Joao Félix estrella su penalti en el palo y empuja a Francia a las semifinales contra España

Joao Félix estrella su penalti en el palo y empuja a Francia a las semifinales contra España

Francia será el rival de España en semifinales de la Eurocopa tras superar a Portugal en los penaltis de un partido lento, gris y aburrido. Después de firmar un poco apasionante 0-0 durante 120 minutos, galos y lusos se retaron en una tanda en la que sólo falló Joao Félix, estrellando su disparo en el palo. [Narración y estadísticas (0-0, 3-5)]

Francia juega feo. Ni mejor ni peor, feo. Fue así cuando levantaron el Mundial en 2018 y está siendo así ahora en Alemania mientras tienen en el vestuario la supuesta mejor plantilla del torneo. Así es y así lo quiere Deschamps. Porque jugar feo también implica jugar un poquito bien. Porque Francia, que juega feo, también juega bien: defiende de forma extraordinaria, es el cuadro más sólido de la competición y es extremadamente difícil sorprenderle en transición. Aunque seas Portugal.

Deschamps, cauto en sus nuevas ideas, introdujo dos cambios en su supuesto once ideal. Uno obligado, el de Camavinga por el sancionado Rabiot, y otro por la inercia de los partidos, dándole la oportunidad a Kolo Muani, goleador ante Bélgica, en lugar de Thuram. Enfrente, Roberto Martínez fue fiel a su alineación de gala, con Cristiano Ronaldo en punta.

Lo «feo» que juega Francia se vio en una primera parte táctica, lenta, predecible y sin ocasiones claras. Como contra Bélgica, se trata del escenario favorito de Deschamps, porque a pesar de que Portugal fue la selección que propuso más sobre el césped, acumuló más posesión y más córners, llegó al descanso sin realizar ningún disparo a puerta.

Duelo de mínimos

Después del sofocón que fue la prórroga del España - Alemania en la tribuna de prensa, los ojos se cerraron durante un primer cuarto de hora de pura indiferencia. Futbolistas del máximo nivel mundial agazapados en un duelo de mínimos. Portugal asumió la posesión y quiso morder, pero el físico francés es superior a todo en esta Eurocopa. Implacable. Sólo Leao, fino, fue capaz de crear peligro venciendo en el choque de la noche a Koundé. Las llegadas a la línea de fondo del jugador del Milán fueron lo mejor de los lusos, pero ningún centro alcanzó a un Cristiano bien marcado por Saliba y Upamecano.

En el 19, Theo Hernández tuvo la gran ocasión de Francia en el primer tiempo al probar desde lejos a un inspirado Costa. Al minuto siguiente, Mbappé apareció por única vez en el tramo inicial al encontrar la línea de fondo, pero Costa volvió a estar hábil. Poco más de un equipo llamado a ganar el torneo. Francia, como en los goles en propia puerta de Austria y Bélgica en el debut y en octavos, busca que su rival falle. Que el partido caiga de su lado por su propio peso como hormigón armado. Lo que es su equipo. Una situación que tarde o temprano se le puede volver en contra. Saliba y Pepe fueron los mejores del primer tiempo y eso lo dice todo. Superiores a Cristiano y Mbappé.

Tras el descanso y con el paso de los minutos, el partido se abrió. Contagiados el uno por el otro, el duelo subió revoluciones cuando los equipos empezaron a sentir el miedo a perder. En el 60, Cancelo vio un buen desmarque de Bruno al pico del área y el del United se encontró delante de Maignan, que sacó su disparo.

Maignan, Theo y Koundé celebran el pase a semifinales.

Maignan, Theo y Koundé celebran el pase a semifinales.AFP

Un minuto más tarde, una arrancada de Vitinha, muy activo rompiendo líneas con balón, terminó con el centrocampista del PSG rematando de primeras dentro del área un centro de Leao y provocando una nueva parada de Maignan.

Y como llegaron unos, llegaron otros. Francia observó el miedo y plantó cara. En el 65, Kolo Muani conectó una pared con Koundé y tuvo una volea cómoda a pocos metros de Costa, como en el último segundo de la final del Mundial contra Argetina, pero Ruben Dias se cruzó en su camino. El encuentro, ahora sí, tenía nivel y ritmo de Eurocopa.

El cambio de Mbappé

Deschamps retiró a un Griezmann intrascendente y optó por Dembélé para volver el choque más loco todavía. El del PSG inició dos ocasiones seguidas, una de Mbappé y otra de Camavinga, que apareció sólo dentro del área tras un rechace y definió rozando el palo portugués.

La catarata de ocasiones no iba a ser eterna y el partido regresó a las bajas revoluciones navegando hacia los últimos minutos y con los equipos pensando en la prórroga.

Durante esa media hora sólo propuso Portugal, que tuvo las semifinales en las botas de Cristiano, incapaz de rematar un pase atrás de Conceicao, y de Leao, cuyo gol evitó Upamecano. Y Pepe, siempre Pepe, se hizo eterno al aparecer para salvar un remate de Mbappé en una contra, la única opción francesa. Deschamps retiró a Kylian antes de los penaltis y el palo de Joao Félix fue lo que decidió el duelo en la tanda final. Sólo falló el delantero. España ya conoce a su rival en semifinales.

De la Fuente, sobre la dureza alemana: “¿Qué quieres, que te den besos? Esto es fútbol”

Actualizado Viernes, 5 julio 2024 - 21:59

«¡Qué equipazo tenemos!». Es lo único que el aliento le permitía decir a Dani Olmo cuando escuchó el silbato del árbitro y España estaba en semifinales de la Eurocopa. Tenía ganas de ser titular, de demostrar en Alemania, en un estadio familiar, que puede catalizar el ataque de la selección. Le tocó hacerlo por una desgracia, pero enseñó, una vez más, de lo que es capaz. Marcó el primer gol, apretó los dientes y en el 119 de la prórroga puso un centro a la cabeza de Merino para echar al anfitrión por primera vez en la historia de la selección y jubilar a Toni Kroos. El castigo para el alemán por haber lesionado a Pedri nada más comenzar el partido.

Del canario se acordó el primero quien salió para sustituirle. «Es el campeonato de todos. Esperemos que lo de Pedri sea sólo un golpe. Esta victoria es para él y vamos a por las semifinales», aclaró en plena recuperación. «En las últimas jugadas, cuando el cuerpo no puede vas con el corazón», admitió. "Estoy muy orgulloso de este grupo, nunca me falla", avanzó Luis de la Fuente en la rueda de prensa, antes de dejar una frase para la historia. Le preguntaron sobre la dureza alemana, especialmente en esos primeros minutos. "Yo jugué al fútbol en los 80, mirad las entradas que había ahí. ¿Qué quieres, que te den besos? Esto es fútbol", cerró.

También estaba «muerto» Mikel Merino, que marcó en su territorio. En Stuttgart debutó como internacional y ha emulado en unos cuartos de final a su padre, que marcó en Copa de la UEFA con Osasuna. «Este estadio tiene algo especial para nosotros», admitió.

Tampoco se olvidará Pedri de este duelo ante Alemania. Seis minutos estuvo en el césped. Una dura entrada de Kroos le provocó un esguince lateral interno en la rodilla izquierda que, pasara lo que pasara, le obliga a decir adiós a esta Eurocopa. Las lágrimas del canario fueron un golpe emocional para la selección. De la Fuente se había decantado por mantenerlo en el once y sobre él se volcó Kroos, que antes de la lesión ya le avisó con otra entrada de que no le iba a conceder ni un metro. Anduvo sobreexcitado el alemán, que también le despachó un pisotón a Lamine Yamal que el colegiado inglés Anthony Taylor tampoco castigo con amarilla.

La piña con Pedri

Su salida del campo noqueó durante algunos minutos a los jugadores españoles, que tardaron en recuperar la tensión. Desde el banquillo saltaron a arroparle y cuando se marchó al vestuario para valorar el alcance de la lesión, comenzó una peregrinación. Raya, Merino, Fermín, Ferran... todos con el permiso del seleccionador fueron a arropar a su compañero, que pudo ver con la rodilla inmovilizada la segunda parte desde el banquillo.

No era el guión que había dibujado la selección, aunque Olmo cumplió a la perfección su papel, marcó y España puso contra las cuerdas a una Alemania contundente que nadó contra corriente. «No han sido juego sucio», aclaró Unai Simón, que cuando llegó el gol de Merino tenía la mente en los penaltis. «Era imposible no hacerlo. Miraba que estaba Kross, Müller...», explicó.

Grandes tiradores y una grada entregada. El 80% del Arena de Stuttgart era blanco, el resto un rojo que quería ser animoso, pero le costaba hacerse escuchar. Lo intentaron, pusieron una bandera de Haro, el pueblo del seleccionador, en el banquillo y una camiseta con el número 3 que lucía el seleccionador, como lateral izquierdo, en sus tiempos de corto. Alentaron, pero el rugido alemán estalló con el gol de Wirtz casi con el tiempo cumplido.

La grada plagada de leyendas

En la grada sufrieron los ex internacionales como Pujol, Gerard Piqué, a pie de césped durante el calentamiento, Iker Casillas o Dani Parejo, que se fundieron con los aficionados durante toda la mañana, y el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, que viajó a Stuttgart junto a la ministra de Deportes, Pilar Alegría. Vivió junto al canciller alemán Olaf Scholz estos cuartos de final en un estadio mítico para la Mannschaft porque en él disputó el primer partido tras la Segunda Guerra Mundial y también como selección reunificada.

Le pedía el jefe del Ejecutivo español a la selección que fuera «fiel a la verticalidad y al ansia de balón que hemos tenido hasta ahora». Sánchez no coincidió con Pedro Rocha, a quien la UEFA otorga la máxima representación de España y estuvo junto a Ceferin. Apenas un saludo protocolario entre ambos. Después Rocha se lanzó al césped a festejar con el seleccionador y los jugadores la clasificación para semifinales. Mientras, Nico y Lamine bailaban con la grada. Habrá una tarde de juegos más.

España llora sangre para eliminar a Alemania y llegar a semifinales tras una prórroga agónica e inolvidable

España llora sangre para eliminar a Alemania y llegar a semifinales tras una prórroga agónica e inolvidable

Pedía a gritos España los penaltis, sangraba, dolorida, maltrecha, achatada primero por unos cambios desafortunados y después por una máquina de armar ruido, Alemania, a la que con de empujones y centros le bastó para acariciar las semifinales. Pedía a gritos España los penaltis, suplicaba por ellos, boqueando tras un ejercicio de supervivencia en la prórroga, olvidada una primera hora más que aceptable. Pedía a gritos España los penaltis, herida de muerte ante un rival enfebrecido, donde hasta Toni Kroos, triste adiós el suyo debiendo estar en el vestuario antes de tiempo, aguantaba los gemelos en la boca. Pedía España a gritos los penaltis cuando Dani Olmo, el mejor, encontró milagrosamente la cabeza de Mikel Merino, que remató de forma inverosímil una pelota maravillosa para sepultar a la anfitriona, primero, y disparar, después, el sueño de España, que pedía a gritos los penaltis, que rogaba por ellos, que imploraba por ellos, pero que estará en semifinales tras una tarde inolvidable y agónica en Stuttgart, donde incluso el árbitro se inhibió en una mano de Cururella que tenía toda la pinta de penalti. [Narración y estadísticas (2-1)]

Fue un partido para mayores, un partido para los papás, un partido donde los niños no terminan de sentirse cómodos, lógico en un proceso de aprendizaje como el de Nico y Lamine, dos chicos algo abrumados por el ambiente y por la magnitud del escenario y del momento, asombrado además el equipo de inicio por la bravura local, personificada en dos entradas bastante feas de Kroos en el inicio del choque. Una mandó a Pedri a la camilla con (seguramente) un esguince de ligamento en su rodilla. Otra, en forma de pisotón, dejó a Lamine cojeando un rato. No vio ni amarilla.

Para saber más

Era el momento de sufrir. Igualados en casi todo, como anunciaban las estadísticas previas, España miró de frente al partido y bajó al barro propuesto por Alemania en los primeros minutos. También fue fuerte a la pelota y, cuando la cosa se calmó, aceptó el intercambio de golpes. Alemania lo intentó descolgando a Gündogan para meterse a la espalda de Rodrigo y Fabián y, desde ahí, poner la pelota a la carrera de Sané y Musiala, con Havertz por allí pululando. Lo consiguió alguna vez, del mismo modo que España encontró la vía para girarse y encarar a los centrales alemanes. En un lado, fue Unai Simón el que cerró todos los caminos, no con grandes paradas, pero sí con una seguridad infinita en cada balón. En el otro lado, fueron las imprecisiones las que condenaron al equipo de Luis de la Fuente, entregado en esta Eurocopa a unos niños esta vez cohibidos.

Nico no encaró a su lateral ni en la primera, ni en la segunda ni en la tercera. Lamine sí lo hizo, tarde pero lo hizo, y se encontró con dos robos de Raum que le dejaron pensativo. Si Alemania dispuso de un remate de Havertz, España dispuso de uno de Pedri, antes de irse, y otro de Fabián, además de un par de escaramuzas que terminaron en ese nada producto de la precipitación. En el reparto de amarillas le tocó a Le Normand, que se quedó en el vestuario en el descanso para dar paso a Nacho. De la Fuente estaba viendo el mismo partido que los demás, algo que no ocurriría luego. Las piernas debían seguir fuerte y una amarilla era un peligro. Lo mismo pensó Julian Nagelsmann de Emre Can.

LOS CAMBIOS

La segunda parte empezó con el gol, y claro, así cualquiera. Se descolgó Morata de su sitio, con la complacencia de Tah, se giró y encontró a Lamine, que más allá de regatear, sabe jugar al fútbol, y como ayer lo primero no le salía, levantó la cabeza y vio la llegada de Dani Olmo, que la empujó con delicadeza. Sobrevino el arreón alemán, sólo faltaba, y eso era la prueba del algodón de la madurez del equipo. Nagelsmann no esperó y metió a Füllkrug para empezar a tirar centros y buscar el jaleo.

Sufrió España, cómo no hacerlo, pero decidió que, si había que enfangar el partido, pues se hacía. Se dedicó a hacer cosas muy futboleras: perder tiempo, parar el partido, desmayarse, hacer cambios despacio, tardar en sacar... Ese tipo de cosas, tan despreciadas siempre por los estetas y tan necesarias para ganar títulos cuando no se puede jugar bien y hacerlo bonito. Y esa parte estuvo bien, porque era lo que tocaba, pero lo que no tocaba, quizá, era dejar al equipo sin la posibilidad de amenazar al contragolpe. Así se quedó tras los cambios.

Olmo grita el 1-0 en Stuttgart.

Olmo grita el 1-0 en Stuttgart.AP

Sufrió España, cómo no, en algunos centros laterales, pero siguió a lo suyo, remangada, defendiendo, corriendo detrás de la pelota y sudando para llegar a la meta. La estrelló Füllkrug en el poste, sí, y rugió el estadio, sí, y entró Müller, sí, y todo fue un barullo, una guerra, una pelea, una tienda de grillos ensordecedora y de ahí sacó Alemania, en un centro, en el enésimo centro, el empate en el minuto 89, cuando Kimmich le ganó el salto a Cucurella y Wirtz remató en la frontal del área.

Final agónico

Seguramente merecido, porque se echó encima de España y no paró hasta conseguirlo, y seguramente también la selección pagó así las decisiones de De la Fuente, que con sus cambios dejó al equipo sin la posibilidad de amenazar al contragolpe. A falta de 10 minutos quitó del campo a Morata y a Nico para meter a Oyarzabal y a Merino, y el equipo se encogió, sin opciones de estirarse para respirar. Cuando le cayó el empate, el panorama para la prórroga era feo.

Merino festeja el gol de la victoria en el minuto 119.

Merino festeja el gol de la victoria en el minuto 119.AFP

Con un equipo mucho más pesado, se la había jugado a mantener ese 1-0 y no le había salido bien. Media hora por delante parecía mucho, y encima ya sin la inercia del que viene de atrás, sino con la de quien se ve alcanzado casi en la meta. Con Alemania también cansada, sí, pero con la sensación, en el ambiente del estadio, de que si alguien podía marcar era la anfitriona. Estuvo a punto de hacerlo de nuevo Wirtz llegando al descanso de la prórroga, pero su disparo se fue fuera por poco, igual que uno anterior de Oyarzabal. España pedía los penaltis a gritos. Deshecha, suplicaba por ellos. Los anhelaba. Los hubiese firmado con la sangre que salía de su sudor. Hasta que apareció Mikel Merino.

Los palos de Kroos son la metáfora de una gran España

Los palos de Kroos son la metáfora de una gran España

Alemania empezó con un convencimiento: futbolísticamente era inferior a España. Reconocerlo es una virtud, contrarrestarlo es un tormento. Es la razón por la que la Alemania de Nagelsmann, a la que tanto le gusta correr, empezó por asegurar la pelota y por pegar. Es sintomático que lo hiciera Kroos, uno de los tipos más inteligentes que han pasado por un centro del campo. No es su palo, pero ante esta dinámica España no había más palo que los pal

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El amargo adiós de Toni Kroos: de la impunidad ante Pedri a la extrema fatiga de la prórroga

El amargo adiós de Toni Kroos: de la impunidad ante Pedri a la extrema fatiga de la prórroga

El último balón que jugó Toni Kroos como futbolista profesional iba a morir en los guantes de Unai Simón. Un envío de seda con la bota derecha, aunque demasiado sencillo para el portero del Athletic. Ya había tocado 101 veces el jerarca alemán, aunque sin desbrozar el camino para una Alemania que sólo generó peligro en el juego aéreo. Kroos capitalizó las acciones de estrategia y asumió el liderazgo de una selección lejos de su mejor fútbol, pero que sólo inclinó la rodilla en el quinto minuto del añadido. Tras el pitido final de Anthony Taylor, las cámaras registraron ese gesto de resignación, ese abrazo sincero con Álvaro Morata, el capitán español, donde se extinguía el fútbol para uno de los mejores centrocampistas de las últimas décadas. El homenaje postrero, a través de la megafonía, supuso el único consuelo para la hinchada local. Tras 114 internacionalidades con Alemania, Kroos tuvo que decir basta tras el inolvidable cabezazo de Mikel Merino.

La resolución de un agónico partido en el Stuttgart Arena, con la mayoría de protagonistas absolutamente extenuados. Medio roto por los calambres, Kroos también logró apurar hasta el minuto 125, aunque la tarde bien pudo cambiar mucho antes para él. Porque si en los 350 minutos previos había cometido apenas dos faltas, en solo seis ya igualó su registro con una contundencia inusitada. La que opuso la pierna sobre la rodilla de Pedri fue proporcional a la que aplicó en las protestas contra el árbitro. No conforme, un par de jugadas después, el pisotón sobre Lamine Yamal preludió el primer cambio de Luis de la Fuente. De nada sirvieron las quejas del seleccionador al cuarto árbitro, porque Anthony Taylor dejó sin amonestación dos acciones que hubiesen merecido amarilla.

A lo largo de la última década en el Real Madrid, Kroos no se había caracterizado por su agresividad en los balones divididos. De hecho, tras 457 partidos entre Liga y Champions sólo recibió 36 amarillas y una roja por doble amonestación. Tampoco por las airadas protestas. Sin embargo, en este torneo donde desde el inicio quedó clara la voluntad de castigar a quien se encarase con el árbitro, Taylor pasó de puntillas por los constantes quejas del mediocentro.

La precisión en el pase

Para disfrutar de la habitual influencia de Kroos sobre el juego hubo que esperar un rato más. El que tardó en volver a su posición en la izquierda. Durante el primer tiempo, nadie en Stuttgart entregó más pases buenos (39), ni dio mayor sensación de peligro en las acciones de estrategia. No obstante, la maquinaria de Julian Nagelsmann seguía atascada. Kroos, líder del torneo en pases para romper línea de presión (125), no encontaba manera de engrasar el ataque. Los únicos momentos de inquietud para Unai Simón llegaron con las incorporaciones por la derecha de Joshua Kimmich, que aprovechaba algún despiste de Nico Williams.

El dominio de Kroos durante las cuatro jornadas previas cabía en un dato. Su 95% de acierto en los pases suponía la mejor cifra en una Eurocopa desde 1980. Durante aquella final en el Olímpico de Roma, Alemania alzaría su segundo Trofeo Henri Delaunay y España sufriría su primera experiencia traumática ante un equipo anfitrión. El 0-0 frente a Italia en el Giuseppe Meazza supuso el primer capítulo de cinco partidos donde ni siquiera pudo marcar un gol frente a la selección local.

Un pisotón de Kroos a Lamine saldado sin tarjeta.

Un pisotón de Kroos a Lamine saldado sin tarjeta.EFE

El tercero también lo iba a vivir precisamente contra Alemania. Aquel 17 de junio de 1988, un doblete de Rudi Völler decidiría el 2-0 para la selección de Franz Beckenbauer, aunque también supondría el preámbulo de una fantástica racha para España, que no se dejó ni una sola derrota en los seis siguientes partidos. Incluida la semifinal del Mundial 2010 en Durban, cuando Kroos entró pasada la hora de juego en el puesto de Piotr Trochowski. Fue el séptimo de sus 113 partidos con la Nationalmannschaft. El primero de sus cinco ante España, a quien él mismo tumbó en noviembre de 2014. Su disparo lejano en el 89 decidiría el amistoso en Balaídos.

Ese preciso minuto resultó letal para La Roja en Stuttgart. El consabido bombardeo de balones aéreos hizo posible el enésimo milagro germano. A los 21 años y 63 días, Florian Wirtz se convirtió en el goleador más joven para Alemania en una eliminatoria del torneo. Kroos, con 34 años, seis meses y un día, ya acusaba el cansancio y el lastre de una amarilla por agarrón sobre Dani Olmo. La media hora de la prórroga se iba a hacer demasiado larga para él. Sentado sobre el césped, ante la impaciencia del rival, Kroos paró el juego en un par de ocasiones para realizar estiramientos. El peor augurio para Alemania. Su primera derrota como local ante España tras ocho partidos invicta.

La UEFA sanciona a Bellingham con un partido, pero aplazado: podrá jugar contra Suiza

Actualizado Viernes, 5 julio 2024 - 13:06

Jude Bellingham se ha salvado. El Comité Disciplinario de Control y Ética de la UEFA (CEDB) le ha multado con 30.000 euros y un partido de sanción por su gesto ante Eslovaquia en los octavos de final de la Eurocopa. Eso sí, la sanción no es inmediata y podrá cumplir ese encuentro durante el próximo año. De esta forma, el centrocampista británico podrá jugar los cuartos de final del torneo ante Suiza y, si ganan, las semifinales y una futura final.

Según el organismo, Bellingham incumplió las normas básicas de conducta de la UEFA, estipuladas en su artículo 11, cuando después de su gol a Eslovaquia se dirigió a una zona de la grada y se llevó las manos a la entrepierna. Después de la polémica, el inglés aseguró que se trató de "un gesto de broma hacia algunos amigos cercanos que estaban en el partido. Tengo mucho respeto al partido que hizo Eslovaquia".

Por otra parte, la UEFA ha sancionado con dos partidos al central turco Demiral, que celebró sus dos goles a Austria realizando un gesto que se corresponde con el movimiento de los 'Lobos Grises', un movimiento de extrema derecha turca. Según la UEFA, la sanción al defensa es por no cumplir "con los principios generales de conducta, por violar las reglas básicas de conducta decente, por utilizar acontecimientos deportivos para manifestaciones de carácter no deportivo y por desprestigiar el deporte del fútbol".

Una España para unirnos (un rato) a todos: lo que va de Lamine y Nico Williams a Carvajal y De la Fuente

Una España para unirnos (un rato) a todos: lo que va de Lamine y Nico Williams a Carvajal y De la Fuente

La selección ha sido históricamente un foco de discrepancia nacional, algo con lo que enfadarse y discutir cuando la verdadera pasión del futbolero español, los clubes, dejaba un vacío que no se puede llenar sólo con la vaquilla del Grand Prix y tintos de verano. Incluso en la época gloriosa nos peleábamos. En 2008, el madridismo no perdonaba a Luis Aragonés que hubiera jubilado a Raúl; en 2010, el antimadridismo no perdonaba a Del Bosque que hub

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La fuerza de la España millenial y plural: “Puede ayudar a modificar la percepción de lo que es ser español”

Actualizado Jueves, 4 julio 2024 - 22:37

El devenir de la selección española en esta Eurocopa sugiere diversos análisis. Los más obvios son los puramente deportivos, esos que hablan de, al fin, una selección moderna, vertical, lejos de la nostalgia a la que obliga el juego posicional nacido en 2008. Otros, menos obvios, remiten a la fisonomía social del equipo, a una composición heterogénea, mestiza, reflejo de la sociedad donde nace y espejo de millones de personas que se cruzan unas c

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Cristiano, Mbappé y la persecución al ídolo del póster: una tarde de 2012, el "no" de 2017, el '9' del Real Madrid...

Cristiano, Mbappé y la persecución al ídolo del póster: una tarde de 2012, el “no” de 2017, el ‘9’ del Real Madrid…

Fueron cuatro días a principios del mes de diciembre de 2012. Un día, el 3, 'debutó' con el Cadete B del Real Madrid junto a Achraf Hakimi y Óscar Rodríguez, que luego han hecho carrera en la elite, y al otro conoció a Cristiano Ronaldo, el protagonista de los pósters que llenaban su habitación en Bondy. Casi 12 años después, Kylian Mbappé se reencuentra hoy con su gran ídolo, su «referente», su «inspiración», el jugador por el que tiene «más admiración», como admitió ayer en la sala de prensa del Volksparkstadium de Hamburgo. 12 años después, es capitán de la selección de Francia y campeón del mundo. Enfrente, Cristiano, líder eterno de Portugal.

«Cristiano sólo hay uno», reconoció ayer Mbappé, convertido en líder deportivo, político y social de su generación y en nuevo fichaje del Real Madrid. Ahora sí. «Emocionado por verte brillar en el Bernabéu», le dijo Cristiano el día que se anunció la firma del francés por el conjunto blanco. Les une una relación muy cercana, no de amistad, pero sí de compañerismo y admiración mutua. Comparten patrocinio de Nike y Cristiano, consciente de que siempre ha sido su ídolo, «ha estado muy pendiente deél», cuenta en la concentración portuguesa. En 2012, los dos posaron sonrientes en una foto que fue la elegida por Kylian para anunciar su llegada a Chamartín.

Esos días de diciembre, Fayza y Wilfried, padres de la criatura, aceptaron la invitación de Zinedine Zidane y le entregaron a su hijo el mejor regalo por su 14º cumpleaños: saludar a los jugadores del primer equipo del Madrid y realizar un par de entrenamientos con varios equipos de la cantera. «Estuvo casi firmado, pero se fue al Mónaco», confesó en 2017 Zidane, en aquel momento asesor de la dirección deportiva y el hombre que puso por primera vez el nombre de Mbappé sobre la mesa madridista. No sabemos qué hubiera pasado si se hubiera quedado en Valdebebas, pero no fue la primera vez que 'rechazó' estar cerca de Cristiano, deportivamente hablando.

El "no" de 2017

Mbappé dijo «no» al Madrid en 2012 y le volvió a decir «no» en 2017, en una decisión mucho más importante. Acababa de explotar en el Mónaco, con goles clave en la Champions, y el Madrid volvió a la carga. Esta vez, obviamente, no era para la cantera. La directiva madridista quería convertirlo en una pieza más del ataque junto a Bale, Benzema y Cristiano, pero Mbappé dijo «no» a jugar con el portugués. No porque no lo deseara, sino porque pensó en su carrera y su legado. Ganar con Francia y con el equipo de su ciudad y luego marcharse. Y así lo hizo. Levantó el Mundial de Rusia en 2018 y aunque el PSG no ha conseguido una Champions, será recordado en París.

Ahora, el '9' es suyo: «Yo no soy Cristiano. Cristiano sólo hay uno. Ahora tengo que hacer mi camino». El adolescente que se pasaba las tardes viendo vídeos del portugués en esa habitación heredará ahora el número '9' que vistió el luso en su primera temporada en el Madrid. No podrá vestir el '7', propiedad de Vinicius, pero su presentación, el próximo 16 de julio, estará a la altura de la de su ídolo: un Bernabéu lleno por y para él. «Es madridista y su ídolo siempre ha sido Cristiano. Se pasaba horas viendo vídeos en internet», confesaba su padre en una entrevista en 2017, justo antes del fichaje del joven delantero por el PSG.

Los enfrentamientos

Francés y portugués se han enfrentado en cuatro ocasiones, con dos triunfos para Cristiano y dos empates. El luso ganó en los octavos de final de la Champions 16-17 (3-1 y 1-2 para el Madrid ante el PSG) y firmaron tablas en la Liga de Naciones de 2020 (0-0) y en la Eurocopa de 2021 (2-2). Eso sí, Mbappé no sabe lo que es marcarle en partido oficial al equipo de Cristiano: cinco goles del portugués y ninguno del galo.

Las comparaciones entre ambos son obligatorias. No por su estilo de juego, pero sí por las similitudes en sus números y en su aterrizaje en la Castellana. A sus 25 años, Mbappé ha logrado ya el Mundial que le faltará a su gran ídolo, pero debe acelerar si quiere conquistar algunos de los récords del icono de Madeira. A su edad, Cristiano, que fichó por el Madrid a los 24, ya había ganado una Champions y un Balón de Oro, ambos, eso sí, lejos del Bernabéu. La primera 'orejona' vestido de blanco la logró con 29, en 2014, y el triplete consecutivo con 31, 32 y 33 hasta completar nueve temporadas como madridista.

La persecución goleadora

Kylian tiene tiempo para dominar Europa y el Bernabéu, pero no debe relajarse. Entre el Mónaco y el PSG, Mbappé ha sumado 282 goles en ocho temporadas. Es decir, 35 tantos por curso. Para que se hagan una idea, Cristiano Ronaldo es el máximo goleador de la historia del Madrid con 450 goles en nueve campañas. A 50 por año. Palabras mayores. Los valedores de Mbappé y el propio Madrid se agarran a los números del portugués con el Manchester United y la explosión vivida tras su llegada al Bernabéu. En sus últimas tres temporadas en Old Trafford, el luso había anotado 30 goles por curso. ¿Podrá superarle?

Antes del inicio de esa persecución madridista, ídolo y heredero se enfrentarán esta tarde en Hamburgo. El niño de los pósters puede retirar de su selección a su máximo referente. En juego, la Eurocopa.

Alemania y España frente a sus propios espejos: “No hay nada mejor para el fútbol”

Actualizado Jueves, 4 julio 2024 - 21:22

Un cruce en cuartos de final que llega antes de tiempo. Si hay dos selecciones contundentes, eficaces y cuyo fútbol se ha alabado en esta Eurocopa son España y Alemania. Nadie duda de ello. Con matices en su estilo, ambas han caminado con paso firme y una igualdad que les hace mirarse en el mismo espejo y que tiene que romperse en este partido. «Será igualado, al 50%. Son dos equipos de nivel similar, muy alto. No hay nada mejor para el fútbol», advirtió Gündogan. No lo ve diferente Carvajal.

Aunque el juego y los resultados de España den a la selección una pátina ofensiva, Alemania ha marcado un gol más (10), tiene a uno de los máximos goleadores, Musiala (3), y al jugador que más dispara a puerta, Havertz (15). En todas estas estas estadísticas, después hay un español: Fabián. Gana la selección en asistencias, que lidera Lamine Yamal, y en forzar a los porteros a hacer paradas (10). Sin embargo, y pese a la sensación de que Alemania es un equipo más compacto, los españoles ganan más duelos y recuperan algunos balones más, aunque sólo Cucurella (22) aparece en esta lista lejos de Rüdiger (33).

Hombre por hombre, la igualdad se rompe por detalles. En la portería, Neuer ha tenido más trabajo que Unai Simón, pero el vasco ha parado un penalti y ha encajado un gol menos. Ambos han tenido que superar un tanto en propia puerta. La experiencia aparece en el lateral derecho con Kimmich y Carvajal. Aunque la versión del alemán es más ofensiva en cuanto a pases buscando el área y a disparos a puerta (5), el madridista lleva un gol y 100 minutos menos a la espalda.

Más han jugado Rüdiger y Le Normand. Los dos han marcado, en su propia portería y su impacto en el inicio del juego es similar. La diferencia es la contundencia defensiva del central alemán, que ha recuperado casi el doble de balones. También presentan números similares Tah y Laporte con una diferencia: el español saca más el balón y tiene mayor incidencia en las acciones a balón parado, que le han llevado a sumar tres remates en los tres partidos. Entre Mittelstädt y Cucurella, el catalán es más expeditivo en labores defensivas y un complemento perfecto para Nico.

Donde España toma ventaja es con Rodri en comparación con Andrich. «Es el mejor pivote del mundo», admitía Gündogan antes de que reconocer que tienen un plan para incomodarle: «No puedes anular a ese jugador 90 minutos, pero tenemos herramientas para complicarle la vida y crearle dudas». El madrileño es más veloz, abarca más campo y participa mucho más en todas las facetas del juego de ataque, desde el lanzamiento de faltas al gol.

Equilibra de nuevo la balanza Kroos al medirlo con Fabián. «Si pudiera le ataría los pies, pero no creo que la UEFA nos deje», reconoció el seleccionador De la Fuente. El alemán domina mucho más la medular, ostenta el doble de posesión y acumula 43 kilómetros recorridos frente a los 34 del sevillano. Los valores defensivos caen de lado del alemán salvo en que ha sacado 28 córners teledirigidos al área pequeña, mientras que Fabián luce dos goles, una asistencia, 11 ocasiones y siete regates.

Los jugadores de Alemania, en el entrenamiento.

Los jugadores de Alemania, en el entrenamiento.M. MESSARAEFE

Se miden Gündogan y Pedri justo en el mejor momento del alemán, donde mejora en todo al canario menos en regates y recuperaciones de balón, un valor que destaca el trabajo gris que De la Fuente le pide a Pedri.

Las alas son decisivas en ambos equipos y el debate entre las parejas Musiala-Yamal y Wirtz-Williams es la comidilla. El extremo del Bayern ha tenido más suerte. Ha marcado tres goles de siete ocasiones mientras que Lamine ha probado 11 veces, se ha estrellado en el palo y le han hecho tres paradas. Le cosen a faltas (5) y bota saques de esquina, pero es algo menos veloz y regatea menos que el alemán. Aún así, asombra. «Tenemos que contrarrestarlo», advirtió Nagelsmann. «Hay jugador para una década», apostilló Gündogan.

Entre Nico y Wirtz, gana el español, tanto que podría jugar Leroy Sané. El navarro ha tenido más ocasiones (7, de ellas una al palo y otra al larguero), ha hecho intervenir más a los porteros y ha regateado tres veces más que el extremo del Leverkussen. Ahora en disciplina defensiva le gana el alemán.

Havertz como falso nueve está teniendo algo más de incidencia que Morata en goles (2), asistencias (1), regates (3) e incluso posesión del balón. Esta noche, sólo uno seguirá.