Condenan a 13 años y medio de cárcel al ex seleccionador femenino de baloncesto en categorías inferiores por agredir sexualmente a una menor de 13 años

Condenan a 13 años y medio de cárcel al ex seleccionador femenino de baloncesto en categorías inferiores por agredir sexualmente a una menor de 13 años

El entrenador de baloncesto femenino Mario López ha sido condenado a 13 años y 6 meses de cárcel por un delito continuado de agresión sexual contra una jugadora que solo tenía 13 años cuando comenzaron los abusos. La Audiencia Provincial de Bizkaia otorga “plena fiabilidad” al relato de la denunciante que desde 1998 a 2001 sufrió los abusos de quien era su entrenador en las categorías inferiores del club baloncesto Gernika. La sentencia advierte de que López se aprovechó del “amedrantamiento y sumisión” que ejercía sobre sus jugadoras para utilizarla en sus abusos con la víctima, una prometedora jugadora cuyo rendimiento cayó en picado tras los primeros encuentros con su técnico.

Una ex jugadora del club baloncesto Gernika decidió en 2022 denunciar ante el juzgado de guardia las “cincuenta” agresiones sexuales que sufrió entre julio de 1998 y enero de 2002. Habían pasado 20 años pero la víctima, en una declaración por escrito, desveló que había comenzado a sufrir los abusos cuando solo tenía 13 años y medio de edad. Su relato, al que los jueces otorgan “plena credibilidad”, narra cómo padeció los primeros tocamientos cuando acudió con Mario López a ver un partido de baloncesto al domicilio familiar del afamado entrenador.

La víctima sufrió las consecuencias del “amedrantamiento y sumisión” que López imponía a sus jugadoras. La investigación judicial y la vista oral han acreditado que desde sus tiempos de entrenador escolar, Mario López sometía a sus plantillas a una exigencia máxima. La jugadora que sufrió los abusos era una de las promesas del equipo de Gernika y su pasión por el baloncesto aumentó la dependencia hacia el técnico que debía cuidar de su formación.

La sentencia de la que ha sido ponente el magistrado José Ignacio Arévalo en un tribunal conformado por las magistradas Cristina de Vicente y Susana Junquera describe un comportamiento del técnico que roza el maltrato psicológico con sus jugadoras. “Vio agresividad contra sus jugadoras, era de ese perfil de entrenadores que machacan a sus propias jugadoras”, llegó a señalar un técnico rival que intervino como testigo.

La víctima llegó a recordar medio centenar de abusos que López cometió tanto en su domicilio familiar, como en dos viajes deportivos y en el propio piso en el que residía la menor con sus padres. Los jueces advierten además de la vulnerabilidad que sufría la jugadora por los problemas de consumo de alcohol de sus progenitores, una circunstancia que agravó su indefensión y la dificultad para denunciar los hechos que estaba sufriendo.

La jugadora, además, había llamado la atención de técnicos y rivales cuando militaba en las categorías inferiores y en los equipos de López adquirió la condición de capitana. El técnico negó inicialmente cualquier tipo de contacto sexual con su víctima pero con posterioridad -tanto en la fase de instrucción como durante la vista oral- llegó a reconocer entre 5 y 6 encuentros sexuales consentidos con “besos y caricias”. Encuentros que, según la versión del entrenador, distaban mucho de los relatados por su víctima.

La mujer aseguró que fue obligada por López a masturbarle y a practicarle felaciones tanto en Gernika como en un viaje a Valencia. Además, también describió una penetración anal en una agresión violenta. La víctima abandonó el baloncesto pero pudo rehacer su vida. Veinte años después de los hechos, interpuso una denuncia contra Mario López, uno de los técnicos más premiados del baloncesto vasco. Al desvelarse su presunta implicación en estos abusos en junio de 2022, López sufrió una creciente presión social. “A partir de ahí mi vida es un infierno”, reconoció durante el juicio el entrenador que tuvo un intento de suicidio. “La voluntad de la denunciante fue quebrada con violencia y con intimidación”, constata la sentencia sobre el ‘infierno’ que veinte años antes padeció una joven jugadora de baloncesto.

kpd