Míchel: “Mi objetivo número uno es recuperar a los jugadores, que se sientan bien anímicamente”

Míchel: "Mi objetivo número uno es recuperar a los jugadores, que se sientan bien anímicamente"

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El Girona lleva una temporada complicada. Tras 33 jornadas en Liga, sin contar los empates, suma sólo nueve victorias. Un bagaje que le sitúa decimosexto en la tabla y que hace que el ambiente en el vestuario no sea precisamente esperanzador. Sin embargo, pese a esta delicada situación, su entrenador, Míchel, intenta verlo de una forma optimista. Así, tras el último traspiés -el empate cedido ante el Leganés, desperdiciando una superioridad numérica durante más de una hora- el técnico madrileño lo enfoca pensando que no fueron dos puntos perdidos, “sino que estamos a uno más cerca de conseguir nuestro objetivo”.

A los catalanes les quedan cinco jornadas por delante, donde se enfrentarán al Mallorca, Villarreal, Valladolid, Real Sociedad y Atlético. En Liga, por debajo solo figuran cuatro rivales, lo que supone que en caso de derrotas o empates el regreso a Segunda División quedaría muy cerca.

Sobre este posible descenso habló Míchel, comentando que él también estaba “frustrado” y pensó que “nos podíamos ir abajo”. El encuentro contra el Leganés le costó la tranquilidad, dejando así ver gestos como el de reventar una botella contra el suelo. La noche tampoco le dio tregua: “Tengo los gemelos destrozados, parece que jugué yo el partido. Llegué a casa a las 11 y algo, me tumbé en el sofá, me quedé medio dormido y me desperté a las cuatro de la mañana. A partir de ahí ya no conseguí conciliar el sueño”.

“Cariño, comprensión y diálogo”

La situación de su equipo es sorprendente, sobre todo a la luz de su trayectoria durante el curso pasado, cuando ocuparon la tercera plaza, sólo por detrás de Real Madrid y Barcelona. De los 38 partidos jugados, ganaron 25, perdiendo tan sólo siete. Estos buenos resultados fueron los que les permitieron colarse en la Champions por primera vez en su historia, competición de la que se marcharon rápido, cayendo en la primera fase. La presencia en el gran torneo continental provocó un indudable desgaste de energía, la necesaria para sobrevivir en Liga.

Este ambiente tan difícil que se vive en el vestuario es algo que el preparador vallecano busca gestionar. Quiere “recuperar” a sus jugadores, acompañarles “a través del cariño, de la comprensión y del diálogo”. “Gestionar todo esto no es fácil y yo les tengo que dar las herramientas. Más que 4-4-2 o 3-5-2 mi cabeza está en cómo recuperar a los jugadores y que ellos se sientan bien anímicamente”, concluyó.

El control de las expectativas

Estas palabras de Míchel llegaron con motivo de la presentación del proyecto Save Football, donde ejerce como embajador, y que tiene a Rubén Godoy como fundador. El objetivo de esta iniciativa es la de mejorar las situaciones de violencia y de odio que se viven en el fútbol base, buscando reeducar desde abajo, en las categorías previas al profesionalismo.

Otro de los puntos tratados fue el de las expectativas sobre jugadores, algo que Míchel también vinculó con su club. “Las expectativas de este año del Girona nos han hecho muchísimo daño. Las hemos intentado controlar, las que vienen de fuera, pero al final hacen daño. Hay que tener mucha empatía con el jugador, el staff… no es fácil”, finalizó.

kpd