Neom SC o el camino para ser el club más rico del mundo con un estadio a 350 metros de altura en mitad del desierto

Neom SC o el camino para ser el club más rico del mundo con un estadio a 350 metros de altura en mitad del desierto

Entre todos los delirios megalómanos con los que Arabia Saudí pretende cambiar su imagen en el exterior sobresale Neom, un descomunal proyecto urbanístico en la provincia de Tabuk, al noroeste del país. Desde 2018, la familia real viene publicitando a bombo y platillo esta utopía futurista, que incluye The Line, una ciudad formada por una sola hilera de rascacielos, con 170 km de largo, 500 metros de alto y 200 de ancho, ideada para nueve millones de habitantes.

Mucho menos conocidos son, sin embargo, los planes del príncipe heredero, Muhammad bin Salman, respecto al Neom SC, un modesto club recién ascendido a la primera división saudí. Entre tanto sigilo, el periodista británico James Montague ha viajado a la zona para evaluar sus progresos, recogidos en Engulfed: How Saudi Arabia Bought Sport (Bonnier Books, 2025), un libro que llegará a nuestro país a finales de año. Antes, EL MUNDO ha conversado con el autor para arrojar algo más de luz sobre el Neom SC, el equipo que ya rivaliza con Real Madrid, Manchester City o PSG para convertirse en el más rico del mundo.

"Los accesos son muy complicados y parece imposible llegar hasta allí, pero claro que se puede. Hay hoteles y complejos turísticos abiertos, aunque completamente vacíos, así que de momento es muy difícil comprender su verdadera escala", arranca Montague sobre las obras en The Line, que en los últimos meses han sufrido un frenazo debido a sus desaforados costes.

De los 500.000 millones de dólares presupuestados de inicio se ha pasado a una cifra cuatro veces superior. Todo parece poco para la joya de la corona de Vision 2030, el plan con el que BinSalman pretende diversificar la economía y reducir su dependencia del petróleo. Y en ese frenético despliegue de poder blando, el fútbol juega un papel esencial.

El pasado 11 de diciembre, la FIFA designó a Arabia Saudí como sede única del Mundial 2034. El mayor triunfo, a nivel de imagen, de un régimen autocrático que ya había invertido enormes sumas en el circuito LIV de golf, la Fórmula 1 o las veladas de boxeo y artes marciales mixtas. A través de su fondo soberano (FIP), la monarquía saudí tampoco dudó en comprar el Newcastle, reciente campeón de la Copa de la Liga inglesa, ni en incorporar a Cristiano Ronaldo, Karim Benzema o Neymar, estrellas de la Saudi Pro League (el brasileño ya no está).

Interior del campo del Neom.

Interior del campo del Neom.E. M.

Lo que ha pasado con mayor sigilo fue su apuesta por el Neom SC. Al modo de Red Bull en Leipzig o Salzburgo, la familia real rastreó en busca de un equipo humilde, situado en la pequeña ciudad de Tabuk, tomó las riendas para reconstruirlo y utilizarlo como vehículo promocional. El pasado enero incorporó al delantero argelino Saïd Benrahma, procedente del Olympique de Lyon, como complemento a los fichajes de Salman Al-Faraj, capitán de la selección saudí, y el egipcio Ahmed Hegazi, ex del West Brom.

La prioridad, a corto plazo, era incluir al club entre los cuatro grandes del país (Al-Hilal y Al-Nassr, ambos de Riad, más Al-Ittihad y Al-Ahli, en Jeddah). "Me sorprendería que la próxima temporada el Neom SC no incorporase otros grandes nombres, incluso alguno de los más importantes", vaticina Montague, para quien el objetivo de largo alcance será "la conquista del Mundial de Clubes de la FIFA".

Grandes nombres

Hace apenas un mes, Sky Sports adelantó el interés de Neom por Kevin de Bruyne, un veterano en busca de nuevos horizontes después de 10 años en el Manchester City. Otros rumores recientes apuntan a Jorginho, que no cuenta para Mikel Arteta en el Arsenal, y André Onana, portero del Manchester United. En caso de concretarse, estas operaciones deberían pasar el filtro del ya célebre comité que regula las contrataciones en Arabia. "De ese modo aseguran el equilibrio competitivo y evitan que un equipo lo acapare todo", explica Montague. No hace falta mencionar que la última palabra en la toma de decisiones correspondería al príncipe heredero.

"Bin Salman se ha involucrado personalmente y tiene grandes expectativas con Neom. El hecho de que el Mundial también vaya a disputarse allí demuestra la importancia del proyecto deportivo. A la luz de todo esto parece claro que Neom es demasiado grande como para quebrar", añade el periodista, en referencia a las turbulencias aireadas el pasado noviembre tras el adiós del CEO, Nadhmi al-Nasr.

Proyecto imparable

Según una auditoría interna a la que ha tenido acceso The New York Times, la falta de mano de obra y los problemas con la electricidad estarían provocando múltiples retrasos y sobrecostes. En cualquier caso, Montague no encuentra razones para temer un contagio hacia el fútbol: "Neom no ha colapsado. Lo que sucede es todo nació con una ambición desmesurada".

El autor de Engulfed, en cambio, prefiere situar el foco en el futurista estadio de Neom, proyectado a 350 metros de altura -algo así como el Empire State Building- e incrustado entre gigantescas paredes de cristal a orillas del Mar Rojo. "Han acortado los plazos y sus pretensiones. Los 170 km iniciales de The Line se reducirán a tan sólo dos, donde construirán el recinto del Mundial", analiza sobre esta colosal obra de ingeniería, alimentada con energías renovables. "Aunque actúan de un modo bastante secreto, podemos saber que algo enorme está sucediendo por el gran número de trabajadores asiáticos que van allí y la enorme cantidad de acero que se está enviando, nada menos que el 20% de la producción mundial", concluye.

El nuevo empujón de Arabia Saudí: tentar a Vinicius, una Superliga de ciclismo, 100 millones para boxeo y “no tirar el dinero”

Actualizado Martes, 7 enero 2025 - 20:15

Arabia Saudí fichó a Cristiano Ronaldo, tentó sin suerte a Kylian Mbappé y persigue ahora a Vinicius, que mientras perfila su próxima renovación con el Real Madrid tantea su valor de mercado en tierras árabes. Sabe el brasileño, y especialmente sus agentes, que el Gobierno saudí lo dará todo por convertir su país en una potencia mundial a todos los niveles. Y eso incluye el fútbol y el deporte. El príncipe heredero, Mohamed bin Salmán, de sólo 39

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Qatar, dos años después del Mundial: exprimiendo los 200.000 millones, denuncias y la ‘amenaza’ de la vecina Arabia Saudí

Actualizado Martes, 17 diciembre 2024 - 00:05

Cada 18 de diciembre, Qatar celebra su día nacional, la conmemoración de la unificación de 1878. Y en esta época en la que los estados del Golfo Pérsico usan el deporte para abrirse más al mundo y reconstruir su imagen en el exterior, el emirato está entregado al fútbol. Hace dos años, ese mismo día 18 de este mes, el Estadio Lusail acogió la coronación de Leo Messi y Argentina en la final de uno de los Mundiales más socialmente polémicos de la historia. Mañana, de nuevo día 18, Doha recibe al Real Madrid para disputar ante el Pachuca mexicano la final de la Copa Intercontinental.

Los 24 meses que separan los dos eventos, ambos organizados por la FIFA en suelo catarí, sirven de excusa para reflexionar y analizar lo sucedido, y lo que no, en Qatar después de la Copa del Mundo. "Volveré, estaremos aquí para revisar todo y todos ustedes se habrán ido", declaró Gianni Infantino, presidente del máximo organismo del fútbol mundial, ante la prensa crítica en el cierre del torneo de 2022.

Desde la elección de Qatar como sede del Mundial, las denuncias de los organismos internacionales sobre las condiciones de los trabajadores y la falta de derechos humanos en el país árabe llenaron las portadas de los medios de comunicación de todo el mundo. Según una investigación del diario británico 'The Guardian', más de 6.500 obreros de Bangladesh, Nepal, India, Pakistán y Sri Lanka fallecieron durante la construcción de los estadios. Y después del fútbol, siguen las denuncias. Amnistía Internacional asegura que "los avances en la mejora de los derechos laborales se han estancado desde que terminó el torneo y los cientos de miles de trabajadores que sufrieron abusos y se vieron afectados siguen sin tener acceso a justicia y reparación", y habla de "un progreso limitado".

"Muchos perdieron su dinero"

Según el organismo, las mejoras se concretan en la libertad de los trabajadores migrantes para salir del país, que antes no tenían, y leyes para limitar la exposición al calor durante el trabajo. Pero insisten en que cientos de miles de trabajadores extranjeros habían pagado una tasa reembolsable para poder trabajar en la construcción de estadios y todavía hay una gran parte que no la ha recibido. "Muchos perdieron su dinero, su salud e incluso su vida mientras la FIFA y Qatar negaban su responsabilidad. Desde el final del torneo se ha hecho muy poco y estos trabajadores no pueden caer en el olvido", declaró Steve Cockburn, director de Justicia Económica y Social de Amnistía Internacional.

Durante los últimos días del Mundial de 2022, Infantino anunció la creación del 'FIFA Qatar 2022 Legacy Fund', una plataforma en la que se invertirían 50 millones de dólares para crear programas sociales y, entre otras cosas, apoyar las reclamaciones de los trabajadores. El proyecto ha arrancado hace sólo unas semanas y para los críticos se trata de una cantidad escasa, centrando su mirada en los 7.500 millones que generó el torneo.

Mientras, la realidad futbolística de Qatar no se ha detenido. El país acogió la Copa Asia de este año, organizará la Copa Árabe de 2025 y mantiene vivo su sueño de convertirse en sede de unos Juegos Olímpicos, con el año 2036 en la cabeza. Todo para exprimir y maximizar los 200.000 millones, el dato no oficial que más se ha comentado, que invirtió el país para 2022. Los estadios siguen a pleno rendimiento, pero ahora mezclan el fútbol con la cultura, otro de los grandes objetivos del país a medio plazo para continuar alicatando su imagen.

Batalla geopolítica y futbolística

El Gobierno planeaba desmantelar alguno, como el famoso 974 construido con contenedores, pero de momento sigue en pie. Y otros en los que iba a disminuir el aforo, lo mantiene. ¿Por qué? En parte, por el desafío de un vecino que amenaza con arrebatarle protagonismo: Arabia Saudí. Los saudíes, que acogieron la Copa Intercontinental del año pasado, acaban de confirmarse como sede del Mundial 2034 a pesar de las denuncias de organismos como Amnistía Internacional. Desde hace varios veranos han invertido cientos de millones en su liga de fútbol, con el fichaje de Cristiano Ronaldo como pico de la pirámide, y han obligado al fútbol mundial a desviar la mirada desde Doha a Riad.

Se trata de una batalla geopolítica y futbolística que parece no tener fin, con los Juegos Olímpicos como objetivo último de ambos estados petroleros. Qatar, que entregó toda su inversión al Mundial y a aquel PSG de Mbappé, Neymar y Messi, trata ahora de cambiar su centro de la diana para competir a nivel local con Arabia. Este verano han tenido eco los fichajes de los españoles Joselu, Luis Alberto o David García por equipos de la liga catarí, donde ya estaba otra ex estrella como Verratti, pero Arabia sigue reinando a la hora de acumular talento europeo.

El asalto de Arabia al tenis mundial: 2.000 millones y 90 días para contestar

El asalto de Arabia al tenis mundial: 2.000 millones y 90 días para contestar

Ya es sabido: Arabia Saudí quiere adueñarse del deporte a toda prisa. Primero fue la Fórmula 1, con un Gran Premio propio y una oferta para comprar el Mundial. Luego el fútbol, con los fichajes de Cristiano Ronaldo, Karim Benzema o Neymar. Después el golf, con la creación del LIV Golf y el acuerdo con estrellas como Jon Rahm. Recientemente el boxeo, con las últimas veladas de Tyson Fury y Anthony Joshua. ¿Y qué toca ahora? El tenis.

Antes del Masters 1000 de Madrid de mayo, la ATP, la WTA y varios de los torneos más grandes del mundo deben decidir si se venden al archimillonario fondo soberano del país árabe (PIF) o si siguen su propio camino. La primera opción es más fácil: el dinero todo lo simplifica. La segunda opción es romántica: el deporte mantendría su independencia. ¿Qué se decidirá? Nadie sabe. Pero parece que Arabia Saudí se saldrá con la suya.

La vía más idealista es demasiado compleja. Desde hace varios meses, los cuatro Grand Slam trabajan para crear un circuito nuevo llamado Premier Tour que otorgue más importancia a los Masters 1000 y blinde el calendario: habría 14 torneos para los 100 primeros y las 100 primeras del ranking y el resto, los actuales ATP 500 y ATP 250, quedarían reservados para jóvenes y aspirantes. Con ello, se aseguraría a las televisiones más duelos entre los mejores del mundo, se evitaría la actual sobresaturación de partidos, se pondría orden en el actual caos organizativo y se avanzaría en la fusión entre ATP y WTA. El problema, como siempre, es el presupuesto.

Para desarrollar el proyecto se necesitan inversores, que todos los torneos ganen más que ahora y, entre otras cosas, convencer a los jugadores. El circuito masculino genera 270 millones de euros anuales por los 105 millones que genera el circuito femenino y unirlos podría suponer un perjuicio para los tenistas.

Millones para todos

Por eso la oferta de Arabia Saudí se supone vencedora. Según informaba esta semana 'The Telegraph', el PIF ha ofrecido 2.000 millones de dólares a la ATP, la WTA y a los organizadores de torneos para crear un circuito unificado de hombres y mujeres con premios abundantes para todos. Como en el Premier Tour sólo jugarían los y las 100 mejores, se ordenaría el calendario, se multiplicarían los beneficios y se obtendría un deporte igualitario, pero habría una diferencia: los Grand Slam no estarían al mando.

Podrían unirse al proyecto, sí, pero no serían los impulsores y está por ver su importancia en el calendario. El sábado pasado, en los primeros días del Masters 1000 de Indian Wells, el actual presidente de la ATP, el ex jugador Andrea Gaudenzi, se reunió con los responsables de los Masters 1000 para explicarles la propuesta e invitarles a responder lo más rápido posible. La propuesta de Arabia tiene 90 días de caducidad y el tiempo corre.

Ahora es el momento de las negociaciones,. La ATP ya había firmado un extenso patrocinio con el PIF, varios eventos ya tenían empresas saudíes como sponsors y muchas estrellas ya han sucumbido ante los encantos saudíes. Rafa Nadal, embajador del país, es el gran ejemplo, pero Novak Djokovic, Carlos Alcaraz, Daniil Medvedev, Jannik Sinner y Holger Rune también habían aceptado jugar un torneo de exhibición allí el próximo otoño.

En realidad, en el tenis, de momento, sólo ha aparecido una voz realmente contraria a Arabia Saudí. Craig Tiley, el responsable del Open de Australia, era el ideólogo del Premier Tour y ahora su proyecto, su figura e incluso su Grand Slam están en riesgo. Arabia Saudí siempre ha querido un Masters 1000 y si acaba montando su propio circuito organizará un torneo en invierno, cuando el clima allí es más aceptable. Si eso ocurre, el evento de Melbourne podría volver a perder su relevancia, su prestigio, su cartel. En definitiva, como le pasó antes a otros deportes, el tenis está ahora en la encrucijada: o venderse a Arabia Saudí o seguir su propio camino.