Los goles de Guerreiro, Bellingham, Adeyemi y Brandt evidencian la superioridad del Dortmund, que deja a los hispalenses en situación crítica, con un solo punto (1-4).
Adeyemi festeja el 0-3 ante Gudelj, Bono y Kike Salas.AFP
El Borussia Dortmund puso fin a una época en el Sevilla con una justa goleada (1-4) en el Ramón Sánchez-Pizjuán. La grada pidió la dimisión del presidente Pepe Castro y Jorge Sampaoli será el encargado de resucitar a un equipo destrozado.
Cinco minutos duró el duelo para Julen Lopetegui. Un pase desgarrador de Jude Bellingham de banda a banda, una mágica recepción de Raphael Guerreiro y un disparo inalcanzable para Bono sirvieron para derribar el enlutecido entusiasmo. Un gol para reblandecer las heridas. Menos de lo mismo en el Sevilla. Equipo poroso, lento y desordenado. Tuvo su ocasión Youssef En-Nesyri en esos primeros compases, pero la estrelló por dos veces contra el portero. El marroquí no está. Sin pausa no hay toreo. Muerde con las encías. Es un delantero obtuso y ansioso.
El ariete sevillista fue protagonista en el minuto 20. Tras una pérdida y una contra velocísima del Borussia Dortmund, recibió la roja tras su desesperado apoyo en defensa. El arbitro, Maurizio Mariani, tras las reiteradas protestas y la consulta del VAR, le indultó por falta previa de Karim Adeyemi a Jesús Navas. Una vida extra para los nervionenses, aunque no sirviera de mucho.
Impasible hacia la tragedia
Se envileció el partido. Muchas faltas, interrupciones y un erial en la medular. Nico Schlotterbeck y Niklas Süle, los centrales de los alemanes, achicaban con entereza. Isco y Suso apenas entraban en juego. Cuando los locales atacaban, el balón parecía emerger pausadamente de una cueva. Los negriamarillos, sin embargo, se plantaban en el área rival con apenas dos zancadas.
En el 35, En-Nesyri recuperó un balón cerca del área visitante. Ivan Rakitic abrió a la banda. Suso centró al área, donde su nueve esperaba. El marroquí cabeceó fuerte y abajo, pero Alexander Meyer palmeó a un lado. En el córner posterior, fue Alex Telles el que disparó arriba un balón que le había llegado regalado a los pies. El corazón llegaba donde el fútbol no alcanzaba. Una ilusión ciega, porque el Sevilla caminaba impasible hacia la tragedia.
Bellingham, al borde del descanso, caracoleó con el balón en los pies en una mejilla del área. Burló a Nemanja Gudelj y batió con un suave disparo raso al meta sevillista. Apenas unos minutos después, tras una gran jugada individual de Youssoufa Moukoko, Adeyemi marcó a placer tras el primer rechazo de Bono. El 0 a 3 cayó pesadamente sobre las gradas del Sánchez-Pizjuán.
Lopetegui y Monchi, tras el pitido final en el Sánchez-Pizjuán.EFE
¿Cómo salir del vestuario tras un marcador así? Con dignidad y paciencia. En-Nesyri cabeceó a gol, cómodo por la abulia de su marcador, a los cinco minutos de la reanudación. El Sevilla creyó en el milagro. Gonzalo Montiel y Erik Lamela ya en el campo. Su equipo se estiró y rondó la meta germana. Se encendió el estadio. Papu Gómez y Thomas Delaney salieron también belicosos. Los de Lopetegui no perdieron la cabeza, ni dejaron huecos en su búsqueda del aún lejano empate. Los de Edin Terzic atravesaban su peor momento y defendían el marcador enmarañando el juego. Les bastó con eso.
Pasaban los minutos en balde para los sevillistas. El gol no llegaba y el cansancio bajó las pulsaciones. Con poco sentenció el Dortmund. En el 74, tras un mal marcaje de Kike Salas, Julian Brandt anotó de cabeza el 1-4, poniendo punto y final la tímida reacción local. Fin de un partido, fin de un ciclo. El futuro empieza mañana.
El público es de finales felices. No les importa el desarrollo de una historia sino si el bien acaba venciendo al mal al acabar el metraje. Normalmente, en las películas de sobremesa suele ocurrir. Los planes de los malos siempre se acaban frustrando porque el bueno siempre tiene un as en la manga, pero el Atlético se quedó sin cartas a 10 minutos de los 90. [Narración y Estadísticas, 2-1]
El fútbol no es de buenos o malos. O sí. El Atlético fue el que hizo todo no solo para ganar, sino para arrasar. Pero la falta de puntería no le ayudó y a punto estuvo de pagarlo caro si la fortuna no le hubiera sonreído al final en forma de larguero. Por dos veces. Y eso que los rojiblancos salieron armados hasta los dientes.
Con una metralleta salió el Atlético en el Metropolitano. Mordiendo, robando y amenazando. Griezmann demostró que su pie ya estaba listo tras un pase maravilloso a Morata en el segundo minuto de partido que, de haber estado más rápido el madrileño, el marcador se habría inaugurado igual de rápido que ayer en el Bernabéu.
El tanto llegaría un minuto después tras un regalo de la defensa alemana (no sería el único). Se vino Maatsen al medio a ayudar a sacar el balón a Kobel e intentó hacer una descarga con el exterior en el balcón del área con tres rojiblancos echándole el aliento. De Paul, el que estaba más cerca, recogió el balón y lo embocó con el portero descolocado.
De Paul festeja su tanto.JUANJO MARTINEFE
Error infantil que se repetiría unos minutos después. Antes aún tuvo el Atlético un par de ellas más: una chilena floja de Lino y un disparo de Griezmann que se hubiera colado si no hubiera intervenido un defensa. Entonces, llegó el minuto 31 y Hummels y Schlotterbeck se estorbaron tras un saque de banda a favor, aceptó el balón Morata que lo cedió a Griezmann para que el francés, con una picadita, dejara solo a Lino. El brasileño remató con frialdad. Hombres contra niños.
Cómo estaría la situación del equipo alemán para que el entrenador, Edin Terzic, llamara a sus jugadores a la banda, aprovechando que se había parado el juego para una asistencia médica, para intentar corregir el atropello que estaban sufriendo los pupilos. Algo sirvió, al filo del descanso, un disparo lejano de Maatsen obligó a Oblak a realizar una buena parada. Era el primero del partido de los alemanes.
Temía Simeone la intensidad de los germanos, los que más imprimen de los ocho equipos de cuartos, según dijo. Sin embargo, los que no dejaron respirar a los amarillos fueron los soldados del argentino. Quisieron repetir el plan ante Las Palmas en Liga, presión-robo-gol. No funcionó igual el plan que en la competición doméstica.
Griezmann y Lino celebran el tanto del brasileño.JUANJO MARTINEFE
Algo tenían que cambiar los alemanes y ese algo se llamaba Julian Brandt, su mejor jugador esta temporada. El mayor asistente de los germanos y el tercer máximo goleador. En solo cinco minutos ya se notó su salida al campo con varios pases y peligrosas diagonales que el Atlético no supo cómo controlar.
Entonces apareció el de siempre, para volver a tomar la manija del partido. Ya sea lanzando a sus compañeros como hizo con Molina o parando el juego para aprovechar la ventaja de la primera parte. Griezmann demostró por qué es el segundo mejor jugador de esta Champions para la UEFA.
Entre el francés y Koke, decidieron que su equipo siguiera soñando y consiguieron que los alemanes se mantuvieran dormidos. No es lo mismo soñar que dormir. Y según el resultado interesaba más lo segundo que lo primero. Mediada la segunda parte llevaban los rojiblancos un 70% de posesión.
Mal final
Por si el dominio no fuera suficiente, nunca lo es en Champions, Griezmann se propuso alargar la ventaja del Atlético, consciente de lo que le cuesta al equipo fuera de casa. Pudo hacerlo si Lino llega a embocar ante Kobel un saque de falta del francés que le plantó solo al segundo palo. El portero se lució. Tuvo otra el brasileño que también marró, pero el balón que le puso Llorente había salido previemente por línea de fondo.
Y no lo fue. Lo que parecía un rodillo rojiblanco, se desinfló con un gol de Haller en una jugada aislada en la que pareció que se ayudaba de la mano. Cuatro minutos después, el susto pudo crecer si dos remates alemanes hubieran caído cinco centímetros. El larguero salvo al Atlético por dos veces. Triste final para un partido en el que se pudo amarrar media eliminatoria.
Ya conocemos las eliminatorias de cuartos de final de la Champions League. Real Madrid - Manchester City, PSG - Barcelona, Atlético - Dortmund y Arsenal - Bayern. Aquí desgranamos las virtudes y defectos de los rivales de los españoles.
Madrid-City: un ogro casi inmejorable
El pasado verano, feliz tras el éxtasis de su primera Liga de Campeones, el Manchester City salió al mercado y se gastó 241 millones. Así, como si necesitara darle la vuelta a un equipo en reconstrucción, como si no tuviera ya la mejor, o una de las dos mejores, plantillas de toda Europa. Llegaron el defensa croata Josko Gvardiol por 90 millones, el delantero portugués Matheus Nunes por 62, el centrocampista belga Jeremy Doku por 60 y el centrocampista croata Mateo Kovacic por 29. Y ahora, ya en marzo, ninguno de ellos está entre los diez futbolistas con más minutos de la plantilla de Pep Guardiola esta temporada.
Ese resumen de los fichajes, su coste y su utilización habla a la perfección sobre los escasos ajustes que ha necesitado hacer el técnico de Santpedor en los últimos meses. Su Manchester City, el mismo Manchester City que le metió cuatro goles al Real Madrid en la vuelta de las semifinales del año pasado, sigue siendo una máquina de jugar al fútbol con las mismas piezas.
Ahí está Erling Haaland, con 29 goles en 33 partidos, en un curso lejos de números históricos pero cerca de la voracidad anotadora que ha mostrado siempre. Ahí está Kevin De Bruyne, de vuelta de una lesión que sólo le ha permitido disputar 700 minutos, pero que le hace llegar fresco al cruce con el Madrid, al que ya marcó en el Bernabéu el año pasado. Y ahí está Rodri, eje del campeón, con más de 3.000 minutos, y 7 goles, esta campaña.
Todo pasa por las botas del español, quizás más que nunca, en un equipo que sufrió un pequeño bache en la Premier al inicio de curso y ahora se jugará la liga en primavera contra el Arsenal y el Liverpool, de los que les separa un sólo punto. Puede ser que ahí, en la necesidad de seguir compitiendo el torneo doméstico, surja una pequeña ventaja para el Madrid, líder de la Liga con siete puntos de ventaja sobre el Girona.
Pero la realidad es que este City tiene argumentos de sobra para competir en todas las competiciones. Prueba de ello es el triplete del curso pasado: Champions, Premier y FA Cup. De momento, y a pesar de las dificultades, este año sigue vivo en las tres. Y lo hace, en parte, gracias a un fondo de armario que asusta. El portero Ederson se lesionó ante el Liverpool y es duda para la eliminatoria, siendo el único lunar de cara a la lista contra el Madrid. Mientras, en defensa Walker, Dias, Aké, Akanji, Gvardiol y Stones se reparten los tres puestos defensivos que está usando Guardiola en sus alineaciones. Sí, sólo tres. El técnico está metiendo ahora a Stones como segundo mediocentro, al lado de Rodri, pero sus laterales ya son centrocampistas, no defensas.
Foden, Julián Álvarez y Doku, además de Grealish, ahora lesionado, comparten rol en las bandas, dejando dos puestos en la mediapunta que siempre, salvo lesión o rotaciones, son para De Bruyne y Bernardo Silva. El belga marcó en la ida contra el Madrid y el portugués anotó el primero de la vuelta, iniciando la goleada. Son los creadores del miedo: las arrancadas y remates de Haaland, que viene de marcar 5 goles en un partido de FA Cup ante el Luton y acumula 7 en los últimos cuatro encuentros. Estuvo un mes fuera por una lesión en el pie, pero ya está de nuevo en forma.
Así es el club que suma mayor valor de mercado en su plantilla: 1.270 millones. Un ogro casi inmejorable que volverá a medir el nivel del Real Madrid.
PSG-Barça: los jóvenes y Luis Enrique
YOAN VALATEFE
Hablar del PSG, hasta el próximo 30 de junio, es hablar, cómo no, de Kylian Mbappé. Pero el conjunto que entrena Luis Enrique es también mucho más que el talentoso delantero francés. El ex seleccionador y ex técnico del Barça ha sabido apostar por la incorporación de talentos jóvenes y ha encontrado también en otro ex azulgrana, Ousmane Dembélé, al mejor escudero para su gran estrella. El Mosquito parece haberse librado por fin de la plaga de lesiones que minaron su etapa barcelonista y acumula 12 asistencias en los 32 partidos que ha jugado esta temporada.
Menos presencia, en cambio, ha tenido un Marco Asensio que no acaba de convencer al asturiano y que, tras estar dos meses y medio de baja por una lesión en el pie, ha vuelto ahora al dique seco por unos problemas musculares.
En la zaga, el brasileño Lucas Beraldo, quien llegó al club en el pasado mercado de invierno, se ha convertido en una pieza fundamental a pesar de que sólo tiene 20 años. Su progresión ha sido fulgurante desde que debutó en 2022 con el Sao Paulo. En la banda derecha, mientras, cuenta con la presencia de un Achraf Hakimi que combina sus cualidades defensivas con una nada desdeñable aportación en ataque. Bajo los palos, cómo no, el titular indiscutible es el italiano Gianluigi Donnarumma, a pesar de que su juego con los pies no es en absoluto todo lo bueno que desearía su técnico.
De ahí, precisamente, que apostara por incorporar al ex azulgrana Arnau Tenas el verano pasado, pero el arquero, formado en las categorías inferiores del Barça, sólo ha jugado tres partidos este curso. Está en periodo de aprendizaje.
En el centro del campo, mientras, el equipo parisino cuenta también con otro talento joven que ha firmado un rápido ascenso hacia la élite: Warren Zaïre-Emery. Este futbolista, que prácticamente acaba de cumplir los 18 años, fue el debutante más joven en la historia de la entidad al estrenarse con el PSG con tan sólo 16 años y cinco meses y ya ha jugado también con la selección francesa. En cuanto a otro centrocampista bien conocido por la afición española, Fabián Ruiz, su presencia en la medular ha sido un tanto intermitente y, en los dos últimos duelos del equipo francés en la Ligue1, ni siquiera ha tenido minutos.
Un Dortmund a la deriva
INA FASSBENDERAFP
Desde 2015, durante la última temporada de Jürgen Klopp, el Borussia Dortmund no vivía una situación tan convulsa. No sólo sobre la hierba, donde el equipo muestra una irregularidad desesperante, sino también en los despachos. Con el entrenador y el director ejecutivo en la puerta de salida, aquel Dortmund modélico de hace una década navega hoy a la deriva. A 20 puntos del liderato en la Bundesliga, el único objetivo plausible hasta fin de curso será conseguir un billete para la próxima Champions. Y asegurar así la supervivencia económica. Si no cumple con esta premisa, el peligro de convertirse en un equipo de la zona media parece más que real en la cuenca del Ruhr.
Ayer, tras definir al Atlético como "un pequeño monstruo de las eliminatorias", Edin Terzic tuvo que hacer frente a alguna pregunta maliciosa en torno a la ausencia de sus mejores futbolistas en la selección alemana. Julian Brandt, Mats Hummels, Niklas Süle, Emre Can y Nico Schlotterbeck no cuentan para Julian Nagelsmann, que sólo ha convocado a Niclas Füllkrug de cara a los amistosos ante Francia y Países Bajos. En realidad, los periodistas no sólo pretendían analizar la decadencia de este Borussia, sino abordar otra cuestión de fondo. ¿Cómo es posible que el Dortmund quiera contratar a Nagelsmann como relevo de Terzic si ni él mismo confía en estos jugadores para la Eurocopa?
A esa cuestión debería responder Hans-Joachim Watzke, uno de los CEO más longevos del fútbol europeo, con 23 temporadas en el cargo. Sin embargo, el ejecutivo que hizo explotar a Erling Haaland o Jude Bellingham ya ha anunciado su marcha en 2025. Lo más probable, que a su baja se sume la de Matthias Sammer -histórico capitán del equipo campeón en 1997- que venía ejerciendo como consejero durante desde 2018. Sin ellos, la reconstrucción se antoja aún más incierta.
Casi 10 meses después de aquel 2-2 ante el Mainz, que le apartó del título de la Bundesliga en la última jornada, las críticas contra Terzic siguen marcando el día a día del Dortmund. Al mal juego del equipo ha habido que sumar dos notorias decepciones. Gio Reyna, llamado a liderar el proyecto, tuvo que salir cedido hace un mes al Nottingham Forest. Y el goleador Sebastian Haller sólo disputó cuatro partidos como titular en verano antes de perderse los dos últimos meses por una lesión de tobillo.
Las derrotas ligueras ante Bayern, Stuttgart o Leipzig y la eliminación copera frente al conjunto de Sebastian Hoeness mermaron la ilusión de la ruidosa Südtribüne. La llegada en enero de Jadon Sancho, sumado a las pinceladas de calidad de Hummels y Brandt, bastaron ante el PSV. Pero este Dortmund, donde el único futbolista que ha brillado por encima de la media es Gregor Kobel, su portero, tiene aún demasiadas cosas que mejorar para sorprender al Atlético.
La UEFA ya ha designado al árbitro que pitará la final de la Champions del próximo día 1 de junio, que enfrentará al Real Madrid y al Borussia Dortmund en el estadio de Wembley. Será Slavko Vincic, colegiado esloveno, de 44 años, que cuenta con más de una década de experiencia internacional a sus espaldas.
Después de haber dirigido la final de la Europa League entre entre el Eintracht de Franckfurt y los Rangers en 2022, el esloveno podrá vivir su segunda gran final continental. Un premio que se produce cuatro años después de que viviera su experiencia personal más dura.
El anecdótico episodio sucedió en mayo de 2020, en medio de la pandemia que obligó, entre cosas, a disputar todos los encuentros a puerta cerrada. Ese mes saltó la noticia de que había sido detenido, junto a otras 35 personas, en una redada policial contra una red de prostitución, tráfico de drogas y de armas cuando se encontraba en Bosnia-Herzegovina.
Vincic había sido invitado a comer por uno de sus socios cuando, de repente, se vio rodeado por policías sin saber muy bien cuál era el motivo. Al parecer, la operación giraba en torno a la influencer Tijana Maksimovic, que estaba acusada de pertenecer a esa red. Finalmente, el colegiado testificó ante la policía que desconocía totalmente quiénes eran aquellas personas y pudo regresar a su país absuelto de todos los cargos. Todo quedó en un gran susto.
HISTORIAL
Esta temporada, el colegiado ha dirigido un total de siete partidos en la Champions, entre ellos, el Borussia- Atlético de Madrid que terminó con la caída de los de Simeone en cuartos de final. Sin embargo, nunca ha tenido la oportunidad de arbitrar a los de Ancelotti, por lo que su actuación en la final será una incógnita.
Durante la competición, el esloveno ha mostrado un total de 19 cartulinas amarillas, siendo el PSG-Milan el encuentro donde más la enseñó con 6 ocasiones.