El Barça se atraganta con un Getafe que sostuvo su muralla
El Barça que avasallaba en Liga fue un espejismo. No aparece y el campeonato se le atraganta ahora que sus rivales se aceleran. Hace tiempo que perdió su ventaja y la alegría que muestra en las copas y en Europa se esfuma y flaquea cuando debe engancharse a la pelea doméstica. Se enredó en el Coliseum y mira de lejos el liderato que un día atesoró. [Narración y estadísticas (1-1)]
El Getafe es experto en preparar encerronas. Desde 2019 había conseguido que el Barça cayera en la trampa una y otra vez. No sólo no ganaban los culés, sino que en las últimas cuatro temporadas no habían ni siquiera conseguido marcar. La dificultad parecía que iba a durar nueve minutos. Quiso Bordalás ahogarles en la zona de creación, evitando que el balón fluyera a los costados para Lamine Yamal y Raphinha. Pero la efervescencia de su plan la desbravó Pedri encontrando un pasillo imaginario al corazón del área donde apareció Koundé con un desmarque en diagonal. Se lanzó Soria a los pies del francés sin quedarse un balón y, a trompicones, lo mandó el lateral al fondo de la red.
Con la ventaja pareció que el Barça podía desmadejar a un equipo en el que sólo Coba por la orilla izquierda mostraba ímpetu en ataque. Volcados en la contraria estaban los azulgrana, encontrando flancos por donde perforar el muro. Lo pudo hacer Raphinha cabeceando un centro de Koundé, otra vez en el área. Flick se llevaba las manos a la cabeza porque Lamine había retado a Rico para encontrar a Gavi, que vio aparecer al lateral francés y dejó que pusiera la asistencia. Se habían colado por las grietas del Getafe sin aprovecharlo para engordar el marcador. Y eso, en el Coliseum, se paga.
protocolo antirracismo
En una contra, fueron los hombres de Bordalás los que se sacudieron el primer golpe. Una jugada iniciada por Aleñá, que se apoyó en Milla, facilitó el remate de Coba en el segundo palo. El rechace de Iñaki Peña acabó en los pies de Arambarri, quien sólo tuvo que empujar el balón a la red. Koundé rompió el fuera de juego. El equipo menos goleador había descosido al Barça, que tenía que empezar a roer de nuevo el hueso para no ver como espectador la pelea por el título.
Nunca es el Getafe un rival cómodo en su fortín, pero al Barça ya no le quedan vidas. La exhibición en el Clásico de la Supercopa o ante el Betis no suman puntos, ni siquiera parecen haber dado el impulso suficiente. Lo sabe el técnico alemán, que volvió a llevarse las manos a las cabeza cuando, al filo del descanso, Lewandowski tampoco acertó a cabecear entre los tres palos un centro telegrafiado de Balde. La necesidad empujaba a los dos equipos a desatarse en la segunda parte, que arrancó con González Fuertes activando el protocolo antirracismo por la denuncia de gritos desde la grada.
Flick buscó hacer correr más la pelota poniendo a De Jong al mando. Casi lo nubla Arambarri después de que Uche corriera a la espalda de Cubarsí y encontraran con un taconazo a Djené para que se la dejara del cara a uruguayo, que tuvo doble castigo: su remate acabó en las manos de Iñaki Peña y se lesionó.
No tardó en responder el Barça con una escapada de Raphinha que buscó a Lewandowski y el polaco a Lamine, que apareció para pegarle mordida. Ante la necesidad, la estrella comenzó a soltar chispazos que electrizaron a los culés. No fue suficiente para tumbar a un equipo acostumbrado a mascar hormigón y esperar el error del rival. Lo pudo provocar Uche en un contragolpe y Flick respondió mandando al campo a Dani Olmo. La aceleración tenía que ser máxima sin caer en la precipitación.
Nada le salía porque enfrente tenía a un rival curtido en estas batallas, capaz de compactarse y volverse pétreo al tiempo que explota su capacidad de sorpresa, como hizo Djené rematado a las nubes un centro de Uche o Diego Rico cazando una carambola tras un córner que estrelló en el pecho de Iñaki Peña. El Getafe no dejó de buscar su oportunidad sin olvidarse de los deberes encomendados por Bordalás. Y si fallaban, estaba David Soria, que salvó con la manopla un disparo lejano de De Jong.
Reclamó el Barça penalti por un abrazo de Uche a Koundé y Lamine siguió insistiendo en buscar centros a Raphinha, que remató a bote pronto al lateral de la red. No había manera de encontrar la vía de tumbar al Getafe y la losa de haber sumado seis puntos de los últimos 24 es ya demasiado pesada.