Más deporte
Ken Stornes supera los 34,25 del francés Côme Girardøt en un deporte que surgió en los 70 en Noruega entre los jóvenes para ligar.
Hay nueve mundos en la mitología nórdica y Ken Stornes (Harstad, Noruega, 1988), como el resto de los humanos, se encuentra en Midgard, aunque quién lo diría. Stornes no es un vikingo, pero lo parece. Su aspecto es fiero, imponente y su estilo de vida es parecido al de la antigua civilización que atemorizó al mundo desde Noruega, totalmente nómada y temerario. “Me gusta estar incómodo, si estoy cómodo mucho rato, me deprimo”, dijo en una entrevista reciente.
Luchador de artes marciales y de MMA, un día un amigo le propuso entrar en las Fuerzas Especiales del Ejército Noruego tras el año de servicio militar. Stornes, acostumbrado a los entrenamientos duros, consiguió entrar y su amigo fracasó. Lo hizo en enero, en Noruega, a -25 grados centígrados, con todo lo que eso supone. “Me enamoré del frío”, confesó.
A partir de entonces sirvió cinco años en el ejército, incluida una misión en 2011 en Afganistán, hasta que un accidente de coche le partió la espalda y le obligó a dejar una profesión que amaba y, según los médicos, a abandonar un estilo de vida basado en el fitness y la gimnasia. Pero él tenía otros planes. “El día que salí del hospital me fui al gimnasio a hacer flexiones de piernas sin peso”, reveló.
Así que, dispuesto a encontrar un nuevo camino que llenara “el vacío” que le había dejado el ejército se dedicó a los deportes extremos. Jiujitsu, gimnasia y tricking, una especie de parkour, son su dosis habitual y más normal de locura, el Death Diving o Døds es lo que le llevará al Valhalla (el cielo nórdico) sin pasar por el famoso Bifrost protegido por el dios Heimdall.
Stornes acaba de batir, de nuevo, el récord de Death Diving desde un acantilado en su Noruega natal. El ex soldado de 35 años se ha lanzado desde una roca situada a 40,5 metros de altura. Para hacerlo, debía tirar una piedra previamente para romper la superficie del agua y que esta no tuviese la consistencia de una capa de cemento cuando él la atravesase a más de 100 kilómetros por hora.
“De nuevo, traemos el récord de Death Dive a Noruega, donde pertenece”, escribió en su publicación de Instagram en la que se puede ver el salto de este superhombre. Stornes recuperaba la marca que le había sido arrebatada por el francés Côme Girardøt este mismo verano. Girardøt se lanzaba desde 34,25 metros cuando la altura previa de Stornes era de 31,3.
Filosofía
“Mi objetivo es ser mejor cada día. No me esperaba tener tanta atención en esto del Death diving”, contó Stornes en una entrevista previa. Pero la atención que recibe, más de 500 mil seguidores en Instagram, no es sólo por el deporte que practica, también por la filosofía de vida que predica basada en el ejercicio. “Todos podemos hacer de todo, sólo hay que moverse”, cuenta. En su caso, es el soldado que sigue habitando en él el que le “empuja a hacer cosas”.
Resulta curioso, que el deporte que eligió, es una variación de una disciplina que nació como algo absolutamente trivial. El Døds apareció en los 70 Frognerbadet, un complejo de piscinas, en donde diferentes jóvenes de Oslo se reunían para hacer piruetas desde el trampolín de 10 metros para impresionar a las chicas presentes. Uno de los pioneros fue Erling Bruno Hovden, guitarrista de los Raga Rockers. Hoy ya hay campeonatos nacionales en Noruega en los que se entrega el Premio Bruno a los mejores saltadores.
Los saltos pueden contener piruetas en el aire o simplemente dejarse caer con brazos y piernas estiradas, como si se bajara en caída libre solo que sin paracaídas. Eso sí, tienen una condición que es ponerse en posición fetal justo antes de entrar al agua introduciendo manos y pies primero. Para entendernos, como cuando estando de pie e intentamos tocarnos las puntas de los pies.
Ken Stornes asegura que el Death Diving ha transformado su vida. El vikingo sin vértigo y sin miedo hace de sobrepasar los límites un modo de vida. Hay que tener en cuenta que sus récords son en aguas de Noruega que, en esta época del año, deben de rondar los cinco grados centígrados. Pero, como el propio Stornes escribe en su Instagram: “Siempre haz, lo que te de miedo hacer”.
P.D. Niños, no hagáis esto en casa.