«¡La Copa del Mundo!¡Gianni, levántate! ¡Gianni! Gracias, Gianni, gran trabajo». Las palabras de Donald Trump provocaron los aplausos de todo el Foro de Inversión Arabia Saudí-Estados Unidos, celebrado el pasado mes de mayo en Riad. Todos los invitados se pusieron de pie, incluido el príncipe Mohammed bin Salman, hombre clave, junto a Trump, del momento actual de Infantino al frente de la FIFA. Fue el mandatario estadounidense quien acercó al directivo suizo a la mesa del saudí hace ya varios años, y de aquellas conversaciones surgen ahora los Mundiales de clubes y selecciones en suelo americano y la Copa del Mundo en territorio saudí, cuyo Fondo de Inversión Pública (FIP) es uno de los mayores socios de la FIFA en el nuevo Súper Mundial de Clubes que comienza este sábado en Miami y que repartirá 1.000 millones en premios. La cifra ha terminado por convencer a aquellos clubes que amenazaban con un boicot y ha puesto el cuchillo entre los dientes al resto de organizaciones en la eterna guerra del fútbol.
Infantino lleva obsesionado con la idea de cambiar el formato del Mundial de Clubes desde su llegada al trono de la FIFA en 2016, un aterrizaje ligado, en parte, a Trump y a Estados Unidos. La derrota de la candidatura americana ante la de Qatar por la edición de 2022 provocó la investigación del FBI que derivaría en el 'Fifagate', el escándalo que acabó con Sepp Blatter y alzó a Infantino. En 2018, los americanos ganaron la cita de 2026 y Trump invitó a «mi gran amigo» Infantino a la Casa Blanca. El presidente de la FIFA ya se movía entre las grandes autoridades del planeta, como el príncipe Bin Salman o Vladimir Putin, compañeros en los palcos durante el Mundial de Rusia.
Mientras, el nuevo Mundial de Clubes iba tomando forma. Zvonimir Boban, exfutbolista y mano derecha de Infantino en las primeras lluvias de ideas sobre el torneo, lideró el plan inicial de un formato con 24 clubes. En 2019, llegaron a un acuerdo por 25.000 millones con Softbank, empresa japonesa respaldada por el FIP de Arabia Saudí, para hacer el torneo en China. Los protagonistas se repetían. Todo estaba cuadrado a pesar de las amenazas de boicot de los clubes europeos y del enfado de las distintas organizaciones, pero el Covid-19 lo detuvo todo.
El runrún alrededor de la creación de una nueva competición volvió a despertar con la Superliga, en sus inicios vinculada a la propia FIFA e impulsada finalmente en 2021 por el Real Madrid, el Barcelona y la Juventus. Fracasó, pero pellizcó las ganas de Infantino, que insistió en su proyecto de una edición cada cuatro años. Una Superliga a su manera.
En junio de 2023, se anunció que el nuevo Mundial se disputaría en Estados Unidos. Otra vez, los protagonistas se repiten. Trump no estaba en el Despacho Oval, pero la relación que Infantino había masticado durante años con las marcas y organizaciones de Norteamérica dieron sus frutos, y cuando Trump recuperó la presidencia, Infantino se presentó en el mitin de la victoria republicana y posteriormente en la investidura. Unos meses después, repitió visita en la casa de Trump en Florida y en el Despacho Oval, antes de volver a coincidir en la gira del presidente estadounidense por Oriente Medio. «Es el rey del fútbol», le elogia Trump, y el miércoles, en un acto en Miami con diferentes medios de comunicación, Infantino definió este Mundial de Clubes como un «big bang para el fútbol actual».
Los 1.000 millones de premio del torneo salen del acuerdo con DAZN, cuyo 10% lo ha comprado Surj Sports Investment, compañía que forma parte del PIF saudí. Otra vez, mismos protagonistas. Los suculentos 140 millones que puede ganar un equipo europeo si lo levanta, una cifra muy superior al resto de confederaciones de la FIFA, han dado a Infantino el «sí» de los grandes del viejo continente, incluso de aquellos que criticaban el formato, y de la ECA, la organización que hace años amenazaba con el boicot, y ha logrado la presencia de Leo Messi dándole un hueco al Inter Miami tras ganar la liga regular de la MLS y sin tener en cuenta los playoffs.
El «big bang» del fútbol aterrizará en Estados Unidos este mes para compensar las temporadas de Real Madrid, Atlético, ManchesterCity y compañía y para añadir más picante a un calendario futbolístico en constante guerra.
«La tensión es algo bueno». Fue la respuesta de Donald Trump cuando, después de recibir a Gianni Infantino en el Despacho Oval, en marzo, le preguntaron por cómo iba a preparar el Mundial de fútbol 2026, compartido con dos países, México y Canadá, con los que había desatado una guerra comercial. El presidente de la FIFA, profesional de la diplomacia, no cambió su sonrisa, pero la tensión, como la procesión, iba por dentro. No es el único. Trump va a tener bajo sus pies las dos principales pistas del circo del deporte, el Mundial de fútbol, el año próximo, y los Juegos Olímpicos, en Los Ángeles, en 2028, dos poderosas herramientas, a su vez, de la geopolítica que Trump zarandea como un cubilete. Los primeros dados, sin embargo, pueden aparecer a partir del fin de semana, con el inicio del Mundial de clubes, prueba test del Mundial, en mitad de las protestas por las redadas contra inmigrantes.
La competición no tiene, por ahora, la visibilidad ni los riesgos de los dos grandes eventos que Trump va a acoger durante su legislatura. Se desarrolla íntegramente en Estados Unidos, por lo que quedan a un lado las tensiones comerciales con México y Estados Unidos, pero no las que tienen que ver con los controles en las fronteras, dado el desplazamiento de aficionados. El principal foco de alerta está en Los Ángeles, futura ciudad olímpica hoy en llamas por las detenciones y deportaciones de inmigrantes ordenadas por el presidente, y donde PSG de Luis Enrique y Atlético de Madrid debutan el domingo, en el estadio Rose Bowl. Los Ángeles es un enclave estratégico para todas las competiciones. La mayor parte de las sedes se sitúan en la costa este y oeste, zonas que condensan la contestación contra Trump.
Antidisturbios dispersan a manifestantes, en Los Ángeles.RONALDO SCHEMIDTAFP
El deporte internacional, muy celoso de su independencia, se ha situado, pues, en alerta, no sólo ante la tentadora instrumentalización que Trump pueda hacer de los acontecimientos, sino también frente al temor a los viejos boicots, con China como gran enemigo comercial, en una guerra por ahora en stand by, y a decisiones que comprometen su equilibrio competitivo y político, como son la legislación sobre la transexualidad en el deporte, la negativa a financiar la lucha antidopaje en el marco internacional o el perverso me quiere, no me quiere de Trump con Vladimir Putin, actualmente fuera del espacio olímpico, pero ansioso por volver.
Infantino no visitó la Casa Blanca para hablar del Mundial 2026 ni de las interrelaciones con Canadá y México, sino para presentar a Trump el Mundial de Clubes. El presidente de la FIFA vendió el producto de una forma que encantó a Trump: «Será como tres Superbowls en un día». Lo suyo es el espectáculo, está claro.
Facilidad en las fronteras
El del año próximo será mucho mejor, pero también más complejo. Compartir con otros países una competición como el Mundial implica coordinación de sus autoridades y facilidad en las fronteras para el movimientos de aficionados, especialmente a sedes en lugares limítrofes, como Vancouver, Seattle, Toronto, Monterrey o incluso Los Ángeles.
Precisamente, uno de los pretextos de Trump para la imposición de los aranceles a México y Canadá, inicialmente del 25% aunque ahora amortiguados, estaba en relación con la exigencia de endurecimientos fronterizos para luchar contra la inmigración ilegal y el tráfico de drogas, sobre todo el devastador fentanilo.
Las decisiones de Trump originaron en Canadá una ola de rechazo y boicot a los productos estadounidenses, con una posición muy dura del ex primer ministro, Justin Trudeau. Su sucesor, Mark Carney, visitó el mes pasado la Casa Blanca con un tono más conciliador, pero la misma advertencia: «Canadá no está en venta».
Claudia Sheinbaum, presidenta e México, durante un acto.José MéndezEFE
Los pasos atrás en materia arancelaria, sea con sus vecinos, la Unión Europea o China, han atemperado las relaciones comerciales y serenado a los mercados, pero las redadas y expulsiones de inmigrantes han abierto un enfrentamiento más cruento con México, verbalizado por la presidenta Claudia Sheinbaum, y con una explosiva caja de resonancia, al ser la inmigración una causa global.
La FIFA no quiere luchas que vayan más allá de las puramente futbolísticas, por lo que, a un año del Mundial, Infantino cruza los dedos para encapsular el torneo y protegerlo de las tensiones entre los países organizadores. Con motivo del Mundial de Clubes va a tener oportunidades de departir con Trump, que ya ha expresado su intención de acudir a varios partidos, aunque la apertura del torneo, en Miami, coincide con los fastos de su cumpleaños, con un desfile en Washington.
Infantino heredó los Mundiales de Rusia y Qatar, manchados en su concesión por la corrupción, pero el del año próximo es ya una obra de su administración. La FIFA tiene, al menos, una ventaja, y es que el modelo de gestión ha cambiado. Desde 2022, el organismo asume las funciones de los comités organizadores del pasado. El Bureau del Mundial se diseña y contrata desde Zúrich.
El Movimiento Olímpico en su conjunto tiene un plazo más largo, hasta 2028, pero observa con inquietud las maniobras de Trump, que recibirá a los Juegos en el tramo final de su mandato. El Comité Olímpico Internacional (COI) exige a los países organizadores, mediante una cláusula en el contrato, que las legislaciones que entren en conflicto con la Carta Olímpica , las normas técnicas de las federaciones internacionales o el Código de la Agencia Mundial Antidopaje (AMA), queden en suspenso para la Olympic Family durante la celebración del evento. Sucedió con la Ley Antidopaje de Italia durante los Juegos de invierno en Turín 2006, las restricciones a la libertad de expresión en Pekín 2008 o la normativa francesa que prohíbe el velo en recintos públicos en París 2024.
Conflicto con los transexuales
El primer foco de conflicto puede estar con respecto a la admisión de deportistas transexuales. El Movimiento Olímpico lo deja en manos de las federaciones internacionales, que no tienen una posición unívoca. La nueva presidenta del COI, Kristy Coventry, es partidaria de encontrar un criterio común, pero necesita un acuerdo deportivo, médico y ético. Necesita tiempo, todo lo contrario que Trump. En febrero, el presidente firmó una ordena ejecutiva, rodeado de niños, bajo el título Mantener a los hombre fuera del deporte femenino. La secretaria de prensa de la Casa Blanca, Karoline Leavitt, manifestó que se exigirán sanciones a las escuelas o asociaciones que permitan competir a trans en categoría femenina.
El COI es, hoy, una de esas asociaciones. En Tokio, compitió la neozelandesa Laurel Hubbard; en París, precisamente una estadounidense, la atleta Nikki Hiltz. Veremos si antes de Los Ángeles se produce un acuerdo.
Los Juegos con drogas de Trump jr.
Más necesario, incluso, es en materia de dopaje, enfrentadas la AMA y la Agencia Antidopaje de Estados Unidos, que retuvo en enero el pago de 3,6 millones de dólares al organismo internacional, como parte de su financiación. El conflicto viene de atrás, con Joe Biden en la Casa Blanca, cuando la AMA permitió competir a 23 nadadores chinos en los Juegos de Tokio, en 2021, pese a haber dado positivo por trimetazidina. Pero la decisión de interrumpir los pagos no se ha producido hasta el regreso de Trump, que en su primera etapa en la Casa Blanca impulsó la conocida como Ley Radchenkov, por el delator ruso, por la que se pueden presentar cargos penales contra cualquier deportista que de positivo en competiciones contra estadounidenses.
Donald Trump jr., en un foro en Doha.KARIM JAAFARAFP
La AMA mostró su rechazo, pero nada que ver con su ira por los Enhanced Games, los Juegos Mejorados, en los que se permitirá el dopaje, programados para 2026 en Las Vegas. El presidente de la AMA, Witold Banka, pidió ayer su prohibición a las autoridades de EE.UU. Sería para Trump como prohibir jugar a su hijo, puesto que Donald Trump jr. está entre los promotores.
¿Es posible un boicot?
La palabra «boicot» ha aparecido en alguna conversación entre altos dirigentes deportivos, como un temor susurrado, al observar el complejo mapa geopolítico y a su actor principal, el presidente del país más poderoso del mundo, desatado. Que las decisiones tomadas por Donald Trump puedan tener consecuencias en los acontecimientos deportivos organizados en Estados Unidos, especialmente los Juegos Olímpicos, no es una posibilidad remota si se repasa la historia.
No existen precedentes de boicots por una guerra comercial. No se trata de una guerra real, porque no supone la invasión de un territorio ni atenta contra la soberanía de un país, pero puede hundir su riqueza y generar confrontaciones que vayan más allá del ámbito puramente económico.
Estados Unidos decidió no acudir a Moscú'80 por la invasión de Afganistán, un año antes, y las autoridades soviéticas devolvieron el gol, cuatro años después, con el pretexto de la seguridad. El presidente Jimmy Carter tomó la decisión seis meses antes de la inauguración en Moscú, porque «acudir sería como poner un sello de aprobación a la política exterior de la URSS», después de amenazar: «O retiran las tropas o retiro a los atletas». «O retira los aranceles o retiro a mis atletas», podrían replicar algunos dirigentes mundiales si Trump volviera a la irracional escalada después de esta tregua de la que nadie conoce el futuro.
El 'apartheid' de la inmigración
Antes de Moscú'80, hubo ya un boicot de bloque, africano, a Montreal'76, por cuestiones raciales. Lo impulsó Tanzania, después de que los All Blacks de Nueva Zelanda realizaran una gira por Sudáfrica, que estaba sancionada por su política de apartheid. La presencia de Nueva Zelanda en los Juegos hizo que no acudieran la mayoría de países subsaharianos. Las luchas raciales continúan, y la prueba es el Blacks Lives Matter, visualizada también en los estadios del mundo, pero una de las grandes causas globales de nuestro tiempo es, hoy, la inmigración, frente a la que Trump actúa con estándares intolerables para buena parte del mundo. Según la prensa estadounidense, las deportaciones pueden ir a más e incluir a más nacionalidades, con un centro de reclusión en Guantánamo. Es su particular apartheid.
La posición de Trump frente a los conflictos en Ucrania y Gaza es, asimismo, un factor de riesgo. Ha coqueteado con Vladimir Putin en busca de una solución, pese la intensidad de la ofensiva rusa. Una de las monedas de cambio sería, muy probablemente, el regreso de Rusia al tablero deportivo y olímpico, en el que Putin invirtió mucho dinero, fuera en los Juegos de invierno de Socchi, en 2014, o el Mundial de fútbol, en 2018. La ofensiva israelí en Gaza, con el apoyo de la administración Trump frente a una condena mundial casi unánime, puede generar contestaciones, no sólo en el mundo árabe.
Los Ángeles, que acogerá unos Juegos por tercera vez en su historia, ya sufrió el boicot del bloque comunista en 1984, como contestación al de Moscú'80. China, en cambio, no secundó a la URSS y acudió a los Juegos por primera vez en su historia. En la actualidad, ocupa la posición de gran gigante deportivo opositor a Estados Unidos que durante las décadas de la Guerra Fría detentó la potencia soviética. Si en 1984 decidió no alinearse con el resto del mundo comunista para mostrar su músculo en el deporte, hoy su músculo principal es económico.
El Mirandés jugará contra el Oviedo la final por el ascenso a Primera División tras derrotar este jueves por 4-1 al Racing de Santander en el partido de vuelta de las semifinales, cuatro días después del empate 3-3 del duelo de ida.
El equipo 'jabato' se hizo fuerte en el estadio Anduva, donde ganó con autoridad con dos goles de Urko Izeta (m.7 y 70) y otros dos en propia meta de Jokin Ezkieta (63) y Javier Castro (66).
El senegalés Maguette Gueye marcó para el Racing el 1-1 en el m.12 de un partido decidido del lado del equipo que italiano Alessio Lisci en la segunda parte.
El Mirandés jugará por el ascenso a LaLiga EA Sports contra el Oviedo, verdugo del Almería, en la eliminatoria final a doble partido. La ida será este mismo domingo a las 19.00 en Anduva. La vuelta, el sábado 21 de junio a las 21.00 en el Carlos Tartiere.
Etapa de media montaña tirando a baja. Etapa rápida, animada, entretenida, pero irrelevante, de las llamadas de transición, con triunfo al sprint del británico Jake Stewart, del equipo Israel Premier Tech. Su cuarta victoria profesional y su primera World Tour. Una sorpresa, pero una compensación. El velocista del equipo, Pascal Ackermann, había abandonado a causa de una caída. El líder, Remco Evenepoel, también se cayó con algunos otros ya en la zona de protección, y no parece que sufriera daño alguno.
La escapada del día, cinco hombres reducidos finalmente a tres (Labrosse, Thomas, Guernalec), fue sometida a falta de dos kilómetros para la llegada. Esforzado, pero inútil el trabajo del Lidl-Trek para Jonathan Milan, el hombre destinado a ganar al sprint. El italiano pasó con apuros, pero pasó, la cota de Quatre Vents, de tercera categoría, a 27 kms. de la meta en Mâcon. Quizás acusó el esfuerzo en el puertecito y terminó quinto en la "volata". Van der Poel disputó con ganas el sprint, pero fue noveno. Como Van Aert, ha perdido filo con los años. Sigue siendo un martillo, pero ya no un cuchillo.
El Dauphiné entra en las tres etapas decisivas en los Alpes. Escribíamos ayer que esta etapa de Mâcon, de media montaña, era el aperitivo del aperitivo. El aperitivo de una etapa de media tirando a alta, la del viernes. Y ésta, a su vez, el aperitivo de las altísimas del sábado y el domingo. Sobre todo la del sábado, con tres "cols" de categoría especial: la
Madeleine, la Croix de Fer y Valmeinier, una de las vertientes del Galibier, donde está situada la meta.
Cantaba Bryan Adams al 'Verano del 69' y se despidió de Liverpool Trent Alexander- Arnold con una fiesta que llamó 'Verano del 66'. Hubo lágrimas de despedida al decir adiós al club de su vida y hubo emoción en la Ciudad Deportiva Real Madrid en su presentación en la que estuvo acompañado de su novia y de toda su familia. "Todavía tengo que pellizcarme para ver que no es un sueño", ha declarado el futbolista.
Sus primeras palabras como madridista las hizo, contra todo pronóstico, en castellano. "Fichar por un club como el Real Madrid no pasa todos los días, es un sueño hecho realidad. Tengo muchas ganas de enseñar mi juego a los madridistas. Jugar es una gran responsabilidad y estoy dispuesto a darlo todo. Muchas ganas de ganar muchos títulos y crecer con los mejores del mundo. ¡Hala Madrid!", ha apuntado el inglés.
Antes, le había alabado el presidente del Real Madrid, Florentino Pérez. El dirigente ha agradecido al británico, "uno de los mejores laterales del mundo", haberse decidido por el Real Madrid entre todos sus pretendientes. "Podrías haber continuado en cualquier club, pero has elegido el Real Madrid y es algo que nunca olvidaremos", le ha concedido un presidente que ha dicho que lo hizo porque confía en "obtener más éxitos en su carerra". "Allí se ha convertido en una leyenda y quiere seguir escribiendo historia", ha cocedido el mandatario blanco.
En contra de lo que se pudiera pensar, Trent no recibió presiones de Bellingham, su amigo en la plantilla, para fichar por el Real Madrid, aunque sí hablaron de ello. "La gente piensa que él tuvo un papel muy importante para estar yo aquí, pero este club no necesita presentación", ha revelado. Y dice que está deseando vestirse junto a jugadores como Mbappé o Vinicius porque "está encantado de jugar con ellos en lugar de en contra".
Alexander Arnold ya no será el 66, LaLiga no permite a los jugadores de la primera plantilla llevar dorsales por encima del 25, y tampoco llevará su apellido, muy largo también para la patronal. Desde ahora será Trent, cambio que ya hizo recientemente él mismo en sus redes sociales, y portará el 12, uno de los pocos números que quedaban libres en el Real Madrid y que llevó durante muchos años una leyenda como es Marcelo. "Cuando viajo por Europa el tema del nombre es complicado. La gente me llama de Alex, Alexander, Trent, así que pensé en simplificarlo", ha explicado.
El lateral inglés llega libre al conjunto blanco, aunque tuvo que pagar 10 millones de euros para que los ingleses le liberasen para disputar el Mundial de Clubes, torneo en el que Florentino ya le ha transmitido la exigencia de ir a ganarlo. "He jugado en el equipo más grande de Inglaterra y ahora de España, en ambos se espera que ganes títulos", ha apuntado. Lo hizo tras ganar la Premier en su última temporada con el Liverpool, conjunto en el que jugó 354 partidos, marcando 23 goles y dando 89 asistencias.
Esta mañana ha primera hora ha pasado con éxito las pruebas médicas en la Clínica Sanitas La Moraleja para luego dirigirse a la Ciudad Deportiva donde decenas de aficionados le esperaban para conseguir el primer autógrafo del lateral como jugador madridista. "Siempre he sabido que si en algún momento me iba del Liverpool era al Real Madrid", ha confesado en rueda de prensa.
Posteriormente, se ha reunido con Florentino Pérez, presidente del Real Madrid, para firmar el contrato que le mantendrá vinculado al conjunto blanco por los próximos seis años, hasta junio de 2031. Éste le ha llevado a la sala de trofeos del equipo blanco para posar con el que será su nueva camiseta con el número 12 y Trent a la espalda. Instantánea que luego ha repetido muy sonriente junto a varios familiares. El mandatario le ha recordado que llega a un club con 15 Champions, como las que estaban en la foto, y también le ha asegurado: "En el Bernabéu vivirás momentos difíciles de entender".
El piloto italiano Matteo Doretto ha muerto este miércoles a los 21 años tras sufrir un accidente durante los entrenamientos previos al Rally de Polonia.
Doretto, campeón de rally junior en 2024 y considerado uno de los grandes talentos italianos en esta modalidad, perdió el control del vehículo y chocó contra un árbol en la localidad polaca de Elganowo, situada al norte del país, informaron este miércoles medios italianos.
Pese a la pronta intervención, las asistencias médicas no pudieron salvar la vida del joven nacido en Pordenone, ciudad de la región de Friuli-Venecia Julia (norte).
Doretto viajaba en un Peugeot 208 Rally4, junto al copiloto Samuele Pellegrino, cuando perdió el control del coche. El impacto fue brutal, destrozando el lado izquierdo del vehículo. Pellegrino, que iba a su lado, salió ileso y presenció las largas maniobras de los bomberos para extraer el cuerpo sin vida de su compañero. Luego fue trasladado al hospital en estado de shock.
Doretto, que habría cumplido 22 años en octubre, nació y creció en Azzano Decimo, en la provincia de Pordenone, y comenzó a competir a los 17 años. Sin embargo, desde niño ya había respirado la pasión por una disciplina que combina velocidad y técnica en recorridos siempre diferentes. Su familia está ligada al rally: una dinastía que comenzó con su abuelo Nello (el bisabuelo también corría en moto) y continuó con su padre Michele, quien junto a su madre Barbara ganó varias competiciones importantes.
"De niño empecé con el karting -recordaba hace unos meses en el programa Sotto il casco, de Aci Sport TV-. En la primera carrera, en la primera curva, uno que venía detrás me pasó por encima. Me puse a llorar y dije que no quería saber nada más del karting". Le atraía la velocidad, pero no los circuitos: creció siguiendo a sus padres en las competiciones. "Ayudaba por diversión, me entretenía con la presión de los neumáticos. Hasta que me picó el gusanillo de intentarlo en el rally".
Matteo mostró rápidamente su talento: quedó segundo en su primera carrera, el Rally de Piancavallo, en su tierra natal. En 2022 logró el quinto lugar entre los menores de 25 años en la final nacional de la Copa Italia Rally Aci Sport. Al año siguiente entró en el AciTeam Italia, el proyecto de la federación para jóvenes talentos italianos. En 2023 acabó séptimo en el Campeonato Italiano Absoluto de Rally (CIAR) Junior, y al año siguiente ganó el título nacional. En 2024 se consagró como promesa de la disciplina, con un tercer puesto entre los menores de 25 años en el Rally della Lanterna, final de la Copa Italia.
Gracias al premio como campeón nacional junior, este año debutó a nivel internacional en seis etapas del circuito europeo. Tras competir en España y Hungría, llegó la prueba en Polonia, en el prestigioso Rajd Polski, el segundo rally más antiguo del mundo.
Compartía su pasión por los coches con su novia Melissa, quien en más de una ocasión fue su copiloto. Matteo trabajaba en el taller familiar, y cuando lo elogiaban por su técnica de conducción en condiciones difíciles, solía explicar: "He recorrido muchos kilómetros con nuestro Panda de cortesía. Fue sin duda una experiencia muy formativa".
En el entorno era muy valorado por su compromiso y su atención al detalle. Andrea Budoia, quien lo acompañó como copiloto en las primeras carreras de la temporada, comentó también en el programa Sotto il casco: "Matteo en los últimos tiempos ha mejorado muchísimo, gracias a la seriedad con la que afrontaba todo y a su mentalidad. Y eso lo enaltece".
Hace solo unos meses le preguntaron qué quería ser de mayor. "Piloto", respondió sin dudar. Luego, con un toque de ironía, añadió: "Dejo todas las puertas abiertas: piloto de rally o incluso taxista". Una broma. Luego volvió a ponerse serio, con los pies en la tierra, como era su carácter. "Intentaré sacar adelante el negocio familiar. Que ya es todo un desafío".
Los Indiana Pacers han vencidos por ‘116-107’ a los Oklahoma City Thunder, protegiendo el factor cancha que robaron en el primer partido y colocaron el 2-1 en las Finales de la NBA. El Gainbrigde Fieldhouse de Indianápolis acogerá también el cuarto encuentro que se jugará este viernes, antes de que la serie regrese a Oklahoma para el quinto duelo. Indiana, que ha firmado un "enorme 32-18 en el último cuarto", nunca ha ganado el anillo de la NBA, y no jugaba unas Finales desde hacía 25 años.
Fue un partido apasionante, con "alternativas para Pacers y Thunder y en el que Indiana acabó triunfando gracias a una excelente aportación colectiva con muchos nombres a resaltar", destaca David Villafranca a Efe. En sus palabras, afirma que Tyrese Halliburton ha firmado su mejor actuación desde las finales, "al borde del triple-doble con 22 puntos, 9 rebotes y 11 asistencias". Desde el banquillo, Benedict Mathurin dio un "recital alucinante" con "27 puntos con 9 de 12 en tiros y 10 puntos en el cuarto periodo". T.J. McConnell también "revolucionó el encuentro como reserva" con "10 puntos, cinco asistencias y cinco robos". Pascal Siakan fue "su anotador más consistente" con "21 puntos y seis rebotes". La defensa de los Pacers "se creció limitando a Shai-Gilgeous Alexander a 24 puntos (9 de 20) y ocho rebotes". El MVP de esta temporada perdió "seis balones, su mayor cifra en su carrera en 'playoff'".
Los Thunder, por su parte, "se atascaron con 19 pérdidas que dieron pie a 21 puntos de los Pacers". Si bien "llegaron al último cuarto por delante en gran medida por el desacierto en el triple de Indiana (9 de 27)", los locales "golpearon en la recta final con un 61,9 % en tiros (35,3 % de Oklahoma) y un 3 de 5 desde el perímetro (0 de 4 de los visitantes)". Por Oklahoma, destacaron Jalen Williams ("26 puntos y 6 rebotes"), Chet Holmgren ("20 puntos y 10 rebotes") y Lu Dort ("12 puntos con 4 de 5 en triples"). El banquillo de Oklahoma "naufragó con solo 18 puntos frente a los 49 de Indiana".
Oklahoma, el mejor conjunto de la temporada regular (68-14), "deberá reaccionar en el cuarto partido para no volver a casa con la pesada losa del 3-1", un resultado que en las Finales "sólo ha remontado un conjunto: los Cleveland Cavaliers de LeBron James en 2016 ante los Golden State Warriors de Stephen Curry".
Indiana, en las finales
"Un cuarto de siglo tuvo que esperar Indiana, un estado en el que el baloncesto es casi una religión, para volver a acoger unas Finales de la NBA", destacó. Esta expectación era palpable en Indianápolis y el "Gainbrigde Fieldhouse no decepcionó en absoluto, ofreciendo un ambiente vibrante durante toda la velada". A pesar del ambiente de gran tensión, "nada de esto intimidó a los Thunder".
En el cuarto inicial, Holmgren "se lució" con "13 puntos" y Dort le escoltó con "un 3 de 3 triples". Shai, sin embargo, "no estuvo nada cómodo y se quedó en 6 puntos", mientras la defensa de Oklahoma "forzando 7 pérdidas de Indiana".
Con un marcador de "24-32", el turno de los suplentes de los Pacers cambió el guion del partido. Liderados por un "incendiario McConnell", los Pacers remontaron con un parcial de "15-4 (39-36 con 8.18 para el descanso)".. Este tramo fue "sensacional" para los de Rick Carlisle, que "recordaron al conjunto que abrasó el Este con su intensidad extrema, su ritmo agobiante y sus transiciones letales". Los Pacers cerraron la primera mitad mandando "64-60".
La reanudación de los visitantes fue la soñada por Mark Daigneault: "un 0-8 de salida con Williams abriéndose camino como un tanque en campo de batalla". El tercer cuarto fue "un combate furioso, de pesos pesados", y un "triplazo de Williams en el último segundo" situó el "84-89" camino del desenlace.
Cuando parecía que los Pacers "habían perdido la chispa", Mathurin y McConnell los resucitaron. "Con una energía impresionante, los dos reservas impulsaron un parcial mayúsculo de 23-11" coronado por un triple de Obi Toppin que colocó el marcador "107-100 a falta de 4.23". A Oklahoma "le pasó en ese cuarto un huracán por encima: colapsó en ataque (solo 3 puntos de Shai) y fue incapaz de crecer desde la defensa". Todo le salió de maravilla a los Pacers, "encadenando triples de Haliburton y Aaron Nesmith y con un taponazo de Myles Turner a un tiro de Holmgren que a falta de dos minutos prácticamente sentenció la victoria".
Tercer encuentro de las Finales de la NBA 2025
Este partido es el tercer encuentro de las Finales de la NBA de 2025, que enfrenta a los Indiana Pacers y los Oklahoma City Thunder. Su importancia radica en que, al ganar, los Pacers han tomado una ventaja de 2-1 en la serie, lo que les da una posición favorable de cara a los siguientes partidos. Históricamente, el ganador del tercer partido en unas Finales empatadas a uno se lleva el título en la mayoría de las ocasiones, lo que subraya la trascendencia de esta victoria para las aspiraciones de campeonato de Indiana. Además, marca el regreso de las Finales de la NBA a Indianápolis después de 25 años, generando una gran expectación y un ambiente vibrante en la ciudad.
El Real Oviedo, que empezó perdiendo ante el Almería y sufriendo ante el equipo de Rubi, despertó con la entrada al descanso de un Santi Cazorla que se convirtió en el héroe del oviedismo al marcar el gol que dio a los azules el pase a la final.
Veljko Paunovic fue el primero en sorprender e Ilyas Chaira, tras un mes de baja debido a una lesión de hombro, regresó a lo grande y se coló en la banda izquierda del Real Oviedo; mientras, en el Almería, Rubi apostó por Kaiky en el lateral derecho, con Bruno Langa en la izquierda y Puigmal como extremo.
A diferencia del partido de ida, fue la UD Almería el equipo que arrancó el encuentro dominando, jugando en campo rival y poniendo en aprietos al Oviedo desde los primeros instantes, con Melamed recibiendo a la espalda de Nacho Vidal y obligando a Aarón Escandell a intervenir.
En el Oviedo solo respondía Hassan, pero el resto de sus compañeros no lo acompañaban y el Almería estaba relativamente cómodo, tanto, que llegó el 0-1: pasado el 20', diagonal desde la derecha y mano de Seoane a tiro de Melamed, convirtiendo Melero el penalti con seguridad.
El Real Oviedo, por primera vez desde la llegada de Veljko Paunovic hace ya más de dos meses, estaba por debajo en el marcador; Lopy probó dos veces a Escandell desde la frontal y fue Rahim el que gozó en una transición de la ocasión más clara del equipo asturiano en todo el primer tiempo.
Empezó el segundo tiempo y, antes que nada, Paunovic no esperó y metió a Santi Cazorla, que desde el primer balón se hizo dueño del partido y puso patas arriba el Carlos Tartiere marcando el 1-1 tras una falta que él mismo había provocado.
Era el momento del Real Oviedo en el partido y todo salía de las botas de Cazorla, que jugaba de derecha a izquierda y activaba a Hassan en la banda, que tras una diagonal hacia dentro y su disparo se iba por encima del larguero.
Por su parte, el Almería respondía con un Gonzalo Melero que acertaba cada vez que participaba; Centelles y Pozo entraron en los visitantes y Fede Viñas, que volvía tras casi un mes lesionado, lo hizo en el Real Oviedo entrando por Alemao.
El partido se aceleró en su recta final y, de un gol anulado a Fede Viñas por un fuera de juego milimétrico, el Almería respondió con una jugada protagonizada por los dos cambios visitantes: centro de Leo Baptistao desde la derecha que Marezi cabeceó al palo.
El Almería no volvió a gozar de ninguna ocasión más y el Real Oviedo, con Viñas y Cazorla luchándolo todo, durmió el partido en los minutos finales: los azules jugarán por segundo año consecutivo en la final del playoff ascenso.
Una semifinal casi como una final, porque nadie parece más poderoso en ACB que Real Madrid y Unicaja, los finalistas de Copa en febrero, el mejor equipo (de largo) de la temporada regular ante el campeón de tantas cosas (Intercontinental, Supercopa, Copa, Champions), el que asombra por su juego y su osadía, el que acudía tras expulsar al Barça en cuartos. Exhausto en el primer round de semifinales, donde los de Chus Mateo golpearon primero y bien fuerte. [99-81: Narración y estadísticas]
Son conscientes los blancos de que sólo les resta ya la Liga para esquivar el fantasma del año en blanco. Que no tienen excusas (más allá de la lesión de Deck), tras el parón sin Final Four, y una racha que impone: 24 victorias seguidas en Liga (25 ya) y 14 meses sin perder en casa. Esa frescura, unida al acierto, les sirvió para tumbar por k.o. a Unicaja, una noche en la que los de Ibon Navarro pasaron bien pronto página. No fueron ellos, pero que nadie les de por muertos, claro.
El Madrid corría y el Unicaja perseguía sombras. Los primeros 20 minutos fueron definitivos. Hubo en ese rato de ciclón algo de aroma a cuentas pendientes, a dejar las cosas claras. Pero bien es cierto que Unicaja llegaba con el susto en el cuerpo desde el domingo, cuando se vio eliminado por el Barça. También con la adrenalina de la remontada, de la victoria en la prórroga. Cansancio, físico y mental, al fin y al cabo. Que no perdonó un Madrid listo para el zafarrancho.
Al que acompañó la puntería desde el amanecer, cuando el duelo parecía un intercambio de golpes. Duró poco. A los dos triples iniciales de Tillie el Madrid contestó con una rotundidad que asustaba. A pares Ndiaye, Hezonja... Más difícil todavía Musa, que acertó sus cuatro primeros, 14 puntos en siete minutos del bosnio. La distancia se disparó hasta los 20 puntos, casi quebrado el encuentro desde tan temprano.
Defensa
Porque a la defensa blanca era como si le debieran dinero. Mordía Campazzo (siete asistencias, cinco robos), Abalde bordaba cada movimiento táctico, Tavares y Bruno Fernando mantenían a raya la pintura. Cero puntos al descanso entre Kendrick Perry y Tyson Carter resumían bien la situación.
La segunda parte no cambió demasiado el panorama. Campazzo seguía apretando y Musa golpeando. Unicaja no veía ni un rastro de luz en el horizonte. Y pronto se vio pensando en el viernes. Todo tan sentenciado que pasaron cosas. Hubo minutos hasta para Rathan-Mayes. Garuba sufrió una brecha en la cabeza tras un choque con Tillie. Y Tavares y Ejim tuvieron sus más y sus menos.
La llegada del tercer major del año a Oakmont sugiere un nostálgico viaje en el tiempo, directamente al año 2016, cuando en estas mismas horas previas al comienzo del grande más fiero del calendario un joven del norte de España deslumbraba con su juego y determinación. En los principales torneos amateurs tiraba palos con la misma facilidad con la que hacía los birdies necesarios para adornar un palmarés de leyenda. Todavía siendo aficionado e icono en Arizona State, Jon Rahm nos abría las puertas de su cuartel general ante su debut en los torneos del Grand Slam y su despedida del mundo de los aficionados.
En una casa alquilada a pocos metros del campo de golf, Rahm esperaba al otro lado de la puerta. Tenía 21 años, un polo naranja de Adidas, unos pantalones grises y la gorra de los Diablos del Sol, el mismo atuendo con el que horas antes había jugado su última ronda de prácticas como amateur al lado de Sergio García y Rafa Cabrera Bello, en, probablemente, el trazado más temido del golf.
En aquel recorrido por la ilusión, nos topamos con su padre, Edorta, y su hermano Erizt curioseando en un portátil en el salón, o Tim Mickelson en pijama, hermanísimo de Phil y el primer mentor del golfista de Barrika en Arizona State. Eran otros tiempos, todos sabíamos que de alguna forma aquel US Open sería el comienzo de algo sobresaliente para la historia del golf español.
Han pasado solo nueve años, pero la vida de Rahm poco tiene que ver con la de aquel jovencito de Barrika. Convive esta semana con su mujer y sus tres hijos y es uno de los deportistas mejor pagados de la historia. En su palmarés, además, cuenta con 22 títulos, entre ellos dos majors. «Afortunadamente, había tenido buenas actuaciones en eventos del PGA Tour antes de debutar aquí. Creo que tenía dos top 10, uno en Phoenix y otro en Mayakoba. En ese momento, estaba completamente confiado en que tenía lo que se necesita. Sabía que era capaz de competir con los mejores jugadores del mundo », recordaba esta semana de aquel debut. El español tuvo una primera ronda complicada en majors, repleta de suspensiones por meteorología adversa, y terminó sus primeros 18 hoyos el viernes por la mañana con un inicio de +6.
Mejor jugador amateur
«En la primera ronda tuve un doble bogey y un triple, y me costó mucho; tuve que salir el sábado por la mañana después de estar todo el viernes sentado sabiendo que tenía que hacer un buen resultado para parar el corte. Hacer uno bajo el par fue algo muy grande», recordaba el de Barrika, que terminó el torneo entre los 25 primeros y con la medalla de mejor jugador amateur.
Jon Rahm, hace nueve años, en su casa alquilada al lado del campo.domicilio.Hugo Costa
Este año llega sin victorias. Todas sus semanas se cuentan por top 10 en LIV, pero aún gestiona las sensaciones agridulces del PGA Championship en Quail Hollow, donde llegó a empatar en el liderato con Scottie Scheffler. «Con gusto cambiaría muchos de mis top10 por más victorias», explicaba en la sala de prensa el español antes de hacer un análisis plagado de honestidad. «Soy realista en este caso. He estado jugando muy buen golf, sí, pero estaría mintiendo si dijera que no es más fácil tener top 10 en un torneo con una participación reducida. Esa es la verdad. Si hubiera jugado eventos con participación completa, ¿habría estado entres los diez mejores cada semana? No. Pero he estado jugando lo suficientemente bien como para decir que lo más probable es que habría estado dentro del top 30 cada vez».
Al lado de Rahm, Josele Ballester será el otro español participante esta semana. No llega el golfista de Castellón con la confianza en sus cotas más altas después de su debut en LIV Golf, tras finalizar en el puesto 50 con +7. «Es jodido verte que ahora estás lejos de los cracks», se sinceraba con el portal Ten Golf. El principal desafío para ambos y los 156 participantes en la 125ª edición del torneo será el rough denso y espeso en combinación con unos greenes duros y rápidos. El US Open siempre ha buscado la dureza como factor identificativo y, cuando la sede es Oakmont, esa circunstancia puede elevarse hasta cotas peligrosas. Ernie Els ganó aquí en 1994 con -5, Ángel Cabrera lo hizo con +5 en 2007 y en 2016 Dustin Johnson llevó el resultado ganador hasta -4.
Los números rojos siempre llegaron asociados a la lluvia que, en algún momento de la semana, dulcificó las condiciones de juego. Scottie Scheffler, número 1 del mundo y ganador de tres torneos este año, será el principal favorito, muy por delante de Rory McIlroy, que intenta solucionar los problemas de su driver.