ferrari, Andy Cowell, CEO del equipo, ya quiso enviar un aviso a navegantes. «Las actualizaciones han mejorado nuestro rendimiento en todo tipo de curvas», adelantó el británico, subrayando los progresos en las zonas más reviradas. Si se confirma ese paso adelante en Montecarlo, la pista más lenta del Mundial, podremos concluir que Cowell no va de farol.

Ayer, mientras los invitados de Aston Martin se acicalaban para la fiesta nocturna programada en el yate del equipo, Newey esquivaba los flashes. Tanta expectación no sólo se justifica por su palmarés, donde lucen 25 títulos mundiales, sino también por su salario, en torno a los 25 millones anuales, sólo inferior al de Charles Leclerc, Lewis Hamilton y Max Verstappen. El domingo se espera de nuevo a Newey en la parrilla de Mónaco, armado con un lápiz y una libreta. Como distraído, anotará cada detalle del rival. Siempre en busca de la solución más imaginativa, como la que le otorgó aquí su primer triunfo. En 1998 Mika Häkkinen iba demasiado al límite, pero en lugar de recomendarle más precaución optó por redoblar una barra del McLaren. El finlandés rozó sin cesar los muros, aunque ganó con tanta autoridad que sólo tres pilotos acabaron en su vuelta.

¿Por qué Carlos Sainz es tan disciplinado en Williams?: "Si me piden parar, tengo que obedecer"

¿Por qué Carlos Sainz es tan disciplinado en Williams?: “Si me piden parar, tengo que obedecer”

Las sensaciones con las que Williams cargó en Imola sus bártulos dirección a Mónaco bordeaban lo esquizoide. Por un lado, Alex Albon había rondado las posiciones de podio después de que sus neumáticos trabajaran hasta última hora antes de la salida. Por el otro, Carlos Sainz salía del Autodromo Enzo e Dino Ferrari con un botín de puntos -cuatro por su octavo puesto- inferior a sus merecimientos. Igual que en Miami, hace 15 días, el madrileño se había visto perjudicado por la estrategia de su equipo.

Nada más cruzar la línea de meta, James Vowles tomó la radio para enviar un mensaje al piloto al que han entregado las llaves de su proyecto. "Cometimos un error y es culpa nuestra, pero lo más importante es que luchaste hasta el final", dijo el team principal de Williams. "Sí, lo he hecho lo mejor que he podido. Creo que no era fácil predecir la carrera, pero algún día acertaremos", replicó Sainz, sin dejarse arrastrar por la ira. Al fin y al cabo, en sus 10 años en la F1 siempre fue extremadamente disciplinado a la hora de asumir las órdenes.

Para saber más

Sin embargo, Sainz tenía claro desde antes de la salida que sus opciones pasaban por una estrategia a una sola parada. Así se lo transmitió, de hecho, a su ingeniero en la primera fase de la carrera, justo después de que le ordenasen calcar la estrategia marcada por Charles Leclerc y George Russell. "Estuve a punto de no entrar, porque me parecía muy pronto", relató el español, que por entonces preparaba su adelantamiento a Fernando Alonso. "Si me piden parar en esa vuelta, tengo que obedecer, soy un hombre de equipo", añadió.

"me estaba relamiendo"

Los mecánicos no se mostraron precisamente habilidosos durante el pit-stop (3,4 segundos) y se reincorporó en la decimoséptima posición. Una vez estabilizada la situación, tras la vuelta 15, Sainz rodaba decimocuarto. Justo en ese momento, Albon aprovechaba el primer paso por boxes de Oscar Piastri y Alonso para colocarse tercero. Es cierto que veía a nueve segundos a Lando Norris, aunque tampoco conviene pasar por alto que mantuvo esa posición hasta traspasado el ecuador de la carrera.

El FW47 mostraba un ritmo sólo inferior al de los McLaren y el líder, Max Verstappen. Un rendimiento que incluso sorprendió a sus propios ingenieros, que no contaban con repetir el nivel mostrado hace dos semanas en Miami. De su velocidad también quedó constancia tras el safety car provocado por Andrea Kimi Antonelli. Entonces, Albon se animó incluso a lanzar un par de hachazos a Leclerc.

"Podría haber sido un poco más paciente ante Charles, pero si te soy sincero, ya me estaba relamiendo. Pensé que podría incluso adelantar a Piastri, porque el ritmo era muy bueno y los neumáticos nuevos duros rendían muy bien", confesó Albon, que pudo repetir otro quinto en la meta pese a tras la agresiva defensa de Leclerc, obligado a devolver la posición. Al igual que hace un par de semanas en Florida, Williams se colaba entre la elite por puro ritmo, compitiendo de igual a igual. Un logro insólito para la escudería de Grove desde 2016.

Albon, el viernes, en el 'paddock' de Imola.

Albon, el viernes, en el 'paddock' de Imola.AP

En cualquier modo, la frustración de Sainz también iba a actualizar otras recientes discordias. "Así no es como corro chicos, no me importa. He perdido mucha confianza aquí... en todo", había advertido Carlos por radio en Miami. No sólo quería señalar a Gaetan Jego, su ingeniero de pista, sino al propio Vowles.

"Por una razón o por otra, las cosas se tuercen el domingo. Hay que ejecutar mejor, porque se nos están escapando muchos puntos", abundó el madrileño, que sólo cuenta con 11 unidades, 29 menos que su compañero. En cualquier caso, Williams ha sumado en sólo siete carreras seis puntos más que la suma de los dos últimos campeonatos.

Renunciar a las actualizaciones

Nada desdeñable para una escudería cliente de Mercedes, que desde el inicio del curso ha insistido en rebajar las expectativas. Todos sus esfuerzos, de hecho, parecen enfocados en el Mundial 2026. Así lo reiteró Vowles en las horas previas a su viaje a Imola. "Nos sentimos decepcionados, porque teníamos más opciones", concedió el team principal.

En el Autodromo Enzo e Dino Ferrari, Williams fue el único equipo, junto con Haas, que no quiso montar una sola actualización aerodinámica. Ni vinculada al rendimiento, ni a las particularidades del trazado. Y esa misma debe ser la constante de aquí a final de temporada. Ni siquiera el esperadísimo cambio del alerón delantero, programado por la FIA para el GP de España (2 de junio), parece que interrumpirá la hoja de ruta de Williams.

Sainz, que continúa adaptándose a las exigencias de su monoplaza, aventaja a su compañero en la qualy de los sábados (4-3), aunque pierde por la mínima su pulso durante las carreras (1-4). Para equilibrar este registro precisará al menos, algo de colaboración de puertas para adentero. "Era una decisión muy complicada y hoy no acertamos, pero ya llegará su día y le colocaremos donde su talento merece"; finalizó Vowles.

Aston Martin y el clavo ardiendo

Aston Martin y el clavo ardiendo

Actualizado Domingo, 18 mayo 2025 - 20:29

Han sido dos años de calvario. Dos años de estepa, de desierto. Dos temporadas sin brújula ni rumbo. Meses de carreras desperdiciadas sin entender qué estaba ocurriendo. Sin tener muy claro qué es lo que había pasado con un proyecto que había brillado en 2023, pero que se fue diluyendo con el paso del tiempo y la evolución de los rivales. Más allá de los cero puntos de Aston Martin en Imola, hay muchas conclusiones positivas que extraer del mejor fin de semana del equipo desde principios de la temporada pasada.

La primera es la confirmación de que cualquier pequeña novedad que introduzcan en el coche puede generar un gran salto adelante. De ser el noveno o décimo equipo en clasificación y ritmo de carrera en los últimos grandes premios, Aston Martin se metió en Imola con sus dos coches en el top 10 de la parrilla. Y no sólo eso. Pasó de luchar (y a veces perder) en carrera con los Sauber y los Haas a aguantarle el ritmo a un Mercedes, un Williams o un Red Bull. No haber sacado premio de ello tiene una relación determinante con el reparto de fortunas en un domingo donde los coches de seguridad convirtieron la carrera en una lotería.

La segunda conclusión es que, por fin, Aston Martin ha presentado una novedad que es también una evolución, una mejora. Y no es sólo un cambio de tendencia, sino fundamentalmente un alivio. El equipo verde no había introducido ni una sola pieza nueva desde que empezó 2025. Temían precipitarse, temían equivocarse, temían confundirse de nuevo. Les asustaba la idea de que otra vez meter algo en el monoplaza pudiera hacerlo más lento o más difícil de conducir. Querían estar seguros de presentar algo que realmente el túnel del viento y el análisis de los ordenadores presumiese que podía funcionar.

Y luego ponerlo en la pista, hacer la prueba del algodón definitiva que pudiese confirmar que lo que dicen las nuevas herramientas lo ratifica el asfalto. En Imola, por primera vez en mucho tiempo, fue así. Esto abre una puerta de esperanza. El primer paso para mejorar es entender por qué mejoras. Y para entenderlo tiene que aparecer la palabra mágica de la F1: correlación. Ese es nuestro clavo ardiendo al que tenemos que aferrarnos para poder pensar después en Adrian Newey. Sin correlación, Newey no sirve de nada.

Aston Martin ha dado un pequeño paso hacia delante, pero mucha gente dentro del equipo ha respirado aliviada. Con unas herramientas de última generación que funcionan se puede pensar con más entusiasmo y esperanza en 2026.

También tenemos esperanza en Williams. El coche de Carlos Sainz es definitivamente el quinto de la parrilla y en algunos momentos el cuarto o incluso el tercero. Independientemente de los errores de gestión que han perjudicado notablemente a Carlos en las dos últimas citas, el FW47 corre y Carlos también. El madrileño acumula cuatro carreras consecutivas derrotando a Alex Albon en clasificación y sólo la elección de estrategias ha evitado que la cosecha de puntos no haya sido aún mayor. Esta es una temporada de transición para algunos, de aprendizaje. Un año para pulir defectos y llegar a 2026 con todo alineado para ver si suena la flauta y te sale un coche con el que poder luchar por todo.

McLaren lo tiene, pero en Imola, al igual que en Japón, desperdiciaron la oportunidad. Aviso a navegantes: dejar vivo a un depredador herido como Max Verstappen no suele salir bien. Max y Red Bull lo hicieron todo perfecto para poner un titular de oro a su carrera número 400. El piloto arriesgó en la salida, le robó la cartera a Oscar Piastri, McLaren se pegó después un tiro en el pie al pararle pronto y Mad Max salió del séptimo gran evento del año con una desventaja de sólo 22 puntos. McLaren volvió a ejecutar mal una carrera. Mala estrategia, mal trabajo en equipo... Puede que a la larga se acuerden de Imola y lamenten no haberlo hecho de forma diferente.