El veneno de Raphinha fulmina al Bayern en Montjuïc

Actualizado Miércoles, 23 octubre 2024 - 23:12

Velocidad endiablada con el balón pegado al pie y metros por delante para pensar dónde colocará la pelota sin alzar la cabeza. Huele donde están los centrales, a los que ni siquiera reta porque los tumba con controles precisos, y sabe cuál el resquicio de la portería a donde no llegan las manos del guardameta. Raphinha sólo necesita campo para activar su velocidad y soltar zurdazos imparables que lo están convirtiendo en un arma letal que el Barça ni imaginaba que tenía en el bolsillo. Es todo eso y mucho más.[Narración y estadísticas]

Como si el brazalete de capitán y los rumores le hubieran inyectado superpoderes, el brasileño vive una madurez espléndida. Nadie se atreve a pensar qué hubiera sido del arranque de proyecto de Hansi Flick sin este futbolista que infunde temor y suma 100 partidos y ya nueve goles. Un minuto tardó en romper en añicos los planes del Bayern en Montjuïc.

Fermín, en el círculo central, vio cómo se hacía un hueco a la espalda de Kimmich calculando fríamente para no caer en fuera de juego y lo lanzó a la carrera contra Neuer. Imposible que saliera perdedor del mano a mano y su gol puso al Barça el partido más cómodo al tiempo que los alemanes se enrabietaban. Nunca les habían marcado tan rápido en Champions.

Cuando el Bayern arrancó a sudar, arrebataron la pelota y el mando a los culés para convertir el duelo en un toma y daca que duró lo justo. La salida de Iñaki Peña ante Harry Kane evitó el primer susto, pero sintieron que el plan de buscar la espalda de la defensa azulgrana sólo tenían que engrasarlo un poco más. Lo hizo Müller con un centro que el delantero inglés convirtió en un gol sin validez por fuera de juego milimétrico. Habían detectado que el Barça jugaba al límite y se les podía castigar si les empujaban. Sin embargo, este Barça no tiembla ni se despista del objetivo.

Reparte y encaja con la misma naturalidad. Seduce y se faja sin sentirse incómodo. Por eso tampoco se arrugaron cuando, esta vez sí, de una banda a otra agitaron a la defensa para que Gnabry le pusiera el centro perfecto a Kane al segundo palo. El partido empezaba de nuevo a los 20 minutos. Lo cierto es que se reposó, y eso ayudó a que el balón, que había pasado poco por los pies azulgrana, empezaran a tenerlo Lamine Yamal o Fermín, que se volvió indetectable para los alemanes en la medular y eso siempre significa problemas. Si algo tienen estos dos futbolistas es descaro.

Lo mostró Lamine intentando forzar el error de Neuer casi en la línea de gol y lo logró el andaluz para delirio de Montjuïc. Dejó que Kim le ganara un salto en el que, con un ligero contacto, lo desequilibró y el balón le quedó franco para, ante la salida del meta germano, picársela a Lewandowski que aparecía en carrera. No falló el polaco a puerta vacía. No lo celebró, pero sí todo un estadio que, por fin, veía a su equipo en su salsa en la Liga y en la Champions League.

Nadie parece tener lastre desde que Flick llegó al banquillo. Ni siquiera pesó aquel doloroso 2-8 cuando el alemán estaba en el banquillo bávaro. Es más, se atreven a todo. Eso hizo Casadó con un larguísimo pase en diagonal que Raphinha pinchó para retar a Guerreiro, plantarse en el área y, ante las narices de Upamecano, cruzársela a Neuer. Doblete de un jugador que cumplía 100 partidos y juega tan libre como en el patio de su casa. Al descanso, el Barça parecía haberse sacudido el peso de la historia ante su mayor ogro europeo. Sólo fue el principio.

Quería el Bayern revolverse y acabó más hundido, vapuleado por un equipo desconocido en Europa y con una efectividad letal. Por si no había tenido bastante, lo comprobó cuando Lamine buscó en largo al héroe Raphinha. Precisión absoluta en el control para deshacerse, otra vez, de Upamecano y Kim con un gesto y soltar su veneno para enviar otra vez a Neuer a buscar la pelota al fondo de la red.

No encontró Vincent Kompany la forma de hacer reaccionar a sus hombres ni cambiando todo su frente de ataque con la artillería de Musiala, Sané y Goretzka. Podía frenar el vendaval, pero ya era inevitable salir empapado. El Barça, coreado por una grada entregada a los olés y agradecida por el espectáculo, se acerca al objetivo en Champions y encara el Clásico en el Bernabéu con la confianza por las nubes.

Cómo no mirar a Rubén Baraja en medio del caos del Valencia

Actualizado Martes, 22 octubre 2024 - 14:32

Nada de lo que ocurre en el Valencia es culpa de Rubén Baraja, pero tampoco se le puede eximir de su responsabilidad. Su figura de leyenda se agigantó cuando se atrevió a dar un paso al frente, coger un equipo al borde del desahucio y mantenerlo en Primera a base de energía e ilusión de canteranos. Mostró liderazgo, empatía con Mestalla y capacidad de hacer creer a un vestuario golpeado con demasiadas cicatrices y cuentas pendientes. Se abrieron las ventanas, entró aire purificador y el Valencia emergió con más coraje que fútbol, aunque con los cimientos igual de carcomidos.

El aviso de coqueteo con el descenso no cambió nada. Un refuerzo, Pepelu, y esperar que la Quinta del Pipo explotara. Lo hizo, permitió soñar hasta tres cuartos de temporada y sostener el trampantojo que es hoy el Valencia. En la base, una vez más, avanzaba la putrefacción. Y no por culpa de Baraja. La falta de inversión es la clave para que el equipo sea sólo aseado al que Baraja tenía que volver a exprimir. Por eso se olvidó del librillo el entrenador cuando la derrota ante Las Palmas le desnudó.

Le salió la vena de capitán del Valencia campeón, sin pelos en la lengua, para reclamar apoyo de la afición. "No es momento de incendios, sino de unirnos y apoyar", dijo. La interpretación de que pretendía parar las protestas contra Peter Lim soliviantó a una afición hastiada. En realidad, era un grito de auxilio porque, sin Mestalla alentando, el Valencia se derrumba y él ya no puede evitarlo. El escudo que protegía y aislaba al vestuario se resquebrajó hace semanas.

Aunque el club se esfuerza por transmitir que mantiene en él una férrea confianza, cuesta pensar que el técnico no sufre el mismo bloqueo que algunos jugadores cuando desarma su sistema para jugar con cinco defensas en Leganés, cuando alinea un once con un debutante en una final, cuando piensa en proteger a Diego López para seguir esperando algo de Canós o echa mano de Almeida de manera acelerada buscando fútbol. No da en la tecla.

Baraja las mismas sensaciones de frustración que Hugo Duro al fallar ante Cillessen. No sabe qué más puede hacer, hay momentos de bloqueo y está solo. La compañía de Marchena le sirvió de refugio los primeros meses. Después recurrió a Chema Sanz y Toni Seligrat, que ya no sigue en el club. Su cuerpo técnico está tan jibarizado como la plantilla y sus recetas ya no llegan a los jugadores. Su apuesta por Rafa Mir le pasa factura y no sólo por el comportamiento que le tiene en los juzgados. El apadrinamiento previo ya generó alguna tensión que sólo podía aliviar un rendimiento deportivo que nunca llegará a producirse. Mir es un jugador perdido para el Valencia.

La situación requiere de una experiencia en el banquillo que no se percibe y la autogestión está a punto de aparecer porque, en debilidad, cualquier orden, como la dada a Mamardashvili de no subir a rematar un córner, o el cambio de Barrenechea, se cuestionan. El entrenador tiene que hacer más o la necesidad de cambio, por miedo que dé, será imperiosa. El Valencia es un club gigantesco en las buenas, pero también en las malas. Por eso es imposible no mirar a Baraja, aunque diga verdades.

El vestuario necesita a su afición, es una realidad aunque duela. Sin la grada, el equipo esté desahuciado. Lo sabe Baraja y lo dijo Gayà. Las protestas, legítimas y necesarias, si traspasan los muros de Mestalla y se convierten en pitidos y amenazas, serán un empujón más al precipicio de Segunda División.

Meriton nunca ha sabido reaccionar ante situaciones así. La visita de la presidenta Layhoon Chan a Paterna es un gesto sin contenido. Uno más. No se olvidan de que cada destitución ha sido un calvario del que ha costado recuperarse. Ya no hay Voro que lo aguante todo. Por eso, le transmiten a Baraja confianza en su trabajo. Además, el vallisoletano tiene la protección de un contrato de cinco millones que, si se rompe, lleva consigo un gasto que lastraría las cuentas. Sólo en Singapur pueden tomar esa decisión. Eso si encuentran un técnico que se ajuste a precio y estimule a una plantilla justa y desorientada. Y la pregunta será de nuevo la misma: ¿se puede salir del infierno?

La noche del hundimiento: el Valencia, colista, destrozado por Las Palmas

Actualizado Lunes, 21 octubre 2024 - 23:23

El Valencia se había acostumbrado a caminar en el alambre como un funambulista experto capaz de zozobrar sin llegar nunca a caerse. Lleva cuatro temporadas alternando el riesgo con algún momento de lucidez que salva campañas de manera inesperada. Alguien creyó que así se puede sobrevivir en LaLiga, olvidándose del suicidio que supone perder toda capacidad competitiva y no tener ni la picardía necesaria para malvivir al borde del abismo. Las Palmas, en tres zarpazos, fue protagonista de la noche del hundimiento. Ante el hastío de 42.452 valencianistas que llenaron Mestalla, le bastaron tres zarpazos para tumbar el trampantojo que hoy es un Valencia muy alejado de la grandeza de su historia. [Narración y estadísticas]

No encuentra Mestalla esperanza para seguir alentando, ni siquiera en el regreso al campo de ídolos como Gayà. Él sólo no puede evitar la caía libre de un equipo que sólo ha sido capaz de sumar una victoria y se hunde en la tabla. Ya no hay una plantilla con quilates que permita pensar en la resurrecciones ni otro Baraja capaz de apartar la desilusión ni canteranos sin vergüenza.

A ansiedad de una noche aciaga se sumó un tarjetero Gil Manzano -14 amarillas y una roja- que acabó por desquiciar a los valencianistas y dejarles con uno menos por la expulsión de Pepelu. Si el equipo estaba entonces desnortado, la doble amarilla al centrocampista acabó por dejarlo a merced de arreones sin conciencia.

Despertar de un pesadilla no es fácil por más que uno se empeñe. El miedo cuesta sacudírselo aunque se abran los ojos y se respire de alivio. Valencia y Las Palmas ni siquiera estaban en esa situación cuando saltaron al césped. Ambos seguía, y seguirán, en un mal sueño. Y eso que Mestalla encontró a su equipo ambicioso en el arranque del partido, como si las dos semanas sin fútbol le hubieran permitido soltar lastre afrontar la final ante el colista con determinación y confianza.

De hecho, arrinconaron a los canarios en su área durante los primeros 20 minutos. Si hay un equipo débil en defensa es la Unión Deportiva, que aún no ha conseguido cerrar su portería y lleva 17 goles encajados, razón por la que recurrió a Diego Martínez antes de que la condena sea imposible de evitar.

A los diez segundos ya vio cómo Canós, solo en el punto de penalti, mandaba a la grada un balón robado por Dani Gómez que recorrió el área sin encontrar rematador. Con esa misma poca claridad se sucedieron los ataques y los saques de esquina hasta que Pepelu puso uno al primer palo, peinó Tárrega al segundo palo pegadísima al palo pero Gil Manzano vio cómo Campaña derribaba a Barrenechea para impedir que la empujara al fondo de la red. No hizo falta ni VAR para que Pepelu se colocara en el punto de penalti y batiera a Cillessen. En 14 minutos, el Valencia pareció haberse liberado de la ansiedad y podía manejar los tiempos.

Logró hacerlo unos minutos más, con otro disparo desde la frontal del capitán que salvó Cillessen, imprescindible para aguantar el marcador corto mientras Las Palmas crecía. Iba a estirar de ellos Fábio Silva, culebreando todo el partido entre Mosquera y Ro, el joven lateral zurdo debutante al que le buscaban las cosquillas. Fue acercarse al área por primera vez y empezar a generar problemas a los valencianistas, que ya solo tuvieron una oportunidad en un derechazo de Thierry que salvó de nuevo el meta neerlandés.

Desde ahí, crecieron los canarios. Probó Essugo, muy desviado, y apareció otra vez Fábio Silva para forzar a Mamardashvili a mostrarse en el partido. La segunda vez ya no pudo lucirse. Al filo del descanso se coló Januzaj por la banda izquierda para soltar un latigazo que el portero georgiano despejó tan corto que lo dejó a los pies de Álex Muñoz. A base de fe habían conseguido igualar un partido que nunca tuvieron de cara.

No es la primera vez que el Valencia se va deshaciendo con el paso de los minutos y Baraja no consigue que sus jugadores mantengan la tensión ni cuando tienen el duelo bajo control.

El regreso al campo no se pareció al inicio. Probó Thierry de nuevo, pero un derechazo de Álex Muñoz demostró que Las Palmas había aprendido la lección. Por eso no tardó en darle la vuelta al marcador. Januzaj, otra vez por el carril izquierdo, encontró a Campaña entre los centrales y el sevillano dejó la pelota atrás para que apareciera Fábio a marcar su gol.

La reacción de Baraja fue buscar a un constructor de juego, Almeida, y a un extremo como Diego López. Después quiso buscar la inyección de ánimo de Mestalla mandando a Gayà al césped cinco meses después de su lesión. Justo cuando el capitán iba a convertirse en un arma de ataque, el plan se deshizo. Una entrada de Marc Cardona al lateral provocó una tángana en la que Kirian, más listo, buscó con un empujón la segunda amarilla de Pepelu y que el Valencia se quedara con diez.

La remontada ya se antojaba imposible, pero la tuvo Hugo Duro en sus botas en el minuto 83. Cara a cara con Cillessen, eligió equivocadamente entregarle el remate a Diego López. De ese fallo nació la jugada que agrandaría la ventaja de Las Palmas. Otra vez Cardona encontró un carril despejado a la espalda de Foulquier y le entregó el remate perfecto a Moleiro en la frontal. El tímido maquillaje para un partido horrible lo puso Gayà con un centro que cabeceó Tàrrega cuando ya todo era un infierno.

Los siete días que endulzaron a Peter Lim una futura (y ventajosa) venta del Valencia

Los siete días que endulzaron a Peter Lim una futura (y ventajosa) venta del Valencia

Hay una luz que el valencianismo ve al final del túnel con más intensidad que hace sólo siete días. La era post Peter Lim se empieza a vislumbrar después de tres movimientos estratégicos que confirman que el empresario, ahora sí, está en disposición de atender a ofertas que puedan serle ventajosas para salir del avispero de Mestalla que él mismo se ha dedicado a agitar desde 2019.

Aunque la atención esté focalizada en tirar del equipo de Rubén Baraja para que salga de la delicada situación deportiva en la que lleva inmerso desde el inicio de la temporada, al fondo de la tabla con seis puntos y sólo una victoria, el origen de los males se sigue viendo en el abandono del máximo accionista y su marcha se sigue coreando en Mestalla a voz en grito en cada partido, con la bandera amarilla de 'Lim Go Home' que ha llegado hasta las puertas de la mismísima casa del magnate en Singapur.

Pero Lim no iba a dejar al Valencia sin exprimir el rendimiento que da el lujo de ser propietario de un club histórico de LaLiga, con la vitrina cuajada de títulos y una masa social que lleva al estadio a 40.000 personas en cada partido, aun con el equipo sufriendo por la permanencia.

En los últimos siete días se han dado los pasos que esperaba para endulzar el valor del club y hacerlo más atractivo a nuevos inversiones. No significa esto que Peter Lim se lance a una venta inmediata, pero sí que le va a ganar dinero.

Para eso era imprescindible el trabajo en busca de la sostenibilidad financiera que llevan persiguiendo sus ejecutivos desde 2021. El máximo accionista empezó por hacer los deberes que estaban en su mano. Tomó las riendas del Valencia en 2014 comprando por 100 millones la deuda de la Fundación, propietaria entonces del 80% del capital social, y renegociando con Bankia, aún no convertida en Caixabank, la deuda con una quita de 60 millones de euros si mantenía el 51% de la propiedad al menos hasta 2026. Además, ha ido prestando asistencia financiera a través de Meriton por un valor que suma alrededor de otros 100 millones.

Han sido préstamos que ha capitalizado para aumentar su control del capital social al 91,55% y de los que el Valencia sólo va a tener que devolver los últimos 35 millones. De hecho, empezará a tener que hacerlo el próximo 15 de diciembre. El 70% lo afrontará en pagos hasta 2028 y el 30% lo tendrá que liquidar el 30 de julio de 2029. No parece que se vayan a agotar esos plazos.

El club ha ido ajustando su gasto y empequeñeciendo su plantilla hasta reducirla a los ingresos por televisión, de manera que incluso en el ejercicio 2023 va a dar beneficios. Y es que las ventas de futbolistas que se han realizado en los últimos dos años no se han reinvertido en jugadores sino que se han destinado a reducir una deuda que supera los 320 millones de euros. O al menos a no engordarla más.

La conocida pancarta de 'Lim go home' en una de las protestas de la afición.

La conocida pancarta de 'Lim go home' en una de las protestas de la afición.EFE

Una deuda contenida y unos gastos operativos equilibrados es lo que Lim exigía para hacer el club más atractivo y, de paso, dejar de prestarle dinero a fondo perdido. Eso ya lo ha conseguido. Además, tiene una plantilla joven, con valores en crecimiento, barata y con contratos cortos.

Nuevo Mestalla

Otros escollos no estaban en su mano. El primero, el embrollo urbanístico del cambio de estadio. Lim compró el Valencia sabiendo que estaba comprometido a cambiar Mestalla por el campo de la Avenida de las Cortes cuyas obras estaban paradas. Sin embargo, nunca le interesó retomarlas hasta que las instituciones le forzaron.

La Generalitat decretó la nulidad por incumplimiento de la Actuación Territorial Estratégica (ATE) que garantizaba al Valencia un mayor, y mejor, aprovechamiento urbanístico del suelo del actual Mestalla y, con ello, un aumento de su valor. También de una parcela anexa al nuevo campo que se puede explotar comercialmente.

Pese a que el Valencia tensó sus relaciones con el Ayuntamiento e incluso llevó a la Generalitat a los juzgados, finalmente alcanzó un acuerdo para mantener esos privilegios y lograr las licencias urbanísticas a cambio de activar las obras de nuevo campo antes del 15 de enero de 2025 y tenerlas finalizadas en el verano de 2027. Ese proyecto de estadio, el enésimo desde 2005, se presentó el pasado 11 de octubre al Ayuntamiento para ser sometido a la valoración de los técnicos y a una auditoría de costes que ya ha encargado el consistorio.

Se trata de un estadio de 70.044 localidades, con cubierta de cables tensados y membrana textil y una fachada ondulada simulando las balconadas del actual Mestalla. Todo con un coste total de 241millones de euros, de los cuales 63 ya estaban invertidos en la estructura actual de hormigón y a los que habría que sumar los 35 del coste del suelo. En total, una obra por encima de los 300 millones.

El Valencia sólo contaba con la financiación de 80 millones de CVC y la venta del terciario y algún inmueble más por valor de 35 para hacer frente a esta inversión. Necesitaba financiación por eso se lanzó a los mercados internaciones y lo hizo con el desbloqueo municipal bajo el brazo.

Los contactos se establecieron hace un año con Goldman Sachs para tantear las posibilidades de financiación y se han acelerado después del verano, con la hoja de ruta urbanística aclarada desde el pasado mes de julio. El Valencia busca los casi 100 millones para hacer frente a las obras y, además, otros 120 para refinanciar su deuda de corto a largo plazo. Esto le permitiría saldar la deuda con Caixabank, principal accionista y ponerse en manos de la firma norteamericana. Quedaría por saber si en esa negociación se incluiría la quita de 60 millones con que penalizarían a Lim si vende su mayoría. De hacerlo, tendría las manos libres.

El acuerdo entre el Valencia y Goldman Sach, con el nuevo estadio como principal garantía, está muy cercano y podría anunciarse en la próxima junta de accionistas, lo que supone dar una patada al balón hacia adelante. Con las finanzas a corto plazo ordenadas y el nuevo estadio desbloqueado, el valor del club en el mercado permite a Lim vender con beneficio.

El cuaderno de venta está ya en manos de las principales consultoras europeas, según desveló el diario AS, y el precio podría rondar entre los 350 y los 400 millones de euros. Es la cifra que también conoce LaLiga. Javier Tebas se ha esforzado en los últimos tiempos en ofrecerse para ayudar al magnate a buscar un comprador.

En ese precio influirá también el tiempo, porque en el momento en que Lim se decida será importante la situación deportiva del equipo. No vale lo mismo un club salvado que en riesgo de descenso o en Segunda.

¿Es la salida de Lim la salvación del Valencia? Depende de quién sea el comprador y de los planes que tenga. Si el interés es deportivo, su inversión tendrá que ser progresiva por las normas de fairplay de LaLiga pero el margen es muy amplio. Si es inmobiliario, todo será mucho más complicado, pero este interés es imprescindible tanto por el compromiso, ahora sí con penalizaciones, de acabar el estadio como por la necesidad de rentabilizar el viejo Mestalla.

Esta vez, a diferencia de en 2014, ni siquiera existirá una figura que pretenda velar por los intereses del valencianismo, aunque entonces se olvidaran de ejercer esa labor. Ahora será Lim y sólo Lim, o sus bancos, quienes decidan.

Así será el Nuevo Mestalla, que costará 241 millones y estará finalizado en julio de 2027

Así será el Nuevo Mestalla, que costará 241 millones y estará finalizado en julio de 2027

El Nuevo Mestalla le va a costar al Valencia 241,2 millones de euros. Así lo refleja la documentación recogida en el proyecto de ejecución que la pasada semana presentó al Ayuntamiento de Valencia. Será un estadio con 70.044 localidades, totalmente cubierto y que estará acabado en julio de 2027, cumpliendo así los plazos marcados por el consistorio.

El coste presupuestado por los autores del proyecto, los arquitectos Mark Fenwich y Javier Iribarren, supera en 20 millones de euros la cifra estimada por el club en el proyecto inicial, que era de 119 millones. Ahora, sólo por los cambios hechos en la cubierta, se eleva a 139,7 millones el precio de la obra que queda por ejecutar, a los que se sumarían los 63 que el club tiene invertidos en la estructura de hormigón. Por tanto, la cifra se iría a los 202, 7 millones, a los que hay que sumar el IVA y el beneficio industrial. En total, el nuevo estadio supondrá para el Valencia un coste de 241,2 millones de euros. Si se suman los 48 millones pagados por el suelo, la cantidad se aproxima a los 300 millones de euros.

Lo más caro es la cubierta, que pasa a ser del 100% de las localidades y los arquitectos presenta ahora como alternativa una solución diferente a la incluida en el proyecto básico del pasado mes de enero. Se trata de una cubierta formada por cables tensados y vigas de acero, cubierta por una membrana textil tensada en lugar de por los paneles de aluminio engatillado. Sería como una "enorme rueda de bicicleta horizontal", describen los arquitectos, que ven esta solución "mucho más ligera y luminosa que la solución inicial".

"Su diseño, de aparente sencillez, se asemeja a un velo que se dejara caer sobre una serie de postes verticales", añaden. Si bien la idea previa de los paneles de aluminio permitían en la instalación de "sistemas de generación de energía fotovoltaica", en este caso los arquitectos puntualizan: "Esta solución cobra sentido si se entiende que en ningún momento de la vida útil se va a tener necesidad de ocupar con paneles fotovoltaicos toda o parte del área de la cubierta".

En cuanto a la fachada, nada ha cambiado. Estará formada por bandas metálicas que en conjunto crean una piel curvilínea, paramétrica y tridimensional, y que hacen de telón de fondo de la imponente presencia del conjunto de pilares metálicos que sostienen la nueva cubierta ligera", recoge la documentación.

La definen como un nuevo concepto que responde " a una nueva filosofía de proyecto coherente con los valores de la nueva propiedad del club". "Sin perder un ápice de espectacularidad, y manteniendo una imagen corporativa, reconocible y elegante, es un edificio más amable con su entorno, más ligero, abierto y ventilado con una mejor relación del visitante con la ciudad que le rodea", añaden.

Fachada exterior del Nuevo Mestalla.

Fachada exterior del Nuevo Mestalla.E.M.

En cuanto a los asientos, la memoria contempla que serán 70.044 y se propone que sean abatibles, así como se mantienen en 900 las plazas de parking frente a las casi 3.500 del proyecto original de hace 15 años. De hecho, buena parte de los sótanos del estadio quedarán, por tanto, en bruto.

Este diseño y su presupuesto será auditado en breve por el consistorio para conocer el importe al que ascenderá y fijar las garantías en caso de incumplimiento.

Máquinas, en mayo de 2025

El Valencia también presentó al Ayuntamiento una cronología de las obras. Si bien está obligado a iniciarlas el 12 de enero de 2025, el inicio de los trabajos se alargará hasta mayo. El 11 de enero el club presentará el acta de replanteo a la que obliga la Ley de Ordenación de la Edificación (LOE). Se trata del documento en el que se detalla que la dirección y de la obra y los constructores, en este caso la UTE, han verificado el proyecto y están conformes, por lo que no hay impedimentos para iniciar las obras.

Después de 15 años, el estadio necesita adecuarse para poder volver a trabajar en él. Eso provoca que el inicio de los trabajos de arquitectura en el interior del estadio se fijen el 21 de mayo de 2025.

El inicio del montaje de la estructura de la cubierta, empezando por los pilares exteriores, llegará el 29 de diciembre de 2026, 16 meses después de iniciarse las obras. De hecho, el hito que marcará la fase final de la obras será la colocación de la cubierta, prevista para el 23 abril de 2027 cuando la entrega del estadio se hará el 11 de julio de 2027.

La previsión es que el Valencia pueda iniciar la temporada 27/28 en su nuevo estadio.

El 'maldito' Morata y el puñetazo en la mesa de Luis de la Fuente: "No estoy agrandado, pero si lo estuviera, me lo habría ganado"

El ‘maldito’ Morata y el puñetazo en la mesa de Luis de la Fuente: “No estoy agrandado, pero si lo estuviera, me lo habría ganado”

Luis de la Fuente está agrandado. O igual no, pero lo parece. Y, visto desde fuera, tiene motivos para estarlo. Esto, que lo puede suscribir casi cualquiera que esté cerca de la selección nacional, lo verbalizó, tal cual, el propio protagonista después de jugar realmente bien contra Serbia este martes en Córdoba.

"El que diga que estoy agrandado queda retratado por sí mismo. Me conocéis como soy, y no es así para nada", comenzó diciendo en la sala de prensa del Nuevo Arcángel. Pero claro, hablar delante de los micrófonos durante mucho tiempo lleva a uno a decir lo que realmente piensa. "¡Es que hay cosas que son ciertas y no hay más! La tierra es redonda, no se puede discutir, y contra las cosas ciertas... No puedes ir contra las cosas ciertas. Estoy muy tranquilo, y no estoy agrandado, pero si lo estuviera, me lo habría ganado. Otros con esta situación tirarían de carisma y no te quiero ni contar", refirió ante las cejas arqueadas de algunos periodistas.

El técnico le robó algo de protagonismo, al final, a Álvaro Morata, que culminó la expulsión de sus demonios en el Nuevo Arcángel de Córdoba. Ante Serbia vivió con naturalidad las primeras ocasiones falladas, se sobrepuso a la presión de lanzar y fallar un penalti y emergió para marcar un gol muy esperado con el que soltaba buena parte del lastre que lleva en una mochila que carga desde hace demasiado tiempo. Cierto es que, desde que confesó su depresión, aquella que desataba una ansiedad incontrolable sólo con atarse las botas, ha encontrado comprensión, reconocimiento y cariño. «La gente me ha ayudado a seguir peleando y luchando», confesaba el delantero que vivió parte de su infancia en Córdoba.

Hay jugadores que calan en los vestuarios y se convierten en imprescindibles para los entrenadores, pero que no conectan con la grada. Ni siquiera con la suya. Un día se valora su rendimiento y al siguiente, ante el más mínimo error, arranca de nuevo el calvario de críticas. Ése era Morata, un jugador con el halo de 'maldito' que está empezando a renacer tras una dolorosa confesión. Por eso no dudó en plantar la pelota en el punto de penalti cuando en el minuto 53, con el marcador a favor por el tempranero gol de Laporte, el colegiado señaló la pena máxima por manos de un central serbio en el minuto 53. Nadie pensaba en otro lanzador pero, pese a respirar hondo, mandó la pelota por encima del larguero de Rajkovic. Era la mejor confirmación de su redención y no la logró. «He pisado tan fuerte que he hecho un agujero en el césped. Es fútbol», se justificada con una sonrisa.

El fallo lejos de provocar el runrún de desaprobación hizo al estadio estallar el gritos de 'Morata, Morata'. Los aficionados, como ocurrió en Murcia, quisieron ayudarle a cerrar todas las heridas. Ya lo hicieron en el minuto 41,tras un testarazo al que llegó forzado y salvó mano abajo el ex mallorquinista Rajkovic. Quiere el seleccionador que sienta que merece la pena seguir poniéndose el brazalete porque su trabajo es imprescindible para el equipo.

Por eso todo el banquillo estalló cuando en el minuto 64 llegó un tanto con el que pone fin a siete partidos sin marcar, su peor racha con la selección. Había que remontarse al primer partido de la Eurocopa ante Croacia para encontrar el último gol del madrileño, que suma 37 como internacional. Está a uno de subirse al podio de los máximos goleadores de la selección porque en el tercer escalón está Fernando Torres con 38.

Pero Morata miraba al equipo. "Estamos en otra fase final y hay que darle valor, porque parece fácil pero no es fácil", reivindicó antes de recordar que se ha logrado con bajas. "Echamos de menos a los lesionados, porque es especial lo que hemos creado, pero hay un montón de jugadores jóvenes que están apareciendo. España tiene futuro increíble", destacó.

El estreno de Laporte

Hubo otro jugador que se reivindicó ante Serbia. Menos herido que Morata pero igual de cuestionado ha estado Aymeric Laporte. Su marcha al fútbol saudí puso un interrogante a su continuidad en la selección en la que debutó en junio de 2021 de la mano de Luis Enrique. Los rumores sobre el estado de forma con el que llegó a Alemania los soportó por su carácter, pero su ascendía en el grupo es notable. Tanto como para ser otro de los capitanes.

Por eso todo el equipo estalló cuando, en apenas cuatro minutos, voló en el segundo palo para cabecear cruzado un centro de Pedro Porro y adelantar a España cuando sólo habían transcurrido cuatro minutos de un duelo en el que Serbia se desmoronó sirviendo a la selección una victoria bajo la lluvia que la coloca en los cuartos de final de la Nations League. Era el primer gol de Laporte como internacional. No había marcado en sus 38 partidos con España, pero tampoco en su etapa en la inferiores de Francia.

Son imprescindibles para De la Fuente Laporte y Morata, como Cucurella, Oyarzabal o Zubimendi. Ninguno de ellos juega en los tres primeros clasificados de la LaLiga. Es más, por primera vez en 104 años, España saltó a un campo sin jugadores del Real Madrid, el Barcelona o el Atlético en su once inicial. El fútbol español se ha internacionalizado tanto que el seleccionador alineó a cuatro futbolistas que juegan en la Premier, uno en Arabia, otro en Francia y otro en Italia, y los que pertenecen a equipos españoles juegan en el Athletic, la Real y el Villarreal.

Zubimendi, de no chutar a pilar del "nuevo edificio" de la España de Luis de la Fuente

Zubimendi, de no chutar a pilar del “nuevo edificio” de la España de Luis de la Fuente

España encontró su patrón de juego y casi su once hace apenas cuatro meses y ya está obligado a cambiarlo. Lo que para otro seleccionador hubiera sido un quebradero de cabeza a Luis de la Fuente no le supone un peso. Tiene que «construir un nuevo edificio» pero dispone de materiales de primera para hacerlo, jugadores imprescindibles en cualquier gran equipo que con la selección no encontraban su lugar. En esos cimientos está Martín Zubimendi, a quien los galones no le condicionan e incluso se arrancó como goleador en Murcia. 28 partidos como internacional para alimentar la broma del vestuario de que nunca quiere chutar. Soltó un derechazo desde la frontal a un balón cabeceado por Merino que acabó en la red y desnudando las manos blandas de Kasper Schmeichel.

Este tímido futbolista, estratégico campeón de ajedrez capaz de rechazar suculentas ofertas del Manchester City y el Liverpool para seguir en «su Real», ya se ha sumado al grupo de imprescindibles ejemplificando que De la Fuente ya alimenta a la nueva generación de jugadores que deben ser el sostén en el Mundial de Estados Unidos dentro de dos años.

Zubimendi lleva 13 partidos como internacional absoluto, 28 desde que debutó en 2017 en la Sub-17 con Santi Denia. Nunca ha faltado en las listas de Luis de la Fuente y, a pesar de eso, su rol siempre fue claramente suplente. Primero, porque Rodrigo ya lo era ante Busquets y después porque la figura del jugador del City emergió con una rotundidad que le cerró el paso... hasta la Eurocopa.

Sólo había tenido 112 minutos en tres partidos oficiales: los dos de clasificación ante Georgia y Chipre, el único en el que fue titular. Esa parecía ser la tónica: salir con los partidos o clasificación resuelta. Eso pasó ante Albania, Croacia o Francia. Pero la lesión de Rodri en la final le permitió mostrar durante 45 minutos todo lo que tiene. «Puede caminar en el alambre sin ponerse nervioso», describía el seleccionador.

Lo mismo hizo ante Serbia, como titular por la sanción del madrileño, y de nuevo por sus problemas físicos ante Suiza. Y ahí se quedará por mucho tiempo. «Siempre digo que Rodri es el mejor del mundo y Zubimendi el segundo», ha insistido el seleccionador. Si además marca y da puntos, su prestancia es mayor.

No suele hacerlo, aunque en apenas dos meses de competición ya suma dos. Marcó ante el Rayo Vallecano en la primera jornada de Liga y frente a Dinamarca, que era su primer tanto internacional en todas las categorías. Sin embargo, golear no le es ajeno pese a vivir tan lejos del área. Suma 9 en su carrera, cuatro marcados la pasada temporada al Granada, Almería, Villarreal y Alavés. Las temporadas anteriores también las cerró con al menos un gol.

La capacidad de sumar puntos con sus tantos no es lo que seduce a De la Fuente. Le confía la estructura de la nueva España que está obligado a perfilar sin que todo se derrumbe. Ante Dinamarca, el equipo creció «no sé si porque lo hizo Zubimendi en la segunda parte o lo que hicimos permitió que creciera Martín», se preguntaba el seleccionador tras el encuentro. «Todos los proyectos se consolidan mejor desde la victoria. Hay jugadores en la recámara muy talentosos que nos permite mirar el futuro de manera tranquila. Teníamos un bloque cohesionado y ahora hay que construir otro edificio», añadió.

No será la España rápida e intimidatoria que se engrasó en la Euro, pero no renuncia a ese camino. «Dominar todas las facetas del juego es imposible y, en las diferentes exigencias, este equipo se comporta bien. Esa variedad te hace ser un equipo solvente, seguro, hasta en los partidos que se atascan un poco. Seguimos creciendo ahora que hay que conformar un equipo nuevo», repitió.

La próxima piedra deberán ponerla en Córdoba frente a Serbia, con otro contratiempo que será los problemas físicos de Lamine Yamal y la posibilidad de cerrar la clasificación para los novedosos cuartos de final de la Nations League.

De la Fuente desconvoca a Lamine Yamal por sobrecarga y llama a Rodrigo Riquelme para el duelo ante Serbia

Actualizado Domingo, 13 octubre 2024 - 17:07

"No vamos a poner en riesgo a los jugadores". Palabra que Luis de la Fuente ha cumplido. El seleccionador ha mandado a Barcelona a Lamine Yamal después de que se retirara cojeando del estadio Enrique Roca de Murcia tras el duelo ante Dinamarca. El joven futbolista sufre una sobrecarga en el isquiotibial de la pierna izquierda y ha sido desconvocado. En su lugar el seleccionador ha llamado a Rodrigo Riquelme.

El cuidado a Lamine Yamal es algo que se venía reclamando después de ver la plaga de lesiones que azota a los internacionales que disputaron la Eurocopa y son imprescindibles para sus clubes. En apenas dos meses de competición, lleva disputados 14 partidos y 1.107 minutos.

Ya se cuestionó que disputara 90 minutos ante Serbia con un césped en mal estado, aunque tuvo 45 minutos de descanso frente a Suiza. Los daneses, sin embargo, se esforzaron en pararle de todas las formas posibles, incluso con duras faltas.

De regreso a Madrid, el jugador fue sometido esta mañana a una resonancia magnética que, según ha comunicado la Federación, "no han detectado una lesión estructural y los servicios médicos de la RFEF confirman que se trata de una sobrecarga".

"Priorizando la salud del jugador y para evitar cualquier riesgo de lesión, ante la inmediatez del partido contra Serbia, se decide desconvocarlo", añaden.

Era justo lo que el FC Barcelona pretendía: que el futbolista regresara cuanto antes para empezar su recuperación porque al equipo se le empina el calendario. El domingo recibirá al Sevilla en en Montjuic, un partido al que es probable que no llegue, al menos por precaución, pero tres días después aparece el duelo en Champions ante el Bayern para acabar la semana visitando el Bernabéu para el Clásico.

Llamada a Riquelme

La baja de Lamine Yamal se suma a las sobrevenidas en plena concentración de Nico Williams y Yeremy Pino. Por eso, la decisión de Luis de la Fuente de liberar al jugador ha estado acompañada de la llamada de Rodrigo Riquelme porque el seleccionador quiere tener más alternativas. El jugador del Atlético a mediodía ya estaba en la Ciudad del Fútbol para entrenar con el equipo.

Riquelme es un futbolista que conoce muy bien de su etapa en la Sub-21 que forma parte de ese "futuro" que el seleccionador recuerda que otorga tranquilidad a España. De hecho, debutó como internacional absoluto hace un año en los partidos de clasificación para la Eurocopa ante Chipre y Georgia. Después no volvió a ser convocado.

Los golpes ponen a Lamine Yamal en duda para el duelo ante Serbia: “Con su edad y su talento tratan de intimidarlo, es la ley del fútbol”

Actualizado Domingo, 13 octubre 2024 - 01:45

La protección a Lamine Yamal, por su edad y por la atracción que genera en los rivales, se ha convertido en un debate recurrente en las convocatorias de la selección pero ayer dejó el plano teórico y pasó al práctico. El joven jugador salió el estadio Enrique Roca de Murcia cojeando de la pierna izquierda después de haber jugado 93 minutos y haber recibido entradas le costaron tarjeta amarilla a los defensas daneses.

El temor es que sea una sobrecarga muscular por el esfuerzo y los golpes que acumula el futbolista, imprescindible tanto para el Barça como para la selección. Si Hansi Flick sólo ha renunciado a su titularidad ante Osasuna -la única derrota en Liga de los azulgrana-, Luis de la Fuente le ha alineado no sólo en los tres duelos disputados en esta Nations League ante Serbia, Suiza y Dinamarca, sino que en la Eurocopa sólo prescindió de él ante Albania. Como campeón de Europa y a sus 17 años, Yamal lleva disputados 14 partidos y 1.107 minutos en apenas dos meses de competición.

Además, ser la estrella de España, el jugador más diferencial, le ha puesto en el foco de los rivales, que tienen la intención de pararle como sea. Los daneses lo hicieron con muchas ayudas... y también a base de patadas. "Le dan patadas... como decía un amigo mío: ¿qué queréis que le dé besos?", trataba de naturalizar De la Fuente. "Los rivales se emplean contra él con dureza, hasta el límite del reglamento, es cierto. Ante ese talento y esa edad, lo que tratan es de intimidar y buscar el contacto. Es la ley del fútbol. Él tendrá que aprender de esto y tratar de quitarse el balón antes para evitar esas entradas", auguró el seleccionador.

No será consuelo su argumentación si debido a esos problemas musculares pierde a otro futbolista para el partido en Córdoba ante Serbia que puede dejar encarrilado la clasificación para los cuartos de final de la Nations League sin esperar a los duelos de noviembre ante Dinamarca en Copenhague y Suiza en Tenerife.

Porro y Morata

Otros dos nombres propios de la victoria de España en Murcia fueron Álvaro Morata. Las confesiones del delantero sobre sus problemas de salud mental coparon la previa y se convirtieron en una ola de cariño hacia él. Las 29.000 personas que acudieron al Enrique Roca corearon su nombre en algún momento del partido y le ovacionaron cuando De la Fuente lo sacó del campo. "Eso es lo que buscábamos, que le transmitieran cariño y seguridad, y estoy orgulloso de que los aficionados hayan reaccionado así. Ojalá se repita en otros campos", deseó el seleccionador.

El otro protagonista, esta vez más por lo que hizo en el campo que por la reacción de la grada, fue Pedro Porro. El extremeño pudo quitarse el peso de encima de no haber jugado ni un solo minuto como internacional en el que España fuera ganando el partido. Su debut ante Escocia fue estrepitoso, como el de todo el equipo, y ante Dinamarca, por la baja de Carvajal y la retirada de Navas, De la Fuente volvió a darle la confianza.

El lateral se convirtió en mucho momentos en un buen arma ofensiva del equipo, con desparpajo. "Con Pedro siempre hemos contado, pero en otros momentos hemos tenido la visión subjetiva de que Dani y Jesús estaban mejor. Ahora está en unas circunstancias tiene que aprovechar y está muy bien en el Tottenham", explicó el seleccionador.

La victoria ante Dinamarca deja a España como líder de grupo y la encarrila hacia los cuartos de final, a los que llegarán el primero y segundo de cada grupo. Pero, además, tiene gusto a superación por la cantidad de bajas que acumula el equipo. "Todos los proyectos se consolidan mejor desde la victoria. Hay jugadores en la recámara muy talentosos que nos permiten mirar el futuro de manera tranquila. Teníamos un bloque cohesionado y ahora hay que construir otro edificio". Palabra de seleccionador.

Zubimendi saca el colmillo para llevar a España al liderato de su grupo en la Nations League

Actualizado Sábado, 12 octubre 2024 - 23:04

Cuando más atragantada parecía España, apareció el discreto Martín Zubimendi para, de una dentellada, destrozar los planes de Dinamarca y poner a España al frente del grupo en la Nations League. Le habían dado galones y los estaba luciendo incluso en el área. Si en la primera parte, justo cuando el equipo empezaba a carburar, se le escapó el gol, en el minuto 79, cuando había fallado el aluvión de ocasiones con el que mantuvo esforzado a Kasper Schmeichel, el balón que se encontró acabó en el fondo de la portería por su colmillo. Un justo premio a un trabajo más insistente que brillante. [Narración y estadísticas]

Era justo lo que De la Fuente pretendía. No le podía saltar las costuras pese a que tuviera que remendar su once. Aquellos que tenían que alzar la mano lo hicieron. Pedro Porro borró su mácula ante Escocia emulando el desparpajo de Carvajal en ataque, ayudando a Lamine Yamal y encontrando cómo evitar que los daneses colapsaran esa banda que peleaban a dentelladas.

Dinamarca en ningún momento se sintió víctima, pero tampoco se lanzó en tromba. Llegó a Murcia a proteger su liderato con la lección bien aprendida. De hecho, Raya fue el primer portero en atajar, un remate de Dolberg ganándole la carrera a un Laporte que, durante mucho minutos, pareció lejos del partido.

España empezó a mostrar sus señas. Otros nombres, mismo estilo. El estadio se estremecía cada vez que Lamine tocaba la pelota, pero el primero en probar fue Grimaldo, que le ganó el lateral a Cucurella porque De la Fuente buscaba profundidad con Oyarzabal con querencia al centro. Apareció también Pedri para sorprender a Morata con un taconazo que le dejaba ante Schmeichel. El capitán ya intuía que le tocaba un partido de brega ante un equipo que enredaba a España conforme se acercaba al área. Reclamó un penalti por un derribo casi en la línea lateral del área, pero la campeona de Europa no conseguía desatar su vendaval aunque generaba ráfagas que parecían presagiar que el gol estaba próximo. Lo tuvo Morata con un disparo cruzado que lamió el poste. De nuevo Schmeichel tuvo que esforzarse en salvar el duro disparo de Yamal que luego, como Pedri, vio cómo los centrales daneses evitaban dos remates con los que hubiera tumbado su portería.

Ahí se acabó se acabó la tensión del equipo de De la Fuente. Dinamarca lo detectó y entendió que era su momento. Comandó una contra Eriksen, venció a Laporte y le ofreció tensa la pelota para que Gronbaek sólo la empujara... pero se encontró con la mano de Raya. España se espesaba por momentos y empezaba a temerse un susto. Lo dio Laporte en un rechace que caso sorprende al meta del Arsenal. Tenía que estirarse la campeona y así lo entendió Pedro Porro al filo del descanso con un pase en profundidad a la carrera de Lamine que, incomprensiblemente, no acabó en el fondo de la portería.

El seleccionador entendió lo que necesitaba el equipo, que arrancó la segunda parte dispuesto a cercar el área danesa como fuera. Lamine, poco acertado en este duelo, no dejó de intentarlo en ningún momento, pero hacía falta más: el talento de Baena y el sostén de Mikel Merino. España volvió a tomar aire, pero su ocasiones no hallaban portería. Hasta lo intentó Laporte con un pase filtrado que dejaba a Morata en el cuerpo a cuerpo con el guardameta danés.

La pelota no quería entrar y la grada reclamaba a Joselu como salvador. No le entregó De la Fuente a Cucurella, pero sí al ex delantero del Real Madrid. Mientras, Dinamarca movía todas sus piezas sin conseguir que nadie inquietara a David Raya. Entonces llegó el gol de Zubimendi, con ayuda de la defensa nórdica y la colaboración de arquero que, como su padre, no se llevará un buen recuerdo de España.

La larguísima revisión del VAR puso en duda un tanto que la grada celebró hasta tres veces en medio de una fiesta que conmemoraba que la campeona de Europa, remendada por culpa de las lesiones, regresaba para entregar la Copa de su afición. Sin bajas, espera Serbia en Córdoba.