Con una soberbia primera parte, un golazo de la nueva estrella del firmamento del fútbol, el increíble Lamine Yamal, bastó para depurar y ridiculizar a la terrible Francia del rácano, perverso e inútil Deschamps. Y eso que Unai Simón se tragó el inesperado gol francés, porque es un mal defensor en los centros laterales y de su área pequeña, amén de ponernos taquicárdicos con sus horribles salidas del balón, que son como cuchilladas en el alma del
Hazte Premium desde 1€ el primer mes
Aprovecha esta oferta por tiempo limitado y accede a todo el contenido web
En el país de los enfrentamientos, eso no ha cambiado, un grupo de futbolistas vuelve a sacar a la gente a las calles sin señalarse. Ha pasado poco tiempo desde que otros lo consiguieron, porque 12 años no es nada, pero olvidamos pronto lo bueno para revolcarnos en la ciénaga. Esta selección no se parece a aquella. No imprime estilo, no la dirige un líder moral, no es dependiente del duopolio Madrid-Barça, por mucho que en su mascarón de proa rum
Hazte Premium desde 1€ el primer mes
Aprovecha esta oferta por tiempo limitado y accede a todo el contenido web
Incurrió L'Équipe en la temeraria provocación de titular con el "No pasarán" y a España no le quedó más remedio que empecinarse en pasar. Para hacer historia al equipo de Luis de la Fuente solo le faltaba la rabia, la vieja furia española que parece erradicada del fútbol contemporáneo.
Hoy el talento y la táctica se presuponen pero el carácter no se enseña: se demuestra. Aflora en edades tempranas y se aloja en el corazón, no en las piernas. El g
Hazte Premium desde 1€ el primer mes
Aprovecha esta oferta por tiempo limitado y accede a todo el contenido web
El partido empezó como una película de Jackie Chan: entrada terrorífica de Kroos a Pedri sin ver la tarjeta, pisotón del mismo a Yamal también sin cartulina y una patada de karate de Rüdiger a Olmo que bien podría haberlo mandado a la enfermería y que a todos nos hizo presagiar lo peor: fijo que lo siguiente va a ser que Rüdiger le va volver a pellizcar un pezón a Morata sin consecuencias, como en el derbi -me dije-, pero no.
Alemania salió como e
Hazte Premium desde 1€ el primer mes
Aprovecha esta oferta por tiempo limitado y accede a todo el contenido web
La última vez que Países Bajos ganó una eliminatoria en la fase final de una Eurocopa, nueve de los actuales futbolistas de Ronald Koeman ni siquiera habían nacido. Desde aquel 25 de junio de 2000 (6-1 ante Yugoslavia en Rotterdam), la selección Oranje acumula demasiadas frustraciones como para no afrontar el cruce de hoy frente a Rumanía como una final anticipada. Sin embargo, el ambiente de los últimos días en el cuartel general neerlandés no presagia nada bueno. La dificultad para encontrar un plan definido, la ausencia de un líder y los cruces de reproches vienen lastrando al equipo desde el comienzo del torneo.
"Ha sido una semana muy larga", admitió ayer Koeman en el Olímpico de Múnich. Desde la derrota ante Austria, durante estos siete días se han filtrado demasiadas críticas. No sólo periodísticas, sino también internas. "Los jugadores y el cuerpo técnico han sido abiertos entre sí. He visto una reacción en los entrenamientos", añadió el seleccionador sobre las reuniones a las que el domingo ya se había referido Memphis Depay. "Hemos discutido y nos hemos criticado mutuamente. Es lógico que haya roces si los resultados no se dan", explicó el delantero.
Los cónclaves en el Hotel Ritz-Carlton, sede de la Oranje en Wolfsburgo, escenifican el delicado momento de un vestuario sin líderes. Ni Virgil van Dijk - primer capitán- ni Daley Blind o Georginio Wijnaldum -los jugadores con más internacionalidades- han asumido la autoridad de su rango. De modo que el diario De Telegraaf, el más influyente del país, ya pedía el domingo un paso adelante a Depay, lo único rescatable de la debacle ante los austriacos. Más allá del acierto cara al gol, nadie podrá discutir el empeño del ariete rojiblanco. Durante la fase de grupos fue el segundo futbolista de la Eurocopa que más presionó en el último tercio rival (108 veces, más del doble que el segundo neerlandés).
"Remedios a corto plazo"
"El problema de Memphis es que su talento para liderar interfiere psicológicamente con su talento para atacar. Y que sólo lleva la voz cantante cuando se encuentra realmente relajado", comenta a EL MUNDO Joost van der Leij, profesor invitado en la Universidad Libre de Amsterdam. Filósofo de formación, Van der Leij cuenta con un notable prestigio en su país por su revolucionario enfoque del fútbol, donde combina la estadística con herramientas psicológicas de la Terapia Gestalt. "La cuestión con Depay puede solucionarse a corto plazo dejando claro que queda liberado de cualquier tarea de liderazgo", zanja.
Respecto a las opciones de alcanzar los cuartos, Van der Leij se muestra, cuanto menos, cauteloso. "En mi país tendemos a subestimar a rivales en teoría más débiles, pero hacerlo ahora frente a Rumanía supondría un riesgo demasiado grande. Por desgracia, debido a la falta de tiempo, será difícil hacer grandes cambios tácticos. Ahora se necesitan remedios a corto plazo. Sin que los jugadores lo sepan, convendría hablar seriamente con el staff, especialmente con sus analistas, que de alguna manera subestimaron a Austria y elaboraron un plan táctico equivocado".
Desde 1968, Rumanía sólo sumó una victoria y tres goles en los 14 precedentes. Pero si los hombres de Edward Iordanescu logran la heroica, Países Bajos se convertirá en la segunda selección de la historia -después de Yugoslavia (1968-2000)- que cae en cuatro eliminatorias consecutivas de la Eurocopa.
Era el fracaso de una vida, la derrota de otra generación inglesa camino de un eterno «Football is coming home (el fútbol está volviendo a casa)» que nunca llega. La presión por ganar y el miedo a perder mezclados en un vestuario incapaz de superar a la débil Eslovaquia, sin fútbol, sin corazón, encomendados a lo divino. Y el milagro fue Jude Bellingham con una chilena ya histórica para forzar la prórroga en el minuto 95, cuando el partido y su país morían en la Eurocopa. Lo inició Schranz en el 25, lo empató Bellingham y lo remató Harry Kane en el tiempo extra. Inglaterra está en cuartos. [Narración y estadísticas (2-1)]
Después de dos semanas de críticas, el seleccionador británico se mantuvo en su línea: la solución para los problemas de Inglaterra fue cambiar al acompañante de Declan Rice en el centro del campo. Empezó el torneo reconvirtiendo a Trent Alexander-Arnold, luego apostó por Conor Gallagher y finalmente, en el escenario de los octavos de final, le dio la oportunidad a Kobbie Mainoo, joven promesa del Manchester United. Como si cambiando una pieza el puzle se fuera a arreglar.
Inglaterra fue, otra vez, pura ansiedad. Fruto de casi 60 años de presión por ganar un gran torneo. El equipo no sabe a lo que juega, no tiene plan. Y sin plan, en el fútbol de 2024, no eres nadie. En la Euro todos lo tienen, incluso Francia y su megaplantilla, centrada más en la defensa que en el ataque pero centrada en algo. Ahí están sus éxitos.
Imprecisiones y amarillas
Ante Eslovaquia, el conjunto británico fue víctima de sus propios miedos y temblores. En cada pase, en cada acción dividida, en cada decisión. Y Eslovaquia lo aprovechó. En el 4, Hancko alcanzó el lateral del área en carrera y no acertó a tirar o pasar, paseándose la pelota por los dominios de Jordan Pickford. Primeros temblores. En el 11, y después de un disparo alto de Trippier tras un buen pase de Bellingham, Haraslin tardó demasiado en definir otra contra y el ex lateral del Atlético salvó el 0-1.
La defensa hacía aguas, con Walker, un muro contra Vinicius en los Madrid-City, incapaz de cuidar su espalda. El partido se llenó de imprecisiones y cuatro amarillas en los primeros 15 minutos. Las dudas resultaron en un 0-1 tan duro como esperado. Una concatenación de errores defensivos que terminaron en el gol de Schranz. Guehi perdió un salto con Kucka, Strelec la bajó delante de Stones, Schranz tiró un desmarque con Walker, fuera de posición, evitando el fuera de juego y batió a Pickford.
El gol hizo daño a Inglaterra, lógico. Ansiosa por todo, no supo reaccionar. Estuvo lenta con balón, para desesperación de la grada. Lo único que le solucionaba alguna acción eran las arrancadas individuales de sus centrocampistas, como Mainoo o Bellingham. Nada más. Pura ansiedad.
Tras el descanso, el equipo cambió un poco. Tuvo algo más de pausa y algo más de fútbol, ya es decir. El gol anulado a Phil Foden en el 49 por fuera de juego fue un mazazo, porque se veían remontando, y la desesperación fue a más.
Strelec, desde el mediocampo, casi sorprende a Pickford, y sólo Mainoo parecía tener la calma para crear jugadas. El resto quería ganar el partido a 40 metros de la portería. En el 63, Gareth Southgate ideó su primer cambio: entró Palmer, salió Trippier y Saka, extremo derecho, pasó a ser carrilero izquierdo. El seleccionador inglés moría con sus estrellas.
En busca del milagro
Inglaterra embotelló en su área a Eslovaquia, eso no se le puede negar, pero lo hizo la inercia del partido y la debilidad de su rival, no su fútbol. Southgate acumuló atacantes y situó a Foden en el centro del campo para calibrar balones e intentar sorprender a Dubravka.
Kane remató fuera un saque de falta de Foden y Rice, en el 80, estrelló en el palo un disparo desde fuera del área. Intentos menores para un equipo que buscaba un milagro. Un milagro llamado Bellingham. En el minuto 94, como si el Veltins Arena de Gelsenkirchen fuera el Santiago Bernabéu, Jude se inventó una chilena histórica para salvar a su país. Un saque de banda que peinó Guehi y que la estrella de Inglaterra envió a la red.
Inglaterra, empujada por el gol, aceleró en la prórroga y encontró premio en el 2-1 de Kane en el primer minuto. Otro centro, otro toque de cabeza y gol. Así es el fútbol, un estadio emocional. Los británicos aguantaron el asedio final y están en cuartos.
No ha sido en una rueda de prensa como la que ofreció el capitán de Francia antes de un partido de la Eurocopa. Pero el jugador 'bleu' Jules Koundé no se ha quedado al margen a la hora de dar una opinión sobre las elecciones legislativas en Francia, que tienen lugar este domingo.
Si Kilian Mbappé, en aquella ocasión, animó a todos los francesas para salir a votar y alejarse "de los extremos", el lateral del Barça ha manifestado en su cuenta de X -antes Twitter- que "la extrema derecha nunca ha llevado a un país hacia más libertades".
"Es un día importante para Francia y para su futuro. En los tiempos que corren, votar es un deber tanto como un derecho", comienza su mensaje.
Koundé considera que cada voz cuenta y que cada persona "es libre de dar su opinión". Pero, para él, "la extrema derecha nunca ha llevado a un país hacia más libertades, más justicia y convivencia". Y cree que nunca lo hará.
"Veo un partido fundado en el odio al otro, la desinformación y cuyos discursos buscan estigmatizar y dividirnos. El RN no es una solución", en alusión clara al Rassemblement National, Agrupación Nacional, en español, el partido de Marine Le Pen.
El ex del Sevilla no pretende que su tuit sea "una lección". "Es sólo mi opinión. Y ustedes harán con ella lo que quieran", se despide.
Decía Inma Cobo, una de las mejores plumas del periódico (aunque se muera de vergüenza al leerlo), que los partidos del martes fueron un truño. Solo España juega bien y es verdad. Hasta Mbappé enmascarado solo marca de penalti. ¿Y esta Francia va a hacer sombra a nuestra Españita? (No parece factible viendo cómo ha jugado la selección la fase previa). Además, Mbappé con la máscara se parece a Ada Colau cuando se disfrazaba con un antifaz de Supervivienda, una superheroína que había pergeñado para joderles los actos a Jordi Hereu, alcalde socialista de Barcelona.
La máscara de Mbappé es de super
Hazte Premium desde 1€ el primer mes
Aprovecha esta oferta por tiempo limitado y accede a todo el contenido web
Rumanía y Eslovaquia firmaron un empate que puso una sonrisa en la cara de sus respectivos futbolistas. Con matices. El 1-1 les valió a los rumanos para alzarse con el primer puesto del grupo más parejo, mientras que los eslovacos, por su parte, se aseguraron su pase a octavos como uno de los cuatro mejores terceros, a pesar de que, de hecho, suyo fue el primer gol del partido.
Duda, con un medido cabezazo culminó una precisa asistencia de Kucka cuando el crono se acercaba a los primeros 25 minutos de partido. Fue la apertura del marcador, pero en la recta final del primer tiempo, Marin, transformó un penalti sobre Hagi, y ponía un empate no se movería hasta el final. El encuentro tuvo una primera parte más abierta y una segunda marcada por las lógicas precauciones de unos y otros.
Eslovaquia dejó muy claras sus intenciones desde el arranque del duelo firmando la primera de muchas aproximaciones a la portería rival a las que les faltaron concreción en el remate. Pero, en la primera en la que encontraron los tres palos, el 1-0 subió al marcador. Rumanía había probado previamente la solvencia de Dúbravka, que había tenido que emplearse en varias ocasiones ante Ratiu.
Nada pudo hacer, en cambio, para evitar que Marin pusiera el 1-1 en el luminoso al transformar un penalti de Hancko sobre Hagi, finalmente concedido a instancias del VAR, cuando el colegiado, el alemán Daniel Siebert, había considerado en primera instancia que la falta se había producido fuera del área.
Por mucho que sobre el papel el empate les valiera a ambas selecciones para alcanzar los octavos de final, tanto Eslovaquia como Rumanía, lejos de especular, saltaron al terreno de juego en la segunda parte más que dispuestos a buscar la portería rival.
Así lo demostraron tanto Haraslin como Marin, cuyos intentos fueron bien contrarrestados respectivamente por Nita y Dúbravka. También tendría que estar muy atento el eslovaco para desbaratar con el pie un duro disparo de Strelec.
Unos y otros insistieron en mantener todo un intercambio de golpes, únicamente deslucido durante unos breves instantes por un intenso aguacero. Poco a poco, a medida que el cronómetro se acercaba al final del tiempo reglamentario, la intensidad dio paso a las lógicas precauciones. Nadie quería cometer un error que pudiera salir carísimo y el marcador, a la postre, no volvió a moverse.
La selección española bajó muchos escalones en su subida a la gloria. Fue demasiado lenta e inepta de cara al gol. Sólo por amor propio, Albania no mereció perder.
De la Fuente pecó de prepotencia, soberbia y supremacía. Se ha creído que España es muy superior a todas las selecciones en la Eurocopa y cometió la impertinencia de suprimir a diez titulares para jugar con un equipo sin nervio, sin tensión y con menos calidad técnica.
Lo peor es que veo excesivo optimismo, desproporcionada confianza, en todo el sentimiento supremacista de la selección. Y cuidado, ha ganado el primer puesto, a pesar d
Hazte Premium desde 1€ el primer mes
Aprovecha esta oferta por tiempo limitado y accede a todo el contenido web