Alcaraz ofrece su magia a una Chatrier infantil y ya está en tercera ronda de Roland Garros

Actualizado Miércoles, 28 mayo 2025 - 16:17

En una esquina de la segunda grada de la pista Philippe Chatrier, arriba del todo, hay una clase de segundo o tercero de Primaria. Son unos 20 niños y niñas y todos llevan petos fosforitos para no perderse: unos van de naranja y otros, de amarillo. Llegaron andando a primera hora desde una escuela cercana, la Denfert-Rochereau, y aprovechan que mañana es festivo en Francia, Jueves de Ascensión. No paran. Es lo que les toca, no paran.

Hay uno rubio que después de cada punto de Alcaraz levanta los dos brazos y grita "¡Allez, Carlos!" y en todo el partido Alcaraz suma muchos, muchos puntos, concretamente 121. Ocupan toda una fila y los dos del final, los que están más lejos del profesor, no paran de empujarse. De vez en cuando incluso cae un puñetazo. El caso es que todos alucinan. Hay algunos concentrados en el juego, otros sólo miran de vez en cuando, pero todos flipan con Alcaraz y su magia.

A mediados del tercer set, el español, ya vencido, llega a una bola imposible, conecta un pasante paralelo por fuera de la red y los críos no pueden más que abrir la boca. "¡Oh!", entonan todos. Luego preguntan: "¿Eso vale?". El público francés se ha quedado tan anonadado que no lo celebra hasta que el propio Alcaraz mira al tendido, levanta los brazos y reclama su aplauso. Desde el primer punto hasta el último, los niños parisinos disfrutan de la Carlos Alcaraz Experience; cuando se van a casa, ya tienen un nuevo ídolo.

Alcaraz también canta

Este miércoles en un ambiente de verbena en París, con mucha juventud en las gradas de la Chatier, Alcaraz venció en segunda ronda al húngaro Fabian Marozsan por 6-1, 4-6, 6-1 y 6-2 y la victoria fue casi lo de menos. De hecho, quien observe el marcador e incluso lea alguna estadística, como sus nueve bolas de break no convertidas, podrá pensar que fue un partido peliagudo para él, pero todo lo contrario.

En su regreso a la central después de debutar en la Suzanne Lenglen, el español sintió la bola como propia, disfrutó con la raqueta, dibujó golpes de artista. Marozsan ayudó con su gusto por la dejada, un recurso que utilizó hasta en 24 ocasiones, pero Alcaraz puso mucho de lo suyo. Hubo algunos despistes, como esa ruptura inicial que le costó el segundo set, y alguna tarea pendiente, como rematar esas opciones de 'break', pero pelillos a la mar. Para las siguientes rondas, como la próxima, ante el ganador del duelo entre Giovanni Mpetshi-Perricard y Damir Dumhur, ya hay que contar con el Alcaraz más jugón.

"¡Popopopopopopo!", cantó Alcaraz antes de abandonar la pista, después del partido, sabiendo leyendo el ambiente. "¡Olé!", le respondieron, como no podía ser de otra manera. "Me encanta jugar aquí", aseguró después de analizar el partido: "En el primer set me he encontrado genial, con mucha confianza, pero en el segundo Fabian ha empezado a jugar muy agresivo, tomando muchos riesgos. Me ha costado volver a mi juego, pero en el tercer y cuarto set lo he conseguido".

Alejandro Davidovich: “Antes decidían por mí, no era mi vida; ahora hago lo que me gusta y nadie me juzga”

Actualizado Martes, 27 mayo 2025 - 22:51

En Roland Garros sólo hay dos salas de prensa así que el resto se improvisan. Con jardineras y plafones, basta un micrófono y unas sillas para que los tenistas, normalmente los menos conocidos, contesten unas cuantas preguntas. Allí, en la temporal sala 3, aparece Alejandro Davidovich y su ronda acaba rápido. Pocos medios le interpelan. Está entre los 30 mejores del mundo y ya en segunda ronda, donde mañana se enfrentará a Jiri Lehecka, pero a sus 25 años sigue siendo un tenista por descubrir, un outsider, un secundario.

«Me da igual. No estoy al tanto si la gente me conoce más o menos. Obviamente, si hago un gran resultado, si llego a las rondas finales, habrá más aficionados siguiendo mis partidos», comenta en conversación con EL MUNDO un tenista que en los últimos meses lo ha cambiado todo: su entrenador y el resto de su equipo, su manager y hasta su lugar de residencia. De su Málaga, donde nació, hijo de padres rusos, a Montecarlo, donde vive ahora. «¿Tenemos tiempo?», pregunta cuando se le cuestiona por el motivo de tan drástica transformación.

Tenemos tiempo.
Desde hacía unos años yo ya veía que siempre hacía lo mismo, las mismas rutinas, los mismos errores, los mismos aciertos, y ya no disfrutaba del tenis. Mi nivel no mejoraba, estaba estancado. Mi entrenador de toda la vida, Jorge [Aguirre], me dijo que si me iba de Málaga no seguiría conmigo así que no me atrevía a dar el paso. Pero el año pasado, después del Mutua Madrid Open, me decidí. Pasaron cosas personales, hubo cosas en mi equipo que no me gustaron y pensé que era el momento de cambiar.
¿Qué ocurrió?
Algún día se revelará, pero prefiero no hacerlo ahora.
¿Cómo se construye otra vida?
Es muy difícil. El mayo pasado empecé a entrenar con [Fernando] Verdasco y estuvimos varios meses juntos, pero él vive en Doha y la logística era complicada. Me quedé con David Sánchez, con quien ya había trabajado, y buscamos otro entrenador, que finalmente fue Félix [Mantilla]. Como me marché a vivir a Montecarlo también tuve que hacer una búsqueda de nuevo fisio y nuevo preparador físico. Fueron meses de mucho estrés fuera de la pista.
¿Por qué se fue a Montecarlo?
En Málaga me faltaba gente para entrenar y en Mónaco viven muchos de los mejores tenistas del mundo. Nos conocemos todos, tenemos todos los números de teléfono y sabemos quién está cada semana por allí. Es muy fácil cuadrar agendas para un entrenamiento y, si no se puede, también hay muchos juniors de nivel. Me alquilé un apartamento y me lancé al cambio. Decidí escoger yo mismo mi camino.
¿Antes no lo hacía?
Antes decidían por mí, ahora decido yo. Antes no era mi vida y ahora sí lo es. Hago lo que me gusta y nadie me juzga por lo que hago. Estoy tranquilo, estoy feliz y estoy en paz conmigo mismo. No tengo malos pensamientos a mi alrededor. Cuando voy a entrenar, doy el máximo y si ese día es un 70%, doy el 70%.

Los sacrificios del tenis

A raíz del documental de Alcaraz, hablamos estos días de lo mucho que exige el tenis.
No he visto el documental. El tenis es un trabajo que te cuida y te da mucho. Pasas mucho tiempo fuera de casa, no ves a tu familia o tus amigos, pero al final es un trabajo más. Serán unos pocos años y, cuando me retire, ya podré hacer lo que quiera en la vida. Es un sacrificio, pero también lo son otros trabajos y duran mucho más tiempo. Hace unos años yo también luchaba un poco con eso, pero cuando lo entiendes lo ves de otra manera. Irme a Mónaco me ha abierto mucho la mente en ese sentido, me he entregado más al tenis, ha cambiado mi visión de la vida.
Ha vuelto a estar entre los 30 mejores del mundo. ¿Cuál es su techo?
Lo veremos este año. Todos los años hacía un pronóstico de cómo acabaría y en éste no lo he hecho. Me gustaría acabar en el Top 10, pero todavía queda mucha temporada por delante. Nunca he entrado en el Top 20 y ya sería un gran paso. Para mí la Race es más importante que el ranking y ahí voy bien [decimocuarto].
«Estás jugando el mejor tenis de tu vida», le dijo Alexander Zverev en el Mutua Madrid Open después de que llegara a cuartos de final en Montecarlo. ¿Tiene razón?
No te sabría decir, pero estoy siendo constante. No tengo altibajos, juego más regular. Es un elogio, aunque entiendo que Zverev no me había visto jugar en meses y por eso dijo eso. Aquí, en Roland Garros, tengo que centrarme en seguir avanzando rondas y trabajar mi momento. Todos están jugando muy bien, están 'on fire' y será difícil.
Hace unos meses explicaba que se había aficionado a la lectura.
Bueno, no te voy a mentir, sigo viajando con los libros, pero ya no los leo. Ahora estoy en una etapa muy de Play Station. He traído el Fortnite y el FIFA y juego a uno de los dos.

Mats Wilander, tres veces campeón de Roland Garros: “Yo también salía con mis amigos, como Alcaraz”

Actualizado Lunes, 26 mayo 2025 - 23:39

Mats Wilander (Växjö, Suecia, 1964) no para en Roland Garros. Ahora entrevista a la española Jessica Bouzas después de su victoria en la Suzanne Lenglen; ahora corre hacia el puesto de comentarista de Eurosport y Max, que emite todo los partidos del torneo; ahora se fotografía frente a la Philippe Chatrier con unos aficionados que le cuentan que estuvieron presentes en su último título, el tercero, en 1988. Está en su salsa; está feliz. A sus 60 años, desciende a saltos las escaleras que bajan a la sala de prensa y, en conversación con EL MUNDO, reconoce que se siente aún en plenitud.

«Mentalmente soy un veinteañero. El año pasado cumplí 60 y fue muy importante para mí porque ya he vivido más que mi padre. Mi padre murió en 1990 a los 59 años y yo pensaba que era un anciano. Para mí tener 60 años y sentirme así es todo un éxito», cuenta y, tan metido en el papel de analista como está, empieza rápido a hablar sobre Carlos Alcaraz, Jannik Sinner y lo que vendrá.

¿Lloró durante el homenaje a Rafa Nadal?
Fue emocionante para todos. Hay que destacar que lo que hizo Nadal aquí en París, ganar 14 veces, fue único y no sólo en el tenis. Puedes buscar en cualquier deporte y te apuesto a que no hay nadie que haya dominado tanto como Rafa aquí, en Roland Garros. Es inhumano, es imposible.
Entonces, no se imagina a un Alcaraz con los mismos títulos.
Es injusto colocarle en esa comparación y él tampoco debería hacerlo. Ha ganado cuatro Grand Slam con 22 años, pero para llegar a los números del 'Big Three' tendría que seguir a este ritmo hasta 2037 o 2038. ¿Te imaginas a ti mismo en 2038? Es una trampa para él.
¿Alcaraz se parece en algo a usted?
Lo único en lo que nos parecemos es que él también es un tipo tranquilo, que quiere vivir dos vidas, la vida de un tenista y la vida de un joven normal que sale con sus amigos. En eso, nos parecemos. En la pista, en nada. Carlos se controla más y es mucho mejor en términos de tenis, de técnica, de golpes. Me gusta su estilo, pero como tenistas somos distintos.
Si el Wilander de los años 80 se enfrentase a él, ¿Cómo le ganaría?
En el vestuario. Me pasaría meses haciendo pesas, poniéndome fuerte para intimidarle y que no quisiese jugar contra mí. Ahora en serio: mi mejor yo no habría ganado a Carlos. Los tenistas de hoy son mucho mejores de lo que éramos los tenistas antes. Es otro deporte. Lo único que podría haber hecho es jugar sin errores y esperar a que él fallase.

"Su mayor rival es él mismo"

Hablaba de la vida de un joven normal. ¿Es posible mantenerla y ganar muchos Grand Slam?
Es posible, Carlos ya lo ha hecho. Tiene el talento para conseguirlo. Yo también salía con mis amigos y luego conseguía victorias sobre la pista. Los tenistas son personas y tienen sus caracteres, sus necesidades, sus inquietudes. Alcaraz enfoca el tenis de una manera distinta a Rafa o a Novak y eso es algo muy personal. Veremos con los años si le funciona.
¿Le ve celebrando su segundo Roland Garros consecutivo?
Por supuesto, es el gran favorito. Tiene un rival que se llama Jannik Sinner y otro aún más fuerte que se llama Carlos Alcaraz. A veces no entra en los partidos como debería, eso es cierto. Pero si hacemos la comparación con el 'Big Three', a su edad nadie lo ganaba todo. Federer perdió aquí una vez contra Kuerten en segunda ronda, por ejemplo. En tierra batida, Alcaraz, con los recursos que tiene con su derecha, con su facilidad para hacer dejadas, con su capacidad física... Es muy superior. Además, a cinco sets tiene margen si se despista, no es un problema. Todavía no será un paseo, como lo fue algunos años para Nadal, pero es el favorito.
¿Qué le falta a Sinner?
Sinner llegará a su nivel en tierra batida porque tiene el deseo de mejorar, no se conforma con ser número uno y ganar sobre cemento. Es muy maduro. Eso es importante. De hecho, la final de Roma ya pudo caer para cualquier lado, se decidió en aquel tie-break. Pero ahora mismo necesita aprender a jugar sobre arcilla. Siempre se mantiene sobre la línea, siempre golpea con agresividad y debe encontrar más recursos. En tierra batida no puede atacar tanto porque se expone a errores, debe dar un paso atrás y jugar también desde la defensa.
¿Qué espera de Novak Djokovic?
Tenemos que ser conscientes que este puede ser su último Roland Garros. Cuando pierda la motivación se marchará del tenis y eso puede ocurrir pronto. Necesita ganar algunos partidos aquí y ser competitivo y, luego, creo que su oportunidad llegará en la hierba. En Wimbledon tendrá su mejor opción para ver si puede seguir ganando o no. El torneo de este año en Londres puede ser definitivo para el futuro de Djokovic.

Alcaraz se estrena en Roland Garros con una victoria de oficio ante el engañoso Zeppieri

Actualizado Lunes, 26 mayo 2025 - 14:42

Si su interés en este Roland Garros se centra en las opciones de Carlos Alcaraz puede desconectar hasta la semana próxima. Allí estará, si no fastidia una lesión, en cuartos de final y más allá, mucho más allá. Después del Masters 1000 de Roma quedaban pocas dudas sobre su físico, menos aún sobre su tenis, y este lunes, en su debut en París, quedaron despejadas todas. Ante un rival engañoso, el italiano Giulio Zeppieri, número 310 del ranking mundial con golpes para estar entre los 100 mejores, Alcaraz fue el Alcaraz campeón del año pasado.

Aseguró una victoria rápida por 6-3, 6-4 y 6-2 en una hora y 56 minutos de juego y mostró aquello necesario para dominar el Grand Slam por segunda vez: sus piernas vuelan, su mente también. Parece difícil que los rivales que vienen, como Fabian Marozsan en segunda ronda, le presenten mayores dificultades.

No es que fuera su mejor partido, pero tampoco hacía falta. En los deberes para los días que vendrán, por ejemplo, cierta mejora en su saque, que fue inofensivo. Su juego se mantuvo alrededor del notable, más que suficiente. Las trampas esta vez eran enredarse más de la cuenta, precipitarse o descentrarse y no cayó en ninguna de ellas. En otros torneos, en otros lugares, quizá lo hubiera hecho.

Thibault CamusAP

Zeppieri se presentó como un adversario incómodo, incluso extraño, más siendo zurdo. Pese a su bajísimo ranking, ya se había enfrentado a Alcaraz, ni más ni menos que en unas semifinales, en el ATP 250 de Umag de 2022. Es cierto que entonces el español apenas era un adolescente, pero le consiguió arrebatar un set y complicarle la victoria. Esta vez pretendía lo mismo. Directo en el servicio y ante cualquier bola que se le pusiera delante, Zeppieri buscaba amenazar con sus golpes planos -especialmente con su revés- y que Alcaraz se equivocara. Si olvidaba su juego y entraba al trapo, podía dejarse en la pista unos minutos muy valiosos, pero no lo hizo. El español trabajó los puntos, alargó los intercambios, disfrutó en la red y construyó su triunfo como debía, con un 'break' por set cuando hacía falta.

"Ha sido un partido muy solido. La primera ronda de cada torneo nunca es fácil. Y llegar como vigente campeón la hace todavía más difícil. Pero he empezado bien. He intentado estar concentrado en mi tenis, en mi ritmo, y espero jugar mejor en la siguiente ronda", analizó el actual número dos del mundo, que también confirmó que apoyará al PSG en la próxima final de la Champions -en las gradas de la Suzanne Lenglen había varios jugadores, como Achraf Hakimi y Joao Neves- y valoró el éxito de su documental en Netflix: "Muestra mi vida, que es una vida bastante normal. Cuando estoy en casa intento apagar el tenis y vivir como yo mismo, como persona"

Carlos Alcaraz, su concepto de la amistad y lo que está mal de su documental de Netflix: "Quería dejar el tenis porque estaba solo"

Carlos Alcaraz, su concepto de la amistad y lo que está mal de su documental de Netflix: “Quería dejar el tenis porque estaba solo”

En la biografía de Carlos Alcaraz queda un capítulo por explicar. Su idilio con el tenis se ha narrado muchas veces: del niño que jugueteaba con la raqueta todo el día por las pistas de la Real Sociedad Club de Campo de Murcia al adolescente que asombró al mundo. Su ascenso siempre se narra directo, sin paradas, de la infancia al éxito. Pero no fue así. Durante unos meses, Alcaraz quiso dejar el tenis y dedicarse a otro deporte.

Para saber más

Lo recuerda Alfredo Sarriá, entrenador y coordinador de su club, ahora rebautizado como Carlos Alcaraz Academy: "Carlos tenía 13 años, cambió de categoría, se quedó sin grupo de entrenamiento y en muchas clases estaba solo. Estuvo una temporada así. Al mismo tiempo había empezado a jugar al fútbol sala, era el pichichi del equipo y los compañeros de la escuela le iban a animar. Recuerdo que decía: ‘Quiero dejar el tenis y pasarme al fútbol sala. Aquí ganó un punto, miro alrededor y no hay nadie. En el fútbol sala estoy con mis amigos’. Por suerte, su padre le animó a seguir y, bueno, el resto es historia".

Las dudas de adolescencia de Alcaraz hoy no son más que una anécdota, pero demuestran una máxima: necesita estar arropado. Más allá de lo tenístico, que revalide su título de Roland Garros, el Grand Slam en el que debuta este lunes ante Giulio Zeppieri, depende de que sienta el amor de los suyos. En un circuito repleto de jugadores que viven en Montecarlo o Dubai y viajan con sus entrenadores y, como mucho, sus parejas, Alcaraz todavía reside en El Palmar y moviliza a todo su entorno para los torneos.

Un paseo por Roma

Su hermano Álvaro es su sparring; su amigo íntimo Fran Rubio se ha incorporado este curso a su equipo como fisioterapeuta; sus padres no fallan en su palco; y en las gradas, siempre que pueden, animan sus colegas. Estuvieron muchos en Barcelona, donde fueron los más ruidosos, otros pocos en Montecarlo y estarán todos los que puedan en la Philippe Chatrier si todo va bien. En su entorno aseguran que su reivindicación en el documental de Netflix ‘A mi manera’ se entendió mal: no eran ganas de fiesta, eran ganas de seguir en su mundo. El tenis le exige una vida solitaria, pero él se resiste. Más importantes que las noches en Ibiza, eran las mañanas en el piso de sus padres, donde todavía duerme, aunque se ha comprado una casa cerca. "Nunca se sabe qué pasa en el futuro, pero a corto plazo es imposible que se vaya a vivir a otro sitio", comentan. La semana pasada en el Masters 1000 de Roma, de hecho, una de las cosas que más disfrutó Alcaraz fueron sus visitas al Coliseo y la Fontana di Trevi junto a dos amigos.

Roberto RamacciaEFE

"Los tenistas se acostumbran a viajar desde pequeños y algunos generan pronto un desapego, pero Carlos siempre ha necesitado ese vínculo con los suyos. Cuando estaba fuera, llamaba a familiares y amigos cada día. Tuvimos que trabajar su marcha a Villena para entrenar con Ferrero como una renuncia personal, aunque no dudó en hacerlo", analiza Josefina Cutillas, psicóloga deportiva de Alcaraz durante su adolescencia en Murcia, que añade: "Ha humanizado el deporte de élite. Tiene muchas cosas a su alcance, pero sabe que su felicidad no está en otro sitio que con su gente".

El mismo peluquero de siempre

Esta misma semana, Alcaraz ha pasado un par de días en El Palmar, lunes y martes, donde apenas tuvo tiempo de nada. Ni tan siquiera sacó un hueco para cortarse el pelo. En algunos hoteles caros en los que se hospeda e incluso en torneos como Wimbledon, el actual número dos del mundo cuenta con servicio de peluquería, pero él sigue recurriendo a un vecino, Víctor Martínez, al que conoce desde hace años. "No es mi cliente, es mi amigo. Voy a su casa a cortarle y también a sus hermanos Álvaro y Jaime. Iba a ir al Mutua de Madrid, pero como al final no jugó hubo que esperar. Por eso en Roma llevaba el pelo tan largo. Nos veremos cuando vuelva de París", cuenta Martínez que empezó con la estética masculina como hobby cuando trabajaba en El Pozo.

CHRISTOPHE PETIT TESSONEFE

"A veces le da por raparse y antes me pedía más degradados, pero en el tenis se llevan cortes más clásicos. En el fútbol es lo más normal, pero en el tenis queda agresivo", analiza quien ha podido ver en directo a Alcaraz en varias ocasiones, como en una Copa Davis. Cuando recibe visitas así, el tenista suele seguir una tradición: él pone las entradas, claro, pero también invita a la cena.

Carlitos, Carlico o Charly

"Carlos siempre va a jugar muy bien en Barcelona y en Madrid porque allí siempre tiene a muchos amigos en las gradas. En otros torneos es más difícil, en Roland Garros se intenta, pero escuchar a los suyos en casa le da un punto más de motivación. Sabe que piden permisos en el trabajo, que se pegan una paliza en coche, que se pagan el hotel y él responde", proclama Sarriá y concluye con una cuestión esencial que flota alrededor de Alcaraz y su gente: ¿Cómo le llaman?

De toda la vida, en su casa le han llamado Carlitos para diferenciarlo de su padre, pero últimamente los amigos le animan a base de gritos de "¡Vamos, Charly!". Por Carlitos responde -así todavía le reclaman muchos-, pero él mismo se autoproclama Charly cuando se anima en voz alta. "Lo de Charly se lo pusieron en Villena cuando se fue a entrenar con Ferrero y muchos amigos le llaman así ahora. En su casa siempre era Carlitos, o mejor dicho 'Carlico', que eso de Carlitos es muy fino para lo que hablamos nosotros en Murcia", concluye el coordinador de la Carlos Alcaraz Academy sobre el jugador que a partir de este lunes buscará su segundo Roland Garros consecutivo.

Alcaraz: "Intento disfrutar y pasarlo bien con mi tenis"

Alcaraz: “Intento disfrutar y pasarlo bien con mi tenis”

Actualizado Viernes, 23 mayo 2025 - 17:57

Carlos Alcaraz aseguró este viernes llegar a Roland Garros sin sentir excesivamente el peso de la defensa del título y "con buenas sensaciones", tras su victoria sobre Jannik Sinner en la final de Roma. "Cada partido contra él es una batalla física, táctica y mental", reconoció el número dos mundial, que puede volver a medirse a su eterno rival en semifinales.

Su primer oponente será el japonés Kei Nishikori, de 35 años, actual número 62 del mundo, tres veces cuartofinalista del torneo. "Sé que viene de tener varias lesiones, pero siempre es toda una leyenda", advirtió Alcaraz. "Intentaré darle alegría a mi juego. Es lo que intento en cada partido: no sentir miedo, no pensar demasiado en ser sólido, sino darle alegría a mi tenis, disfrutarlo, pasarlo bien".

"Me estoy encontrando cómodo y contento con el nivel que estoy alcanzando", reconoció Alcaraz. "Y es verdad que la mayor parte de los partidos siento que dependen de mí, de si encuentro el buen camino y la buena dirección, si soy capaz de disfrutar".

"Espero empezar a un buen nivel", reconoció el tenista español, que posiblemente debutará en la pista Philippe-Chatrier donde el año pasado levantó su primer Roland-Garros, recibido como "el nuevo rey de la tierra batida" (tomando directamente el relevo a Rafa Nadal, que el domingo tendrá un sentido homenaje).

Aunque está en la misma parte del cuadro que Sinner, Alcaraz evitará al menos a Djokovic, que llega a París con el número seis a sus espaldas, y con quien solo se enfrentaría en una hipotética final. El italiano Lorenzo Musetti (a quien también venció en Roma), el noruego Casper Ruud y el norteamericano Taylor Fritz serían sus posibles rivales si logra avanzar.

"Tengo un visión más bien global del cuadro", reconoció Alcaraz, que en el fondo piensa y trabaja ya en un posible enfrentamiento contra Sinner. "Sé que él intentará mejorar, pero hay que pensar que hizo un torneo muy bueno, teniendo en cuenta que llevaba tres meses inactivo, y quizás al final aquejó la falta de partidos".

A la pregunta sobre si se ve un pie por delante de todos sus rivales en tierra batida, Alcaraz aseguró que no se ve en un plano superior y que hay "un gran nivel en el top 30" que deja abierta la posibilidad a sorpresas. Las "buenas sensaciones" a su vuelta a París se leían en el tono "disfrutón" de sus palabras. Alcaraz no torció siquiera el gesto ante las críticas recibidas por el documental en Netflix que, a decir de Nadal, explora demasiado su lado personal y poco su aspecto profesional. "Me gusta salir, como a cualquier chico de 20, 21 o 22 años, y tengo mi lado fiestero. Pero soy un profesional y procuro no perder el foco en el tenis. Me gusta también disfrutar con el tenis".

La suerte sonríe a Carlos Alcaraz en el sorteo de Roland Garros: evita a Zverev, Djokovic o Draper hasta la posible final

La suerte sonríe a Carlos Alcaraz en el sorteo de Roland Garros: evita a Zverev, Djokovic o Draper hasta la posible final

Nadie está a la altura de Carlos Alcaraz y Jannik Sinner. Si el último Masters 1000 de Roma dejó una conclusión fue esa: los dos son favoritísimos para el Roland Garros que arranca este domingo. Pero el camino de uno y otro puede decidir el título. El desgaste será determinante si ambos alcanzan la final y, a priori, después del sorteo celebrado este jueves, el español empieza con ventaja.

Número uno y dos del ranking ATP, mientras el italiano se podría medir con rivales como Alejandro Davidovich -en tercera ronda-, Arthur Fils, Jack Draper,Jakub Mensik, Alex de Miñaur y, ya en semifinales, Alexander Zverev o Novak Djokovic, el español los evitará a todos. En su lado del cuadro las amenazas son pocas: Casper Ruud en cuartos de final y Taylor Fritz o Lorenzo Musetti en semifinales.

Antes no se advierte un rival capaz de derrotar a Alcaraz, aunque aparecen nombres más que conocidos. De hecho, el vigente campeón del torneo debutará el lunes o el martes contra un tenista que llegó a ser finalista en Madrid o Montecarlo, aunque muy venido a menos. Kei Nishikori, a sus 35 años y mermado por las lesiones, será el primero al que se enfrente y luego se podría encontrar con jóvenes como Luca Nardi o Giovanni Mpetshi Perricard, antes de un duelo de octavos de mayor nivel

Allí le esperan Ben Shelton, Lorenzo Sonego o incluso Stefanos Tsitsipas, finalista del torneo hace no tanto, en 2021. En ediciones anteriores su presencia en el cuadro hubiera espantado, pero el griego arrastra una racha nefasta, ha caído al número 20 del ranking mundial y en esta gira de tierra batida no ha pasado de cuartos de final en ningún torneo.

Apoyo al PSG

«Tengo un gran nivel de confianza ahora mismo. Está siendo una gira de tierra batida muy buena, pero este torneo es otra cosa, es el más importante de la gira y uno de los más importantes del año. El año pasado llegué aquí de una manera completamente diferente, sin haber jugado prácticamente partidos en arcilla, pero esperemos que el resultado sea el mismo», comentó Alcaraz en el sorteo del cuadro, donde la mano inocente fue el futbolista Ousmane Dembélé.

En la ceremonia se habló en varias ocasiones de la próxima final de la Champions League que enfrentará al PSG y al Inter de Milán el sábado 31. Alcaraz aseguró que vería el partido "100% seguro" y que animaría al conjunto francés. "Gracias", le contestó Dembélé en castellano.

Badosa, un estreno duro

El azar que sonrió a Alcaraz no fue tan benévolo con la otra tenista española con opciones al título, Paula Badosa. Aún con problemas en la espalda, la actual número 10 del mundo debutará contra Naomi Osaka, una dura rival pese que también acumula dificultades físicas. La japonesa nunca ha alcanzado la cuarta ronda en París, pero el año pasado estuvo muy cerca de batir en segunda ronda a Iga Swiatek, a la postre campeona.

Si vence a Osaka, eso sí, Badosa no deberá medirse a la propia Swiatek o a Aryna Sabalenka hasta una hipotética final. En su camino podría toparse con Mirra Andreeva en cuarta ronda, Jessica Pegula en cuartos de final y Coco Gauff o Madison Keys en semifinales.

La celebración en Roma del Alcaraz y una preparación a su manera para asaltar Roland Garros: "Necesito asimilar lo que he hecho"

La celebración en Roma del Alcaraz y una preparación a su manera para asaltar Roland Garros: “Necesito asimilar lo que he hecho”

Antes de marcharse de la pista, con su trofeo del Masters 1000 de Roma en una mano y una botella de moscato Asti en la otra, Carlos Alcaraz lanzó un brindis al cielo que parecía un agradecimiento al público italiano, pero no lo era. En la parte alta de las gradas del Campo Centrale del Foro Itálico, una zona llamada Tribuna Internazionale, había unos cuantos de sus amigos de El Palmar y a ellos iba dirigido el gesto. Luego, como siempre en estas ocasiones, todos juntos se fueron a cenar a un buen restaurante. Pagaba el campeón.

Desde el mismo momento en el que se impuso a Jannik Sinner en la final por 7-6(5) y 6-1, a Alcaraz quisieron situarle ya en París, peleando por su segundo Roland Garros consecutivo, y nuevamente tuvo que reivindicar su manera de hacer las cosas. Una victoria hay que celebrarla. Pensar ya en el Grand Slam sería una tortura. Su estreno en la Philippe Chatrier llegará el próximo domingo y hasta entonces quedan unos días para festejar, desconectar y volver a motivarse. El lunes y el martes estará en Murcia sin entrenar, el miércoles volará a París para atender compromisos como la presentación del torneo oun acto de Babolat y no volverá a coger la raqueta hasta el jueves. «Se qué todos los ojos ya miran a París, pero ahora me toca disfrutar de la victoria con la familia, los amigos y el equipo y tomarme unos días de descanso. Necesito asimilar lo que he hecho», reconoció.

FILIPPO MONTEFORTEAFP

Hubo preguntas sobre Roland Garros en todas sus entrevistas post-partido y en la rueda de prensa, pero es que incluso Sinner nombró la cita en la ceremonia de premios. En un diálogo de buen rollo pese al conflicto generado alrededor de la sanción del italiano -y la ausencia de mensajes de ánimos del español-, le soltó de primeras: «Definitivamente serás el favorito cuando vayamos a París, nos volveremos a ver allí». Quizá era estrategia, una manera de aumentar la presión sobre su rival, pero no dejaba de ser una certeza. «Ahora mismo eres el mejor en tierra batida», aseveró a continuación, otra verdad.

Los puntos decisivos

En el último año natural, Alcaraz ha dominado la arcilla con títulos en Roland Garros y los Masters 1000 de Montecarlo y Roma y finales en los Juegos Olímpicos de París y el Trofeo Conde de Godó. En la superficie que menos premia la potencia en el saque, su tenis poliédrico es inabordable si su mente no le falla. En el Grand Slam, aunque su margen es amplio a cinco sets, quizá pueda equivocarse en alguna ronda temprana, pero si alcanza los partidos decisivos se supone invencible .

En la final del domingo ante Sinner volvió a demostrar que hay días en los que levita. Todo se decidió en unos minutos en el desenlace del primer set y ahí llegó la magia. Hasta entonces, ambos jugadores marcaron sus fortalezas, el número dos del mundo con la derecha y el número uno con el revés. No se hacían daño, cada uno con lo suyo, a veces geniales ambos, a veces erráticos. El esquema de juego de Alcaraz pasaba por alargar los intercambios para molestar con bolas altas y la táctica de Sinner, mejor con su servicio, todo lo contrario. Pero con 6-5, el italiano alcanzó el 15-40 e deshizo la igualdad.

Alessandra TarantinoAP

El peligro era mortal para el español. Si fallaba, si se precipitaba, si no atinaba, llegaría su sentencia. Pero, al contrario, se abrazó a la tranquilidad, jugó, forzó a Sinner a que repitiera errores y salvó la situación. Entonces sólo quedaba el tie-break, donde clavó dos saques directos a la línea y dibujó una volea que merecía un marco. En ese mismo instante, Sinner se rindió: en el segundo set no hubo competencia. El título ya era de Alcaraz, su séptimo título de Masters 1000 y, si sumamos los cuatro grandes, su undécima final ganada de 12 disputadas.

«Estoy muy orgulloso de cómo he enfocado el partido mentalmente. Tácticamente todo ha ido bien, pero sobre todo no he tenido altibajos, me he mantenido en mi mejor nivel durante todo el partido», admitió el español al acabar el encuentro, con ganas de festejar y de volar de vuelta a casa para preparar Roland Garros a su manera.

Alcaraz-Sinner, el Clásico de la próxima década

Actualizado Domingo, 18 mayo 2025 - 21:08

Alcaraz contra Sinner, o Sinner contra Alcaraz. Tanto da. Es el partido que más apetece ver, el que despierta mayor ilusión entre los aficionados al tenis y diría, incluso, que entre quienes no siguen regularmente este deporte. Es el Clásico, así, con mayúsculas, de la próxima década. Dos jóvenes ganadores, pujantes, apenas separados por un año, dispuestos a pelear por todo. No olvidemos que el año pasado se repartieron los cuatro títulos del Grand Slam. Y el desenlace podría ser similar en este curso. Dos estilos distintos, un contraste que agrega atractivos a la rivalidad. Alcaraz, más imaginativo pero también más inconstante, como si a veces se aburriese, sabedor de su extraordinario talento. Sinner, más estable. Más monocorde también.

Ganó Alcaraz, que cuenta con mejores argumentos sobre arcilla y vio cómo su oponente se disolvía tras dejar pasar dos pelotas de set antes del desempate. Dio la impresión de que Sinner se preguntaba: «Si con todo lo que he hecho en el primer parcial no he podido ganarlo, ¿qué habré de hacer ahora?».

Porque el número 1 del mundo jugó mucho y bien, siempre a una marcha muy alta, restando tiempo a cualquiera de las acciones del español. Pero Alcaraz sabe ralentizar más los partidos, cambiar ritmos y alturas y sigue contando con un arma tan exquisita como es su dejada.

Para él, al fin y al cabo, se trataba de una final más en un Masters 1000. Sinner tenía presión añadida: jugaba en casa y estaba a una victoria de completar un regreso colosal a las pistas. Físicamente también pudo pesarle el desgaste de las dos semanas. Si hubiera ganado el primer set, tal vez el partido habría sido otro.

Campeón en Montecarlo y en Roma, Alcaraz se presentará en Roland Garros en una situación idílica. Ha gestionado bien los torneos disputados y en todos ha competido cuando estaba en plenitud física. Se le escapó el Conde de Godó, condicionado por los problemas físicos en la final ante un gran Holger Rune. Dado el grado de exigencia del circuito y con Madrid y Roma jugándose a dos semanas, lo importante es llegar en las mejores condiciones al verdadero objetivo de la gira sobre tierra batida.

Déjenme rendir honores a Jasmine Paolini, que se hizo grande en su propia casa superando a Coco Gauff en la final y llevándose, además, el título de dobles. Enorme mérito el de la jugadora italiana al conquistar su segundo WTA 1000 frente a una rival tan dura como Gauff, reciente finalista en Madrid, quien, no obstante, acusó la fatiga acumulada.

Alcaraz es de mármol: derrota otra vez a Sinner, levanta el título en Roma y marca el camino para Roland Garros

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Ya declinaba la final del Masters 1000 de Roma cuando Jannik Sinner, hombre impasible, se permitió algunos gestos de desesperación: un suspiro, una mirada al cielo. No había nada que hacer. En rondas tempranas de torneos lejanos, Carlos Alcaraz a veces se ensimisma, pero con un título en juego y en coliseos como el Campo Centrale, se torna invencible. Su talento se agiganta, sus piernas se precipitan y, sobre todo, su cabeza se endurece. Cuando eso ocurre, no hay jugador en el circuito que pueda responderle, quizá no lo haya en la historia.

Este domingo ante Sinner, dominador del ranking mundial, campeón de los dos últimos Grand Slam, rival para la próxima década, volvió a demostrar que manda si quiere hacerlo. Al final, 7-6(5) y 6-1 en una hora y 43 minutos de juego. Sobre cemento, entre cañonazos, aún puede sufrir, pero en tierra batida, donde siempre gana el mejor, no quedan dudas. En esta gira ha ganado en Montecarlo y Roma y ha llegado en la final en Barcelona y en la edición de Roland Garros que empieza el próximo domingo si no es campeón sería una sorpresa.

El momento decisivo

La final ante Sinner se decidió en apenas cuatro o cinco puntos, todos en el desenlace del primer set, fueron sólo unos minutos. Hasta entonces, ambos jugadores marcaron sus fortalezas, el español con la derecha y el italiano con el revés. No se hicieron daño. El esquema de juego de Alcaraz pasaba por alargar los intercambios para molestar con bolas altas y la táctica de Sinner, mejor con su servicio, buscaba todo lo contrario. Hasta el 6-5, cada uno hizo lo suyo, a veces genial ambos, a veces erráticos. Pero entonces, Sinner ameritó dos bolas de set con n 15-40 y decantó la balanza.

Andrew MedichiniAP

El peligro era mortal. En un encuentro a cinco sets, ceder el primero no es un drama; en un partido a tres sets, hacerlo es sentencia. Alcaraz tenía que hacer lo que hizo. Al contrario que en otras ocasiones, se abrazó a la serenidad, jugó y forzó a Sinner para que repitiera ciertos errores. Entonces sólo quedaba el tie-break, donde clavó dos saques directo a la línea y cerró el periodo con una volea magistral. En ese mismo instante, convirtió el segundo set un disfrute ante rival ya rendido. El título ya era suyo.

"No he tenido altibajos"

"Estoy muy orgulloso de cómo he enfocado el partido mentalmente. Tácticamente todo ha ido bien, pero sobre todo no he tenido altibajos, me he mantenido en mi mejor nivel durante todo el partido", admitió el español al acabar el encuentro, antes de felicitar a Sinner por haber llegado a la final después de su sanción y de aceptarse como favorito para la próxima cita en París: "Ganar aquí en Roma superando a Jannik es un éxito que me da mucha confianza para Roland Garros, aunque ahora lo único que quiero es celebrar con mis amigos, mi familia y con los amigos que han venido desde España. Después descansaré y ya me podré centrar en el Grand Slam".

Con su triunfo, Alcaraz sumó su séptimo Masters 1000, el primero en Roma, pero sobre todo agigantó una estadística de aquellas que asustan a sus adversarios. A sus 22 años, ha jugado 12 finales entre 'grandes' y Masters 1000 y sólo ha perdido una. En los días decisivos, bajo los focos, se vuelve de mármol, como ocurrió este domingo.