El Elche se había ganado el privilegio de llegar a la última jornada con el ascenso en su propia mano. Su rival, el Deportivo, ya garantizada la permanencia haca varias semanas, llegaba al partido con tres derrotas consecutivas. Pronto se le puso de cara el partido al equipo alicantino, gracias a un gol de Mourad, fino en la resolución, en el minuto cuatro. Ya decidido todo por abajo, con el descenso de Cartagena, Ferrol, Eldense y Tenerife, quedaba por ver este domingo el equipo que acompañaría al Levante el próximo curso en la máxima categoría y qué cuatro clubes disputarían la promoción de ascenso.
El cabezazo de John en el minuto 25 que culminó una jugada de estrategia en el lanzamiento de un golpe franco puso en una situación aún más cómoda al Elche. Fiel a su estilo, el conjunto de Eder Sarabia gobernaba el juego con iniciativa y pulcritud ante un adversario que daba muestras de desmotivación. Germán Valera hizo el tercero poco después. Cualquier duda sobre el segundo equipo ascensor quedaba prácticamente resuelta. Se escucharon pitos en Riazor. La segunda parte fue poco más que un balneario, la cómoda cuenta atrás para el Elche en la certificación de su séptimo regreso a la hoy denominada Liga EA Sports. El tanto de Bigas en el minuto 88 sirvió para iniciar las celebraciones.
Una vez definida la segunda plaza que conducía a la máxima categoría, lo más interesante estaba en los encuentros para la promoción. Oviedo y Mirandés, los otros dos equipos que tenían posibilidades de subir, cumplieron con lo suyo, pero sólo les alcanzó para la promoción. Los asturianos ganaron 2-1 al Cádiz y son terceros, mientras que los burgaleses derrotaron 3-1 al Cartagena a domicilio y terminaron cuartos. El Racing ganó 2-1 al Granada con un tanto en el minuto 97 y se hizo con el quinto puesto para los playoffs de ascenso. El Almería venció 2-0 al Tenerife y finalizó sexto.
Estos son los cruces y las fechas de los playoffs de ascenso: el sábado, 7 de junio, a las 21.00 h., Almería-Oviedo. El domingo, 8, a las 18.30 h., Racing-Mirandés. El miércoles, 11, a las 21.00 h., Oviedo-Almería. El jueves, 12, a las 21.00 h., Mirandés-Racing. La ida de la final se disputará el domingo, 15, a las 19.00 h., en el campo del equipo peor clasificado en la Liga. La vuelta, el sábado 21, a las 21.00 h.
Acabó la Liga 2024-25 con el título número 28 del Barcelona. En el siglo XXI sólo han ganado la competición cuatro equipos: Real Madrid, Barcelona, Atlético de Madrid y Valencia. Otro dato: el Madrid y el Barcelona han gozado de los favores de la vieja y bella dama en 34 de las últimas 40 citas con sus pretendientes. En política a eso se le llama bipartidismo o alternancia en el poder. En el ámbito empresarial, abuso de posición dominante.
Hace 25 años, la última Liga del siglo XX, la 1999-2000, se la llevó el Deportivo de la Coruña. Aquel triunfo sigue pareciendo un milagro. Sólo nueve equipos han ganado la Liga. Algunos (Depor, Betis y Sevilla) únicamente una vez. La Real Sociedad, dos. El Atleti, 11. El Athletic, ocho. El Madrid, 36. El Barça, ha quedado dicho, 28.
Todos esos equipos habitan ahora en Primera. Y todos, menos el Madrid, el Barça y el Athletic, han bajado alguna vez a Segunda, de modo bastante temporal. Pero el Depor, un "equipo ascensor", según la terminología de la época, ha estado en ella demasiado tiempo en demasiadas ocasiones. Incluso se ha precipitado todavía más hondo, hasta la densa oscuridad de las categorías abisales. Ahora pena en las profundidades medias de la Segunda División, un purgatorio con vistas, pero no acceso, al cielo.
El título del Deportivo es probablemente el más sorprendente, extraordinario y meritorio en la historia de la Liga. La Coruña está a 600 kms. de Madrid y a 1.100 de Barcelona. Se encuentra en el "fin del mundo", particularmente lejos de los centros de poder. Incluso con una generación excepcional de futbolistas, su triunfo tuvo algo de casual, enfrentado a la creciente tiranía de los presupuestos, que establecen poco menos que castas rígidas. En cierto modo, por aquí tenemos ya una Superliga.
El duopolio Madrid-Barça ha coincidido en los últimos tiempos en buena medida con el dual reinado de Messi y Cristiano. Ahora podría prolongarse la con el de Mbappé y Lamine, jugadores franquicia desde su primera campaña en la plantilla. El Madrid va a rodear a su estrella de tantos nombres nuevos que harán de la fotografía 2024-25 una antigualla.
En la foto nueva no figurará Modric, en una decisión de Florentino, no de Xabi, incomprensible bajo todos los puntos de vista, incluido el estrictamente futbolístico. Por historia. Por imagen de los mejores y pregonados valores del club. Por haber renunciado varias veces a una fortuna fuera y dentro del Madrid. Por, en este mundo de egos desmedidos, aceptar con humildad un papel secundario y otra rebaja salarial con tal de permanecer en el Bernabéu. Por, aún, alto rendimiento. Por todo eso y no por hacerle un favor, sino justicia, Luka tendría que haber seguido un año más, hasta cumplir unos redondos, perfectos 40. Nunca hubiera supuesto un estorbo o una carga. Su despido, aceptado con una caballerosidad sin límites, es un error técnico y una torpeza ética.
En el Barcelona puede valer la misma foto del curso 24-25. La mayor novedad estribará en el color de bisutería comprada en los chinos que Lamine escoja para teñirse el pelo. Uno más discreto que el chillón oro actual. Quizás un rosa topacio o un verde esmeralda.
Ninguna institución se libra de la ciberdelincuencia, tampoco los clubes de fútbol. El último afectado ha sido el histórico Deportivo de la Coruña. El equipo gallego ha ha mandado este miércoles un email a sus socios, simpatizantes y accionistas, de los que tiene almacenados datos de contacto, informando de un "ciberincidente de seguridad" que "ha afectado a una de las bases de datos y ha implicado el acceso no autorizado a sus datos identificativos y de contacto".
En la correspondencia electrónica, el club ha confirmado que el incidente se produjo "el pasado viernes 16 de mayo, fue resuelto de forma inmediata y se comunicó tanto a los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado como a la Agencia Española de Protección de Datos".
Aún así, los responsables del equipo piden en el mail "extremar las precauciones ante la recepción de llamadas, correos electrónicos o mensajes sospechosos" y recuerdan que "desde el Real Club Deportivo de La Coruña, nunca se le contactará por estos medios para solicitarle sus datos personales". "Por ello si recibe un correo electrónico o un SMS con un enlace, no facilite a través de estos información personal ni financiera", añade la información.
También especifica que "el origen del incidente fue una brecha de seguridad en el entorno de nuestro servidor alojado en AWS (Amazon Web Services), que permitió un acceso no autorizado a una base de datos" y que "se han tomado las medidas oportunas para evitar que el fallo de seguridad vuelva a producirse y se emprenderán las acciones legales correspondientes contra la empresa responsable".
Cuando Donato anotó el tanto ante el Espanyol que encarrilaba la primera y única liga para el Deportivo de la Coruña, Massimo Benassi (Pordenone, Italia, 1991) era un niño de ocho años al que le ponían de lateral derecho en el equipo de su pueblo porque "era muy malo". El gol de Mackaay, media hora después, ya espantaba definitivamente los fantasmas del penalti de Djukic, el mayor drama en la historia coruñesa, y teñía de color las calles de A Coruña y de amarillo el pelo de Fran, Dhalminha o del delantero holandés.
Han pasado justo 25 años desde aquel momento y el niño que nunca soñó con ser lateral derecho sino que, desde su fanatismo al programa Calcio Mercato, se aficionó a calcular amortizaciones, fichajes y configuraciones de plantilla, es ahora CEO del Deportivo de La Coruña. "En Italia el Depor es un equipo que siempre ha despertado muchísimo interés, sobre todo por esa eliminatoria contra el Milan, yo recuerdo ver esos partidos por satélite en canales que a lo mejor ni se hablaba en italiano", cuenta el directivo a EL MUNDO.
Así, Benassi se graduó en Derecho, enfocó su postgrado en Derecho Deportivo y en 2017 aterrizó en España para estudiar un MBA en Gestión Deportiva en la Universidad de Real Madrid. "A mí siempre me ha gustado el fútbol, pero más la parte de gestión, así que te vas actualizando, informando", deja la frase sin acabar porque su camino a la dirección ejecutiva del Depor, pese a que ha pasado por Leganés y UD Ibiza, ha sido fulgurante.
"Firmé cuando el play-off contra el Albacete, pero dije: 'no voy, porque si voy soy gafe si no ganamos y si ganamos, pues parece que me he subido al barco', revela el italiano. Así que, 'oficialmente', llegó una semana después de que el Depor sufriera otra de sus características dosis de mala suerte, eliminado por un equipo entrenado por Rubén de la Barrera, el técnico que habían despedido un año antes.
Así que el italiano, que empezó como director de desarrollo en 2022, llegó a un club cuya magnitud mediática y de afición nunca había manejado y que enfilaba su tercer año en el fútbol no profesional. "Lo complicado fue aterrizar un poco todo eso y quitarse un poco de la cabeza de que el Depor es un club de Primera, que lo es, pero que en ese momento había que competir en Primera RFEF, con las normas de Primera RFEF, con los campos de Primera RFEF y con todo lo que eso conlleva", explica.
El equipo vuelve a caer en el playoff ante el Castellón y el club realiza un cambio en su estructura directiva en el que deciden ascender a Benassi a la dirección general para, un año después, y tras la ansiada vuelta al fútbol profesional, termine ya como consejero delegado por debajo de Juan Carlos Escotet con el que está en permanente contacto. "Si no cambias el chip, es difícil porque todos tus rivales juegan el partido del año el domingo que les toca contra el Depor, los jugadores quieren hacer el encuentro de su vida", apunta.
Cambio drástico
El cambio del Depor, además de en el campo, también se produjo en los despachos. Se unieron los departamentos en Abegondo, para generar cohesión entre los diferentes equipos, y se dejaron atrás las gestiones de madrugada en la marisquería El Manjar. "Llevamos dos años ordenando la parte corporativa, se hizo una inversión muy importante en la estructura no deportiva y ahora estamos en una fase donde tenemos un plan estratégico muy claro que pasa por invertir en cantera y en la ciudad deportiva", apostilla el CEO deportivista.
Han sido dos miembros de esa cantera, Yeremay y Mella, los principales responsables de que el club se haya mantenido virtualmente otro año en Segunda División pese a que el año empezó torcido con el equipo en puestos de descenso. "Nunca hubo miedo porque se confiaba en la plantilla, pero hubo que tomar decisiones", recuerda. El Depor ha rechazado ofertas por 30 millones de euros y su voluntad es que se queden el tiempo que ellos quieran y para ello se trabaja en construirles un entorno atractivo en el que seguir creciendo.
De hecho, la próxima gran inversión del Depor, ahora que ya no es un recién ascendido y dispone de mayor recursos a nivel de derechos de televisión, es mejorar la ciudad deportiva para que el primer equipo, pero también el femenino, el Fabril y el fútbol base puedan beneficiarse de ello.
Lío con el ayuntamiento
El club, además, se presenta como uno de los grandes embajadores internacionales de A Coruña, aunque ahora se haya ensombrecido la relación con el consistorio especialmente por un concierto del Último de La Fila en Riazor, en plena temporada, y que amenaza al césped híbrido que instaló el club esta temporada y por el que desembolsó hasta 800.000 euros. "¿Merece la pena destrozar todo eso para tres horas de concierto? ¿De verdad no hay otro lugar en la ciudad?", se pregunta Benassi.
Con el Mundial 2030 a la vuelta de la esquina, se antoja imprescindible un entendimiento respecto a un estadio que está designado como una de las sedes de esa importante cita. El Depor necesita vuelo y Riazor es la pista de despegue. Massimo Benassi, el niño que siempre quiso ser gestor de fútbol, el piloto.
Un centenar de ultras del Málaga provocó altercados durante la noche de este sábado en las inmediaciones de Riazor, en A Coruña, donde este domingo está previsto, a las 14.00 horas, el encuentro entre el RC Deportivo y el Málaga CF.
Los hechos se produjeron sobre las 23.00 horas, cuando un grupo de alrededor de un centenar de ultras del equipo andaluz comenzó a provocar destrozos por el entorno de la calle Manuel Murguía.
En concreto, destrozaron la cristalera de un bar y diferentes objetos tanto del establecimiento como del mobiliario urbano.
En imágenes difundidas por redes sociales también se puede observar a este grupo tirando objetos hacia el estadio de Riazor, además de a varios coches que circulaban en ese momento por la zona.
Según fuentes consultadas por Europa Press, por el momento no se ha producido ninguna detención por estos hechos y, tras la llegada de efectivos de la Policía Nacional, los ultras regresaron al hospedaje en el que se encontraban alojados fuera de A Coruña.
En todo caso, las fuerzas de seguridad investigan lo sucedido y para este domingo se mantiene el refuerzo policial, ya que el partido ya había sido declarado de alto riesgo por la Comisión Antiviolencia.
Detenidos dos hinchas del Depor
Y este domingo, dos personas han sido detenidas por enfrentamientos con la Policía en A Coruña antes del partido. Fuentes policiales han confirmado a Europa Press que las personas detenidas, tras enfrentamientos con las unidades de intervención policial en la zona de la Plaza de Pontevedra, están relacionadas con la afición del Depor. Asimismo, estas mismas fuentes han señalado que no se ha tratado de un enfrentamiento entre aficiones.
En un comunicado, el RC Deportivo ha mostrado su "más firme repulsa" y su "condena" a los actos vandálicos protagonizados por los radicales del Málaga durante la noche del sábado.
Asimismo, ha expuesto que hará "todo lo posible para perseguir" a los responsables. "El fútbol es un deporte que promueve la hermandad de las aficiones; y la ciudad de A Coruña y los aficionados del Depor merecen respeto", ha afirmado. En esta línea, ha manifestado que el club va a "salvaguardar" a su afición, que ha sido "un ejemplo de deportividad por todas las ciudades a las que se ha desplazado".
Por su parte, el Málaga CF ha colgado un mensaje en sus redes sociales en el que expresa su "rechazo a los episodios violentos vividos anoche en A Coruña". "Este tipo de situaciones no representan al malaguismo", ha zanjado.
Más de 15.000 personas se reunieron el domingo en Cibeles para celebrar la Liga del Real Madrid.
Esa misma noche, en los aledaños de Riazor, 80.000 aficionados festejaron el ascenso del Depor a Segunda División.
No pretende esta comparación hacer de menos al madridismo, que el 2 de junio (no perdamos tiempo en utilizar condicionales en los que no creemos) saldrá de nuevo a las calles en mayor número, sino poner en valor la alegría más pura del fútb
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Bien entrada la noche, un grupo de aficionados prendía una cantidad ingente de bengalas en torno a la escultura de Arsenio Iglesias en La Coruña. Era el homenaje a la persona con la que empezó todo de la manera en la que los gallegos celebramos todo, con lume (fuego). "Su espíritu sigue impregnando a mucha gente del Depor", apuntaba a EL MUNDO Paco Liaño, una leyenda de la portería del equipo gallego, pese a que él no se quiera poner esa etiqueta que la reserva para otros como el entrenador de Arteixo o el ex presidente Augusto César Lendoiro.
No es casualidad que el tifo de Riazor fuera para el Zorro y tampoco lo es que una bengala prendiera el techo del autobús del equipo justo antes del choque definitivo ante el Barça B. Otro incendio fue el germen del mejor Depor de la historia. Ocurrió en 1991 cuando una luminaria prendió el techo de Riazor. "Se quemó el meigallo", dicen varias voces en La Coruña. Efectivamente, se acabó el mal de ojo y el equipo ya está en el fútbol profesional.
"Tengo un sentimiento de felicidad, pero sobre todo de alivio", confesaba Liaño. Y es que han sido cuatro años de vaivenes en Primera RFEF, de martirio para ver al equipo a través de retransmisiones audiovisuales deficientes, de proyectos fallidos y, también, de mala suerte.
Nadie se olvida de la tragedia del Albacete, el equipo entrenado por tu ex técnico que te echa de la final de ascenso, y de otras anteriores que hundían más al club a nivel deportivo, pero que generaban un sentimiento de unión en la afición como pocos clubes han visto. "Dolía mucho ver al equipo en esa situación y más a los que vivimos su buena época", expresaba Donato Gama da Silva, el jugador que tenía que haber pateado el penalti de Djukic, aquel que el serbio falló y entregó la liga al Barcelona.
Ese penalti, no fue más que un lunar en la época dorada. Para Liaño ni siquiera. Lo incluiría en los éxitos del Depor, otra anécdota de los años en los que se peleaba por títulos. Cuántos no firmarían volver a ese periodo en el que, como dice la alcaldesa de La Coruña, Inés Rey, la vida se contaba según las hazañas del equipo. "Todo el mundo en la ciudad se acuerda perfectamente dónde estaba cuando Djukic falló el penalti", recuerda.
Precisamente, cuenta el periodista de La Cope, Germán Dobarro, que La Coruña no vivía una celebración igual desde que se celebró, por fin, el título de liga. La que metió al Depor en el selecto club de nueve equipos que han conseguido el campeonato nacional. "Tengo la suerte de ver muchas ciudades, pero estar a la altura de esto es casi imposible", describe. Liaño condujo desde Santander para vivirlo. "Llegué muerto a casa a las dos de la mañana, pero con una satisfacción tan grande que no me perdonaría habérmelo perdido", expresaba.
Aficionados del Depor en A Coruña.CabalarEFE
De las épocas doradas llegaron etapas más oscuras. De hecho, en los últimos 10 años, la única alegría del deportivismo la dio Carlos Marchena. El central sevillano fue el artífice del gol del último ascenso del Depor en la 2013/14 ante el Jaén. "Fue la recompensa del trabajo a un año muy difícil", explica a EL MUNDO y desvela que "lleva dentro" poder devolver el cariño que le brindó la afición del Depor. "Es un equipo que te abre las puertas y te quiere desde el primer día", rememora.
La conexión sevillana coruñesa se alarga a otra persona muy querida en Riazor. Joaquín Caparrós solo pudo estar dos años, pero su corazón tiene una parte blanquiazul alimentado por la peña que le recuerda en Santa Comba. "Fue un día feliz porque el equipo ha vuelto al fútbol profesional, donde le corresponde, y si siguen haciendo las cosas así, estarán en Primera", vaticinaba.
No son pocas las voces que coinciden que su espacio es en el fútbol profesional. Algo que también se ha dicho en estos cuatro años en Primera RFEF, pero ahí se seguía. Entonces llegó Lucas Pérez, "el padre del ascenso" para Dobarro, tras descender dos categorías y pagar medio millón de euros para salir del Cádiz y "volver a casa".
Lucas, al rescate
Falló el primer año, pero con su armadura blanquiazul reclutó a un ejército de canteranos que creyó en sus palabras y no sólo salvaron a Idiákez, el entrenador con el que estuvieron en puestos de descenso al principio de esta temporada, salvaron a una ciudad.
"El Deportivo es todo", cuenta entre lágrimas Inés Rey a este periódico horas antes de que el equipo rechace la visita al Concello para celebrar el ascenso. Y se acordaba la alcaldesa de los cartones de leche que se compraban en su casa porque regalaban fotos de Bebeto y de las palabras de Lucas cuando volvió a Riazor. "Bendita locura".
Ahora los niños que ayer y hoy visten las calles de La Coruña de blanquiazul entienden un poco más lo que les contaban sus padres del equipo de su ciudad. "La familia" de Donato, "la depormanía imposible de explicar", de Dobarro o el protagonista de muchas "páginas de historia de nuestro fútbol", de Caparrós. Pero, si de infancia hablamos: "El fútbol me ha devuelto con el Depor aquello por lo que peleé y soñé", le define Liaño. Y los sueños, sueños son.
Han sido tiempos de lágrimas. Muchas. Ni siquiera el mítico Arsenio Iglesias pudo despedirse de su Depor en el fútbol profesional. Él, el zorro con el que empezó todo, que vio desde un precioso tifo, abrazado a Bebeto, como el Deportivo de la Coruña volvía a Segunda División tras vencer al Barça Atlètic.
Horas antes, miles de aficionados enfilaban la calle San Juan de A Coruña tras un cartel que rezaba: "Os tempos son chegados", el mismo que se leía en la pancarta de Riazor. Esa preciosa frase del himno gallego en la que se anuncian muchas cosas, pero en lo concerniente el Depor, se advierte de que, como dice Nacho Carretero, "la factura ya se ha pagado".
El periodista y aficionado del conjunto gallego recuerda que en A Coruña fueron "más felices de lo que correspondía". Años a crédito en el que cayeron una liga, varias copas y supercopas y se rozó una final de Champions. "He vivido los grandes momentos de la historia del Depor, y es increíble la cantidad de niños y niñas que se pelean hoy por ir", cuenta el ex presidente blanquiazul, Augusto César Lendoiro.
Lendoiro fue el mandatario que trajo a los Bebeto, Mauro Silva, Rivaldo, Djalminha, Scaloni y muchos otros que esta tarde estaban pegados al televisor para ver otra historia. Una de sufrimiento, con momentos de thriller y, sobre todo, larga, con demasiado metraje. "Es la primera vez en la historia centenaria del Depor que después de dos descensos hemos tardado tanto en volver. Es el peor momento desde el punto de vista deportivo", apunta el dirigente.
Pero no hay mal que cien años dure o, como dice el propio Lendoiro, "a longa noite de pedra", como aquella obra poética de Celso Emilio Guerreiro que denuncia el orden social imperante, ese que tiene al Depor en Primera RFEF desde hace cuatro años. "La afición del Depor estuvo en un proceso de aprendizaje. Vienes de un período espectacular y te ves en Primera RFEF así que necesitas de un tiempo para aceptar tu nueva realidad. Tienes que comprenderlo hasta aceptarlo", describe Carretero.
Riazor
No se explica de otra manera, ante el Barça Atlètic hubo 31.833 personas en Riazor. El Depor sitúa en más de 20.000 aficionados la asistencia media de esta temporada, la mejor desde que abandonó la Primera División hace ya seis años. Una categoría, por cierto, en la que 11 de los 20 equipos tienen una presencia media inferior al conjunto coruñés según Transfermarkt. "Cuando el Depor inició su crisis deportiva, comenzó su idilio social", explica Carretero.
Hacía 14 días que no había papel en Riazor. Desde las 11 de la mañana, no se podía tomar ningún vermú en San Juan. A las 16.00 una marea tiñó de azul el paseo marítimo bajo la atenta mirada de los Héroes de Orzán, una historia trágica, como la del propio Depor. Y ya a las 19.00 Riazor era una caldera, desde la que incluso se tuvo que apagar el autobús del equipo por una bengala inoportuna. Lume (fuego).
"El Depor representa ese sentimiento de un club de los amigos, de la calle, del colegio... compitiendo con otras ciudades para hacer felices a toda coruña", define Lendoiro. Y hoy, tras muchos años reclamándolo desde la grada, también de cantera. "Soy el niño más feliz del mundo", decía David Mella.
Un momento del partido del Depor.CabalarEFE
Han sido los Mella y Yeremay, junto con la personalidad de Lucas Pérez, los responsables del giro deportivista. Un giro realizado por Imanol Idiákez en su "última bala", según revela Lendoiro, que le llegó al entrenador precisamente en la ida ante el Barça Athletic. Se ganó y desde entonces 16 victorias, cuatro empates y sólo una derrota. La última victoria, la del ascenso, precisamente con un gol del capitán gallego. Un saque de falta magistral. Riazor en llamas. "Bendita locura haber bajado de Primera División para volver a Riazor", decía Lucas Pérez al acabar el encuentro.
"Cuando el Depor ha hecho las cosas justo al revés de lo que venía haciendo, es cuando ha salido bien y eso debe quedar", cuenta Nacho Carretero. Hablamos de paciencia con el banquillo desde la dirección deportiva de Fernando Soriano, un visionario de esta plantilla, y de dar protagonismo a la cantera junto a Idiákez. "Sois lo más flipante que he visto en mi vida", lanzaba el vasco al público tras la victoria.
En A Coruña había alegría y confianza, pero al estilo gallego. De hecho, la alcaldesa Inés Rey, no quiso participar en este reportaje "por no gafar" el ascenso. "La Coruña va a ser muy feliz pase lo que pase. La hinchada del Depor es feliz. Estamos felices de disfrutar cada partido", apuntaba Carretero.
Lendoiro, en cambio, que ha vivido, más que vivido, construido, el gran Depor habla de que el ascenso es "una gran alegría, pero con los pies en el suelo". "Salimos del infierno o de algo ya sin nombre, que nos sirva de ejemplo para no volver nunca", concluía Lendoiro. Ahora el infierno ya es 'outra historia'.